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enteramente nueva, con un vecindario duplicado y una extensión mucho mayor de la que antes tenía; y como este cambio tan radical va unido á la jurisdicción de la Orden de Santiago, á falta de otra explicación más cierta, debemos atribuir á buen régimen establecido por la Orden el mejoramiento que Jerez alcanzó entonces.

Del reinado de D. Enrique IV hay noticia de una provisión de 27 de Noviembre de 1471, por la que el citado monarca concedía á todos los vecinos de Jerez, lo mismo cristianos que judíos y moros, exención del pago del Pedido y la Moneda forera. Así se evidencia por las dos cláusulas siguientes, que es lo único que conozco del texto de la carta de privilegio:

«É otrosí por virtud de esta dicha mi carta de pri>>vilegio ni de sus traslados signados ni en otra ma»nera, no han de ser recebidos los dichos mis teso>reros é arrendadores é recaudadores mayores é me>nores é receptores que son ó fueren de Monedas é Mo>neda forera que yo mandare echar é repartir é se >echare é repartiere al dicho Obispado de Badajoz >donde entra é con quien anda en renta de Monedas é Moneda forera é en repartimiento de Pedido la di>cha villa de Xerez cerca de Badajoz é sus arrabales >é términos, maravedis ni otra cosa alguna por razón >de la dicha franqueza del dicho Pedido é Monedas é >Moneda forera. »

«Otrosí en el arrendamiento que de las dichas Mo>nedas é Moneda forera del dicho Obispado de Bada>joz se hiciere, se arrendará con condicion que el dicho » Concejo de la dicha villa de Xerez cerca de Badajoz »é vecinos é moradores de ella é sus arrabales é tér>minos, assí christianos como judíos é moros que en » la dicha villa é en sus arrabales é términos moran é

»viven é vivieren é moraren de aquí adelante, para siempre jamás sean francos,» etc (1).

Como el Pedido y la Moneda forera eran tributos á beneficio de la Hacienda Real, dicho se está que, al eximir del pago de ellos á la villa de Jerez, quedó ésta completamente desligada de la jurisdicción real, y convertida por entero en villa de abadengo.

Hacia el año 1475 había grande colisión entre varios. magnates ambiciosos por la designación de Maestre de Santiago, cargo que á la sazón había quedado vacante con motivo del fallecimiento de D. Juan Pacheco, Duque de Trujillo. Pretendía sucederle en el maestrazgo D. Alonso de Cárdenas, Comendador Mayor de León; mas como también lo desearan el Conde de Paredes D. Rodrigo Manrique y el Marqués de Villena D. Diego López Pacheco, buscó el de Cárdenas el apoyo de D. Enrique de Guzmán, Duque de Medina-Sidonia y Conde de Niebla, á quien prometió que en caso de no obtener el maestrazgo trabajaría para que el de Guzmán lo adquiriese, y le entregaría las fortalezas que ya tenía en su poder, «que eran Xerez de Bada»joz, Llerena, Reyna, Montemolin, é Hornachos, Medina >> de las Torres é otras. » Murió en esto el rey D. Enrique IV; y como sus sucesores D. Fernando y D.a Isabel quisieran tener contento al de Guzmán, le enviaron cédula de nombramiento para el maestrazgo, con lo que éste se desligó del compromiso que contrajera con Cárdenas, y buscó á D. Lorenzo Suárez de Figueroa, Conde de Feria, para que le auxiliase en la demanda. Se concertaron bodas entre las familias de Guzmán y Figueroa, y prometió aquél á éste donarle algunas plazas si lograba tomar posesión del maestrazgo de Santiago; á cuyo efecto acordaron proclamar

(1) Memorial Ajustado, sección de pruebas que alega el Obispo.

Maestre á D. Diego de Alvarado, Comendador de Lobón, con el fin de que, una vez reconocido éste por todos los caballeros de la Orden, renunciase su cargo en manos del Conde de Niebla. Lanzáronse á los pueblos de la Orden proclamando á Alvarado, y el Duque intimó á algunos fuertes que se rindiesen. «É fué á Araçena é de allí á Frexenal, donde salió el Conde de Feria á recebir al Duque, é de allí los dos departieron con sus gentes sobre Xerez >cerca de Badajoz; é como sabían la venida del Duque é del >Conde, avíanse bastecido é artillado de tal manera, que se >defendieron, é estos señores fuéronse por Burguillos á Ça>fra. Llegó el Duque con sus importunas asonadas á Llerena, donde no le dejó entrar D. Alonso de Cárdenas, por lo que tuvo que ir á pernoctar á Guadalcanal; y habiéndole atacado allí Cárdenas en la madrugada del martes de Carnestolendas, le hizo marchar á su país, con ánimo de no volver á pensar en el maestrazgo, que desde entonces poseyó Cárdenas pacíficamente (1).

(1) Pedro Barrantes, Ilustraciones de la Casa de Niebla, tom. II, cap. XI.

CAPÍTULO VIII

Edad Moderna.--Periodo de engrandecimiento.

N

INGÚN nombre es más adecuado que el de período de engrandecimiento para designar el de la historia jerezana comprendido en el último cuarto del siglo XV y todo el siglo XVI; pues durante todo este transcurso de ciento veinticinco años experimentó la población un cambio radicalísimo, que aumentó en más del duplo su importancia social, gracias á la Orden de Santiago, que desde los comienzos de su dominio en Jerez procuró engrandecerla. Los datos recogidos acerca de este período permiten ya penetrar con acierto en el conocimiento de la localidad, y por tanto voy á presentarlos con orden metódico.

En cuanto á la topografía, al comenzar el siglo XVI abarcaba la villa de Jerez la misma extensión que hoy tiene. Quizás desde el siglo XIV existía la iglesia parroquial de San Miguel, que primeramente se tituló de Santiago; y si no cuenta tan larga fecha, hay que suponerla fundada en la primera mitad del siglo XV, y extendiendo su jurisdicción por el barrio extramuros de la parte oriental, pues la población encerrada en la muralla estaba repartida entre las parroquias de Santa María y San Bartolomé. Por otra parte, al comenzar el siglo XVI existía la iglesia de Santa

Catalina, de suerte que todo su extenso barrio, desde la muralla hasta el sitio que ocupa el templo, tenía forzosamente que estar ya construído. Los datos cronológicos sobre fundación y levantamiento de edificios robustecen estas afirmaciones. En 1471 se hizo una restauración en el Castillo; en 1491 se fundó el convento de nuestra Señora de la Gracia; en 1499 el de Consolación, que por estar fuera de la muralla muestra que ya existía el barrio de Santa Catalina por aquel lado; en 1502 existía ya la fuente de los Caballos, y se fundó junto á ella el convento de la Madre de Dios, lo que prueba que por el lado oriental existía el barrio de los Mártires; en 1514 se hizo la fuente de la Silva, también extramuros; en 1516, la del Corcho, y en 1520 el convento de la Luz, al pié de la misma fuente, lo que patentiza que el barrio de Santa Catalina se extendía ya por esta parte meridional; en 1557 hicieron la casa Carnicería; en 1558, el beaterio que fundó D.a Isabel de Solís; en 1561, el convento de la Santísima Trinidad, en la plaza de San Miguel; en 1566, las casas de Justicia; en 1567, la fuente de los Santos; en 1570 existía el reloj en la misma torre del Castillo en que hoy está colocado; en 1571 existía la fuente de la Morería, llamada hoy fuente Nueva, en las afueras de la Puerta de Santiago; en 1579 se hizo la ermita de San Gregorio; en 1577 se hizo el edificio para el Pósito; en 1593 se fundó el convento de la Esperanza, que había sido beaterio desde 1553. Por todas estas noticias puede comprenderse que al comenzar este período era la población tan extensa como hoy, y que durante el siglo XVI se construyeron casi todos los edificios públicos conocidos.

Si de la población pasamos al término, tenemos noticias. que acusan la existencia de una población rural prodigiosa. Lugares ó aldeas con alcaldes pedáneos, solamente había dos: el Val de Matamoros y el Val de Santa Ana. En 1581 era dueño de la Crespa, Confrentes, Aldeguero y Chan

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