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que querian los dueños, no habiendo competencia que les hiciera ser razonables.

En el siglo XVI llegaron á Veracruz las siguientes flotas, que regresaron á España en el mismo año en que arribaron, excepto las de Manrique y Olazarra: 1581, la del general D. Francisco Luzan; 1583, la del general D. Alvaro Flores y Quiñones; 1584, la del general D. Antonio Manrique; 1585 la del general D. Diego de Alceda; 1586, la del general D. Juan de Guzman; 1587, la del general D. Francisco Novoa; 1589, la del general D. Martin Perez de Olazarra; 1595, la del general D. · Luis Fajardo; 1596, la del general D. Pedro Mendez Márquez; 1599, la del mismo general.

En la flota que salió de Veracruz á fines de 1672 para Cádiz, y de la Habana en Enero de 1673 al mando del general D. Diego de Ibarra, se registraron $1.780,028 del rey, una caja de perlas, otra de esmeraldas, y otras dos con cerradura de plata con $ 320,000 para la cruzada. De los particulares fueron registrados $ 16.721,323, incluso lo del Pérú.

Se puede juzgar del movimiento comercial de entonces por la exportacion que se hizo en 1585. En este año se embarcaron en Veracruz tres millones trescientos mil ducados de plata, y mil cien marcos de oro en tejos para España, con algunos otros productos de la Nueva España.

Al hablar de las ferias de Jalapa en el siglo XVIII, que fué la época en que el comercio vireinal llegó á su auge, expondremos el movimiento de exportacion é importacion, así como los objetos que principalmente se cambiaban.

La prosperidad, siempre creciente, que tuvo el comercio desde los primeros tiempos de la conquista, fué beneficiando y haciendo crecer á Jalapa, donde se detenian los conductores de cargas, y donde los comerciantes de Veracruz comenzaron á establecer almacenes y construir casas para pasar las estaciones del calor, que tan penosas son en las costas de Veracruz.

Un número considerable de mestizos y de indios se empleaban en conducir los millares de mulas que en largas recuas cubrian ya el camino entre México, Perote y Veracruz, alimentando el tráfico á todos los puntos del tránsito, sobre todo á Jalapa, donde hemos dicho se habian formado almacenes de depósito; desde entonces comenzaron los habitantes de esta localidad á subsistir del comercio y de las artes, abandonando la agricultura, que jamas ha llegado á tener allí importancia.

D. Pedro Moya de Contreras fué nombrado visitador en 1583, manejándose con tanta severidad é integridad, que consiguió moralizar en parte la ya tan corrompida administracion colonial, siendo nombrado virey en el siguiente año, cuyo cargo tomó en Setiembre del mismo: suspendió en el ejercicio de sus funciones á algunos oidores; mandó ahorcar á varios oficiales reales; puso en los tribunales ministros íntegros; pretendió reunir en poblaciones á los indios dispersos en los bosques, pero no logró este propósito porque los indígenas morian de tristeza cuando se les arrancaba del lugar donde vivieran desde niños, y otros se huian no pudiendo soportar la presion que la sociedad ejerce sobre los individuos que la forman.

En 1585 se celebró un concilio provisional, en el que se decretó que ninguna causa podia justificar á los españoles que reducian á los indios á la esclavitud, mandando que fuesen puestos en libertad los que estuvieran en aquella condicion. En Octubre de este año llegó el nuevo virey D. Alvaro Enriquez Zúñiga, marques de Villa Manrique, pasando en el siguiente el arzobispo, ex-visitador Moya, á presidir el consejo de Indias, en recompensa de los buenos servicios que prestara á la Nueva España, muriendo tan pobre en 1591, que Felipe II tuvo que mandar pagar á expensas del real erario los gastos de los funerales y las deudas contraidas por Moya en obras de beneficencia.

El nuevo virey tuvo ágrias contestaciones con los provinciales de Santo Domingo, San Francisco y San Agustin, acerca

de la secularizacion de las doctrinas ó curatos que aquellas órdenes administraban, quedando al fin sin ejecutarse por entonces la secularizacion, habiendo aquellos apelado al rey por medio de sus procuradores.

En los años de 1586 y 1587 aparecieron los piratas ingleses Cavendisch, Drake y otros en las costas del mar del Sur y golfo de California, aprehendiendo el primero de estos la nao que venia de Filipinas para Acapulco, y apresando otra Drake en las costas de California, causando estos ataques grandes males en las costas de las provincias de Jalisco y Sinaloa, dando motivo á que se pusieran sobre las armas por primera vez las milicias; en aquellas provincias tambien se levantaron tropas por haberse suscitado una cuestion entre el virey y la Audiencia de Guadalajara, lo que ocasionó el que fuera nombrado visitador el obispo de Puebla D. Diego Romano, quien trató con mucha severidad al marques Zúñiga, embargándole sus bienes y hasta la ropa de la marquesa, muriendo el ex-virey en Madrid sin ser reintegrado de ellos.

Los piratas del Pacífico introdujeron sérios temores en el comercio del Atlántico, cuyas consecuencias reportaron principalmente Veracruz y Jalapa.

CAPITULO CUARTO.

SUMARIO.

El virey D. Luis Velasco, segundo de este nombre.-Primer tratado con los indios independientes.-Se aumenta el tributo.-Valor representativo de las gallinas.-El conde de Monterey.-Congregaciones de los indios.— Los comisarios que las formaron.-Traslacion de Veracruz al lugar que hoy ocupa.-El marques de MontesClaros.-Vuelta de Velasco al gobierno.-Sublevaciones de los negros.—Primera revolucion en el territorio de Veracruz.-Los negros capitulan bajo ciertas condiciones ventajosas para ellos.-Jalapa y los ingenios de Córdova sufren mucho las consecuencias.-Se arregla el servicio de los indios. El virey García Guerra. El marques de Guadalcazar.-Muerte de Felipe III.-Sueldo y guardia de los vireyes.-La administracion eclesiástica en la provincia veracruzana.—Riña entre el obispo Palafox y los jesuitas.-Jueces conservadores.-Fuga del obispo.-Fin del litigio.

DON Luis de Velasco, octavo virey, era mexicano, y habia sido alférez real del Ayuntamiento de México, por lo que este cuerpo lo recibió con gran solemnidad á la entrada que hizo en la capital, que fué en 29 de Enero de 1590; hizo su viaje por Orizava y mandó que se volviesen á abrir los obrajes establecidos por el primer virey Mendoza. Trató tambien de reunir á los indios en poblaciones, pero no lo logró; hizo un tratado con los chichimecas, que permanecian rebeldes y con las armas en la mano, comprometiéndose á darles carne y ropa, que fué la condicion impuesta por los indígenas; estableció entre ellos cuatro colonias de tlaxcaltecas dirigidas por franciscanos; bajo

su administracion se duplicó el tributo á los indios (1594), por necesitar recursos en Europa Felipe II, pagando así aquellos un peso, dando siete reales en plata y una gallina, cuyo valor equivalia á un real, lo cual dañó á los indios en vez de aliviarlos, teniendo necesidad muchos de ellos de comprar á los españoles las gallinas hasta en dos ó tres reales, llegando así estas aves á representar una nueva clase de moneda con que se pagaba á los empleados una parte de sus sueldos. Velasco gobernó hasta Noviembre de 95, en cuya época fué promovido al vireinato del Perú.

En 5 de Noviembre de este mismo año entró á México el nuevo virey D. Gaspar de Zúñiga y Acevedo, conde de Monterey, quien desde luego revocó la condicion de entregar gallinas en lugar de dinero para pagar el tributo.

Bajo su gobierno se conquistó la Baja California y el NuevoMéxico. Este virey forzó á los indígenas á que se reunieran para formar pueblos y congregaciones (1598), obligándolos á que dejasen de vivir en despoblado, ya para hacer mas fácil el cobro del tributo, ya para reducirlos á la vida civil; influyendo los españoles ricos en el ánimo del virey por el deseo que tenian de tomarse los campos para que pastasen los ganados que poseian. Cien comisarios y doscientos escribanos se esparcieron por las dilatadas regiones de los otomites y los mexicanos para elegir los lugares á propósito donde debian establecerse los nuevos pueblos, y para hacer una visita por las rancherías, llevando órdenes de consultar en todo el parecer de los curas; pero el espíritu de avaricia que dominaba á los españoles ricos, hizo que fueran cohechados en su mayor parte dichos comisarios, haciéndolos elegir para las nuevas poblaciones los lugares peores, logrando así que quedaran los sitios que estaban en mejores circunstancias para las granjerías de la raza conquistadora. Sabidos estos manejos por el virey, mandó este que los indios conservaran las tierras para usar de ellas, y que jamas las vendieran; pero al fin siempre se

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