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MEMORIA

SOBRE LA AUTENTICIDAD

DE LA CRONICA DENOMINADA DEL MORO RASIS.

LA Crónica, llamada del moro Rasis, parece estar dividida en tres partes

distintas: 1. Descripcion topográfica de España, tal cual la poseyeron los árabes, y con los límites que tenia su imperio á fines del siglo X, poco antes de la extincion y ruina de la dinastía de Umeyya. 2. Breve reseña de la poblacion de España, y su historia en los tiempos fabulosos; venida de los fenicios y cartagineses, dominacion de los romanos, y série de los reyes godos hasta Don Rodrigo. 3. Historia de la España árabe desde su conquista por Táriq y Muza hasta el año 366 de la hégira, ó 977 de Cristo, reinando en Córdoba Al-haquem II, denominado Al-mostanser billah, noveno rey de aquella esclarecida estirpe.

De la version portuguesa de este libro, dado caso que la hubiese, no se conoce ejemplar alguno : de la castellana, ha habido y hay varios códices antiguos. Uno de ellos fué propiedad del célebre Ambrosio de Morales, quien lo cita á menudo, tanto en su continuacion de La Crónica

de Florian de Ocampo (1), como en las Antigüedades de las Ciudades de España (2). Por muerte de este, pasó á manos de Gonzalo Argote de Molina, quien lo cita igualmente en su Nobleza de Andaluzia (3): hoy dia pára en la Biblioteca del Escorial, y es un códice en folio de letra al parecer de fines del siglo XIV. Otro pertenecia al colegio de Santa Catalina de Toledo, y se conserva actualmente en la librería de su Iglesia Catedral. Es tambien en folio, de papel recio y moreno, escrito, segun allí se dice, el año 1400, aunque por la forma de la letra, que es redonda y gruesa, se puede inferir no ser tan antiguo (4). El Padre Roa (5) poseyó un ejemplar antiguo del Rasis, cuyo paradero se ignora: tambien Rodrigo Caro disfrutó uno muy antiguo, que se conservaba en la Cartuja de Sevilla (6): otro tuvo el obispo de Sigüenza, Don Francisco Hurtado de Mendoza, que cita Gabriel Rodriguez Escabias en su Discurso apologético por la verdad en defensa de la antigüedad de Granada, impreso en dicha ciudad, año de 1645, en folio. Por último, en la biblioteca de esta Academia se conserva una copia hecha en el año de 1657 por el P. Alfonso Aljofrin sobre un ejemplar antiguo que fué de D. Juan de Cárdenas y Córdoba, caballero de Calatrava. Las copias que disfrutaron Aldrete (7), Tamayo de Vargas (8), Luis de la Cueva (9), Bernabé Moreno de Vargas (10), Resende (11), Gaspar Barrei– ros (12), Dosma Delgado (13) y Lozano (14) no eran sino meros trasuntos del

(1) Lib. XII, cap. LXIV y LXVIII.

(2) Lib. XIV, cap. 2, art. Toledo, fol. 90 vto., y tambien en las «Notas á la vida de San Eulogio», fol. 53.

(3) Lib. I, cap. XX.

(4) En el mismo tomo se halla «La historia del rey D. Rodrigo, compuesta por Eleastres y Alanzuti, moros;» la cual no es otra cosa que la Crónica caballeresca de dicho rey, impresa en Sevilla (1511, Cromberger); y que Fernan Perez de Guzman en el prólogo á sus « Claros varones » atribuye á Pedro del Corral.

(5) Historia de Xerez de la Frontera, Sevilla, 1617, fol. 18 vto.

(6) Antigüedades de Sevilla, fol. 123. (7) Del origen y principio de la lengua castellana, lib. III, cap. V. Antigüedades de España y Africa, p. 321. El ejemplar que fué

de este distinguido filólogo y anticuario, y es

una copia fiel y exacta del códice Toledano, de puño y letra del mismo Aldrete, se conserva hoy dia en la biblioteca del Ministerio de Estado.

(8) Notas á Luitprando, pp. 7, 8 y 224. Defensa de Dextro, fol. 98.

(9) Diálogos de las cosas notables de Granada y lengua española. Diál. 3.o

(10) Historia de la ciudad de Mérida, lib. I, cap. IV y VIII.

(11) De antiquitate Evora, cap. II.

(12) Korographia de algunos lugares, etc. (Coimbra, 1561) fol. 14 et passim.

(13) Diálogos pátrios por la ciudad de Badajoz.

(14) Bastitania y Contestania en el reino de Murcia. Disert. IV, part. XVI.

Ademas de los autores arriba nombrados, citan á Rasis los siguientes: Blancas, Aragonensium Rerum commentaria, p. 3; Vasseus,

ejemplar de Morales, ó del de Toledo (1); siendo de advertir que tanto el uno como el otro estan desgraciadamente incompletos y defectuosos, faltándole al de Morales una ó mas hojas, desde la muerte de Wamba hasta la batalla de Guadalete; y al Toledano, toda la parte relativa á la entrada de los árabes en España, y sucesion de sus reyes hasta el fin. De suerte, que aun supliendo en el uno lo que falta en el otro, no se forma un todo completo. Comparado el texto de estos dos ejemplares antiguos, únicos que hemos podido consultar, nos inclinamos á creer que hubo dos versiones distintas de la Crónica (2), pues las variantes que á cada paso se hallan no son de aquellas que pueden achacarse á descuido ú ignorancia de los copistas (3). Tambien se advierte notable diferencia entre el códice que fué de Morales y el de la catedral de Toledo. Toda aquella parte de la crónica que hace relacion á la poblacion de España, venida de fenicios y cartagineses, y tiempos de la dominacion romana hasta la irrupcion de los vándalos, suevos y otras naciones del Norte, falta del todo en el ejemplar de Morales: y

Chronicon, cap. XX; Bermudez de Pedraza, Antigüedades de Granada, lib. II, cap. IV; Diago, Condes de Barcelona, lib. I, cap. XVII, y Anales de Valencia, lib. VI, cap. II; Rus Puerta, Historia de Jaen, sig. I, cap. XVI; Corbalan, Historia de la Cruz de Caravaca, lib. I, cap. I y II; Escolano, Historia de Valencia, lib. VI, cap. I; Gil Gonzalez Dávila, Teatro de las iglesias de España, en la de Badajoz, p. 2.

(1) Entre los manuscritos de D. Luis de Salazar y Castro, que estuvieron primeramente en Monserrate, despues en la librería de las Cortes y hoy dia en la de esta Real Academia, hay uno con este título: La Historia de España compuesta por el moro Rasis, cordovés, y traducida en lengua castellana de arábigo por D. Rodrigo Ximenez de Rada, arzobispo de Toledo, con escolios de D. Joseph Pellicer de Tovar, cronista mayor de Su Magestad. Es un tomo en 4.o señalado con la letra A. 58, y que á pesar de tan pomposo encabezamiento no es otra cosa que una copia bastante moderna de dicha crónica.

(2) Para prueba de nuestro aserto trasladaremos aqui algunos pasages de uno y otro códice.

Tol. Acabase el quarto del mundo en el sol poniente, et es mui buena tierra et mui abondada. Mor. El quarto del mundo se acaba contra el sol poniente. Tol. Et llegó ya en España el fructo el uno al otro por todo el año, que non menguó. Mor. Et llegan en España los fructos los unos á los otros en cada año, que non fallescen. Tol. Et por ende viven y mas los omes en estos lugares. Mor. Et por ende guarescen los homes en estos lugares Tol. el mar meridiano Mor. mar medioterraño. Tol. una carrera que llaman los trechos: Mor. a que nos llamamos el estrecho. Tol. el corrimiento de las aguas: Mor. de las nubes. =Tol. Sierra Tajada: Mor. Sierra del Collado.

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(3) Algunos escritores, y entre ellos el erudito marqués de Valdeflores, en unos breves apuntamientos que se conservan manuscritos en la biblioteca de esta Academia, hablan de una traduccion latina que dicen poseyó Resende; pero es un error: en su carta latina á Quevedo, el anticuario portugués no hace mas que trasladar al latin el título del códice que llegó á ver, sin decirnos siquiera qué antigüedad contaba, ni cuál era su procedencia

la sucesion de los reyes godos que en el códice toledano ocupa muchas hojas, está referida en aquel en muy escasos renglones. Y como cabalmente sea esta la parte de la crónica que mayores y mas fuertes ataques ha recibido por parte de nuestros críticos modernos, sirviéndoles de argumento para probar que aquella no pudo ser obra de ningun historiador árabe, y para calificarla en su totalidad de apócrifa y despreciable, conviene dejar sentado que el ejemplar que disfrutó Ambrosio Morales solo contiene la descripcion topográfica de la España árabe, unos breves apuntes de los reyes godos desde Athanarico hasta Wamba, y la parte puramente arábiga ó sea la historia de la conquista de España, y sucesion de los amires y reyes de Córdoba. Reducida, pues, la crónica á estas proporciones, y desechos los argumentos de aquellos que creyeron hallar en la parte interpolada un testimonio fehaciente contra toda la obra, no nos hubiera sido dificil probar que la crónica atribuida al moro Rasis, es real y efectivamente traduccion de memorias arábigas escritas ú existentes en España en el siglo IX de nuestra era vulgar. Ya en las notas á nuestra traduccion inglesa de Almaccarí (1) propusimos esta, que entonces no pasaba de simple conjetura: estudios é investigaciones hechas posteriormente nos han dado á conocer quién fué el verdadero autor de la crónica arábiga; al paso que los muchos extractos y citas que de ella hemos hallado en las obras de Ben Hayyan, Ben Al-abbár, Ben Al-jattíb y otros historiadores árabes mas modernos, y cotejado con la version castellana, nos ponen en el caso de asegurar, sin que temamos ningun género de contradiccion, que la obra histórica conocida por el título de Crónica del moro Rasis, no es apócrifa, como se ha supuesto por algunos, sino traduccion mas o menos fiel de una historia muy conocida de los árabes españoles.

Pero, antes de presentar las pruebas de lo que acabamos de afirmar, vamos á hacernos cargo de algunos de los argumentos presentados contra la autenticidad de la crónica. La primera noticia que de ella hallamos es del año 1239. Ganada Valencia por el rey D. Jaime el Conquistador, movióse controversia entre las iglesias de Toledo y Tarragona, sobre averiguar á cual de las dos pertenecian la ciudad y territorio nuevamente incorporados al gremio cristiano. D. Garcia de Loaysa en su Coleccion de los concilios de España, asegura haber visto en la librería de la catedral de Toledo el proceso y actas de aquel ruidoso pleito, de las cuales resulta que « habién

(1) Tom. I. pp. 314 y 320.

dose hecho roconocer por un sarraceno y un judío cuatro libros arábigos presentados en juicio, y entre ellos una obra de Rasis (quien segun el sarraceno, escribió muchos libros de física), y otra de un tal Abiba Cacabahi; no solo en los dichos dos libros, sino que tambien en los otros dos, cuyos autores no se declaran, se leia la especie de que en la division de obispados hecha por Constantino, Valencia se hallaba comprendida en el de Toledo (1). D. Gregorio Mayans fué el primero que fundándose en aquella cláusula, que atribuye equivocadamente á Rasis ciertas obras de física, y creyendo por lo tanto que se trataba del médico del mismo nombre; ignorando asimismo que hubo en España tres historiadores célebres conocidos con el sobrenombre de Rasis, dió por supuesto que tanto la cita arriba aducida, como la crónica, eran fingidas, y que no existió Rasis historiador, distinto de Rasis médico (2). Nada tiene de extraño que un morisco, habitante en Toledo, siglo y medio despues de su conquista, y probablemente poco versado en la literatura arábiga, confundiese á dos escritores de un mismo nombre, y creyese que el historiador y el médico eran uno mismo. Si la cita hecha por Loaysa, y reproducida posteriormente por el cardenal Aguirre es verdadera, hay que convenir en que ya en el año 1239, mucho antes del tiempo del rey D. Dionis, en cuyo reinado se supone traducida la crónica, se conocia en España un historiador llamado Rasis, cuya autoridad se invocaba en un punto muy controvertido de historia nacional.

El segundo que tomó cartas en el negocio fué el doctor D. Miguel Casiri, el cual, por su conocimiento en lenguas orientales, y continuo manejo de los manuscritos del Escorial, parece era llamado mas que otro alguno á decidir en la cuestion. Casiri no podia negar la existencia de un Rasis historiador y de otro Rasis médico, puesto que halló la vida de aquel en el «Diccionario de hombres ilustres» de Ben Al-abbár y la de este en la «Biblioteca de los filósofos árabes», habiéndolas traducido ambas: siguió, empero, (3) ciegamente la opinion de Mayans; y en una disertacion sobre

(1) «Postmodum quatuor libros arabicos in judicio nobis exhibitos inspeximus, et fecimus legi in libris illis per unum judæum et alium sarracenum: et ipsi legentes in dictis libris, scilicet in libro Rasis, qui multos libros fecerat de Physica, ut sarracenus dicebat, et in libro Abiba Cacahabi, qui peritus fuerat in legibus eorum, et in duodus aliis libris, quorum auctores non erant ; dixerunt nobis quod TOMO VIII.

intra sex divisiones dictas factas à Constantino imperatore in Hispania, erat civitas Valentia sub civitate Toleto.» Loaysa, Collectio conciliorum Hispaniæ, p. 131.

(2) Vida de D. Nicolas Antonio, en la Censura de Historias fabulosas, p. 31, § 148. (3) De Rasis historia in Bib. Arab. Hisp. Esc. tomo II, p. 329.

2.

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