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contrario, el éxito de sus composiciones para con nosotros es tanto mayor cuanto ménos ellos le buscan, olvidados de su ambicion, y haciendo la poderosa inspiracion de un instante, dado que expresen un sentimiento verdadero en no estudiadas frases.

Los asuntos sobre los cuales escriben, son de várias clases. Cantan las alegrías del amor bien correspondido, y el dolor del amor desgraciado; pintan con los más suaves colores la felicidad de una tierna cita, y lamentan con acento apasionado el pesar de una separacion. La bella naturaleza de Andalucía los mueve á ensalzar sus bosques, rios y fértiles campos, ó los induce á la contemplacion del tramontar resplandeciente del sol ó de las claras noches ricas de estrellas. Entónces acude de nuevo á su memoria el pais nativo de su raza, donde sus antepasados vagaban sobre llanuras de candente arena. Expresiones de un extraño fanatismo salen á veces de sus labios como el ardiente huracan del desierto, y otras de sus poesías religiosas exhalan blanda piedad y están llenas de aspiraciones hácia lo infinito. Ora convocan á la guerra santa, con fervorosas palabras, á los reyes y á los pueblos; ora aclaman al vencedor; ora cantan el himno fúnebre de los que han muerto en la batalla, ó se lamentan de las ciudades conquistadas por el enemigo, de las mezquitas trasformadas en iglesias, y de la suerte infeliz de los prisioneros, que en balde suspiran por las floridas riberas del Genil desde la ruda tierra de los cristianos. Elogian la magnanimidad y el

poder de los príncipes, la gala de sus palacios y la belleza de sus jardines; y van con ellos á la guerra, y describen el relampaguear de los aceros, las lanzas bañadas en sangre y los corceles rápidos como el viento. Los vasos llenos de vino que circulan en los convites, y los paseos nocturnos por el agua á la luz de las antorchas, son tambien celebrados en sus canciones. En ellas describen la variedad de las estaciones del año, las fuentes sonoras, las ramas de los árboles que se doblegan al impulso del viento, las gotas de rocío en las flores, los rayos de la luna que rielan sobre las ondas, el mar, el cielo, las pléyadas, las rosas, los narcisos, el azahar y la flor del granado. Tienen tambien epigramas en elogio de todos aquellos objetos con que un lujo refinado ornaba la mansion de los magnates, como estatuas de bronce ó de ámbar, vasos magníficos, fuentes y baños de mármol, y leones que vierten agua. Sus poesías morales ó filosóficas discurren sobre lo fugitivo de la existencia terrenal y lo voluble de la fortuna, sobre el destino, á que hombre ninguno puede sustraerse, y sobre la vanidad de los bienes de este mundo, y el valor real de la virtud y de la ciencia. Con predileccion procuran que duren en sus versos ciertos momentos agradables de la vida, describiendo una cita nocturna, un rato alegre pasado en compañía de lindas cantadoras, una muchacha que coge fruta de un árbol, un jóven copero que escancia el vino, y otras cosas por este órden. Las diversas ciudades y comarcas de España, con sus mez

quitas, puentes, acueductos, quintas y demas edificios suntuosos, son encomiadas por ellos. Por último, la mayor parte de estas poesías están enlazadas con la vida del autor; nacen de la emocion del momento; son, en suma, improvisaciones, de acuerdo con la más antigua forma de la poesía semítica.

IV.

Cantos de amor.

La situación de las mujeres en España era más libre que entre los otros pueblos mahometanos. En toda la cultura intelectual de su tiempo tomaban parte las mujeres, y no es corto el número de aquéllas que alcanzaron fama por sus trabajos científicos ó disputando á los hombres la palma de la poesía. Tan alta civilizacion fué causa de que se les tributase en España una estimacion que jamas el Oriente musulman les habia tributado. Mientras que allí, con raras excepciones, el amor se funda sólo en la sensualidad, aquí arranca de una más profunda inclinacion de las almas, y ennoblece las relaciones entre ambos sexos. A menudo el ingenio y el saber de una dama tenian tan poderoso atractivo para sus adoradores, como sus prendas y hechizos corporales; y una inclinacion comun á la poesía ó á la música solia formar el lazo que ligaba dos corazones entre sí (1).

(1) MAKKARI, II, 626, etc.

En testimonio de lo dicho, los cantos de amor de los árabes españoles manifiestan, en parte, una pasmosa profundidad de sentimientos. Algunos respiran una veneracion fervorosa de la mujer, á la cual era extraña la Europa cristiana de entónces. En los movimientos y voces del alma de estos cantares se halla una mezcla de blandos arrobos y de violentas pasiones, que recuerdan la moderna poesía por el melancólico amor á la soledad, y por la extática y soñadora contemplacion de la naturaleza.

Con todo, un extraordinario esplendor de colorido y otras muchas calidades nos hacen pensar en el origen oriental de estos cantos. Trasportémonos por un momento, á fin de conocerlos mejor en su esencia y propiedades, bajo el hermoso cielo de Andalucía, donde nacieron. Anochece; la voz del muecin se ha oido convocando para la oracion; los fieles entran en las mezquitas; el silencio reina sobre el cerro á orillas del rio; su peñascosa cima está coronada por las almenadas torres y chapiteles de un alcázar; con los últimos resplandores del sol, brillan los dorados alminares de la ciudad; las sombras de los cipreses se proyectan con más extension; por los arcos de herradura de los ajimeces se percibe movimiento; por entre las rejas se ven vagar blancos velos; y, murmurando y alzándose por cima de las copas de los granados, se oye subir del valle el sonido de un laud. Una voz canta :

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