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cúpulas laterales. Jacobo de la Porta, su sucesor, escogido por Gregorio XIII, fue el que acabó la inmensa cúpula, bajo el pontificado de Sixto V. Clemente VIII se sirvió de este mismo arquitecto para el adorno de mosáicos de la gran cúpula, decorar la bóveda de estucos dorados, y revestir el pavimento de diversos mármoles.

En fin, Pablo V encomendó la conclusion de este templo á Cárlos Maderno, que le dió de nuevo la forma de cruz latina, abandonando el plan de Buonarroti para seguir el antiguo proyecto de Bramante: Cárlos Maderno fue el arquitecto que hizo los planos de la fachada y los del pórtico. Bajo el pontificado de Urbano VIII, el Bernino elevó un campanario, pero se vió obligado á derribarle porque advirtió dos grietas sobre la fachada de la iglesia. El mismo Bernino, por órden de Alejandro VII, construyó el famoso pórtico que se eleva alrededor de la plaza; y por último, el Papa Pio VI perfeccionó la obra, haciendo edificar, bajo el plano de Cárlos Marchionni, la sacristía que faltaba á esta Basílica, y colocando dos relojes sobre la fachada de la iglesia y otros dos en el interior.

Para formarse una idea de las sumas enormes que costó la construccion de esta inmensa Basílica, es preciso fijar la atencion en los Pontífices y en los arquitectos que se ocuparon en ella en el espacio de tres siglos y medio que fueron necesarios para su perfeccion. Segun el cálculo que hizo Cárlos Fontana en 1693, ascendian entonces aquellas á la suma de 251.450,000 francos. Por este cálculo es fácil comprender cuáles serán las sumas que posteriormente se habrán invertido en los dorados, en la copia de casi todas las pinturas en mosaico, y, en fin, para construir la nueva sacristía, que costó ella sola cerca de 5.000,000 de francos.

Todas las artes han contribuido á la decoracion de este soberbio edificio, que es sin duda alguna el monumento mas grande, no solo de Roma, sino del mundo moderno. La pintura, la escultura, la arquitectura, los mosáicos, el arte de fundir el bronce y de dorar agotaron sus riquezas: los mas insignes artistas desarrollaron sus talentos de tal manera, que si en Roma no hubiese otra cosa que este templo, mereceria que se hiciese un viaje para verle.

No pretendemos describir esta Basílica haciéndonos cargo de sus mas pequeños detalles; por otra parte, se necesitaria un tomo entero para mencionar todas sus bellezas. Esta es la razon por qué solamente nos ocuparemos de los objetos principales, comenzando por la

Fachada de la Basílica.

Esta gran fachada, que es toda de almohadillado, fue construida con arreglo á los planos de Cárlos Maderno, y se compone de ocho columnas, de cuatro pilastras corintias, de cinco puertas, de siete balcones, de seis nichos, y de un entablamento con un fronton y un ático, terminado por una balaustrada sobre la cual hay trece estatuas colosales de 17 pies de alto, y representan á Jesucristo y los doce Apóstoles. Bajo el pontificado de Pio VI se añadió á los lados dos relojes, cuyo ornamento fue hecho segun los planos de Valadier. La inscripcion puesta sobre el piso del entablamento dice que Pablo V hizo construir dicha fachada en honor del Príncipe de los Apóstoles. Para dar una idea de su grandeza, bastará decir que tiene 370 pies de largo y 149 de alto. Sus proporciones son tales, que las columnas, vistas á corta distancia, parecen de un tamaño estraordinario; pero

cuando el viajero se aproxima, se apercibe de su enor-me magnitud. Tienen 8 pies y 5 pulgadas de diámetro y 88 de altura, comprendidos los capiteles y las basas. La gran cúpula levantada por Buonarroti, y las otras dos pequeñas laterales añadidas por Vignola, adornan tambien la fachada. Desde el enlosado del pavimento de la iglesia hasta la estremidad de la cruz que está bajo la cúpula, tiene este templo 426 pies de altura.

Esta fachada, con las tres cúpulas y la columnata, produce un efecto admirable á la luz de la luna, y es mucho mas bello cuando se halla iluminada por 4,400 linternas, y ademas por 784 hachas, en las solemnidades públicas, y particularmente en las noches de Pascuas y víspera de la fiesta de San Pedro, el 28 de junio. El bajo-relieve colocado debajo del balcon de enmedio de la fachada representa á Jesucristo dando las llaves á San Pedro, y es obra de Ambrosio Buon vicino.

Por las cinco puertas de la fachada del templo se entra en el pórtico, que tiene 47 pies de ancho y 439 de largo, y comprende los vestíbulos á las dos estremidades, en los cuales se ve la estatua ecuestre de Constantino el Grande, hecha por Bernino, y la de CarloMagno, obra de Cornachini. Cada entrada se halla adornada de dos columnas de mármol. Alrededor del pórtico se ven pilastras tambien de mármol, que sostienen un entablamento del que parte una bóveda adornada de estuco dorado: tiene 62 pies de altura desde el pavimento. Sobre la puerta del medio del pórtico, enfrente de la entrada principal de la Basílica, se halla el célebre mosáico llamado la barquilla de San Pedro, obra de Giotto, florentino, que la hizo en 1298 con la ayuda de Pedro Caballini.

Á las cinco puertas de la fachada corresponden otras

cinco que dan entrada á la Basílica: una de ellas está tapiada; tiene enmedio una cruz de bronce. Se llama la Puerta Santa, porque no se abre sino cuando comienza el año Santo, es decir, cada veinticinco años. La puerta principal, que es de bronce adornada de bajo-relieves, fue hecha en el pontificado de Eugenio IV por Antonio Philarele y Simon, hermano de Donato, para la entrada de la antigua Basílica. Los bajo-relieves representan los martirios de San Pedro y San Pablo, la coronacion del Emperador Segismundo por Eugenio IV, y la audiencia que dió este Papa á los enviados de diversas naciones de Oriente. Encima de esta puerta hay un bajo-relieve de Bernino, representando á Jesucristo en el acto de confiar á San Pedro el cuidado de sus ovejas.

Interior de la Basilica.

Este magnífico templo escede en magnitud á la iglesia de San Pablo de Lóndres y á la catedral de Milan, porque la longitud de la primera es de 499 pies, y su latitud de 251: la segunda tiene 418 pies de largo por 312 de ancho; y nuestra Basílica, desde la entrada hasta la tribuna, ó hasta la cátedra de San Pedro, tiene 575 pies de longitud, y en la cruz 417 pies de ancho y 142 de alto hasta la bóveda. Cada una de las dos naves laterales tienen 20 pies de ancho. La proporcion que se halla en cada una de las partes de este grandioso monumento, y sobre todo la interrupcion de líneas, le hacen aparecer menos grande de lo que es en realidad, y es necesario, para conocer su magnitud, considerar todos sus detalles.

Esta Basílica forma una cruz latina, y tiene tres naves: la de enmedio se halla dividida por ocho gruesas

y

pilastras, que sostienen cuatro grandes arcos á cada lado que corresponden á otras tantas capillas. Cada una de estas pilastras está unida á otras dos pilastras estriadas de mármol blanco del órden corintio, que tienen 8 pies de ancho y 77 de alto, comprendidos los capiteles los basamentos. Sostienen un gran entablamento de 18 pies de alto que sigue alrededor de la iglesia. En las entrepilastras hay dos órdenes de nichos: los bajos están ocupados por estatuas de mármol de 15 pies de altura, y representan diferentes Santos fundadores de las Órdenes religiosas. Sobre cada uno de los grandes arcos hay dos figuras de estuco, de 15 pies de alto, que representan las Virtudes. Las contrapilastras que corresponden á la parte inferior de los arcos están adornadas con medallones sostenidos separadamente por dos niños de mármol blanco: estos medallones contienen los retratos de diferentes Papas, y entre ellos se ven otros niños que llevan tiaras, mitras, llaves y otros atributos pontificales; todos han sido esculpidos en bajo-relieves, bajo la direccion de Bernino, por orden de Inocencio X. Las columnas colocadas en la parte alta y en la baja de cada pilastra, aluden á las armas de este Papa. La gran bóveda de la iglesia está decorada con cajones que tienen rosetones enmédio, todo de estuco dorado. El pavimento está formado de ricos mármoles, bajo la direccion de Jacobo de la Porta y de Bernino.

Las dos pilas del agua bendita, colocadas delante de las primeras entrepilastras una enfrente de la otra, son de mármol amarillo, hechas en forma de conchas. Los dos ángeles que las sostienen son de 6 pies de altura, y fueron esculpidos por José Livoni y Francisco Liberati.

La estatua de Santa Teresa, en mármol, que se ve en

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