Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Libro décimo.

Frente por frente del lienzo que acabamos de pin

tar, en el que se descubren en primer término la imprudente turbulencia y ambicion de los inquietos, y mas allá las tramas que urde un rey ingrato y sediento de venganga, vamos á desenvolver otro cuadro no menos digno de la pública adıniracion, y arrollado y oculto hasta el dia. Los agentes elegidos por Fernando para llevar á cabo las conspiraciones desde la vecina Francia van á apa. recer en la escena, divididos, trabajados por sus propias pasiones, llenos de debilidades, de miseria, de crueldad, y sin poder entenderse ni aun en medio de los peligros y de la desgracia. Y entre tan negras figuras congregadas y agrupadas con el hacha en la mano para destruir hasta los cimientos de las glorias antiguas de España, descollará la imagen del príncipe que los atiza, que sonríe con el estruendo de la patria destruccion, y que premia á los obreros que con mas furor trabajan en aquel desplomamiento de la monarquía. ¡Enojosa tarea la de enseñar á los lectores tras las fraguas de la anarquía el laboratorio de las conspiraciones del despotismo!

La urna electoral no desmintió los vaticinios públicos: los hombres mas ardientes, de buena fé, amantes de la patria, pero á quienes cegaba este

[blocks in formation]

Nuevo con- mismo amor, sin esperiencia, y juguete por lo misgreso de diputados. mo de la astucia palaciega, se sentaron en los escaños del congreso. Componíase éste de un solo grande de España, el duque del Parque, presidente de la Fontana de Oro, de dos títulos, ningun obispo, veinte y seis curas y canónigos, treinta militares, veinte y siete empleados inferiores, diez y seis propietarios de la clase media, siete comerciantes, seis médicos, veinte y siete abogados y otros. Dos opiniones, la del orden y la de la revolucion, se disputaban el triunfo como en la asamblea anterior, pero con fuerzas muy distintas. Sobresalian en la segunda Alcalá Galiano, Escobedo, el fraile y guerrillero Rico, Beltran de Lis (don Manuel), Riego, el duque del Parque y tantos otros: á la cabeza de la primera sentábase el elocuente don Agustin Argüelles, seguido de Alava, Valdés, Latre y Falcó. Tambien se descubria en sus bancos á don Nicolás Gomez Villaboa, magistrado de Asturias y diputado por la provincia de Leon, confidente del monarca, á quien daba cuenta de cuanto pasaba en las Cortes, de sus sesiones secretas, cuya historia escribió y presentó á Fernando, y de los pensamientos mas recónditos de sus compañeros: auxilióle andando el tiempo en aquella empresa el representante por Valencia don Bernardo Falcó.

1822.

La asamblea, queriendo desde el primer dia hacer su profesion de fé política con franqueza y Riego nom- ostentacion, nombró presidente á don Rafael de brado presidente. Riego, y admitió en su seno á Escobedo, autor de las turbulencias de Sevilla, á pesar de estar procesado por acuerdo de las Cortes anteriores. Abrió el nonarea la legislatura en 1.° de Marzo, y en su discurso encontrábase el siguiente pasage. "Nuestras relaciones con las demas potencias presentan el aspecto de una paz duradera, sin recelo de que pueda ser perturbada; y tengo la satisfaccion de

asegurar á las Cortes que cuantos rumores se han esparcido en contrario carecen absolutamente de fundamento, y son propagados por la malignidad que aspira á sorprender á los incautos, á intimidar á los pusilánimes, y á abrir de este modo la puerta á la desconfianza y á la discordia." Riego, dando principio á la oposicion y á la energía con que habian resuelto los suyos abrir la marcha del nuevo congreso, respondió: "Al oir de boca de V. M. mismo la situacion en que se hallan las fuentes de la riqueza pública, el orden interior del Estado y sus relaciones esteriores, parece que todos deberíamos entregarnos á las mas halagüeñas esperanzas de un porvenir venturoso." Y mas adelante: "Las Cortes harán ver al mundo entero que el verdadero poder y grandeza de un inonarca consiste únicamente en el exacto cumplimiento de las leyes. "

[ocr errors]

En la misma sesion, el secretario de Marina comunicó á la asamblea el nombramiento del ministerio constituido de este modo: ministro de Estado, don Francisco Martinez de la Rosa; de la Gobernacion, don José María Moscoso; de Hacienda, don Felipe Sierra y Pambley; de Gracia y Justicia, don Nicolás Gareli; de Guerra, don Luis Balanzat; de Marina, don Francisco Romarate; y de Ultramar, don Manuel de la Bodega, á quien sucedió en breve don Diego Clemencin; nombres conocidos en la anterior legislatura por su elocuencia, por su mérito literario, y por haber brillado en los bancos de la mayoría defendiendo el orden y el gobierno constituido.

Fernando, despues de haber renunciado al loco intento de elevar al poder ministerial á sus confidentes secretos, fijó los ojos en el conde de Toreno, á quien personalinente rogó aplicase los hombros á la pesada carga. No aceptó el conde

Tercer ministerio constitucional.

el alto puesto á que le destinaba el príncipe, ya porque conociese sus opiniones personales y el oculto impulso que motivaba aquella invitacion, ya porque caida la venda que cegó sus ojos veía cuán distinta de la teoría era la práctica de la Constitucion de 1812, y por consiguiente cuán dificil gobernar con ella en la mano. Contentóse pues con indicar á Martinez de la Rosa para cabeza del nuevo gabinete, y dispuso su partida á París. Martinez de la Rosa, que bajo las flores de honra tan lisonjera descubria las espinas encubiertas entre sus hojas, alegó que el horizonte político se presentaba muy tempestuoso, y que no se sentia con fuerzas bastantes para hacer frente á la borrasca. Los realistas, que habian concebido una alta idea de los conocimientos prácticos en el arte de gobernar del diputado granadino, cruzaron sus intrigas para que no se sentase en la silla ministerial; pero el rey, á quien ninguno aventajaba en la ciencia de conocer el corazon humano, se rió de sus vaticinios, porque habíale enseñado la esperiencia que el mas facil de engañar es el hombre de bien. Y recurriendo á la simulacion y á la hipocresía, que tan naturales le eran, esclamó: "¡Qué será de mí, si los españoles honrados me abandonan en estos momentos!" Cayeron en el lazo no solo Martinez de la Rosa, sino tambien Gareli y Moscoso, indicados por el primero, y que se hallaban presentes á la real esclamacion.

Justos con todos los partidos y con sus individuos, porque no perteneciendo á ninguno los exaninamos todos sin prevencion y con el cristal único del bien público, no disputaremos al distinguido literato, al ilustre vate y elocuente orador los floridos laureles de su bien merecida corona. Ni tampoco intentaremos despojarle de la palma ga

[ocr errors]

nada en la defensa del orden público y de las leyes en la anterior asamblea; pero sí le negaremos las dotes del hombre de estado, porque ellas distan tanto de las prendas de un poeta, como la teoría de la práctica, y las dulces ilusiones en la juventud de la triste realidad en la vejez. Facil, indeciso, y algunas veces flojo y desmayado el gefe del nuevo gabinete, careció de la energía suficiente para tener las riendas al carro de la anarquía, y adormeciéronle las sirenas de palacio para que no oyese el estruendo de las conspiraciones del rey, engañando su imaginacion si alguna vez despertaba, con el sueño falaz de una modificacion del código de Cádiz.

Ataque de las Cortes al mi

El congreso, despues de haber renunciado en la sesion secreta del dia 3 la cuarta parte de sus dietas, en vez de haberlas renunciado enteras, principió sus trabajos atacando á los nuevos secretarios del despacho con un calor que descubria nisterio. el mal oculto fuego del aborrecimiento: por solo haber dicho el ministro de la Gobernacion que la Constitucion no prescribia el orden con que debian leerse las memorias de las respectivas secretarías, y que respetaba la ley y no la práctica, propuso el señor Isturiz, juntamente con otros, que las Cortes manifestasen el alto desagrado con que habian visto su conducta en aquel asunto; y únicamente por dos votos no fue aprobada la indicacion. Las grandes medidas que requeria el estado especial del pais quedaron en el olvido; y en vez de esta cuestion de vida ó muerte, en vez de los asuntos árduos, vagó la asamblea por un espacio imaginario de ninguna utilidad para la despedazada patria. Atosigaba á la mayoría de los individuos el ansia de mudar y trastornar todas las cosas sin atender al tiempo, á la política, ni á los intereses antiguos. Mientras que un diputado

« AnteriorContinuar »