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al convento de San Francisco, y viendo nuestros prelados que esta casa no era capaz para convento, y que el que tenian y dejaron las Carmelitas Descalzas era mayor, y que tenian ya las paredes de la iglesia hechas, y otros edificios de mucha costa, mandó nuestro Padre Fray Juan de Bobadilla, ministro provincial desta provincia, que se pasasen las Religiosas á este santo convento, donde permanecen y permanecerán á honra y gloria de Dios Nuestro Señor, y de la limpia Concepcion de María Santísima, su Madre.»

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En la cornisa de esta iglesia, que es de una nave y muy buena, se lee: Esta iglesia y monasterio fundó y dotó la Excma. Sra. Doña Ana de Mendoza y de la Cerda, Princesa de Melito y Duquesa de Pastrana, etc., cuyo origen procede legítimamente de los Reyes de Castilla y de Francia. Acabóse á 20 dias del mes de mayo del año de Nuestro Señor Jesuchristo de 1582, á honra de Dios y su bendita Madre. >>

En esta iglesia se venera en el altar mayor Nuestra Señora del Soterraño, que fue hallada en una bóveda del castillo de Zorita, y los Señores Duques la trajeron; entonces y despues esta Señora ha obrado muchos prodigios, como puede verse en la historia que conservan estas religiosas. En la misma iglesia, frente de la puerta, en una lápida de los Begas y en unas armas que hay sobre una inscripcion, se lee: Con el moro peleé, y estas armas le gané; y sobre un castillo pone: Ha de ser.

El convento nada tiene de particular, porque es una reunion de casas. En una especie de altar que hay en el enterramiento de las religiosas, debajo de un cuadro de la Purísima, hay escrito: «Aquí está enterrada mi Señora Doña Felipa de Acuña y Guzman: murió de 70 años, á 27

de setiembre de 1610, etc..... La trasladó aquí su sobrina Doña Isabel Cabrera y Mendoza, á 2 de agosto de 1623.»

Las religiosas de Fuentelencina se trasladaron á este convento y comunidad en 28 de noviembre de 1804.

CAPITULO XIV.

Fundacion del Desierto de Bolarque, de los Carmelitas descalzos.

Aunque los desiertos de la Palestina y del Egipto fueron los modelos de la vida solitaria y eremítica, no por eso faltaron en Europa ciertos sitios, donde se imitaron perfectamente aquellos dechados de penitencia. Uno de ellos fue el Desierto de Bolarque, donde, segun la opinion de hombres respetables, hubo siempre un semillero de Santos. Mas como estas cosas están las mas veces ocultas en los consejos divinos, no intento escudriñarlo, y sí solo decir lo que sepa de esta fundacion, y algunas particularidades que he podido recojer.

El sitio que ocupa este convento es el mas dispuesto para un desierto religioso, por su silencio, por lo ágrio del terreno, y por no ser camino para ninguna parte. Está en la orilla del Tajo, como un cuarto de legua mas arriba de donde este rio se junta con Guadiela, que es donde llaman la Olla de Bolarque. Por el Oriente le sirve de límite el rio Tajo, y todo lo demás del sitio está cercado con una pared, lindando por todas partes con lo que llaman la Comun, poco mas abajo del monte de Anguix.

Como muchas veces se digna el Señor anunciar muy de antemano las cosas estraordinarias, así quiso anunciar

la fundacion de este santo Desierto, pues muchos años anles, con espiritu profético, dijo un V. pastor de Buendía á vista de este sitio: Bienaventurados serán los que vivieren, porque gozarán en estas sierras de una gente santa que, huyendo del mundo, se vendrán á vivir entre estos riscos (1).

El primer terreno para esta fundacion lo vendió Hernando de Nieto, vecino de Valdeconcha, en 83 ducados, que pagó un caballero genovés, que fué con el P. Fray Alonso de Jesus María (que fué el fundador) á ver este sitio. Tenia este Padre cuando hizo esta fundacion 28 años; era natural de Villarejo de la Peñuela. Dió licencia para esta fundacion el Señor Arzobispo Quiroga, en 8 de agosto de 1592; se tomó jurídica posesion del sitio en 14 de dicho mes y año; y se dijo la primera Misa el domingo 16 de agosto del 1592, donde ahora está la ermita de San Juan Bautista. La primera iglesia estuvo cubierta con ramas de árboles; únicamente cubrian las tejas un altar; la campanita se colocó en el gajo de una encina (que yo he conocido), y luego poco á poco fueron edificando el convento.

Siendo muy corto el terreno que tenian los Padres, pidieron al Señor Felipe II les diese mas estension, y el Rey envió á D. Francisco Contreras (de quien volveré á hablar) para que juntando las villas á quienes pertenece la Comun, se lo propusiese, ¡y si alguna no queria ceder graciosamente su parte, que el Rey se lo pagaria! ¡Luego dicen que los Reyes eran déspotas!.... Todas cedieron, y los señalaron el terreno que hoy ocupa la cerca. Como á los tres años de su fundacion se trasladó el convento un

(1) Historia de Bolarque, por Fr. Diego de Jesus María, cap. IV.

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poco mas arriba. Arreglado el nuevo convento, y saliendo la comunidad procesionalmente con el Santísimo Sacramento de la ermita de San Juan, iban cantando salmos y este motete:

Un pastor en el Carmelo
Mejora de asiento y casa,
Y con él se muda y pasa

Toda la corte del cielo.

El dia 27 de agosto de 1619 se quemó este convento, ó por mejor decir, segun piadosa tradicion, le quemaron los diablos en figuras de zorras; acudió mucha gente de los pueblos inmediatos, pero no pudieron impedir que fuera todo reducido á cenizas. En este apuro sacaron al Santísimo, y en un pequeño sagrario le colocaron debajo de un boj, donde despues se fundó la ermita que llaman del Humilladero, que es la segunda que hay á la izquierda subiendo al convento, en un rinconcito; y estando todos los religiosos con el sobresalto que era regular, les habló el dicho Fr. Alonso de Jesus María de este modo: «Caudal de catorce maravedis tenia conmigo cuando entré á fundar este Desierto, donde se han gastado millares de ducados; no se haga un pecado venial en esta congoja, con que Dios se desagrade, que ni otros catorce maravedís, ni lo demás necesario para reedificarle nos ha de faltar, como quiera que S. D. M., ni se ha empobrecido, ni quebrado el seguro de su divina palabra. » A otro dia, sentado en el monte con sus religiosos, les dijo: «Visto han Vds., Reverencias, Padres y hermanos mios, amados mucho en las entrañas de J. C., lo que yo escusaré decirles, abrasarse nuestro convento de Bolarque. Ya esto se ha acabado, comenzando cuidados nuevos á desvelarme. La casa, á vista de nuestros ojos, yace entre ceni

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zas y carbones, incapaz en mucho tiempo de habitarse. El tratar de su reparo á mí toca, y el acierto de lo que quiero conferir, al consejo de vuestras Reverencias. Si tienen por conveniente que esto cese y la Comunidad falte, en tanlo que el Señor abre camino y da modo en órden al reparo de esta pérdida, fácil me será el repartirlos en las demás casas de la provincia, que ya querrá Dios se vuelvan á oir las arpas de David y citaras de divinas alabanzas en este su templo, despues de limpio y purificado. A esta propuesta respondieron todos los religiosos á una: ¿No hay ramas de pino y fuste para chozas en el monte? ¿No hay grutas y cavernas en los peñascos del sitio? ¿Cómo, ó Muy R. Padre, así nos despides, ó pides el consejo para determinarlo? Ni voces de divinas alabanzas, ni salmos de David en las consonancias de su arpa han de faltar una hora en este yermo, que bien sabe el Señor, no por poco tiempo sino por mucho, habitar sin casa en las malezas de un desierto, como los 40 años de la jornada hebrea nos lo dicen. ¿Será justo que el demonio impida á Dios glorias, y á sus siervos aumentos, satisfaciendo á los intentos de su rabiosa envidia? No; con tu licencia Padre, no; todos los presentes nos ofrecemos á la regular observancia, con las descomodidades que de la desgracia presente se originaren, sin que haya de cesar por ello un punto la rueda de los ejercicios de la Comunidad.» Efectivamente, fueron habilitando el convento, el que no es grande, pero muy bien arreglado y distribuido.

El Señor Felipe II recibió el Patronato de este convento en 1593, y desde entonces se tituló Real Desierto de Bolarque.

Sería largo el referir los muchos y santos varones que han habitado este Desierto; solo diré algo del V. P. Fray

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