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Dádiva era esta, por cierto, que á cualquier vara, por mucha rectitud que tuviera, la hiciera doblar, y áun por ser el ofrecimiento de tanta cantidad, puso escándalo entre los soldados pensando que el Conde lo hiciera; y su Señoría luego, jueves, á 27 del dicho ¡mes, mandó echar bando por todo el ejército que se juntasen los Capitanes para hacerles su parlamento sobre el caso, el cual fué hacerles saber lo que le ofrecian, y haciéndoles cierto que en ninguna manera haria lo tal, aunque el rey de Tremecen le diese todo el reino, y junto con el reino todos los tesoros del mundo, y que esto tuviesen por muy cierto, y que les rogaba y encargaba tuviesen memoria al amor y voluntad con que los amaba, y con qué entrañas les daba todo lo que podia; que hiciesen como buenos españoles, y que sólo por este amor, y para cumplir la palabra que les habia dado, él la quiere efectuar y complir, y ningun interese con ellos. mirar, que así lo hiciesen.

E yo, como testigo de vista, digo que el ilustre señor D. Alonso de Córdoua me mandó que subiese al real, á la Torre los Sanctos, donde estaban las tiendas armadas, y dijese misa, y de su parte se lo certificase, y yo lo hice así, y dije misa dentro

de la tienda del Conde por el grande aire que hacia, alzados los paramentos de los lados de la tienda porque pudiesen ver misa y oir el parlamento, y yo se lo certifiqué, y muy alegremente todos respondieron, los que se hallaron presentes, aquello que dijo Sancto Tomé á los otros Apóstoles: Eamus et moriamur cum illo, que dice: << Vamos y muramos con él.»; que los trabajos de las noches pasadas no los tenian en nada, mas que me rogaban suplicase á su Señoría de su parte fuese breve la partida, y así se hizo. Cosa digna de memoria, que faltándonos los carruajes, y no pudiendo con barcas tomar la costa de Orán, era necesario proveer los bastimentos que estaban en las naos, y la mar andaba brava, fué forzado se proveyese de manera que los bastimentos viniesen en los hombros de los soldados y caballos. Iban todos con tanto ánimo y placer, que era maravilla ver aquellas compañas con sus banderas, cada uno venir en ordenanza con su saco de bizcocho en los hombros, otros en los arcabuces, otros en las picas, y los caballeros en sus caballos en las sillas, un saco de una parte y otro de la otra, y ellos á pié, desde el mayor hasta el menor, y muy alegres, y así entran este dia en Orán.

CAPÍTULO XIX.

De los tratos y confederacion que Don Alonso de Córdoua hizo con el xeque Guirref y el Haxei, y los del linaje de Muça-ben-Abdalá.

El ilustre señor D. Alonso de Córdoua, primogénito hijo del Conde, residiendo en la cibdad de Orán, en nombre del Conde, su padre, visto que el Conde era venido en España á dar órden á este negocio y efecto desta sancta jornada, como ya en el capítulo pasado digimos, etc.: entretanto que el Conde estaba ocupado en los negocios ya dichos, y en las gentes que consigo habia de llevar, trató el dicho señor D. Alonso, é hizo concierto con el xeque Guirref y con los del linaje de Muça-ben-Abdalá, y con el Haxei, que son Xeques y linajes muy principales y poderosos; y el concierto fué que serian amigos aliados con el Conde, y ayudarian con mucha cantidad de camellos y otras bestias de carga para llevar el bagaje y gente de caballo, con todo lo cual vernian á servir en la jornada; y porque estos Xeques son alárabes y amigos que les den,

y aunque con todo esto se alzan á su mano, para tenerlos aliados y seguros que otra cosa no hiciesen, D. Alonso de Córdoua les dió mucha cantidad de paños, sedas, lienzos y dineros. Sabido esto por el rey de Tremecen, Muley-Mahamet, como estos Xeques tenian este concierto, acordó de tratar con ellos de manera que faltasen lo que concertado tenian, y como son infieles, aunque gente de calidad, como ya dijimos, no tuvieron en mucho la palabra y concierto que con D. Alonso de Córdoua tenian, quebrantando la fe y palabra que le tenian dada, segun su ley; y conociendo esto el rey de Tremecen, y que fácilmente con dádivas los podria atraer en su servicio, ofrecióles y dióles buena cantidad de dinero á cada uno de estos Xeques ya dichos, y tuvieron secreto este concierto, y siempre certificaban al Conde que su venida y socorro seria cierto, y así cada hora los esperaba el Conde en Orán, y desta manera tuvieron algunos dias engañado al Conde hasta que se les sintió la traicion; y como de allá no hobiese ningun remedio de bagaje, como se esperaba, lo cual era más necesario y en más tenido que sus personas, determinóse la partida sin más esperarlos, y ésta fué la causa de faltar el bagaje, por donde no se

llevó tanto bastimento como se llevara si los hobiera; y de aquí el rey de Tremecen tuvo por muy cierto que no podria partir el Conde con su ejército por falta de bagaje en que se llevase el bastimento, y no estaba muy engañado, porque llevar lo que se llevó, y con tan poco bagaje, más parece milagro que cosa hecha de hombres, así por ser el tiempo tan trabajoso de aguas y lodo como era: de manera que cada soldado llevaba su comida y sus armas, y no hacia falta á lo que era necesario en la guerra, de donde se infiere cuán honrada gente era la que en esta jornada se halló, y como la virtud de los españoles, no sólo resplandece en el esfuerzo y pelear, mas aún en los otros trabajos concernientes á la guerra.

CAPÍTULO XX.

De como el Conde mandó á mí, el autor, que predicase en el campo y encomendase la honra de Dios, y que no blasfemasen, y de cómo partió el avanguardia camino de Tremecen.

Sábado, luego, siguiente, á 27 del mes de Enero, por la mañana, dijimos misa en

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