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el título de la iglesia en que estaban sepultados, y la era precisa del fallecimiento, todo forma un conjunto que prueba plenamente la seguridad con que escribian y lo injusto que es suponerlos equivocados en sucesos que apenas contaban un siglo de antigüedad.

De D. Pelayo dice el Cronicon de D. Alonso III, ó sea del obispo Sebastian: «Pelagius, post nonum decimum regni sui annum completum, propia morte decessit, et sepultus cum uxore sua Regina Gaudiosa territorio Cangas in Ecclesia Sanctæ Eulalia de Velapnio fuit era 775» (año 737).

Nótese que dice reinó diez y ocho años cumplidos, que murió naturalmente, que fué sepultado en la iglesia de Santa Eulalia de Cangas con su muger la reina doña Gaudiosa en la era 775. No se puede exigir mas exactitud, mas seguridad ni mayor claridad: para destruir esta noticia en que se le figura á cualquiera que el historiador al extenderla estaba leyendo la inscripcion del sepulcro de D. Pelayo, y las memorias que aun entonces existirian en la iglesia en que yacia, es necesario presentar pruebas terminantes, relaciones exactas y tan antiguas, no argumentos negativos ni suposiciones.

Primus in Asturias Pelagius regnavit in Cannicas annis XIX (decem et novem). Obiit quidem prædictus Pelagius in locum Cannicas era 775.» Albeldense, Ordo Gothorum Ovetensium Regum. Está conforme en el año con el Cronicon de Sebastian, aunque no está copiada la cláusula, como supuso Masdeu.

D. Favila. Cronicon de Sebastian: Sepultus cum uxore sua Regina Froleba territorio Cangas in Ecclesia Sanctæ Crucis, quam ipse construxit, fuit era 777» (año 739).

En esta cláusula, á las circunstancias observadas en el artículo anterior de D. Pelayo, se añade que fué sepultado en la iglesia de Santa Cruz, que él habia fundado, noticia particular, que demuestra que el historiador estaba muy enterado de todas las particularidades correspondientes al enterramiento de este rey.

El Albeldense dice: Favila, fillius ejus regnavit annos 2.

Adefonsus primus vitam in pace feliciter finivit: sepultusque cum uxore sua Regina Ermesinda in territorio Cangas, in Monasterio Sanctæ Mariæ fuit era 795 (año 757). Cronicon de Sebastian.

Adefonsus, Pelagii gener, regnavit annos decem et octo. Albeldense.

Froila regnavit annos undecim et mensibus tribus, et sepultus cum uxore sua Munia Oveti fuit era 806 (año 768). Cronicon de Sebastian. Este rey hizo

córte del reino de Asturias á Oviedo, en donde debia haber muchas memorias suyas, cuando escribia su Cronicon en la misma córte el obispo Sebastian ó el rey D. Alfonso III.

Ipse (Froila) ob feritatem mentis in Canicas est interfectus era 806. Albeldense.

Aurelius...... sex annos regnavit, septimo namque anno in pace quievit, et sepultus in Ecclesia Sancti Martini Episcopi in Valle Lagnejo fuit era 812 (año 774). Cronicon de Sebastian.

Aurelius regnavit annos septem. Cronicon Albeldense.

Silo.... regnavit annos novem, et sepultus cum uxore sua Regina Adosinda in Ecclesia Sancti Joannis Apostoli et Evangelista in Pravia fuit era 821. Cronicon de Sebastian. Año 783.

Silo regnavit annos novem. Cronicon Albeldense.

Maurecordatus.... morte propia decessit, et sepultus in Ecclesia Sancti Joannis Apostoli in Pravia fuit era 826 (año 788). Cronicon de Sebastian. Maurecordatus regnavit annos quinque. Albeldense.

Vemos por la plena seguridad con que escriben ambos cronistas, y especialmente el obispo Sebastian ó el rey D. Alonso III, pues á los dos debe atribuirse el Cronicon, que no hay lugar para creerlos equivocados: expresan cuántos años reinaron los espectivos monarcas y cuántos meses; en qué era fallecieron; los nombres de las reinas sus esposas, y las iglesias en que descansaban, con la particularidad que todos fueron sepultados en diferentes templos, excepto Silon y Mauregato. ¿Se fingiria todo? No. ¿Qué objeto habia en ello? Ninguno. La sencillez, la verdad y la exactitud resaltan en estas relaciones, y la sutileza y la cavilosidad en los argumentos con que se las intenta combatir.

Tambien resulta que el Albeldense no es copia en las fechas del de Sebastian, ό que, si es copia en las fechas, lo es igualmente del texto; y que Masdeu la llamó copia en uno y no en otro, porque asi convenia á su nuevo sistema cronológico.

Pero ya que el abate Masdeu conoció la causa de la equivocacion del monge de Albelda, ó sea de su error en la cronología, que segun él consistió en el empeño con que servilmente seguia en las fechas al Cronicon de Sebastian, podia ó debia tambien haber manifestado de dónde provenia ó provino la equivocacion de este último cronicon; pero no quiso tocar este punto tan delicado, dejando por tanto en su estado al Cronicon de Sebastian, esto es, en la opinion de autenticidad y de autoridad que siempre

ha tenido, y que en vez de rebajar aumentaba ó fortalecia el abate Masdeu, aproximándole treinta y ocho años á los acontecimientos que en él se refieren, lo que en el reducido período de apenas un siglo es de mucha importancia y valor. Masdeu, escritor docto y de talento, vió la dificultad de dar explicaciones en la materia, y no encontrando medio ni modo de disculpar al rey D. Alonso III y al obispo Sebastian de tantos y tan repetidos errores ó equivocaciones, como en su opinion habian cometido, omitió explicar la causa, sin perjuicio de insistir en su arbitraria cronología; pero los que no esten preocupados con el nuevo sistema cronológico, no pueden, discurriendo con imparcialidad y justicia, atribuir al rey y al obispo tanta ignorancia ó tan grande mala fé.

Dilucidada la cuestion cronológica con pruebas evidentes; deshechas las dificultades que propuso el abate Masdeu contra la autoridad de historiadores casi coetáneos, ó posteriores á los acontecimientos escasamente un siglo, parece no será demas hacer algunas reflexiones, tomadas naturalmente de lo que ha sucedido ó debido suceder en esta y otras semejantes materias. No debemos dudar que los autores de los Cronicones de Sebastian y de Albelda sabrian que existia el Cronicon Pacense, escrito apenas cien años antes, y que nosotros leemos mil años despues, y no se les puede suponer tan escasos de raciocinio que no advirtiesen su silencio con respecto á las gloriosas hazañas de los dos reyes D. Pelayo y D. Alonso I. A pesar de esto escribieron la historia de estos príncipes, fijando con exactitud las eras de los ocho primeros reinados, y con tanta seguridad como quien escribe sin duda ni contradiccion: y no podria consistir esto en que los autores de los Cronicones, ademas de las noticias que ellos tenian por conocimiento propio, por ver entonces aun sus monumentos y memorias, leerian tambien la otra obra del Pacense para nosotros perdida, pero que él mismo dice habia escrito? ¿Cómo habian de ignorar que existia una historia coetánea, recientemente escrita sobre los grandes acontecimientos de la época, en pais no muy distante de los estados de los reyes de Asturias, y por un historiador de su misma religion, profesion y afecciones, y que lloraba como ellos la pérdida y cautividad de su patria? ¿Y por qué hemos de suponer hubiese desaparecido ya en aquel tiempo, porque hoy, despues de tantos siglos carezcamos de ella? Debemos creer que no solamente existiria entonces, sino muchos años ó siglos despues, que la consultaron los autores de los dos Cronicones, que acaso la copiaron, y que tambien la tendrian los historiadores próximos á aquellos tiempos y posteriormente el

TOMO VIII.

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arzobispo D. Rodrigo y el rey D. Alonso el Sabio, que reunieron cuantos documentos y noticias habia para formar sus historias; no siendo nada extraño que despues de tantos siglos no pudiese resistir á la destruccion que traen consigo quinientos años mas. Es necesario respetar las noticias que vienen recibidas de antiguo sin contradiccion: por unos argumentos parecidos á los que hace Masdeu, quisieron despojar de sus glorias á la antigua ciudad de Calahorra de los Vascones Morales, Zurita y D. Antonio Agustin, trasladándolas á la Calagurris fibularia; pero la nueva opinion de tan ilustres escritores, que con copia de aparentes razones se oponia á la historia У tradicion constantes, vino completamente á tierra con el fragmento de la historia de Tito Livio encontrado en la Biblioteca Vaticana á mediados del siglo pasado, que confirmó en la ciudad de Calagurris Vasconum los epítetos de Nasica, Julia y demas glorias de que aquellos doctos historiadores querian despojarla. Convengamos, señor, en que la crítica llevada hasta el extremo es tan perjudicial á la historia como la demasiada facilidad en admitir cuentos y novelas. Que en historiadores próximos á una época es necesario suponer noticias y conocimientos que despues desaparecen. Que hay puntos históricos que no admiten explicacion, y á los que es preciso ó bajar la cabeza ó negar absolutamente, como en esta cuestion sucede con las ocho eras que Masdeu quiere suponer equivocadas: ocho épocas tan importantes que son parte de un completo sistema cronológico, en el que no hay ni podia haber interés principiase antes ó despues, y que viene asi recibido sin oposicion por nueve siglos.

Madrid y octubre 13 de 1847.

NOTA PRIMERA.

Textos de los Cronicones de Sebastian de Salamanca y del monge de Albelda citados en la disertacion.

Adefonsus primus: «Plurimas civitates ab eis (sarracenis) olim oppressas cepit, id est, Lucum, Tudem, Portucalem, Bracaram Metropolitanam, Viseum, Flavias Agalam, Letesmam, Salamanticam, Zamoram, Abelam, Secoviam, Astoricam, Legionem, Saldaniam, Mabe, Amayam, Septemancam, Aucam, Velegiam, Alabensem, Mirandam, Revendecam, Carbonariam, Abeicam, Brunes, Cinisariam, Alesanco, Oxomam, Cluniam, Argantiam, Septempublicam, exceptis Castris cum villis et viculis suis: omnes quoque Arabes, occupatores supradictarum civitatum interficiens, cristianos secum ad patriam duxit. Eo tempore populantur Primorias, Lebana, Trasmera, Supporta, Carranza, Bardulia quæ nunc appelatur Castella, et pars maritima Gallæciæ, Burgi. Alava namque, Vizcaya, Alaone et Urdunia a suis incolis reperiuntur semper esse possessæ, sicut Pampilonia, Degius est, atque Berroza.»

El Albeldense en el número 52 de D. Alonso I: «Adefonsus, Pelagii gener regnavit annis 18. Campos, quos dicunt Gothicos usque ad flumen Dorium eremavit, et Christianorum regnum extendit (1).»

Vemos por estos dos textos, que D. Alonso I en la famosa escursion que hizo, saliendo de las montañas de Asturias, corriendo desde Galicia á la Rioja, degolló á los habitantes ma

(1) Florez Esp. Sagr. Ap. 6 y 7 del tomo 13.

(2) Ni Lara ni Ausina se nombran en el cronicon. Los pueblos mas próximos á Lara son Osma y Coruña

hometanos de las ciudades que expresa y se llevó á su patria á los cristianos; y que entonces se poblaron Primorias, Liébana, Transmiera, Sopuerta, Carranza y Castilla, que es decir, parte de las montañas de Burgos y Santander, que hoy conservan los mismos nombres, que son parte de la misma cordillera de las montañas de Asturias, y que componian la antigua y famosa Cantabria. El Albeldense dice, que dejó yermos ó despobló los campos llamados de los Godos hasta el Duero, y que extendió sus estados.

Veamos ahora cómo traslada Masdeu á su historia este pasage del Cronicon de Sebastian.

Rey D. Alonso I, párrafos 48 y 49 del tomo XII de la Historia crítica de España.

«Pues sin acciones de gran valor no podia conquistar las muchas ciudades y fortalezas que conquistó en compañia de su hermano Fruela, ni extender sus estados, como lo hizo, por Castilla, Leon, Galicia y Portugal hasta el rio Duero y aun mucho mas abajo. En Galicia las ciudades de Lugo, Orense y Tuy: en Portugal Braga, Oporto, Viseo y Chaves: en Leon la capital, Astorga, Simancas, Zamora, Salamanca y Ledesma: en Castilla Avila, Sepúlveda, Segovia, Osma, Coruña del Conde, Lara (2), y Saldaña. Estas y otras ciudades y villas se rindieron á las armas del rey Alonso,

del Conde (Clunia), puntos muy conocidos. Masdeu añadió Lara por lo que se dirá al final.

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