Cuántas veces, durmiendo en la floresta, reputándolo yo por desvarío, Rum vi mi mal entre sueños desdichado!arket 115 Soñaba que en el tiempo del estío sin saber de cuál arte, por desusada parte y por nuevo camino el agua se iba; ardiendo ya con la calor estiva, el curso, enajenado, iba siguiendo del agua fugitiva. Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. Tu dulce habla en cuya oreja suena? Tus claros ojos ¿ a quién los volviste? 120 125 ¿Por quién tan sin respeto me trocaste ?exa Tu quebrantada fe¿dó la pusiste? ¿Cuál es el cuello que, como en cadena, de tus hermosos brazos anudaste? No hay corazón que baste, aunque fuese de piedra, de mí arrancada, en otro muro asida, y mi parra en otro olmo entretejida, que no se esté con llanto deshaciendo hasta acabar la vida. * Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. de mi cuidado fuiste, y ejemplo a todos cuantos cubre el cielo, que el más seguro tema con recelo perder lo que estuviere poseyendo. 130 135 140 145 150 Salid fuera sin duelo, wicked salid sin duelo, lágrimas, corriendo. con el lobo hambriento in hará su ayuntamiento, er y con las simples aves sin ruido harán las bravas sierpes ya su nido; que mayor diferencia comprehendo de ti al que has escogido. Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. Siempre de nueva leche en el verano y en el invierno abundo; en mi majada la manteca y el queso está sobrado; de mi cantar, pues, yo te vi agradada, tanto, que no pudiera el mantuano Títiro ser de ti más alabado. No soy, pues, bien mirado, AKĄTNYÀ tan disforme ni feo; que aun agora me veo en esta agua que corre clara y pura, y cierto no trocara mi figura con ese que de mí se está riendo; ¡trocara mi ventura! Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. ¿Cómo te vine en tanto menosprecio ? ¿Cómo te fuí tan presto aborrecible? ¿Cómo te faltó en mí el conocimiento? Si no tuvieras condición terrible, siempre fuera tenido de ti en precio, y no viera de ti este apartamiento. ¿No sabes que sin cuento buscan en el estío mis ovejas el frío de la sierra de Cuenca, y el gobierno 155 160 165 170 del abrigado Extremo en el invierno? Mas ¡ qué vale el tener, si derritiendon Sum me estoy en llanto eterno! 195 Salid sin duelo, lágrimas, corriendo. Con mi llorar las piedras enternecen su natural dureza y la quebrantan, los árboles parece que se inclinan, las aves que me escuchan, cuando cantan, con diferente voz se condolecen, 200 y mi morir cantando me adivinan. Las fieras que reclinan su cuerpo fatigado dejan el sosegado ,,ཏཾ sueño por escuchar mi llanto triste. Tú sola contra mí te endureciste, los ojos aun siquiera no volviendo a los que tú heciste salir sin duelo, lágrimas corriendo. Mas ya que a socorrer aquí no vienes, no dejes el lugar que tanto amaste, que bien podrás venir de mí segura. Yo dejaré el lugar do me dejaste; ven, si por sólo esto te detienes. Ves aquí un prado lleno de verdura, ves aquí un espesura, ves aquí un agua clara, en otro tiempo cara, `a quien de ti con lágrimas me quejo. Quizá aquí hallarás, pues yo me alejo, al que todo mi bien quitarme puede; que pues el bien le dejo, no es mucho que el lugar también le quede. y sospirando en el postrero acento, casi como dolida 205 210 215 220 225 230 y a compasión movida, dulcemente responde al son lloroso. que siento enflaquecer mi débil canto. NEMOROSO Corrientes aguas, puras, cristalinas; árboles que os estáis mirando en ellas, verde prado de fresca sombra lleno, aves que aquí sembráis vuestras querellas, hiedra que por los árboles caminas, torciendo el paso por su verde seno; yo me vi tan ajeno del grave mal que siento, que de puro contento con vuestra soledad me recreaba, donde con dulce sueño reposaba, o con el pensamiento discurría por donde no hallaba sino memorias llenas de alegría; y en este mismo valle, donde agora me entristezco y me canso, en el reposo estuve ya contento y descansado. ¡Oh bien caduco, vano y presuroso! Acuérdome durmiendo aquí algún hora, que despertando, a Elisa vi a mi lado. ¡Oh miserable hado! ¡Oh tela delicada, antes de tiempo dada a los agudos filos de la muerte! Mas convenible [fuera aquesta] suerte 235 240 245 250 255 260 205 270 llena de vencimientos y despojos que de mí mis sentidos le ofrecían? Los cabellos que vían con gran desprecio el oro, como a menor tesoro, ¿Dó la coluna que el dorado techo ¿ adónde están? ¿Adónde el blando pecho? ¿Quién me dijera, Elisa, vida mía, cuando en aqueste valle al fresco viento andábamos cogiendo tiernas flores, que había de ver con largo apartamiento venir el triste y solitario día que diese amargo fin a mis amores? El cielo en mis dolores cargó la mano tanto, que a sempiterno llanto y a triste soledad me ha condenado ; lo que siento más es verme atado y a la pesada vida y enojosa, solo, desamparado, ciego sin lumbre en cárcel tenebrosa. Después que nos dejaste, nunca pace en hartura el ganado ya, ni acude el campo al labrador con mano llena. No hay bien que en mal no se convierta la mala hierba al trigo ahoga, y nace en lugar suyo la infelice avena; la tierra, que de buena quitar en sólo vellas mil enojos, crecer, lloviendo, el fruto miserable. y 275 280 285 290 295 mude: 300 Como al partir del sol la sombra crece, 305 310 |