Imágenes de páginas
PDF
EPUB
[ocr errors]

lo primero te digo que me someto con gusto á la voluntad de Dios, que así lo dispone; en lo segundo no puedo »ménos de hacerte presente que me parece que bastante »sacrificio es el no volver á su pátria, para que se le aña»da el no poder vivir libremente en donde á uno más le »convenga para su tranquilidad, su salud y sus intereses. »Aquí hemos sido recibidos con las mayores consideracio»nes, y estamos muy buenos; aquí pudiéramos vivir per»fectamente en paz y tranquilidad, pudiendo tú estar bien »persuadido y sosegado de que así como he sabido cumplir »con mis obligaciones en circunstancias muy críticas dentro del reino, sabré del mismo modo cumplirlas en cualquier punto que me halle fuera de él; porque habiendo »sido por efecto de una gracia muy especial de Dios, esta »nunca me puede faltar: sin embargo de todas estas reflexio»nes, estoy resuelto á hacer tu voluntad y á disfrutar del favor que me haces de enviarme un buque de guerra dis»puesto para conducirme; pero antes tengo que arreglar todo y tomar mis disposiciones para mis particulares intereses de Madrid, viéndome igualmente precisado á re»currir á tu bondad para que me concedas algunas canti»dades de mis atrasos; nada te pedí ni te hubiera pedido »para un viaje que hacia por mi voluntad, pero este varia »enteramente de especie, y no podré ir adelante si no me »concedes lo que te pido. Resta el último punto, que es el de nuestro embarque en Lisboa; ¿cómo quieres que nos »melamos otra vez en un punto tan contagiado y del que salimos por la epidemia? Dios por su infinita misericordia nos sacó libres; pero el volver casi sería tentar á Dios; estoy persuadido que te convencerás, así como te scria »del mayor dolor y sentimiento si por ir á aquel punto se contagiase cualquiera, é infestado el buque pereciésemos ⚫todos. Adios, querido Fernando mio: cree que te ama dè corazon como siempre le ha amado y te amará este tu más amante hermano.-M. CARLOS. »

D

CARTA CUARTA.

DEL REY FERNANDO VII.

Madrid 20 de Mayo de 1835.-Mi muy querido hermano de mi vida, Cárlos de mi corazon: He recibido tu carta del 13, y veo con mucho gusto que esta bas bueno, como igualmente tu mujer é hijos; nosotros continuamos buenos, gracias a Dios. Vamos á hablar ahora del asunto que tenemos entre manos. Yo he respetado tu conciencia, y no he juzgado ni pronunciado sentencia alguna contra tu conducta. La necesidad de »que vivas fuera de España es una medida de precau>cion, tan conveniente para tu reposo como para la tran»quilidad de mis pueblos, exigida por las mas justas razo »nes de política, é imperada por las leyes del reino, que mandan alejar y extrañar los parientes del Rey que le estorbasen manifiestamente; no es un castigo que yo te impongo, es una consecuencia forzosa de la posicion en que te has colocado.-Bien debes conocer que el objeto de ⚫esta disposición no se conseguiria permaneciendo tú en la Península. No es mi ánimo acusar tu conducta por lo »pasado, ni recelar de ella en adelante: sobradas pruebas te he dado de mi confianza en tu fidelidad, á pesar de las »inquietudes que de tiempo en tiempo se han suscitado, y ⚫en que tal vez se ha tomado tu nombre por divisa. A fines del año pasado se fijaron y esparcieron proclamas excitando à un levantamiento para aclamarte por Rey, aun viviendo yo; y aanpas estoy cierto de que estos movimientos y provocaciones sediciosas se han hecho sin »anuencia tuya, por más que no hayas manifestado públi camente tu desaprobacion, no puede du larse de que tu •presencia ó lu cercanía serian un incentivo para los dis colos, acostumbra los á abusar de tu nombre.. Si se necesitasen pruebas de los inconvenientes de tu proximidad, »bastará vez que al mismo tiempo de recibir yo tu primera

D

carta, se han difundido en gran número (para alterar los ⚫ánimos) copias de ella y de la declaracion que la acom⚫paña, las cuales no se han sacado ciertamente del origi »nal que me enviaste. Si tú no has podido precaver la »infidelidad de esta publicacion, puedes conocer, á lo ménos, la urgencia de alejar de mis pueblos cualquier orígen de turbacion, por más inocente que sea.-Señalando para •lu residencia el bello país y benigno clima de los Estados Pontificios, estraño que prefieras al Portugal, como más ⚫conveniente á tu tranquilidad cuando se halla combatido ⚫por una guerra encarnizada sobre su mismo suelo, y como ⚫favorable á tu salud, cuando padece una enfermedad cruel, cuyo contagio te hace recelar que perezca toda tu familia. En los dominios del Papa puedes atender como en Portugal á tus intereses.-No te someto á leyes nuevas; los infantes de España jamás han residido en parte alguna sin conocimiento y voluntad del Rey: tú sabes que ninguno de mis predecesores ha sido tan condescendiente como yo »con sus hermanos.-Tampoco te obligo á volver á Lisboa, donde solo parece que temes la enfermedad que se propaga por otros pueblos; puedes embarcarte en cualquier »pueblo de la bahía, sin tocar en la poblacion; puedes elegir algun otro de estas inmediaciones, proporcionado para el embarque. El buque tiene las órdenes más estrechas ⚫de no comunicar con tierra, y debes estar más seguro de »su tripulacion, que no habrá tenido contacto alguno con Lisboa, que de las personas que te rodean en Mafra. El comandante de la fragata tiene mis órdenes y fondos para hacer los preparativos convenientes á tu cómodo y decoProso viaje; si no te satisfacen se te proporcionarán por mano de Córdova los auxilios que hayas menester. Yo tomaré conocimiento y promoveré el pago de los atrasos que me dices; y en todo caso, hallarás á tu arribo lo яне necesitares. Me ofenderias si desconfiases de mí.-Nada, ⚫pues, debe impedir tu pronta partida, y yo confio qugno retardarás más esta prueba de que es tan cierta como creo la resolucion que manifiestas de hacer mi voluntag,

Adios, mi querido Carlos; siempre conservas y conserva-" rás el cariño de tu amantisimo hermano.-FERNANDO.»

CARTA QUINTA.

DEL INFANTE D. CARLOS.

D

[ocr errors]
[ocr errors]

"Ramalhao 27 de Mayo de 1853.-Mi muy querido hermano de mi vida, Fernando mio de mi corazon: Antes de yer 25 recibi la tuya del 20. y tuve el consuelo de ver que no habia novedad en tu salud, ni en la de Cristina y' »niñas; nosotros todos estamos buenos, gracias á Dios por tolo. Voy á responderte á todos los puntos de que me hablas; dices que has respetado mi conciencia, muchas gracias; si yo no hiciese caso de ello y obrara contra ella, ⚫entonces sí que estaba mal y tendria que temer mucho, »y con fundamento: que no has pronunciado sentencia contra mi conducta, sea lo que quieras; lo cierto es que se me carga con todo el peso de la ley, porque dices que es una consecuencia forzosa de la posicion en que me he colocado; quien me ha colocado en esta posicion, es la Divina Providencia más bien que yo mismo. No es tu »ánimo acusar mi conducta por lo pasado, ni recelar de ⚫ella en adelante; tampoco á mi me acusa mi conciencia por lo pasado; y por lo de adelante, aunque no sé lo que está por venir, sin embargo, tengo entera confianza en ella, que me dirigirá bien como hasta aquí, y que yo seguiré sus sábios consejos: mucho se me ha acusado, pero > Dios por su infinita misericordia ha permitido que no tan solo no se me haya probado nada, sino que todos los enredos que han armado para meter zizaña entre nosotros y dividirnos, por si mismos se han deshecho y han manifestado su falsedad; solo tengo un sentimiento que »penetra mi corazon, y es que estaba yo tan tranquilo de que tú me conocias, y estabas tan seguro de mí y de »mi constante amor, y ahora veo que no; mucho lo siento: en cuanto á las proclamas, no he desaprobado en público

D

Pesos papeles, porque no venia al caso, y creo haber he»cho mucho favor á sus autores, tan enemigos tuyos como mios, y cuyo objeto era, como he dicho arriba, romper ỏ »cuando menos aflojar los vinculos de amor que nos han »unido desde nuestros primeros años; y en cuanto a las »copias de mi carta y declaracion que se han difundido en »gran número al momento, yo no puedo impedir la publi»cacion de unos papeles que necesariamente debian pasar »por tantas manos. Té daré gusto y te obedeceré en todo;" »partiré lo más pronto que me sea posible para los Estados Pontificios, no por la belleza, delicia y atractivos del pais, que para mi es de muy poco peso, sino porque tú »lo quieres, tú que eres mi Rey y señor, á quien obedecc»ré en cuanto sea compatible con mi conciencia; pero aho»ra viene el Corpus, y pienso santificarlo lo mejor que »pueda en Mafra, y no sé por qué te admiras que yo prefiriese quedarme en Portugal habiéndome probado tan »bien su clima y á toda mi familia, y no siendo lo mismo »viajar que estarse quieto; yo no te dije que temiese el perecer yo y toda mi familia, sino que si nos ibamos á Dembarcar á Lisboa, podia cualquiera contagiarse al pasar »por aquella atmósfera pestilencial, y despues declararse »en el buque donde podiamos perecer todos; ahora, con tu permiso de podernos embarcar en cualquier otro punto, »espero ver á Guruceta, que aun no se me ha presentado, »para tratar con él: te doy las gracias por las órdenes tan »estrechas que has dado à la tripulacion: es regular que »asi las cumpla: mientras tanto el buque se está impreg »nando de los aires de Belen, á donde está fondeado; y las personas que me han rodeado en Mafra, son las mis»mas que aquí y en todas partes, que son las de mi servi»dumbre. Me parece que he respondido á todos los puntos »en cuestion, y me viene á la memoria Mr. de Gorset; ¿no »te parece que tiene bastante analogia? Esto te lo digo por"que no siempre se ha de escribir sério, sino que entre cel »y col viene bien una lechuga. A Dios, mi querido Fer⚫nando, da nuestras memorias á Cristina, y recibelas de

« AnteriorContinuar »