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rogativa de penitencia con dicha imágen del Santo Apóstol, que se llevó á la iglesia de San Miguel, donde se hizo un novenario; y concluido éste, al conducir al Patrono á su iglesia, despues de diez meses de una terrible sequedad en que enteramente habian faltado las aguas, empezó á llover tan copiosamente, que tuvo que hacer paradas la procesion en los conventos de la Esperanza y de la Gracia. »

Hasta aquí las noticias que da Fernández Pérez acerca de la iglesia de San Bartolomé. Tiene ésta la forma exterior de rectángulo y la interior de cruz, lo mismo que la de Santa María, y mide por dentro unos 36 metros de longitud por 16 de latitud, 14 de altura en la nave de enmedio y 11 en las laterales. Las capillas quedan fuera de las dimensiones indicadas, formando otras naves más bajas y estrechas que las anteriores; detalle cuya irregularidad no ha de extrañar el lector, si tiene en cuenta que este templo se fué ensanchando paulatinamente, según explica Fernández Pérez en los párrafos transcritos.

El retablo del altar mayor es sencillo en sus partes, aunque bastante adornado en la composición; el fondo es blanco; las columnas, cornisas y adornos son dorados. Lo constituye un cuerpo solo, sostenido por cuatro columnas salomónicas, y rematado en tímpano, cuyo centro ocupa un escudo con la cruz de la Orden de Santiago. Está dedicado á San Bartolomé, cuya efigie está representada sufriendo el martirio y rodeada de sus verdugos, en esculturas de escasa importancia.

En la nave del lado del Evangelio están: la capilla de la Virgen del Reposo y del Sagrario, en el crucero; el retablo de San Antonio de Padua, la capilla de las Ánimas, la de San José y la de San Pedro Alcántara, en la nave. En la de la Epístola están: la capilla del Cristo de la Piedad, en el crucero; la de la Virgen de la Cabeza, la de San Isidro, la puerta meridional de salida y la capilla del Bau

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tismo, en la nave. Además, contra los dos postes primeros del crucero hay dos retablos dedicados á San Francisco Javier y San Luís Gonzaga. Todos los retablos son buenos, que así puede decirse, si se comparan con los de las otras iglesias; y en cuanto á las imágenes también esta parroquial puede jactarse de que las suyas, sin ser de notable mérito, son de las mejores que hay en la población. La de San Pedro de Alcántara es la mejor de todas, y puede competir con la de San Diego que se venera en Santa Catalina. El coro es bastante inferior, y el órgano no pasa de muy mediano.

La torre está situada en el ángulo occidental del templo, y aunque no deba dejar de llamarla hermosa, tiene sus tachas muy marcadas, como toda obra humana. Hubiera sido bellísima si todas sus partes tuviesen las proporciones que sin duda en un principio intentaron darle; pero tuvieron los constructores la desgracia de que se cayese antes de concluir el primer cuerpo, y atemorizados después por este acontecimiento, á pesar de restaurar este primer cuerpo con toda la solidez necesaria, pusieron sobre él un segundo cuerpo raquítico, enano con mucha cabeza, y un tercer cuerpo airoso y elegante, que con su gracia contribuye á evitar que el golpe de vista de toda la torre sea desagradable. Sin embargo, en cuanto se mira despacio se nota este detalle ingrato. Los colores con que pintaron los adornos son muy vivos; y aunque el tiempo y las lluvias los van consumiendo, todavía desagradan bastante á la vista. Lo mismo sucede con la portada occidental de la iglesia, adornada de colores chillones, que la hacen grotesca.

III.-San Miguel.

La iglesia de San Miguel se halla en la plaza de su

nombre, en el centro de la población, y tiene la dirección su longitud en sentido de NE. á SO.

De la historia de la construcción y reformas de esta iglesia no he podido encontrar noticias detalladas. Fernández Pérez, que no fué poco diligente en la busca de datos, sólo se atreve á decir que se erigió cuando la población vino á poder de los Caballeros de Santiago, y éstos procuraron engrandecerla, hecho que yo entiendo ocurrió á fines del siglo XIV ó en los comienzos del XV, en un tiempo del cual no hay datos conocidos para la historia jerezana. Á falta de otra noticia, repito con el autor citado que «para honor de la Órden de Santiago, á quien pertenecia el pueblo y á quien se debia el aumento y grandeza de su poblacion, se edificó en el mismo sitio de la parte baja y llano de la plaza una iglesia dedicada al patrono de la Órden, el Apóstol Santiago, que hoy es parroquia con la advocacion de San Miguel Arcángel.» ¿Cuándo dejó de ser santuario de Santiago para convertirse en parroquial de San Miguel? Inútil es querer responder á esta pregunta; pues las noticias escritas más antiguas son del siglo XVI, y llaman á esta iglesia de San Miguel. Quizás el mismo título tenía en 1463, cuando se enterró en ella Garci Martínez de Logroño, cuya sepultura es la más antigua de que hay memoria en este templo.

Atendiendo á su construcción, se notan en el centro distintas obras, hechas en tiempos diferentes. La primera y más principal fué un rectángulo dividido por dentro en tres naves por medio de postes ó columnas bastante elevadas, que dan á la iglesia suntuoso aspecto, de algo más que parroquial y no tanto como catedral. Esta primera obra fué sin duda la que la Orden de Santiago hizo cuando creó esta parroquial, que se limitaba á las tres naves dichas, sin capillas laterales, y sólo adornada por retablos.

Una segunda obra, independiente y acaso muy poste

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