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- Es harto comun entre militares entendidos la opinión de que VanHalen, una vez adoptados los medios de accion, no debió estar mas de 48 horas al frente de aquella plaza que se reputa indefendible. El sitio de Sevilla, que no solo es desmerecedor de este nombre, pero que ni llegó á ser cerco siquiera, fue emprendido sin circunvalar la ciudad, al menos, ocupando, segun lo permitieran las fuerzas, los puntos mas á propósito para ir fijando los aproches; sin ocupar siquiera el barrio de Triana, que hubiera podido hacerlo Van Halen casi sin resistencia, mandando fuerzas cortas por el vado de la Algaba á posesionarse de la orilla derecha del Guadalquivir, por donde la ciudad recibe casi todos sus víveres, sin tomar la medida de cortar la comunicacion por la ria, estableciendo al efecto una batería en S. Juan de Aznalfarache; y dirigiendo al mismo tiempo los cañonazos al punto menos vulnerable de la ciudad, es decir, á la puerta de Carmona, donde el muro tiene un espesor de mas de 15 varas, donde en caso de haber entrado, hubiera tenido que atravesar las calles mas estrechas de la poblacion. Dábase ademas el ataque con cañones de á 8 los de mayor calibre, colocados á tanta distancia, que apenas las balas tenian fuerza bastante para herir el muro. Hubiéranse dirigido cañonazos á la endeble tapia de la huerta del alcazar, y con dos ó tres balas solamente cae por tierra. Vencido este obstáculo, la muralla por aquella parte no tiene fortificacion alguna; nada mas fácil que escalarla cualquiera noche y constituirse al punto en el Consulado. Por la parte del Blanquillo era tambien fácil penetrar en la ciudad. Por bajo de las Delicias pudiera igualmente haberse construido una batería por los sitiadores, enfilando el rio, cuyo cauce es bastante estrecho por aquel punto; y de este modo habria sido imposible que un vapor mercante hubiese traido pólvora de Algeciras, á Sevilla; se habria interceptado la comunicacion con los buques pronunciados en las aguas de Cádiz, y se hubiera estorbado, con el acantonamiento de la caballería por la parte de Triana, que un convoy dirigido desde Huelva á Sevilla penetrase en la plaza y la surtiese de cureñas, de pólvora y otros efectos. Pero el cargo mas grave y capital que dirigen los críticos al general VanHalen en esta ocasion, cifrase en no haberse dedicado mas que á sitiar á Sevilla, y no á perseguir y batir al general Concha, que era la esperanza de las Andalucías pronunciadas, para lograr despues mas fácilmente la sumision de aquella y de las otras ciudades del Mediodía.

En tal estado preséntase ante los muros de la ciudad sitiada el Regente del reino el 23 de julio, con cuyo arribo circuyen ya el area de Fa poblacion no menos que 10,000 infantes y 2,000 caballos. La presen+ cia de ESPARTERO en el ejército sitiador, que le aclamó y vitoreó entu

siasmado, fue el anunció de la suspension de hostilidades contrá SéviHa, dirigiendo á sus defensores una proclama en la cual prometía total olvido de lo pasado, si le abrian las puertas, advirtiendo á la vez, que si bien habia ordenado suspender el fuego, cada cañonazo que en lo sucesivo disparase la plaza, seria contestado con tres bombas por los sitiadores, pero que solo en caso de agresion lanzarian estos nuevos proyectiles. La lenidad, como desgraciadamente suele acontecer en estos casos, fue interpretada por miedo y al ver los de la plaza que ya el fuego habia cesado, conviértese su desaliento en arrogancia.

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Al parecer la alocucion del Regente, que fue acompañada con una comunicacion al ayuntamiento, reunióse la junta, convocandó al general Figueras y al gefe político: y si bien hubo allí individuos qué opina! ran por la rendicion, la mayoría, con inclusion de aquellas dos autori❤ dades, resolvió lo contrario. Esta discusion produjo aquella noche un fuerte altercado entre el presidente de la junta, D. Miguel Dominguez, y el general Figueras, que faltó poco para que terminara en desafio. En la mañana del 24, rómpese otra vez el fuego desde las murallas. ¡Triste suerte la de ESPARTERO, verse forzado á cerrar la carrera de su vida política con un bombardeo tan esteril, como cruel aparecia ante la luz fascinadora de la imaginacion, cuando precisamente la cuestion política hallábase ya por un juego de armas resuelto! Pero era esta una consecuencia necesaria de los desaciertos anteriores, del rumbo fatal que había tomado el poder desde los primeros acontecimientos. Otra vez el fuego de mortero arroja bombas sobre la ciudad, y esta presenta en cada defensor un modelo de entusiasmo y de heroismo, que se ostentaría mas grandioso á no ser impulsado por un principio delirante y fanático. Pero, á pesar de todo, los sevillanos ofrecen un espectáculo sorprendente y sublime, de esos que presenta la humanidad luchando con la desgracia en el campo del error, para despues, úfana, llamarse vencedora.... cuando en realidad solo es engañada y vencida!

El 27 sabedor el gobierno provisional de que el Regente se hallaba al frente de Sevilla y que sus tropas estaban bombeando á esta ciudad, dirigió por conducto de Serrano una comunicacion Al Excmo. Señor Duque de la Victoria y de Morella, la cual terminaba de esta suerte: «El gobierno de la nacion previene á V. E. que si despues del recibo de esta comunicacion siguiesen las hostilidades contra la ciudad de Sevilla ú otro pueblo de la monarquía, queda V. E. y cuantos á ello cooperen declarados desde luego traidores á la patria, privados de todos sus honores y condecoraciones y entregados á la execracion púš blica de los españoles y de la humanidad entera.ɔ ko Onoar

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Pocos dias antes varias compañías del provincial de Cádiz y la sesta del regimiento infantería de Aragon habian hecho en Gibraleon dos manifestaciones á los habitantes de Cádiz que bastarian para llenar de vergüenza y de remordimientos á los traidores que faltando á sus juramentos querian imponer á la patria el despotismo. Estas dos manifestaciones provocadas en cierto modo por la que antes se habia hecho en la isla de Cádiz, merecen insertarse á continuacion para que el público conozca los dignos gefes, oficiales y demas clases que tomaron parte en estas manifestaciones; dicen así: «GADITANOS. Apenas llegara á nuestros oidos el pronunciamiento de Sevilla, alzamos un grito de indignacion contra los gefes de un bando perjuro que queria sumir otra vez á nuestra nacion en la anarquía y desventura. Dispuestos á perecer antes que faltará los juramentos que habíamos prestado de defender á la reina Doña Isabel II, á la Constitucion de 1837 y al invicto DUQUE DE LA VICTORIA, hemos despreciado la invitacion que se nos ha hecho por quien debiera haber perecido á nuestro frente antes que abandonar el camino del honor y la gloria. Las seis compañías del batallon á que da nombre esa ilustre capital y guarnicion de esta provincia, desde un principio habian manifestado sus ideas de seguir la senda de su deber y no abandonarla jamás. Si la plana mayor y una pequeña parte del batallon se han unido á ese movimiento llevándose la bandera que esa capital habia confiado á sus manos, dia llegará en que arranquemos de su poder un tesoro que no han sabido guardar, dando un testimonio al gobierno de que esa porcion ha faltado á su deber haciéndose indigna de llevar el nombre de Cádiz. Sí, gaditanos: el manifiesto que habeis dirigido á S. A. el Regente del reino, leido al frente de la fuerza del bataIlon que se halla en este punto, ha producido una sensacion de entusiasmo difícil de pintar. Oficiales, sargentos y soldados prorumpieron en vivas á los sagrados objetos de nuestra salvacion, y el pueblo de Cádiz corriendo de boca en boca ha despertado el renombre con que por sus hechos, ha sido colocado en las páginas de nuestra historia. Autoridades dignas de tan inclito pueblo, haced presente nuestros sentimientos á esa guarnicion y Milicia Nacional, añadiendo que en cualquier punto á donde el gobierno nos destine, seguiremos el ejemplo que nos ha dado nuestra capital. Gibraleon 24 de junio de 1843.—El capitan comandante accidental y teniente coronel graduado, Angel Mannara.=Capitan, Juan Nepomuceno Mendicute.-Capitan, Eugenio Lendrera. Teniente, Francisco de Leon y Luna. Subtenientes, Servando Vergara, Salvador Diaz de Mayorca, Ildefonso Aparicio, Vicente CabaIlero, José María Carreño, Joaquin Ortega, Antonio Tellez. Por la claAPÉNDICE.

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se de sargentos primeros, Juan Masera.=Por la de id. segundos, Francisco Martinez. Por la clase de cabos primeros, Andres Morillo. Por la clase de cabos segundos, José Lozano. Por la de soldados, Joaquin Tramblet.

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>>COMPATRICIOS.=La sesta compañía del tercer batallon del regimiento infantería de Aragon, núm. 21, que tengo el honor de mandar, no ha podido menos que prorumpir en gritos del mas puro entusiasmo al leer la manifestacion que ha dirigido á S. A. el Regente del reino esa heróica ciudad. Los sagrados objetos que en ella invoca son el puerto de nuestra salvacion; y esta compañía, sin embargo de hallarse aislada en esta provincia, no ha titubeado un momento en seguir las huellas del honor, jurando de nuevo defender á todo trance á la reina Doña Isabel II, Constitucion de la monarquía y al ilustre caudillo que han colocado al frente la nacion tantos dias de gloria. Dos incompletos batallones de este regimiento, faltando á los juramentos que hicieran, han tomado parte en el pronunciamiento de Sevilla; y yo con la fuerza de mi mando, unido con las seis compañías del provincial de esa capital, no abandonaré el ejemplo que á la faz de la nacion ha dado un pueblo libre que siempre ha sido el modelo del honor. Esta compañía se honra en que por evento sus camaradas que le estam unidos, llevan precisamente el nombre del provincial de Cádiz: con ellos y los pocos caballos pertenecientes al decidido regimiento de la Constitucion, núm. 8, se prometen conservar radiante el pendon de las leyes en los parages á donde el gobierno tenga á bien destinarla. Conciudadanos, ligad nuestros votos á la santa causa que defendeis, y vivid persuadidos que esta compañía de Aragon seguirá las huellas que le ha mostrado la inmortal Cádiz. Gibraleon 24 de junio de 1843. El capitan, Genaro María Morado. Tenientes, Manuel de Valdés, Gerónimo San Pedro, Tomás Alonso. Subtenientes, Joaquin Alameda, José de Morales. Regimiento de la Constitucion, 8.o de caballería, el teniente Hipólito de Silva; el sargento primero, Ildefonso Hernandez. Por la clase de sargentos segundos, Lorenzo Bayon.=Por la clase de cabos primeros, José Ruiz.=Por la clase de segundos, Domingo Grados. Por la clase de soldados, Antonio Valcarcel.»

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Estos gritos de la libertad agonizante eran ahogados por el clamoreo de las capitales y ciudades principales donde el partido absolutista alcanzaba poderoso influjo á beneficio de sus malas artes. Todas habian sucumbido á este poder tiránico, escepto Madrid, Zaragoza y Cádiz, donde el nombre del Regente era respetado como símbolo de la libertad española; y cierto que ni allí ni en otros puntos hubieran triunfado sus enemigos, si el llamado gobierno provisional, de triste recordacion, no hu

biera empleado su funesto influjo en destruir la misma libertad que con tanto entusiasmo defendieron otras veces sus autores en la tribuna y en campaña.

Nada mas indigno ni mas frecuente por desgracia entre nosotros que las aberraciones de los hombres en sus principios y en sus sistemas de gobierno; aberraciones que nos han llenado de espanto en ciertos personajes célebres por esta causa mas que por sus talentos y su honradez; pero cuando estas infames deserciones de un partido á otro suceden en hombres que por su edad y conocimientos no pueden escudarse con el engaño y la seduccion, produce una sensacion de desprecio mezclada de compasion que se borra fácilmente quedando siempre á la vista la degradacion y la miseria del desertor; mas esto, aunque despreciable, indigno y bajo, no pasa de una persona, no hiere la existencia de un partido, no ataca un sistema social ni conmueve las instituciones, porque aquella persona se aisla y vaga en la escoria de la sociedad despreciada por todos los partidos. Pero el ministerio Lopez-Serrano, ó gobierno provisional, no puede ser considerado bajo este punto de vista: sus delitos son mayores; su responsabilidad inmensa: y aunque su ignorancia es muy supina, su perversidad fue muy grande.

Conmovida se hallaba la nacion desde que empezó la regencia del ilustre DUQUE DE LA VICTORIA por los ataques alevosos de un partido enemigo de nuestras instituciones: vencido este partido tenaz, seguia sin embargo armado espiando una ocasion favorable para sacrificar á su venganza los ilustres defensores de la libertad: y en momentos tan críticos se presenta el Sr. Lopez ofreciendo una amnistía á favor de los mismos que habian jurado odio eterno á las mismas teorías del ministro de 9 de mayo y que esperaban alcanzar con la espada lo que aquel les hubiera negado; es decir, que el Sr. D. Joaquin María Lopez con su amnistía queria traer á España un ejército de conspiradores, para que aprovechando las disensiones intestinas que esperimentaba el gobierno de aquella época por la falta de lealtad de los principales oradores del congreso, se apoderase del gobierno sin esfuerzos y estableciese la tiranía como en el dia se halla.

Las circunstancias de aquella época eran tan determinadas, tan fijas y tan claras que no podian ocultarse á los ministros de 9 de mayo por mas ignorantes que se les quiera suponer. Todos conocian esta verdad, y liberales honrados, agenos á los negocios públicos y distantes de la corte sé arrojaron en aquella lucha con la esperanza de que aquel ministerio adoptaria la única medida salvadora que le quedaba en tales circunstancias; pero tal fue la obstinacion, el disimulo y perversidad de

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