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Quien de Castilla Señor quisiere ser

A Olmedo y Arévalo de su parte ha de tener.

Y en efecto sus caballeros y naturales, animosos y resueltos, se dieron á tomar parte muchas veces en las revueltas de aquellos inquietos tiempos, ora en favor de los reyes, ora ayudando á las parcialidades rebeldes. Estos hechos y la mucha nobleza que la habitaba le valieron el dictado de noble villa.

Arévalo tiene ocho parroquias, y hubo en ella cinco conventos de frailes y cuatro de monjas, tres de estos y uno de aquellos de la órden seráfica de San Francisco. Conserva recuerdos de su riqueza industrial y comercial en las fábricas de curtidos y de harinas y en las relaciones mercantiles con las ciudades y pueblos que están en derredor: Avila, Segovia, Olmedo, Madrigal, Medina del Campo y Valladolid. La influencia que le dió en la comarca la frecuente residencia de reyes, príncipes, y magnates no la ha perdido del todo: y el espíritu semiciudadano y los humos casi de Corte de los antiguos moradores lo retienen los actuales, vestido á la moderna, con su actividad y con su arrojo.

Sin embargo, á pesar de sostener buenas escuelas, llegan á 2.040 las personas que no saben leer ni escribir, porque la codicia de los padres utiliza el trabajo de los niños en vez de mandarlos á educar.

Los alrededores de la villa son alegres cuanto cabe, por los paseos, casas de recreo y huertas y alamedas que los pueblan, especialmente en ambas riberas, que cuentan además con artefactos de molinos harineros. La cosecha principal es la de trigo de buena calidad, tan abundante siempre en aquellas campiñas, que el pósito de Madrid tenia allí copioso almacen de granos para el surtido de la Corte. Disfruta de una buena es

tacion en el Ferro-carril del Norte, á 24 kilómetros de Avila, y 97 de Valladolid, y tiene tambien excelentes carreteras y caminos vecinales para los lugares de su redonda.

Gonzalo Diaz de Montalvo cesó de residir en Arévalo al principio del siglo XV, empleado, á lo que 'parece, en cargos públicos de justicia y hacienda; pues muy luego le encontramos establecido en la provincia de Cuenca, acompañado de sus tres hijos. Del Francisco y del Juan solo sabemos que fueron criados del Rey, de los llamados continos, como si dijeramos ugieres de la casa real; por cuya razon diremos poco de ellos. El que mas importa á nuestra historia es su tercer hermano de quien vamos á ocuparnos.

ALFON, ALFONSO Ó ALONSO DIAZ DE MONTALVO nació en la noble villa de Arévalo hacia el año de 1405; el mismo en que el principe y luego rey D. Juan II, vió la luz en el convento de dominicos de San Elifonso de la ciudad de Toro.

No estrañe el lector que los reyes estuviesen alojados en un monasterio y que Doña Catalina de Alencastre quisiese salir de su embarazo dentro de una casa de religion, en aquel tiempo devoto: que si en el nuestro venian al palacio real las reliquias é imágenes y pilas de los conventos mas o menos distantes, en épocas de nacimiento de los príncipes; entonces iban los reyes á buscarlos donde estaban, y gozarlos, como si dijeramos de primera mano. ¿Quién sabe si la igualdad de edad, la cercanía de la pátria y otras coincidencias pudieron influir en establecer relaciones, que luego aparecen, entre el nuevo monarca y su jurisconsulto de confianza?

á

De corta edad vemos ya á D. ALONSO en la ciudad de Huete en compañía de su padre, que tenia allí casa y hacienda y donde tambien residian sus hermanos;

pues Francisco aparece en escritura de 31 de diciembre de 1421 con el conotado de criado del Rey y vecino de Huete (Véase el Apéndice n.o 1.°) comprando el heredamiento que tenia en la aldea de Barajas Joaquin de Horozco, vecino de Guadalajara; y Juan se encuentra entre los concejales de la ciudad en los acuerdos del año 1434. A no ser todavía escolar novel nuestro ALONSO, cuando su hermano hizo la compra referida, diríase que habia intervenido en la redaccion de la escritura, pues está claveteada con todas las seguridades y firmezas, renunciaciones y cautelas de quien tiene frescos los palillos y reglas legales, que supo poner despues en otras robras; y la fecha de fin de año abona el que pudiera hallarse al otorgamiento, de vacaciones de Navidad en la casa paterna.

Los historiadores de Huete hablan de otras personas notables de la familia á saber: D. Fr. Martin de Montalvo, de la órden de San Agustin, catedrático de Escritura de Salamanca, y obispo de Cuzco; Francisco Gomez de Montalvo, que se distinguió en Flandes, en el cerco de Maestrich; Bernardo de Montalvo, hermano de este último, cuyo cuerpo se halló incorrupto; Don Pablo de Montalvo, mártir que fué en Tripoli; y Alfonso de Montalvo cautivo de moros durante diez y seis años, que por la identidad de nombre han confundido algunos con nuestro DOCTOR, aplicándole esta cautividad. Tambien le equivocó otro escritor curioso dándole el nombre de Luis (1).

(1) Fr. Francisco de Avila en su raro libro La Vida y la Muerte, publicado en Salamanca, 1508, enumerando los mejores canonistas y juristas hasta aquella fecha muertos dice: >> Deste colegio no salvo entre tantos escritores

al buen Luis de Montalvo

con otros comentadores,

que fueron claros doctores

en glosar y declarar.
¿Cómo se pueden contar
los jurídicos autores ?>>

Ninguna duda puede abrigarse de que estos elogios se refieren

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