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6. La fachada del mediodia presenta la inscripcion principal en idioma frances, como sigue, en letras mayusculas romanas :

ICI REPOSE

MARIANO LOUIS DE URQUIJO,

ANCIEN MINISTRE

ET PREMIER SECRÉTAIRE D'ÉTAT
D'ESPAGNE,

DÉCÉDÉ A PARIS LE 3 MAI 1817,
AGÉ DE QUARANTE-NEUF ANS:
VRAI PHILOSOPHE CHRÉTIEN;
MODESTE DANS LA PROSPÉRITÉ,
FORT DANS L'ADVERSITÉ;
POLITIQUE ÉCLAIRÉ;

SAVANT

PROTECTEUR DES SCIENCES ET DES ARTS; BON FILS;

FIDÈLE A L'AMITIÉ,

COMPATISSANT POUR LES MALHEUREUX,
SES AMIS,

SA FAMILLE DÉSOLÉE,
L'HUMANITÉ ENTIÈRE,
PARTICULIÈREMENT L'ESPAGNE
SA BIENAIMÉE PATRIE,

LE REGRETTERONT TOUJOURS.

TERRE, SOIS-LUT LÉGÈRE.

En la fachada del norte se puso igual inscripcion en español, como sigue :

aprobar los principios adoptados en Francia, muchas providencias del gobierno, y la constitucion civil del clero. A poco tiempo fué nombrado inquisidor general de España don Manuel Abad y la Sierra, arzobispo de Selimbria, y antiguo obispo de Astorga. Era hermano del delatado, y bastó semejante circunstancia para no dar curso al proceso : yo lo ví en Zaragoza el año 1813.

2. El obispo de Murcia y Cartagena don Victoriano Lopez Gonzalo, fué procesado por jansenista y sospechoso de otras heregías, año 1800, de resultas de haber aprobado y permitido defender en el seminario conciliar algunas conclusiones relativas á la aplicacion del valor del santo sacrificio de la misa y otros puntos conexos con éste pero tampoco pasó : del sumario la causa, porque el obispo, noticioso de la conjuracion de algunos teologos escolasticos del partido jesuitico, representó al inquisidor general, en 4 de noviembre de dicho aup, con tanto cumulo de doctrinas y razones, que contuvo los procedimientos del consejo, quien sin embargo pasó adelante por lo respectivo á las conclusiones con ocasion de otras que se defendieron sobre mila

gros, en los dias primero y segundo de julio de 1801; contra las cuales se conjuraron casi. todos los calificadores.

3. Estaba entonces el asunto del jansenismo en una efervescencia extraordinaria : los jesuitas españoles habian vuelto al reyno, en virtud de permiso dado año 1798: renovaron la existencia de partidos de la escuela jesui-¦ tica, designando como jansenistas á todos los que no adoptasen sus opiniones y maximas ultramontanas; turbaron la tranquilidad conservada desde su expulsion; y finalmente se condujeron tan impoliticamente que fué necesario expelerlos de nuevo. El corto tiempo de su mansion dejó semilla perpetua de discordias, despues de haber producido multitud de delaciones al Santo- Oficio. A ellos se deben las egecutadas contra la condesa del Montijo, contra los obispos de Salamanca, Cuenca y Murcia, y contra los canónigos Rodrigalvarez, Linacero y otros ya citados. El obispo de Cuenca don Antonio Palafox hizo una vigorosa representacion contra ellos er general, año 1801. Rodrigalvarez y Posads canónigos de San Isidro de Madrid, otr el mismo año contra su compañero dor

tasar Calvo, cuya imprudencia llegó al extremo de predicar en la iglesia, que había conciliabulo de heréges jansenistas en casa de una señora del mas alto rango (designando con mil señas á la condesa del Montijo), y poco menos hizo el padre Guerrero, prior del convento del Rosario de Madrid; siendo lo peor que Pio VII, mal informado por el nuncio Cassoni, escribió á Calvo y Guerrero, dandoles gracias por su zelo de la religion católica y devocion á la silla apostólica, exôrtandoles á proseguir sosteniendo la buena causa y ellos, engreidos cada uno con su breve pontificio, se enardecieron de manera que no es facil saber en que hubiese parado el incendio, si el principe de la Paz no lo apagára con su autoridad por medios diferentes ya directos ya indirectos.

4. La imputacion de jansenismo á don Antonio y don Jeronimo de la Cuesta, mandados prender entonces (de cuya causa he dado noticia en el capítulo 24), dió motivo á que se formase despues proceso en el Santo-Oficio contra don Rafael de Muzquiz, arzobispo de Santiago, exobispo de Avila y exconfesor de la reyna Luisa, esposa del rey Carlos IV.

Siendo Muzquiz obispo de Avila, había sido verdadero enemigo de los dos hermanos Cuestas, y autor principal de la persecucion de estos inocentes, para la cual se auxilió de don Vicente Soto de Valcarcel, dignidad y canónigo de Avila, despues obispo de Valladolid. Las defensas vigorosas de don Jeronimo Cuesta pusieron á Muzquiz, arzobispo ya de Santiago, en necesidad de defenderse á sí mismo de la nota de falso calumniador. Hizo éste varias representaciones en las cuales puso su causa de peor calidad, injuriando á los inquisidores de Valladolid y aun al inquisidor general, pues les imputaba crímen de parcialidad y colusion con Cuesta, cuya osadia le puso en peligro inminente de prision y de ser declarado incurso en las censuras y penas de la bula de san Pio contra los que ofenden á los inquisidores en asuntos relativos al SantoOficio, si la dignidad episcopal no fuera obstáculo. Por fin fué multado en ocho mil ducados, y el obispo de Valladolid en cuatro mil; pero aquel hubiera experimentado mucho mas funesta suerte, si no hubiese conseguido la proteccion de una dama que pudo lograr del principe de la Paz interpusiera su

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