Colección de las obras sueltas: assi en prosa, como en verso, Volumen7

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A. de Sancha, 1777
 

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Página 26 - No puede durar el mundo, porque dicen, y lo creo, que suena a vidrio quebrado y que ha de romperse presto. Señales son del juicio ver que todos le perdemos, unos por carta de más, otros por carta de menos. Dijeron que antiguamente se fue la verdad al cielo ; tal la pusieron los hombres que desde entonces no ha vuelto.
Página 25 - ... lejos! Ni estoy bien ni mal conmigo, mas dice mi entendimiento que un hombre que todo es alma está cautivo en su cuerpo. Entiendo lo que me basta, y solamente no entiendo cómo se sufre a sí mismo un ignorante soberbio. De cuantas cosas me cansan, fácilmente me defiendo ; pero no puedo guardarme de los peligros de un necio.
Página 27 - Oigo tañer las campanas, y no me espanto, aunque puedo, que en lugar de tantas cruces haya tantos hombres muertos. Mirando estoy los sepulcros, cuyos mármoles eternos están diciendo sin lengua...
Página 236 - Adonde, di, te engolfas ? que no hay deseos cuerdos con esperanzas locas. Como las altas naves, te apartas animosa de la vecina tierra, y al fiero mar te arrojas.
Página 25 - No sé qué tiene el aldea, Donde vivo y donde muero, Que con venir de mi mismo No puedo venir mas lejos. Ni estoy bien, ni mal conmigo ; Mas dice mi entendimiento Que un hombre que todo es alma Está cautivo en su cuerpo.
Página 159 - Cogía de sus hojas La risa con las perlas. Mas ya no me responde Mi dulce amada prenda: Que en el silencio eterno A nadie dan respuesta. De suerte sus memorias En soledad me dejan, Que busco sus estampas Por esta arena seca. Y donde tantas miro, (¡Qué locura tan nueva!) Escojo las menores, Y digo que son ellas. No hay árbol donde tuvo...
Página 83 - ¿Qué mayor riqueza para una mujer que verse eternizada? Porque la hermosura se acaba, y nadie que la mira sin ella cree que la tuvo; y los versos de su alabanza son eternos testigos que viven con su nombre. La Diana de Montemayor fue una dama de Valencia de Don Juan, junto a León. Y Ezla, su río, y ella serán eternos por su pluma.
Página 170 - Ya todo el bien que tuve De verle me despide: Su muerte es esta vida Que me gobierna y rige. Ya mi amado instrumento, Que hazañas invencibles Cantó por admirables, Lloró por infelices, En estos verdes sauces Ayer pedazos hice; Supiéronlo barqueros, Enojados me riñen.
Página 28 - Sin libros y sin papeles, sin tratos, cuentas ni cuentos, cuando quieren escribir piden prestado el tintero. Sin ser pobres ni ser ricos tienen chimenea y huerto; no los despiertan cuidados, ni pretensiones, ni pleitos; ni murmuraron del grande ni ofendieron al pequeño; nunca, como yo, firmaron parabién ni pascuas dieron. Con esta envidia que digo y lo que paso en silencio, a mis soledades voy, de mis soledades vengo. ¡Pobre barquilla mía entre peñascos rota, sin velas desvelada y entre las...
Página 24 - A MIS SOLEDADES VOY... A mis soledades voy, de mis soledades vengo, porque para andar conmigo me bastan mis pensamientos. ¡No sé qué tiene la aldea donde vivo y donde muero, que con venir de mí mismo no puedo venir más lejos! Ni estoy bien ni mal conmigo; mas dice mi entendimiento que un hombre que todo es alma está cautivo en su cuerpo. Entiendo lo que me basta, y solamente no entiendo cómo se sufre...

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