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y salvando todos los enfermos y efectos de guerra: algunos obstáculos se opusieron á su marcha, pero todos los venció é hizo prisionero al coronel Barrutia con el batallon faccioso que se hallaba en Bermeo; de modo que en una noche huyendo de un enemigo fuerte y numeroso, consiguió triunfos dignos del mayor elogio.

Reforzado el 26 con 2,000 hombres, salió inmediatamente en persecucion de los enemigos que batió en Oñate, donde pudo darles alcance, logrando limpiar de facciosos la provincia de Guipúzcoa; y aunque despues limitaron su fuerza á 1,800 hombres por acudir la demas á Navarra, batió el 15 de marzo en el pueblo de Ceanuri á Latorre y Luqui que con 2,000 hombres se habian separado del grueso de la faccion. Así en pocos dias logró deshacer el núcleo de la faccion vizcaina, que poco antes constaba de 6,000 hombres y amenazaba formar un ejército poderoso.

El 19 rescató en el monte Acherri cuarenta prisioneros, y en la noche del 22 haciendo una marcha forzada desde Durango, batió á Castor que con fuerzas superiores estrechaba á Portugalete.

Volvió á reunirse la faccion vizcaina á las órdenes de Zabala, y fuerte de 3,000 hombres; pero ESPARTERO sin descanso la persiguió en Aulestia; y aunque en Morga se les reunió Latorre y Luqui con otros 3,000 hombres, no por eso dejaron de ser batidos por los nuestros en Bermeo, logrando una completa victoria con fuerzas muy inferiores. En consecuencia de esta memorable accion fue ascendido ESPARTERO al empleo de mariscal de campo.

El 4 de mayo partió de Zornoza contra las facciones del valle de Arratia, y despues de haber batido en Ceberio á Luqui, Langara, Olivares y otros, derrotó el 14 en Santa Cruz de Vizcarquis á Castor, Ibarrola y Basilio; mas no por eso se entregó al descanso. Divididas sus fuerzas en cuatro columnas, hizo mas activa y eficaz la persecucion: arrojados del valle de Arratia, llegó ESPARTERO el 29 á Llodio persiguiendo á Luqui, y en aquella misma noche haciendo una marcha penosa y con una columna ligera sorprendió en Urigoiti á la llamada junta de Castilla que con 700 hombres mandados por Ibarrola pernoctaba en aquel punto.

El 8 de junio regresó á Bilbao para dejar los heridos y prisioneros; pero el 10 emprendió su marcha para continuar la carrera de sus triunfos: y en efecto, alcanzó muchos hasta el 16 de julio en que dejando á Bermeo bien fortificado, pasó á Navarra con 2,500 hombres por disposicion del general en gefe. Las operaciones de este sobre Artaza sirvieron para coronar de laureles al general ESPARTERO, pues con sola su division batió á las fuerzas rebeldes que salieron al paso.

Volvió nuestro general de su espedicion y se situó en Durango, y for

tificando á Lequeitio tuvo lugar de escarmentar á los rebeldes en Isparter por haber intentado inquietarlo sobre Lequeitio.

Despues de haber perseguido al Pretendiente y fusilado en Munguía al cura párroco que capitaneaba una gavilla de facciosos, batió á las facciones de Vizcaya en los dias 17 y 19 junto á Mendata y en el monte Oiz.

El 8 de octubre pasó á fortificar á Plencia que el mismo Pretendiente quiso impedir con numerosas fuerzas rebeldes de Guipúzcoa, Alava y Navarra; pero en vano, porque ESPARTERO con su ordinaria actividad y su indomable valor todo lo vencia, todo lo allanaba. El 22 de noviembre, en fin, volvió á entrar en Bilbao despues de mil triunfos y de haber abastecido los puntos fortificados.

Entrado el año de 35 continuó el infatigable ESPARTERO sus incursiónes y batidas con tan feliz éxito como el anterior, si bien esperimentó un revés en los altos de Descarga á que no estaba acostumbrado. El primer sitio de Bilbao y la batalla de Mendigorría dieron á este período mucha mas importancia de la que tuvieron los anteriores: en una y otra ocasion se manifestó ESPARTERO el mismo, escediendo á todos en valor; y las palabras del general Córdova en el parte que da al gobierno de esta jornada, es el mayor elogio que puede hacerse de su intrepidez y su inteligencia.

Si la accion de Arrigorriaga y puente de Bolueta que dió ESPARTERO á las órdenes del general Ezpeleta no correspondió por incidentes inevitables á la opinion de aquel, no por eso dejó de cubrirse de gloria en la toma del puente, donde recibió una herida y una contusion haciendo prodigios de valor.

En principios de marzo del 36 entró ESPARTERO en Orduña, no obstante la terrible oposicion que le hizo Eguía, que con veinte batallones facciosos se hallaba en Amurrio: la memorable accion que se dió con este objeto llamó la atencion del general en gefe, quien con este motivo dirigió un oficio á ESPARTERO haciendo un elogio estraordinario de este hecho de armas. No menos gloriosa fue la derrota que sufrió el general Eguía en Unzá, á pesar de tener diez y nueve batallones y ESPARTERQ solo once.

El 26 de mayo se encargó ESPARTERO del mando interino del ejército, durante el viaje del general Córdova á la corte, y nada notable ocurrió hasta mediados de junio en que se restituyó al campo de operaciones.

En esta época salió de las provincias la célebre espedicion de Gomez, que batiendo al general Tello y despues á Pardiñas, hubiera quizá propagado la guerra de un modo espantoso, si ESPARTERO no hubiera abatido su soberbia en Ezcaro; y hubiera acabado con esta gavilla á no APENDICE. 4

haber sido atacado de una grave enfermedad que le impidió alcanzar un triunfo tan útil como deseado. Con tan lamentable acontecimiento se trasladó ESPARTERO á Logroño, donde al lado de su familia se curó de su larga y penosa enfermedad. Aqui permanecia cuando en 17 de setiembre fué nombrado general en gefe del ejército, habiendo obtenido el empleo de teniente general el 20 de junio anterior.

Luego que ESPARTERO tomó el mando del ejército, y viendo que los

enemigos intentaron poner nuevo sitio á Bilbao, el 22 de octubre trasladó su cuartel general de Miranda de Ebro á Villarcayo, y desde aquí á Villazara y Berron, proveyendo de gente y armas á Portugalete. El ejército faccioso, que se vió así amenazado por el nuestro, despues de dar algunos asaltos infructuosos á la plaza, levantó el sitio; pero el 8 de noviembre empezaron nuevamente las maniobras y el 14 formalizaron los ataques contra la plaza. Habia el ejército carlista cubierto de tal modo sus posiciones, que parecia una temeridad sin consecuencia atacarlo en su propio campo; pero Bilbao, la heróica Bilbao iba á ser presa del fuego y el plomo destructor, y la causa de la libertad debia sufrir un golpe mortal: preciso era, pues, aventurarlo todo á la suerte y al valor de nuestro ejército, cuyo gefe no conocia peligros mi dificultades para vencer. El dia 24 de diciembre se movió el ejército constitucional y Bilbao quedó libre.

Aquí permaneció ESPARTERO hasta el 10 de marzo siguiente esperando la resolucion del gobierno sobre el plan propuesto por el general Ewans, aprobado tambien por Sarsfield, á quien se consultó en este caso. Aunque el CONDE DE LUCHANA se opuso á este plan, que consistia en formar diferentes líneas de puntos fortificados que encerrasen á la faccion en un pais determinado y atacarla despues con fuertes masas, coadyuvó á realizarlo en la parte que le era respectiva como general en gefe del ejército. A la vez se movian los tres cuerpos de ejército para facilitar al inglés la toma de Hernani; pero batido este por las fuerzas carlistas, tuvo que retroceder ESPARTERO desde Zornoza, hasta donde se habia adelantado, venciendo siempre á la faccion que con todas sus fuerzas le atacaba, y haciéndole muchos prisioneros. Otro plan concibió despues el general en gefe que pudo terminar la guerra, si circunstancias inesperadas no lo hubieran impedido. Para llevarlo á cabo salió de Bilbao el 9 de mayo, y trasladando el ejército á San Sebastian, batió á Guibelalde y ocupó el 15 los puntos fortificados de Urnieta, Hernani y Oyarzun : á consecuencia de esta victoria cayeron tambien en nuestro poder las importantes plazas de Irun y Fuenterrabia, ademas de Oriamendi, Astigarraga y Oyarzun. Los facciosos atacaron á nuestro ejército en Urnieta, pero quedaron como siempre escarmentados y se replegaron. En es

tos mismos dias salió D. Cárlos de las provincias á la cabeza de su grande espedicion.

Al recibir el CONDE DE LUCHANA esta noticia, se decidió á marchar inmediatamente en su seguimiento para proteger la córte y las provincias interiores del reino; y pareciéndole que embarcar el ejército para entrar en Castilla por Castrourdiales dilataría demasiado este movimiento, se decidió á pasar á Navarra no obstante las graves dificultades que debia oponerle el ejército carlista, fuerte todavía de 14,200 hombres, y la naturaleza del terreno.

El 29 pronunció su marcha el ejército de la reina, y en el mismo dia trabó un combate porfiado y tenaz al frente de Andoain, en cuyo puente pereció el benémerito comandante general de la segunda division don Manuel Gurrea.

Venciéronse al fin todos los obstáculos que el enemigo y la naturaleza presentaron en Andoain; pero la misma escena volvió á repetirse el 31 en Arezo, y despues en Muzquiz de Imos, hasta que el 2 de junio entró en Pamplona victorioso y cubierto de gloria.

Permaneció aquí bastante tiempo el CONDE DE LUCHANA, dirigiendo fuerzas que operasen contra el Pretendiente, tomando puntos fortificados, y dispuesto á obrar con arreglo á las circunstancias; però moviéndose despues sobre el bajo Aragon, fue llamado á la córte donde se acercaba el rebelde Zariátegui, que con otra espedicion habia salido de las provincias con objeto de distraer las fuerzas que operaban contra don Cárlos.

En esta época tuvieron lugar los desagradables acontecimientos de Arabaca, que algunos quisieron atribuir injustamente á ESPARTERO, pero que el tiempo ha debido sacarlos de este error.

Estos sucesos, empero, y los asesinatos cometidos por los soldados en Pamplona y Miranda de Ebro, llenaron de desconsuelo á la patria y al CONDE DE LUCHANA, que via relajarse la disciplina militar y perderse los inmensos sacrificios hechos por la libertad, si así continuaban, y con este motivo dió una proclama á sus soldados con fecha 28 de agosto en Cogolludo.

El 2 de setiembre se hallaba ESPARTERO en Daroca, buscando ocasion en que batir á las fuerzas espedicionarias de D. Cárlos; pero viendo que este evitaba el encuentro y se corria en direccion diversa, se puso en movimiento para perseguirlo. Adelantado el Pretendiente y ocultando el objeto de su marcha, llegó á las cercanías de la córte la mañana del 12; pero tal era el celo de ESPARTERO por evitar un golpe funesto contra la capital, que la ocupó en la tarde del 13 con su brillante ejército.

Despues de dar el descanso necesario á la tropa y haber tranquilizado á la córte, dispuso el CONDE su marcha el 17 en persecucion de D. Cár→ los; pero tal era la prisa que este se dada, que solo pudo ser alcanzado por alguna caballería en Aranzueque.

Reunida al Pretendiente la division de Zariátegui, se atrevió á sorprender en Retuerta al general Lorenzo, pero socorrido por el CONDE á tiempo, batieron de tal modo al contrario, que emprendió su retirada con bastante desaliento; sin embargo, el 14 de octubre fue otra vez alcanzado en Huerta del Rey y sufrió nuevo descalabro; de cuyas resultas, diviendo su gente en dos columnas, se internó en sus antiguas guaridas.

Desembarazado ESPARTERO del Pretendiente, trató de poner coto á la insubordinacion, que se habia introducido en la tropa, y al efecto reunió todo su ejército en Miranda de Ebro, y dispuso en la mañana del 30 que formase en cuadro en el camino de Vitoria. Despues de hacerles una alocucion sentida y enérgica, mandó á los soldados del batallon de Segovia que designasen los asesinos del general Escalera, y en el caso de no aparecer que se diezmase aquel regimiento. Un cabo y varios soldados se adelantaron entonces y señalaron por sus nombres hasta treinta; diez de los cuales fueron pasados por las armas, no lejos de aquel punto, como mas culpables.

El 10 de noviembre entró el ejército en Pamplona, y en la órden general del 16 se publicó la sentencia de los que insurreccionados en aqueIla plaza asesinaron al general Sarsfield y al coronel Mendivil. Esta sentencia, terrible pero necesaria, fue ejecutada inmediatamente y dejaron de existir el coronel D. Leon Iriarte y el comandante Barricat con varios sargentos: pérdida dolorosa pero saludable, porque desde entonces cesó la insubordinacion del ejército, y se estableció aquella rigorosa disciplina que lo distinguió despues y lo condujo á la victoria.

Por este tiempo se sucedian las espediciones carlistas al centro de la monarquía, y el CONDE DE LUCHANA desde su cuartel general daba las disposiciones necesarias para su esterminio, hasta que á fines de enero de 38 tuvo aviso de que los enemigos trataban de apoderarse de la plaza de Balmaseda, á cuyo fin habian reunido en el valle de Mena considerables fuerzas y habian practicado obras para impedir el que fuese socorrida; pero nada fue bastante para detener el arrojo de nuestros soldados que todo lo arrollaron, y el mismo ESPARTERO con su escolta hizo 100 prisioneros. Reforzados los facciosos el siguiente dia intentaron impedir la comunicacion de nuestro ejército con Balmaseda, y sufrieron otra rota de mas consideracion y desistieron de su empeño, convencidos

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