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A este parecer se opuso Xicotencatl, anciano de gran autoridad por su larga práctica en los negocios civiles y militares, manifestó que los recien venidos parecian mas bien monstruos arrojados por el mar, no pudiendo ya sufrirlos en su seno, que dioses bajados del cielo, "como neciamente creian algunos." "Es posible que sean dioses los que con tanta avidez buscan el oro y los placeres? Y qué no debemos temer de ellos en un país tan pobre como el nuestro, que carece hasta de sal para el condimento de nuestros manjares? Agravio hace á la nacion quien la cree capaz de ser vencida por unos pocos de estranjeros.Si son mortales, las armas de los tlaxcaltecas lo harán ver al mundo, y si inmortales, tiempo tendrémos de aplacar con obsequios su enojo, y de implorar con el arrepentimiento su perdon. Rechacemos pues su demanda, y si quieren entrar por la fuerza, sea reprimida por las armas su temeridad."

Los comerciantes se adhirieron al parecer de Mexixcatzin y los militares al de Xicotencatl.

Temiloltecatl propuso un término medio: que se dejase entrar á los extranjeros segun lo pedian, y que el jóven Xicotencatl los atacase aparentando no saber que se habia concedido dicho permiso, y este parecer fué admitido.

Despues de haber aguardado por ocho dias la respuesta del senado, avanzó Cortés el 31 de Agosto, conduciendo tropas totonacas, españolas y algunas mexicanas de las que guarnecian el punto de Xocotla por donde pasó.

En el primer encuentro que tuvo perdió su fuerza 2 caballos que fueron muertos, y quedaron 3 heridos. Fué atacado por 1000 otomites que al ser derrotados, dejaron en el campo de - batalla 80 combatientes muertos, teniendo los españoles dos heridos solamente.

Poco despues se aparecieron los embajadores tlaxcaltecas que conducian la órden que permitia á los españoles el que pasasen; manifestaron á Cortés que las hostilidades se habian

cometido sin que los otomites supiesen la resolucion del senado. Y al llegar los embajadores zempoaltecas se quejaron de que habian sido presos y dijeron que solo por la fuga se habian salvado.

En otro combate que se dió al dia siguiente, cayeron los españoles en una emboscada y tuvieron 15 heridos, pero salieron vencedores

En este dia combatió un noble zempoalteca con un capitan tlaxcalteca, y siendo este vencido le cortó aquel la cabeza en medio de las aclamaciones de la multitud y los toques militares.

El 5 de Setiembre volvió á tener lugar otra batalla, en la que los españoles tuvieron 60 heridos y 1 muerto.

Al fin de varios combates parciales, fueron celebradas las paces y los españoles entraron á Tlaxcala, cuya ciudad prestó obediencia al rey de Castilla en 26 de de Setiembre de 1519, influyendo mucho en hacer las paces, el temor que abrigaban los tlaxcaltecas de que los mexicanos se unieran á Cortés.

Tlaxcala prometió ser aliada de los españoles con objeto de destruir á los mexicanos.

Varias provincias habian seguido el ejemplo de los totona cas aliándose á los españoles. El emperador mexicano felicitó á Cortés por los triunfos sobre los tlaxcaltecas, y le manifestó á la vez que los caminos eran impracticables y que no pudiéndose superar fácilmente los obstáculos que le impedian pasar á la capital, regresasè á su patria. Varias embajadas llevaron la misma pretension y condujeron regalos, que avivaban cada vez mas el deseo del conquistador de llegar á la capital de los mexicanos.

Tambien se alió á Cortés el príncipe Ixtlilxochitl, enemigo de Moctezuma. El conquistador ofreció á ese príncipe colocarlo en el trono de Acolhuacan.

No pudiendo destruir el culto que los tlaxcaltecas tributaban á los ídolos, entre los cuales era el mas notable el dios de

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guerra llamado Camaxtle, logró Cortés no obstante interrumpir el de los sacrificios humanos.

El ejército español entró por primera vez á México el 19 de Noviembre de 1519, acompañado de los zempoaltecas y tlaxcaltecas, despues de haber hecho alianza con los pueblos de Cholula y Tepeyacac, para cuyas alianzas le fueron muy útiles como embajadores y como soldados, los zempoaltecas que fueron siempre fieles aliados de los castellanos.

Cuauhpopoca, señor de Nauhtlan, habia recibido órden de Moctezuma para atacar á los totonacas luego que Cortés se retirase de las costas.

Nauhtlan, hoy llamada Nautla, está situada sobre la costa á 12 leguas al N. de Veracruz.

Cuauhpopoca comenzó á hostilizar á los pueblos totonacas, amenazándoles con castigarles si no pagaban el tributo debido al soberano, y aquellos pueblos respondieron que ya el rey no lo era de ellos. Entonces ese caudillo á la cabeza de las tropas mexicanas que cubrian la frontera llevó adelante las hostilidades, castigando con las armas á los rebeldes totonacas. Estos se quejaron á Escalante, gobernador de la colonia de Veracruz, quien envió á los mexicanos una cortés embajada, para disuadirlos de continuar en una empresa, que segun él creia, no seria agradable al rey mexicano. Cuauhpopoca respondió que él sabia mejor que los españoles si seria grato ó no á su rey el castigo de los rebeldes, y desafió á los castellanos á medir sus armas con las mexicanas en las llanuras de Nauhtlan, dándose con este motivo una batalla. Los mexicanos fueron destruidos, pero quedó Escalante tan mal herido que murió á los tres dias despues de la batalla. Los totonacas, que en número de 1000 acompañaron aquel dia á los españoles, huyeron al pri mer choque que tuvieron con los guerreros mexicanos.

Las hostilidades contra los totonacas y la muerte de Escalante, sirvieron de pretexto á Cortés para reducir á prision ú

Moctezuma, quien siempre negó haber dado tales órdenes, y sostuvo que Cuauhpopoca habia obrado sin su órden y contra su consentimiento: mandó Moctezuma que viniese preso el gefe que guió á los mexicanos en la batalla de Nauhtlan, para que fuese juzgado, y el mismo emperador de México preguntó á Cortés: "¿Qué mas puedo hacer para aseguraros de mi sinceridad?" Cortés le manifestó que era necesario hacer una demostracion extraordinaria yéndose á vivir con los españoles hasta que llegasen los reos y se aclarase su inocencia. "Esto servirá, decia Cortés, para satisfacer á nuestro soberano, para justificar vuestra conducta, para honrarnos y ponernos á cubierto bajo la sombra de Vuestra Magestad." "Dónde se ha visto, dijo el rey, que un soberano se deje llevar preso? Y aun cuando yo permitiese envilecer de ese modo mi persona y mi dignidad, ¿no tomarian las armas al instante mis vasallos para libertarme? No soy yo hombre de los que pueden esconderse y huir á los montes. Sin remontarme á tal infamia, aquí estoy pronto á satisfacer vuestras quejas." Cortés le manifestó que seria llevado á uno de sus palacios, y honrado y servido por ellos como por sus propios súbditos.

De las súplicas pasó un capitan español á las amenazas, hasta que doña Marina convenció al rey mexicano de que debia acceder, pues de lo contrario peligraba su vida. Al fin siguió Moctezuma á los españoles á sus cuarteles, resignándose á la voluntad de los dioses.

Quince dias despues de haber mudado Moctezuma de residencia, llegó el señor de Nauhtlan, un hijo de este y quince cómplices de la muerte de Escalante, conducidos por los emisarios que habia enviado el rey para aprehenderlos. El rey dijo á Cuauhpopoca cuando estuvo en su presencia: "Harto mal os habeis conducido en esta ocasion tratando como enemigos á unos extranjeros que yo recibo amigablemente en mi corte, y grande ha sido vuestra temeridad en inculparme tamaño aten

tado: sereis por tanto castigado como traidor á vuestro soberano."

Fué entregado con sus cómplices á Cortés, quien les hizo varios interrogatorios, y al principio no inculpaban al rey; pero viéndose amenazados del tormento, y creyendo inevitable el suplicio, declararon que cuanto habian hecho les habia sido mandado por Moctezuma, sin cuyas órdenes no hubieran osado intentar la menor cosa contra los españoles.

No obstante esta declaracion, Cortés los mandó quemar vivos delante del real palacio, como reos de lesa magestad, y puso grillos al rey de México, diciéndole que se habia hecho acreedor al mismo castigo que aquellos; pero que por favor le disminuia la pena que merecia por su delito; despues le quitó los grillos y mandó que se le dejara en libertad, de la cual no quiso usar Moctezuma, quien se sometió con la nobleza mexicana al rey de Castilla, forzado por las creencias supersticiosas que tanta influencia ejercian en el ánimo de los mexicanos, cuyas creencias hacian aparecer á los españoles como descendientes del dios Quetzacoatl, anunciados por las profecías como los dueños de Anáhuac, que algun dia vendrian por el Oriente.

Sin embargo, no faltaron algunos que con almas mas fuertes influyeron en la nobleza y en el ánimo del rey, para que insistiesen en que Cortés saliera de México, á lo que este se prestó aparentemente gustoso; pero en ese tiempo llegó Narvaez con diez y ocho buques y con órden de prender á Cortés, por rebelde y traidor á su soberano, cuya noticia le fué comunicada á Cortés por el mismo Moctezuma. Narvaez venia enviado por Velazquez, gobernador de Cuba, para castigar á Cortés.

La tropa de la nueva expedicion desembarcó en la costa de Zempoala, y se acuarteló en aquella ciudad: el gefe de ella acusó á Cortés de traidor con Moctezuma; quiso introducir la discordia ofreciendo al emperador mexicano libertarlo, así co

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