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que solo ponia Alfonso Licenciado con estas abreviaturas: Al. licen. Precedíanla unos signos, al modo de los escribaniles, que no es fácil asegurar, si eran rasgos caprichosos, iniciales, ó cifras significativas: parece, no obstante, asemejarse al Jesús cifrado de este modo JHS. Al final ponia un trazo perpendicular, con dos puntos en la parte superior, como rúbrica ó contraseña.

Usaba escudo de armas, y en los documentos las ponia con un sello exágono irregular de 16 milímetros en su mayor diámetro; dentro del cual habia un escudito rodeado de un cordon ó rosario, con azucenas de trecho en trecho. En la parte interior se figura un campo ó monte de azucenas, la central descollando como un arbusto. Entre el escudito y el triángulo superior se lee Mōtalvo horizontalmente: de que se infiere que el heráldico autor del emblema noviliario, interpretando Mont-alvo, monte blanco, creyó representarlo bien en un campo de azucenas cándidas; pero receloso de que alguno no comprendiese fácilmente su idea, á semejanza del este es gallo de el vulgarizado pintamonas, quiso añadir el rótulo de Montalvo para mayor seguridad. El dibujo que del mismo tamaño presento está tomado de la cédula de citacion al Real de Manzanares en 1454 y de la sentencia que dió como Asistente de Toledo en 1463. Es de creer que este mismo escudo fuese el que tenia en sus casas de Huete y en sus reposteros, de que habla la egecutoria.

A la muerte del DOCTOR, sus herederos, á quienes habia dejado bienes de consideracion y un nombre digno de perpetuarse, le costearon el monumento de alabastro de que se acaba de hablar, en que intervino el cincel de un escultor acreditado y acaso la cooperacion del regio influjo, supuesto que los Reyes Católicos tenian al difunto en su real aprecio y gracia.

Pocos años despues el concejo de Huete hubo de negar á la familia las esenciones y preeminencias de nobles; por lo que el nieto, Alonso de Montalvo, entabló demanda en la Chancillería de Granada á 2 de mayo de 1505, y probada la posesion de hidalguía con testigos ancianos y respetables de la ciudad, entre los que se cuentan Iñigo de la Torre, Rodrigo de Huepte, Alvaro del Castillo, el clérigo Luis Gonzalez, el cogedor de tributos Pedro Sanchez y el licenciado Juan del Castillo, vista la incontestacion por parte del concejo, se dió sentencia favorable à Montalvo y se expidió ejecutoria de posesion á 20 de Marzo de 1506. Es de creer que en Huete supusieran algunos que la nobleza habia sido personalísima del DoCTOR por sus grados, honores y cargos; mas no cabe duda en que los Montalvos de Arévalo eran hidalgos y caballeros distinguidos. Esta ejecutoria sin embargo se fundó en la posesion, ó por ser la manera mas breve de probarla, ό por no acudir á documentos antiguos, difíciles de traer ella sirvió á los sucesores para acreditar la hidalguía cuando se les disputaba en algun pueblo, como sucedió en el de Barajas en 1593 con el retataranieto Don Martin de Montalvo y sus parientes, vecinos de la villa.

Aunque por este documento se tienen las noticias. mas minuciosas de la vida del protagonista de este escrito, debe advertirse, que los testigos informantes se fijaban con preferencia en el punto capital de la nobleza, y respecto á otros asuntos y á las fechas, hablaban al poco mas o menos, discordando diez años sobre el retraimiento del DOCTOR á Huete, y cinco acerca del de su muerte. Con todo, es la ejecutoria el papel mas apreciable, por los varios pormenores que nos conserva de la vida que analizamos: la inserto en el Apéndice.

Pero la ejecutoria mas honrosa, durable y de positiva nobleza, que dejó nuestro MONTALVO, fueron las obras que legó á la posteridad, y que durarán eternamente en la memoria de los letrados y literatos: de ellas voy á ocuparme en el capítulo que sigue.

II.

Noticias bibliográficas.

Las producciones del ingenio fecundo del DOCTOR DIAZ DE MONTALVO merecen un exámen detenido, así por parte de los jurisconsultos, como de los bibliografos; tanto en sus originales, cuanto en las estampaciones, que se dieron al público. El haber aparecido el arte prodigioso de Guttemberg en la virilidad de nuestro escritor y el haberse introducido las prensas en España cuando este letrado tenia dispuestos los manuscritos, dan á sus libros grandísimo interés, pues los mas de ellos son incunables, de los primeros que se compusieron en las nuevas oficinas tipográficas de Sevilla, Toledo, Zamora, Búrgos, Salamanca y otras ciudades de las que se apresuraron á honrarse con la posesion del nuevo invento.

Antes de ocuparse del mérito literario de estos escritos, se siente uno inclinado á decir algo del comienzo de la imprenta entre nosotros, convidado por las ediciones notables que se han de citar y describir en esta seccion. Obsérvase desde luego, que las primeras obras que reprodujeron los escribanos de molde venidos á la Península ibérica desde Alemania y Polonia, revelan lo vigoroso que se nos presentó el arte, desde que le hospedamos, en punto á fundicion de caractéres y al estampado. La limpieza y gallardía de aquella letra gótica y de Tortis, la escelente tinta y tirado de libros tan añejos no pueden examinarse sin admiracion; porque los pasos gigantescos, que el arte habia dado en pocos años, esceden á lo que caminó en los siglos subsiguientes, por mas que la vanidad sostenga otra cosa, apoyada en los adelantos generales de las

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