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CAPITULO X

ÚLTIMO PRELADO DE SIGÜENZA EN EL SIGLO XV Y PRIMEROS DEL XVI

I

DON BERNARDINO LÓPEZ CARVAJAL

1495 á 1511

Patria, padres y familia.-Sus estudios y grados en Salamanca.-Pasa á Roma.-Es nombrado Obispo de Astorga y trasladado á Badajoz.-Cardenal con el título de los Santos Marcelino y Pedro.-Es promovido á la Silla de Sigüenza.-Concesiones del Papa Alejandro VI en favor del Prelado y del Cabildo-Ensanche de Sigüenza.-Generosidad del Cabildo.-El claustro de la Catedral.-Varios Estatutos.-Notable regalo del Sr. Carvajal para la Iglesia.-Medias anatas.-Celo por el esplendor del culto.-El pasamanos de mármol.-Circulan tristes rumores.-El conciliábulo de Pisa.-El Sr. Carvajal es depuesto de su Prelacía y Cardenalato.-Reconoce su culpa y es repuesto en la dignidad cardenalicia.—Su muerte y epitafio.—Muestras de sentimiento que hace el Cabildo.-Fundación de aniversario.

Al Gran Cardenal de España D. Pedro González de Mendoza sucedió en la Sede Seguntina el Reverendísimo Sr. D. Bernardino López de Carvajal, nacido en la ciudad de Plasencia el año 1455, y cuyos padres fueron D. Francisco López de Carvajal, Señor de la villa de Torrejón el Rubio, y D. Aldonza de Sande. Era tío suyo el célebre Cardenal y Obispo de Plasencia, residente in curia D. Juan de Carvajal.

A los once años comenzó sus estudios en la Universidad de Salamanca, optando por la carrera de artes y teología, conforme á los deseos de su tío, y no por la de jurisprudencia y derecho canónico, como le indicaban sus amigos. De su talento y aplicación es evi

dente prueba verle Bachiller en 1472. Licenciado en 1478 y Maestro en 1480, y lo que más dice en favor de su ciencia y excelente conducta es que, cuando sólo era Bachiller y tenía veintidós años, se le confió que interinase la Cátedra de Prima que leía el Maestro Osma. Todavía se lee en el Registro de Autos de la insigne Universidad salmantina que el martes 28 de Julio del año 1478. teniendo necesidad de ausentarse el Maestro Osma y previo el consentimiento de aquel tan respetable claustro, "nombró por su sustituto durante ella al Bachiller Bernardino de Carvajal, y en caso de impedimento, al Bachiller Diego de Deza, de cuyo nombramiento fueron muy contentos los oyentes". El mencionado Registro, en actas de varios claustros, muestra al sabio y distinguido joven Carvajal ocupando el Rectorado por los años de 1480 y siguientes.

El Cardenal de España, nuestro D. Pedro González de Mendoza, que tenía dón especial para la elección de personas y era apasionado de los sabios, tan pronto como tuvo noticia por su Secretario D. Diego de Muros de las relevantes cualidades de Carvajal, en su noble afán de utilizar para la Iglesia y el Estado los hombres de valía, llamó á su lado á D. Bernardino. El cual se presentó por entonces opositor á la Doctoral vacante en Plasencia, y previos los ejercicios de oposición, le nombró el Cabildo para aquella Canonjía, pero se suscitó pleito sobre su posesión por no ser jurista; sin embargo, creyéndose Carvajal con derecho á la Prebenda, se fué á Roma para defenderlo.

Marchó allá con recomendaciones del Cardenal Mendoza, quien, para más autorizarle, procuró se le invistiese con título de Embajador de los Reyes Católicos, y ya por eso, ya por la influencia personal de que allí gozaba su venerable tio D. Juan, fué bien recibido en la Corte Pontificia.

Por muerte del Obispo de Astorga D. García Alvarez de Toledo, en 1488, los Reyes Católicos, agradecidos á la buena gestión de su encargado en Roma D. Bernardino de Carvajal en los asuntos que se le habían confiado, le presentaron para la Sede vacante. Un año fué el Sr. Carvajal Prelado de Astorga, siendo trasladado á Badajoz en 1489 y á Cartagena en los últimos días de 1492. El Papa Alejandro VI le nombró Cardenal Presbítero del título deSantos Marcelino y Pedro á 21 de Agosto de 1493. Digna y bien merecida recompensa por su gran talento y por los eminentes ser

vicios prestados á la Santa Sede durante el Pontificado de Inocencio VIII, de quien, según Zurita, fué Nuncio en España.

Al fallecimiento del Gran Cardenal Mendoza, Obispo de Sigüenza y Arzobispo de Toledo, los Reyes Católicos trataron de proveer las Sedes vacantes por la tan sentida muerte del ilustre Purpurado, presentando para la Primada al antiguo Capellán Mayor de Sigüenza y á la sazón Provincial de Franciscanos de Castilla y Confesor de la Reina, Fr. Francisco Jiménez de Cisneros. Para nuestra Iglesia Seguntina propusieron al Rdmo. Obispo de Cartagena el Cardenal D. Bernardino López de Carvajal, bien conocido en Roma y en España como varón sabio, recto y piadoso. Conociale también Sigüenza porque siendo Obispo de Badajoz en 1490 le designó el Papa Inocencio VIII para que interviniese con carácter de Comisario Apostólico en la ratificación de concordia que el honorable Sr. D. Juan López de Medina, Arcediano de Almazán y fundador del insigne Colegio, luego Universidad de San Antonio de Portaceli en nuestra ciudad de Sigüenza, había hecho con el Cabildo Catedral á fin de allanar las diferencias surgidas entre ambos con motivo de la anexión que en 1476 monseñor Nicolás Franco, Nuncio del Papa Sixto IV, había hecho al referido Colegio de tres Prebendas que llevasen la carga de otras tantas cátedras. Al prudente Prelado de Badajoz, que luego había de serlo de Sigüenza, se debe el arreglo definitivo de aquel tan disputado asunto.

En 20 de Febrero de 1495 fué el Rdmo. Sr. Carvajal promovido á esta Sede, de la que tomó posesión el 25 de Marzo, haciéndolo en su nombre el Provisor D. Diego de Muros, Secretario que había sido del Sr. Mendoza, Canónigo de la Catedral de Sigüenza, Catedrático del Colegio de San Antonio, Deán de la Metropolitana de Santiago, después Obispo de varias Iglesias y fundador del Colegio Mayor de Oviedo en Salamanca. Jurados los Estatutos se le entregaron las varas de las Alcaidías y demás oficios y en la misma Sala capitular nombró nuevas autoridades civiles, así como también Provisor de la Diócesis al Licenciado Montemayor, Arcediano de Calatrava.

Ocho días antes de que tomase posesión del Obispado ya le había concedido el Papa Alejandro VI indulto para que mientras fuese Prelado de Sigüenza pudiera proveer por sí ó por otro los

beneficios eclesiásticos que le correspondiesen á él ó simultáneamente con el Cabildo ó en cualquier otra manera, aunque fuesen Canonicatos, Raciones ó medias. En virtud de este Indulto se presentaron diferentes veces varias colaciones de Prebendas provistas por el Ordinario; pero el Cabildo protestó siempre contra tales posesiones como hechas contra sus antiguos derechos, usos y loables costumbres.

Estuvo este Prelado constantemente en la Corte de Roma, sin que haya noticia de que viniese á residir á su Diócesis. Sin embargo, no faltó su acertada dirección y benéfica influencia. Desde luego impetró de Su Santidad Alejandro VI el que los Prebendados de esta Santa Iglesia pudieran hacer uso de un mes de gracia, además de los dos que antes tenían y el que los Maitines de las festividades del Corpus y de la Asunción se celebrasen antes de ponerse el sol.

El reverendísimo Prelado, atendiendo sin duda á indicaciones y ruegos que se le dirigieran desde aquí, proyectó y llevó á cabo obras de gran importancia en favor de la población y de la Catedral de Sigüenza. Hablemos primero del notable ensanche que durante su Pontificado tuvo esta ciudad, cuyo vecindario estaba aprisionado por las murallas que custodiaban el templo.

Habían desaparecido por completo con la toma de Granada los más o menos próximos temores de invasiones agarenas que tanto habían preocupado en los siglos XII y XIII; España había entrado en período de paz y de engrandecimiento al verse gobernada por los Reyes Católicos saliendo del estado de postración en que se hallaba al fallecimiento de D. Enrique IV. La tranquilidad que se disfrutaba, el mayor desarrollo del comercio y de la industria, la confianza que por todas partes renacía, la prosperidad y riqueza que surgian á la sombra del trabajo, produjeron estimable aumento de población. Por lo que toca á la ciudad de Sigüenza palmariamente lo demuestran las disposiciones dictadas por el Cardenal Carvajal para el ensanche. Al efecto envió desde Roma ciertas impetras y Bulas de indulgencias el año 1499, que publicadas por toda la Diócesis dieron el resultado de cuantiosa limosna, con la que se dió principio á las obras proyectadas.

Los señores del Cabildo en el celebrado á 3 de Julio del año 1500 acordaron: "Que pues dicha cantidad había de gastarse en

honrra y pro de esta Iglesia como de la Cibdad que les parescía que se debe ensanchar mas la cibdad... Y dijeron que esto era bueno e santo e justo e era decoro se ficiese en mejoramiento de esta dicha Iglesia e Cibdad e ovieron por bien que el Arcediano de Molina e el Chantre de Soria juntamente con el Provisor de Su Señoría viesen por donde les paresciese que devía ir la cerca e se devía ensanchar la dicha cerca e que lo fagan todo como mejor les paresciese."

Dióse luego comienzo á la indicada obra de la nueva muralla que partiendo de la actual puerta de Medina había de terminar y terminó en el redondo y fuerte Cubo de la calle de Valencia, dejando en su parte interior holgado espacio que pronto se vió cubierto de edificios y aumentada la ciudad con cuatro nuevas y cómodas calles conocidas hoy con los nombres del Cardenal Mendoza, de Medina, del Seminario y de la Yedra.

El nuevo perímetro edificable y defendido venía á formar una gran plaza, pero sin comunicación con la Catedral por impedirlo la muralla que guardaba el templo por delante de la puerta de los Perdones, ó sea de la fachada principal. Para completar la obra del ensanche y hermosear la población era necesario que desapareciese aquel muro; para esto se pidió permiso al Prelado, que lo concedió de acuerdo con lo propuesto por el Cabildo, mandando en 1501 que no se derrocase el Adarve viejo fasta que el nuevo no fuese acabado. Casi dos años después (11 de Agosto de 1503) todos los Capitulares votaron por unanimidad que la cerca de la Iglesia que estaba junto á la puerta de los Perdones fuese derribada, porque dello venía bien e utilidad á la misma. En vista de este acuerdo ordenó el Sr. Provisor en nombre de su Rdma. é Ilma. al Chantre de Soria, obrero entonces de la Iglesia, que ficiese derribar la dicha cerca e entienda en todo lo suso dicho para que en todo ello perfición. Y en seguida se derrocó la cerca do estaba el Crucifixo delante de la puerta de los Perdones, permitiendo el generoso Cabildo que los particulares, á quienes gratuitamente se habían concedido solares dentro de las nuevas murallas para construir

vaya en

edificios, pudiesen tomar e aprovechar para ellos los materiales

derrocados.

Otra obra suntuosa debe el magnífico Templo seguntino á la munificencia del Sr. Carvajal, la de su hermoso Claustro, comen

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