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Bien conocieron los hombres ingratos que por medios poco nobles se elevaron al poder, que la Milicia Nacional era incompatible con su sistema de tiranía; y sin mas delito que su adhesion á las instituciones, se decretó su disolucion, y no se temió tocar el pacto fundamental para borrar su memoria y quitar la posibilidad de su resistencia; pero ¡insensatos! los heróicos hechos de la Milicia Nacional ocupan una página muy notable en la historia de nuestra nacion, y no conseguireis vuestro intento! su memoria será eterna entre los verdaderos amantes de la libertad y la patria, y su fama correrá unida al nombre del ilustre guerrero que á ella se unió para salvar las instituciones!

Despues de haber cumplido la Milicia Nacional la obligacion que su propio decoro y su gratitud le imponian con la publicacion de esta obra, y no queriendo omitir nada de lo que pueda contribuir á ilustrar una época de tanta gloria, vamos á escribir un Apéndice en que se consignarán hechos nuevos é interesantes que harán mas completa la obra y realzarán la gloria del proscrito; pero antes haremos un epílogo aunque sucinto de su vida militar.

No nos detendremos en los campos de batalla; no volveremos á mojar la pluma en sangre para describir escenas de horror y de destruccion, porque mil y mil documentos dan testimonio de los heróicos hechos del ilustre guerrero que, venciendo el destino, llevó la victoria al punto donde dirigió su espada. Patriota decidido y militar activo y valiente, escitó su entusiasmo el peligro de la patria, y alli donde lo habia corrió para ofrecer en sus aras el sacrificio de su vida y libertarla de la servidumbre y del oprobio. Saliendo de los años de la pubertad apenas, corre ansioso de gloria á colocarse en las filas de los españoles ilustres que con tanto heroismo defendieron la independencia de la patria. Para servir voluntariamente durante la guerra sentó plaza de soldado en el regimiento infantería de Ciudad-Rodrigo; y si bien este entusiasmo era general entonces, no por eso es menos digna de elogio la abnegacion de EsPARTERO en defensa de la nacion. De este cuerpo pasó en 23 de diciembre de 809 al Batallon Sagrado ó de voluntarios de honor de la universidad de Toledo, que como otros de la misma especie se componia de estudiantes de diversas universidades de España, que abandonando sus carreras habian empuñado las armas para resistir la injusta agresion de la Francia. En este cuerpo siguió ESPARTERO las vicisitudes de aquella guerra hasta que el gobierno con los restos del ejército se trasladó á la isla gaditana, donde tantas cosas grandes se obraron.

Creado despues el colegio militar de todas armas en la isla de Leon, hoy ciudad de San Fernando, entró ESPARTERO con los demas de su

clase para recibir la instruccion necesaria al arte de la guerra; mas no por esto se alejó del teatro de los peligros y los azares que produce: los cadetes y demas alumnos del colegio militar alternaban con los demas cuerpos del ejército en el servicio de las avanzadas, retenes y demas funciones necesarias al bloqueo de aquella plaza, y siempre se dejó ver en ESPARTERO ese carácter arrojado y valiente que tantos triunfos le ha valido.

Por consecuencia de su aplicacion y conocimientos adquiridos, fue ascendido á subteniente de ingenieros en 1.o de enero de 1812, despues de haber estado diez y seis meses en la academia especial de este cuerpo, á donde pasó del colegio militar, prévio el correspondiente exámen. Como la guerra de la independencia tocaba ya á su término, pocas ocasiones tuvo nuestro jóven oficial para distinguirse, no obstante haber sido destinado al regimiento provincial de Soria que hacia parte de la division del teniente general Villacampa en la Vall de Uxó y en las cercanías de Murviedro, moviéndose despues á formar el bloqueo de la plaza de Tortosa.

Terminada en fin la campaña, se vió ESPARTERO en una situacion harto dificil é incompatible con sus inclinaciones y su carácter. La ociosidad á que se hallaba condenado en virtud de la pacificacion de la Península, se acomodaba muy mal con su natural actividad y las ideas de gloria que bullian en su cerebro; y así es que apenas tuvo noticia del proyecto concebido por nuestro gobierno de mandar un ejército para hacer la guerra y restituir á la obediencia á los dominios insurreccionados de América, corrió presuroso á inscribirse voluntariamente en esta espedicion, y fue destinado con el grado de teniente al regimiento de Estremadura, que se embarcó en Cádiz para darse á la vela con el ejército espedicionario el 1.o de febrero de 1815 á bordo de la fragata Carlota.

A los dos meses de travesía llegó el ejército á las playas de Colombia: despues de haber pacificado aquella provincia y la Guayana con la toma de la isla Margarita, último refugio de los rebeldes, fue destinado el regimiento de Estremadura á reforzar el ejército del Perú. Organizado este regimiento con el aumento de un nuevo batallon en 1816, fue destinado á él ESPARTERO en clase de capitan, y despues á mandar una compañía de zapadores por disposicion del general Tacon, prendado de las brillantes cualidades del nuevo capitan. Despues de haber prestado aquí servicios eminentes, pasó de segundo comandante al batallon ligero del centro, del que era gefe D. José Santos de la Hera.

A primera vista parecia envolver alguna injusticia esta promocion, postergando á muchos capitanes mas antiguos á quienes por rigorosa

escalafon correspondia; pero pronto tuvieron lugar de convencerse todos del mérito singular de ESPARTERO, y la razon de conveniencia pública que habia guiado al general Tacon para dar aquel ascenso. Las acciones de Icla, Mollecitos, Montegrande y Oroncota, mandadas por EsPARTERO unas, y otras por la Hera, batiendo completamente á los caudillos Prudencio, Zárate y Pereira; las de Carretas y Garzas, dadas en los dias 13 y 19 de marzo, y el vigoroso ataque dado á los cabecillas Ravelo, Prudencio y Fernandez que sitiaban el fuerte de la Laguna, hubieran bastado para acreditarlo de valiente y entendido; pero otros hechos mas memorables, y que harán su fama eterna en aquellos paises, impusieron silencio á la envidia y le adquirieron aquella superioridad y respeto que nace del genio y distingue el mérito.

La sorpresa de Presto, verificada el 5 de abril siguiente, cubrió de gloria á las armas españolas: mas la empresa atrevida que concibió y llevó a cabo ESPARTERO, fingiéndose un cabecilla llamado Fernandez para sorprender y hacer prisionera una avanzada que se hallaba situada á una legua distante del lugar de Presto, solo es comparable con un hecho muy semejante del gran Constantino.

Poco despues le vemos al frente de un batallon formando la vanguardia de Oreilly derrotar completamente al cabecilla Lamadrid y rescatar los prisioneros de Tarija.

En principios de marzo del año 18, á la cabeza de una columna de 300 hombres, se internó en la provincia de la Plata, y batió á varios cabecillas que la infestaban y se le quisieron oponer con fuerzas superiores. Siempre incansable por los triunfos de su patria, continuó así hasta mediados del 19 en que llegó á pacificarse la provincia de Charcas; pero destinado en seguida con otros gefes á la persecucion de las gavillas que ocupaban los valles de las provincias limítrofes de Potosí, Cochabamba y la Paz, no descansó ni dejó de triunfar hasta que logró el esterminio total de los enemigos.

No duró mucho sin embargo el descanso á que se entregó el intrépido ESPARTERO despues de haber pacificado aquellas provincias, porque reanimados los insurgentes, sorprendieron una partida de nuestro ejército que conducia 160 fusiles á Oruro: fue necesario que volviese EsparTERO al teatro de la guerra, y en union con el gefe Ametller, en pocos dias logró el objeto apetecido.

Tambien se halló ESPARTERO, distinguiéndose como siempre, en la incursion que hizo el ejército en las provincias del Jujui y Jalta del Tucuman, situándose despues en Oruro como centro de operaciones. Aquí sufrió ESPARTERO disgustos de consideracion, pero tuvo la gloria de

acreditar su lealtad jamás desmentida, descubriendo y castigando una conjuracion fraguada contra la patria y contra su vida.

De Oruro pasó ESPARTERO á Areguipa en febrero de 21, y permaneció todo este año y el siguiente prestando servicios importantísimos, ya en el servicio de guarnicion y ya en las frecuentes salidas que hizo para batir á los enemigos que se acercaban: mas al comenzar el año de 23 se presentó en los campos de Tarata para asombrar al mundo con su bizarría. Solo con un batallon contuvo por dos horas á todo el ejército peruano, fuerte de 6,000 hombres, y con su espada dió muerte á uno de los gefes mas valientes del campo enemigo : allí en medio de la refriega perdió el caballo, y aunque con tres heridas de bala, no quiso abandonar el campo hasta que cesó el combate.

No menos admirable y digna de elogio fue la conducta de ESPARTERO en la accion de Moquehua, en donde se presentó de improviso, á pesar de sus heridas, que le hacian traer un brazo colgado del cuello con un pañuelo, y la órden del general en gefe, que amistosamente le habia prevenido que no se presentara en la accion, y arrollando á la cabeza de un batallon á los enemigos que en mayor número tenia delante, facilitó al general Valdés el paso de un barranco que debia colocarlo en posicion ventajosa. Estas dos jornadas le valieron á ESPARTERO el empleo de coronel efectivo, y poco despues obtuvo el de brigadier, porque á medida que ascendia se aumentaban sus hazañas y sus medios de servir á la patria, por el mayor número de fuerzas que ponian á su disposicion las graduaciones.

A la defeccion de Olañeta contestó sin vacilar con su acostumbrada energía y patriotismo con su proclama en Potosí á 5 de febrero de 824.

Ya en esta época se trataba de reconocer la independencia americana, y ESPARTERO fué comisionado por La Serna para tratar en Jalta con los comisionados de la república, y aunque nada se concluyó en esta conferencia, el virey quedó tan satisfecho de la conducta de ESPARTERO, que volvió á comisionarlo para que viniese á la Península á dar cuenta al gobierno del estado de aquellos paises, y recibiese instrucciones sobre la conducta que debia adoptarse en vista de los sucesos. Estos delicados encargos prueban de una manera inequívoca que en EsPARTERO hallaban todos lealtad, patriotismo, valor y capacidad.

El dia 5 de junio de 824 se embarcó en el puerto de Quilca y llegó á Cádiz el 12 de octubre del mismo año, y evacuada su comision, volvió á embarcarse en Burdeos el 9 de diciembre, dia en que se dió la batalla de Ayacucho, y desembarcó en el mismo puerto de Quilca el 4 de mayo del siguiente año de 25.

Inmediatamente que puso el pié en tierra, fue preso por las autoridades de Bolivar y conducido á Areguipa, donde lo encerraron en un calabozo ocupando antes todos sus papeles. Sus amigos hicieron varias instancias cerca del gefe de la república para librarlo del peligro á que se via espuesto, y despues de poner en juego todos los resortes que les sugirió su celo, lograron su deseo, y se le mandó que inmediatamente se embarcase para España, como en efecto lo verificó, llegando á Burdeos en la fragata Telégrafo á fines de noviembre del mismo año, donde permaneció hasta principios de marzo siguiente que se trasladó á Madrid.

El gobierno le destinó de cuartel á Pamplona al dia siguiente de llegar á la córte, y allí permaneció hasta el 2 de mayo de 828 en que se trasladó á Logroño de comandante de armas y presidente de la junta de agravios.

En 28 de octubre de 830 se le confirió el mando del regimiento de Soria que se hallaba de guarnicion en Barcelona, y el 31 de octubre del siguiente año pasó con el mismo objeto á la capital de las Islas Baleares.

y

Encendióse la guerra civil que tantos desastres causára á la España, ESPARTERO, que nunca fue sordo á los gritos del honor, de la libertad y la patria, solicitó el permiso de entrar en campaña con su regimiento, y habiéndosele concedido desembarcó en el Grao de Valencia el 20 de diciembre de 833; dedicóse inmediatamente á perseguir al cabecilla Magraner, que con una partida de 400 hombres amenazaba á San Felipe de Játiva y Onteniente, y en el espacio de cuatro dias logró esterminar la guerrilla y fusilar á su gefe.

En 1.o de enero de 834 fué nombrado comandante general de la provincia de Vizcaya, á cuya capital llegó el 11, habiendo tenido antes una refriega de consideracion con el cabecilla Luqui, que le salió al encuentro en Arrigorriaga. El 14 salió ESPARTERO de Bilbao con direccion á Durango y Guernica y no volvió hasta el 30 del mismo mes, sosteniendo en este tránsito diferentes escaramuzas y arrollando en todas partes á los facciosos que tenian la osadía de salirle al encuentro.

Despues de haber arrojado del valle de Arratia á varios cabecillas, á la junta vizcaina y Lardizabal que mandaba un batallon, se dirigió sin vacilar un momento sobre Guernica, cuya corta guarnicion se hallaba atacada por 6,000 facciosos, no obstante que ESPARTERO no tenia mas que 1,300 combatientes. La superioridad del número hizo tenaz la resistencia y los ataques del enemigo; de este modo permaneció seis dias hasta que viéndose sin municiones y sin esperanza de ser socorrido, salió de la plaza la noche del 23 de febrero, burlando la vigilancia del enemigo

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