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su bordo las personas destinadas á diferentes puntos de Canarias.

Mientras España se hallaba en un estado de malestar y abatimiento imposible de describir, Isabel II se habia retirado á las provincias vascas á disfrutar del suave y agradable clima que el cielo tiende durante el estio sobre los pintorescos puertos del Océano cantábrico, muy distante de su mente la gran tormenta que amagaba á su corona.

Llega el 9 de Agosto, dia en que debia verificar la escuadra el alzamiento, simultáneamente con Cádiz, y al siguiente el en que debia salir para Lequeitio la fragata Zaragoza, cuyo comandante el Sr. Malcampo era uno de los primeramente comprometidos. Los momentos eran muy críticos, pues no efectuándose el movimiento tenia que salir el buque para su destino.

Con este motivo se reunieron en Cádiz en la noche del 9, en la fonda de Los tres Reyes, los oficiales del regimiento de Cantabria con el Sr. Topete; se trató de ver cómo podia echarse á la calle aquella misma noche el regimiento y verificarse la sublevacion. Pero como manifestaron á Topete la imposibilidad de realizar su proyecto, por las mil dificultades que se encontraban á cada paso, desistió de él por entonces.

Aquella noche fueron sorprendidos los sargentos de Cantabria, por el comandante Mendoza, cuando se ponian de acuerdo para efectuar el movimiento á que se habian comprometido los primeros.

No obstante este contratiempo, el valiente coronel Búrgos se ofreció á Topete para ponerse al frente de Cantabria, así como tambien lo hizo el bravo y dispuesto teniente de este cuerpo D. Dámaso Benitez.

La fragata Zaragoza, en vista del cariz que presentaban los sucesos, verificó su salida para Lequeitio.

Llegado el mes de Setiembre, todos creian inminente el estallido de la revolucion: moralmente estaba hecha, y solo se esperaba fuese iniciada para lanzarse á proclamar la libertad y soberanía del pueblo.

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En Cádiz particularmente todos los dias esperábase este suceso, pues sabido el disgusto general de la marina de guerra (1), todos tenian fundadas esperanzas de que esta sería el salvador de nuestra honra mancillada, como lo fué en el Pacifico, donde conquistó inmarcesibles laureles påra España.

Los gobernadores de Cádiz ejercian la más exquisita vigilancia, y diariamente estaban denunciando al Gobierno personas complicadas en los sucesos que se preparaban. Pero aunque esto se sabia, así como la numerosa policía de que disponia el gobernador Belmonte, nadie se arredraba ni temia, y públicamente se maldecia al Gobierno, se hablaba de la revolucion y hasta se decia la hora en que esta debia estallar y por quién debia iniciarse. Si Belmonte, segun su deseo, se hubiese decidido á detener á todos los conspiradores, habria tenido que salirse de la plaza y cerrándola participar al Gobierno que todo el vecindario de ella estaba preso por conspirador.

A pesar de esto, el gobernador se deshacia publicando alocuciones como la del dia 17, en que daba las mayores seguridades de que no se alteraria la tranquilidad pública, cuando aquella noche se sublevaba la escuadra y tomaba el mando de ella el valiente Topete, dando el manifiesto que más adelante verán nuestros lectores.

El 18, en vista de tan grave suceso, se vió en la necesidad de resignar el mando en la autoridad militar, la cual mandó publicar Boletines extraordinarios, que se fijaron en los sitios de costumbre, haciendo las prohibiciones propias de estos casos, y declarando en estado de sitio la plaza y su provincia. Al publicarse el bando habia diferentes grupos en la plaza de los Descalzos y sus avenidas, que no se intimidaron y sí continuaron en dicho sitio toda la ma

(1) Los violentos artículos publicados contra el Sr. Belda en el Diario de Cádiz, periódico progresista dirigido por D. F. de P. Hidalgo, debidos á pluma de varios oficiales de marina, entre ellos nuestro amigo el Sr. Rodriguez Batista, dieron á conocer la actitud de ella.

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hana y tarde, paseando despues algunas calles de la po-
blacion arengados por D. Atilano Valledor, que victoreaba
de cuando en cuando á la libertad, arrancando á presencia
'de la policia los bandos de la comandancia general, en que
declaraba la plaza en estado de sitio; y hubieran continua-
do recorriendo todo Cádiz y engrosando sus filas, al no sa-
ber que el regimiento de Cantabria, complicado en la re-
volucion que iba á estallar, no podia salir á dar el grito
'hasta la madrugada. Tambien se decia que de un momen-
'to 'á otro se esperaba á los generales que estaban de acuer-
to con el brigadier Topete, que era el que, haciéndose
cargo del mando de los buques surtos en bahía, debia îni-
ciar la más gloriosa de las revoluciones.

Hé aquí ahora el manifiesto á que antes nos referimos, y que desde á bordo de la fragata Zaragoza habia dirigido alos gaditatios el brigadier Topete:

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«Gaditanos: Un marino que os debe señaladas distinciones, y entre ellas la de haber llevado vuestra representacion al Parlamento, os dirige su voz para explicaros un gravísimo suceso. Este es la actitud de la marina para con el malhadado Gobierno que rige los destinos de la nacion. >>No espereis de mi pluma bellezas. Preparaos á oir verdades. Nuestro desventurado país yace sometido años há á la más horrible dictadura; nuestra ley fundamental rasgada; los derechos del ciudadano escarnecidos; la representacion nacional ficticiamente creada; los lazos que deben ligar al pueblo con el trono y formar la monarquía consti'tucional, completamente rotos.

»No es preciso 'proclamar estas verdades; están en la conciencia de 'todos.

>En otro caso os recordaria el derecho de legislar, que el Gobierno por sí solo ha ejercido, agravándolo con el cinismo de proponer aprobaciones posteriores de las mal lla'madas Cortes, sin permitirles siquiera discusion sobre cada 'uno de los decretos que en conjunto les presentaba, pues hasta del servilismo de sus secuaces desconfiaba en el exámen de sus actos.

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» Que mis palabras no son exageradas, lo dicen las leyes administrativas, la de órden público y la de imprenta. »Con otro fin, el de presentaros una que sea la absoluta negacion de toda doctrina liberal, os cito la de instruccion pública.

>> Pasando del órden político al económico, recientes están las emisiones, los empréstitos, la agravacion de todas las contribuciones. ¿Cuál ha sido su inversion? La conoceis y la deplora como vosotros la marina de guerra, apoyo de la mercante y seguridad del comercio. Cuerpo proclamado poco há gloria del país, y que ahora mira sus arsenales desiertos, la miseria de sus operarios, la postergacion de sus indivíduos todos, y en tan triste cuadro, un vivo retrato de la moralidad del Gobierno.

>> Males de tanta gravedad exigen remedios análogos: desgraciadamente los legales están vedados: forzoso es por tanto apelar á los supremos, á los heróicos.

»Hé aquí la razon de la marina en su nueva actitud: una de las dos partes de su juramento está violada con mengua de la otra; salir á la defensa de ambas, no solo es lícito, sino obligatorio.

>>Expuestos los motivos de mi proceder y del de mis compañeros, os diré nuestras aspiraciones.

» Aspiramos á que los poderes legítimos, pueblo y trono, funcionen en la órbita que la Constitucion les señale, restableciendo la armonía ya extinguida, el lazo ya roto entre ellos.

»Aspiramos á que las Córtes Constituyentes, aplicando su leal saber y aprovechando lecciones, harto repetidas, de una funesta experiencia, acuerden cuanto conduzca al restablecimiento de la verdadera monarquía constitucional.

» Aspiramos á que los derechos del ciudadano sean profundamente respetados por los gobiernos, reconociéndoles las cualidades de SAGRADOS que en sí tienen.

»> Aspiramos á que la Hacienda se rija MORAL é ilustradamente, modificando gravámenes, extinguiendo restricciones, dando amplitud al ejercicio de toda industria lícita y ancho campo á la actividad individual y al talento.

»Estas son concretamente expuestas mis aspiraciones y las de mis compañeros. ¿Os asociais à ellas sin distincion de partidos, olvidando pequeñas diferencias que son dañosas para el país? Obrando así, labrareis la felicidad de la pátria.

»¿No hay posibilidad de obtener el concurso de todos? Pues haga el bien el que para ello tenga fuerza.

>>>Nuestros propósitos no se derivan de afeccion especial á partido determinado: á ninguno pertenecemos, les reconocemos á todos buen deseo, puesto que á todos les suponemos impulsados por el bien de la pátria, y esta es precisamente la bandera que la marina enarbola.

Nadie recele que este hecho signifique alejamiento para con otros cuerpos, ni deseos de ventaja: si modestos marinos nos lanzamos hoy colocándonos en puestos que á otros más autorizados correspondia, lo hacemos obedeciendo á apremiantes motivos: vengan en nuestro auxilio, tomen en sus manos la bandera izada los demás cuerpos militares, los hombres de Estado, el pueblo, á todos pedimos una sola cosa: plaza de honor en el combate para defender el pabellon hasta fijarlo; esta y la satisfaccion de nuestras conciencias, son las únicas recompensas á que aspiramos.

» Como á los grandes sacudimientos suelen acompañar catástrofes que empañan su brillo, con ventaja cierta de los enemigos, creo con mis compañeros hacer un servicio á la causa liberal presentándonos á defenderla conteniendo todo exceso. Libertad sin órden, sin respeto á las personas y á las cosas, no se concibe. Correspondo, gaditanos, á vuestro afecto colocándome á vanguardia en la lucha que hoy empieza y sostendreis con vuestro reconocido denuedo.

»Os pago explicándoos mi conducta, su razon y su fin; á vosotros me dirijo únicamente; hablen al país los que para ello tengan títulos.

>> Bahía de Cádiz á bordo de la Zaragoza 17 de Setiembre de 1868.-JUAN BAUTISTA TOPETE.»

Oportuno nos parece, antes de continuar la hilacion de los sucesos, dar á conocer á nuestros lectores algunos an

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