ADVERTENCIA PRELIMINAR DEL TRADUCTOR. Si este libro no me pareciese de muy amena lectura y de bastante interes para los españoles, no me hubiera puesto yo á traducirle, y á publicarle despues, seguro, como lo estoy, de la poca ó ninguna recompensa que ha de alcanzar mi trabajo. No voy aquí á encomiar el libro y á recomendarle á los lectores. Ellos comprenderán su mérito sin que yo me canse en hacerle patente. Tampoco voy á contradecir ó á impugnar al autor, poniendo de manifiesto los errores en que puede haber incurrido; mi grande ignorancia de la lengua y literatura arábigas no lo consiente. Yo me hubiera abstenido de poner palabra alguna, propia mia, al frente de esta obra, si no fuese porque quien la leyere traducida por mí, y sin ad- Siempre he creido que toda gran civilizacion mano. En los árabes veo poco ó nada original, y no bien, con extraordinario brío, en el desarrollo intelectual de los musulmanes; sin Aristóteles y Plasy ton, acaso nunca los musulmanes hubieran filosofado; sin Hipócrates y Galeno, no hubieran tenido buenos médicos; ni hubieran comprendido nada de las ciencias exactas y naturales, sin Euclides, Ptolomeo y el ya mencionado Estagirita. En las artes tampoco tienen los árabes nada propio, si se exceptúa la arquitectura; pero, aunque yo me admiro de la Alhambra y de la mezquita de Córdoba, mi entusiasmo no raya muy alto. No lamento y deploro tanto como otros el que se haya levantado un templo cristiano en el centro de la soberbia fábrica de Abdurrahman. Todavía me parece aquel templo cristiano más noble y hermoso que el arábigo que le circunda, y los primores de la celebrada capilla, vulgarmente llamada del Zancarron, no llegan, en mi sentir, á los primores de la sillería del coro, ni á la gracia y belleza de uno de los púlpitos. No se opone lo dicho á que yo estime la civilizacion arábigo-hispana en todas sus manifestaciones; pero entiendo que esta civilizacion debe mucho á la influencia inspiradora del cielo de Andalucía, y á la raza que antes de la conquista habitaba allí. En Persia, á pesar del Corán y á pesar a |