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VI.

CONCLUSION.

EALIZAD

EALIZADA en España la más noble de las revoluciones, pues no fué ni regicida ni criminal como la francesa, ha llegado al período en que es necesario se estudie con más detenimiento el modo de consolidarla, para que ninguno de los elementos que luchan por hacerla infructífera obtengan el resultado para que trabajan desde el momento en que vieron enhiesta la bandera de la libertad.

Los iniciadores de la revolucion han tenido que combatir:

1. A los republicanos socialistas, que predicando sus disolventes ideas á las masas han exaltado sus pasiones y dado orígen á sucesos como los de Málaga y Jerez, pues que estos ocurrieron, sin duda alguna, por la predisposicion en que se hallaban los espíritus con las malas predicaciones. Si se nos dice que estos sucesos tuvieron otro orígen, citaremos la crisis por que atravesó la culta y morigerada Barcelona la noche del 24 de Febrero, en que debió estallar una revolucion en sentido socialista, cuyas ideas se inculcaban en el club republicano de la calle de San Pablo, de dicha capital, del que era presidente un tal Viralta. Gracias á que en el momento en que empezaron á reunirse grupos en el sitio en que habian convenido los adeptos al socialismo, se dió la voz de alarma por las autoridades, y reuniéndose los Voluntarios de la Libertad, al caldes de barrio, dueños de establecimientos, etc., consi

guieron disolver los grupos, prendiendo al tal Viralta, recogiendo algunas armas y ocupando las listas que tenian. el nombre de las casas de varios propietarios que debian asaltar para apoderarse de los caudales. La Providencial libró á la capital del Principado de un terrible plan, que hubiera sumido en consternacion y espanto á todos sus habitantes.

2.o A los republicanos demagogos, que consideran que nada hay tan bueno como las ideas que ellos predican; que nada puede hacer la felicidad de la pátria más que su sistema; que no quieren desprenderse de ninguna de sus aspiraciones en bien del país, y con esta conducta son absolutistas y no liberales. Son hombres que se han dedicado á la política para que obedeciéndoles las masas les sirvan de peldaños para conseguir sus inicuas aspiraciones.

3.o A los carlistas con gorro frigio, á los que habiendo sido toda su vida reaccionarios se presentan despues de consumada la revolucion de Setiembre dándola de republicanos y organizando comités, olvidando que fueron ya secretarios de Meneses, ya corregidores con Gonzalez Brabo, ya coroneles carlistas no acogidos al Convenio, capitanes realistas encausados despues por conspiraciones absolutistas, ahijados de Sor Patrocinio y muchos otros que pudiéramos señalar por sus antecedentes y no por sus nombres, porque emborronariamos el papel.

4. A los partidarios de Cárlos VII, que no se detienen ante la magnitud del más horrendo crímen, si resulta este en pro de su absolutismo y en perjuicio de los liberales, como lo prueba el cometido no há mucho tiempo. Nos referimos al asesinato efectuado en la catedral de Búrgos en la persona del Sr. Gutierrez de Castro, gobernador que era de aquella provincia, al ir á cumplimentar una órden del ministro de Fomento, que prevenia se incautasen los gobernadores á nombre del Estado de todos los libros impresos ó manuscritos reunidos en colecciones ó bibliotecas, de los códices, vitelas, documentos, laminas, etc., de valor artístico ó arqueológico, útiles para dar

á conocer las ciencias y letras españolas en sus diversas épocas, que existieran en los templos, formando, el corres pondiente inventario. El gobernador de Búrgos fué víctima del cumplimiento de su deber; fué asesinado por las turbas sin respetar el sagrado del lugar, al sacrosanto grito de viva la religion. La turba, que penetró en la catedral, cayó sobre el gobernador, dividiéndole la cabeza de un hachazo, y en seguida le cortaron las orejas y le arrastra'ron hasta la plaza, donde le abandonaron mutilado y desnudo. Nos abstenemos de tratar con mayor latitud este asunto sub judice, y creemos que los tribunales castigarán con todo el rigor de la ley, no solo á los autores de un crimen que ha escandalizado al mundo civilizado, sino á los que con sus predicaciones impelieron á las turbas á cometer tamaños desmanes, propios de caribes, no de españoles que tengan en algo la honra de su pátria.

Si el partido absolutista de nuestras provincias del Norte no recuerda la historia, y trata de convertir tan bella region en una segunda Vendée, es muy conveniente que lea el intencionado artículo que publicó El Aurrera, periódico liberal de San Sebastian, en que decia:

<«En los momentos mismos en que la revolucion francesa, aboliendo los privilegios señoriales y el feudalismo eclesiástico, libertaba á la Francia de la pobreza y la opresion, de las masas ignorantes del pueblo salia el núcleo de resistencia contra los poderes que con aquellas medidas le libertaban de su antigua servidumbre.

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Movido por las clases privilegiadas que habian sido su azote, aquel pueblo, que recibia de manos de la revolucion sus derechos, se alzaba contra la revolucion y en apoyo de las mismas clases sus explotadoras.

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»Existia en un departamento de la Francia un pueblo excepcional, regido por leyes y usos excepcionales tambien. Especie de patriarcado en que el clero regular dominaba por su número y gobernaba y absorbia en union de los señores terratenientes los productos del suelo; el pue

blo, más que una sociedad, era una tribu sometida en alma y cuerpo á sus dominadores. Pueblo agricultor, privado totalmente de instruccion y aislado casi de la sociedad francesa, su situacion excepcional parecia indicarlo como el centro de accion más á propósito para que las clases privilegiadas organizaran la resistencia contra aquella revolucion que amenazaba sus privilegios. Este pueblo excepcional era la Vendée.

» Y el clero y la aristocracia territorial hizo en efecto de la Vendée su baluarte y lanzó desde allí el reto á la revolucion.

»En los dias mismos en que los comisarios de la Asamblea de París llevaban á los vendeanos los decretos que elevaban al antiguo siervo á la dignidad de hombre libre, los vendeanos, fanatizados por sus clérigos, invadian las montañas y arrojaban á balazos de sus fronteras á los mensajeros de su redencion.

>> Este reto lanzado en su marcha triunfal á la revolucion francesa exasperó el sentimiento nacional, y si fué un obstáculo sério á la marcha de la revolucion en los primeros momentos, en cambio sirvió para agrupar en torno de la Asamblea nacional á todos los partidos disidentes, `y un solo grito, compacto y formidable, partió de todos los extremos de la Francia para señalar á la Asamblea el fin á que debia dirigir todas sus fuerzas: la sumision de la Vendée.

>> Tres ejércitos lanzó la Francia sobre aquel pueblo ineliz, sordo á todas las exhortaciones pacíficas. La Vendée se alzó en masa contra los ejércitos de la revolucion: de cada convento se hizo un arsenal, de cada vendeano un soldado. La historia no guarda ejemplo de una lucha más encarnizada ni más horrible.

» Los vendeanos vieron incendiadas sus poblaciones, arrasados sus campos; cercados por los ejércitos de la revolucion, empujados hacia el mar, la feroz resistencia de

aquella raza de héroes hizo de aquella guerra civil una guerra de exterminio..

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» Cuando fatigado de luchar, abandonado por sus clérigos y sus antiguos señores que le lanzaron á tan desigual pelea, el soldado vendeano comprendió que habia sido arrastrado á luchar contra su propia causa y depuso las armas para volver á su hogar, ya ni familia ni hogar existia para él. La indignacion de la Francia habia pasado como huracan asolador sobre aquel pueblo rebelde, arrasando cuanto encontró á su paso. Los vendeanos sometidos, que apenas si llegaron á formar la sombra de un pueblo, quedaron bajo la ley comun de la Constitucion francesa, no conservando ni resto siquiera de su antigua organizacion.

»>¡Cada página de la historia encierra una enseñanza! ¡Desgraciados los pueblos á quienes se ocultan las enseñanzas de la historia!»

5.o A los isabelinos, que no dejan de trabajar un momento por hacer triunfar su impopular causa, como lo prueba la separacion de un coronel y trece oficiales de la guarnicion de Tortosa; y

6. A la insurreccion cubana, que ha sido un implacable enemigo de la revolucion, pues esta ha tenido que desprenderse de hombres y dinero, que necesitaba para el completo triunfo de la libertad y el sostenimiento del órden. Pero gracias á la gran actividad desplegada por el Gobierno (1), al patriotismo de los catalanes y vascongados, y á

(1) Desde el 20 de Noviembre de 1868 al 24 de Abril siguiente, asciende á 26 el número de vapores que llegaron á la isla de Cuba desde España, con tropas para combatir la insurreccion, conduciendo 18.056 hombres, en la forma siguiente:

En 20 de Noviembre, vapor Canarias, 55 indivíduos.

En 4 de Diciembre, Puerto-Rico, 360.

En 15 de id., Santander, 735.

En 18 de id., Antonio Lopez, 599.

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