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Con las dos aldeas agregadas constará escasamente de ochocientos vecinos, con cuatro mil almas próximamente.

Respecto á Villamarciel era villa en 1751 y 1752, según el catastro del Sr. Marqués de la Ensenada, citado por Ortega, y tiene una iglesia pequeña é insignificante, cuya titular es Nuestra Señora de las Nieves. Nombraba los párrocos la señora Abadesa de Santa Clara de Tordesillas, á propuesta en terna del Diocesano.

La iglesia del Pedroso es aun más pequeña y está dedicada á Nuestra Señora del Pilar.

Acerca del poblado, hé aquí lo que contiene uno de los documentos existentes en el archivo del Real Monasterio de Santa Clara: En el año 1785 la ilustre comunidad acordó repo>blar la aldea del Pedroso, pues hacía ya dos siglos y > medio que se hallaba despoblada y era uno de los lu»gares de la Bailía con que la infanta Doña Beatriz dotó >al Real Monasterio. Con este objeto nombró la Comu»nidad peritos agrimensores que, á la vista de las autoridades de los pueblos comarcanos, procedieran al se›ñalamiento del término jurisdiccional de dicha aldea del > Pedroso, haciendo el correspondiente apeo y amojona>miento. Se procedió enseguida á la construcción de >casas, al descubrimiento de la fuente ó pozo que en >>tiempos antiguos abastecía á los vecinos, comenzándose ›á la vez, á edificar la iglesia, cuya primera piedra colo>có con gran solemnidad D. Manuel García Zahonero, › dignidad de Chantre de la Santa Iglesia Catedral de › Valladolid y asistiendo á la ceremonia los seis capella»nes del Real Monasterio, el Corregidor de Tordesillas y > gran número de vecinos de los pueblos inmediatos. Se › fijaron edictos en varios puntos ofreciendo casa y tie»rras á los labradores y ganaderos que quisieran avecin› darse en el nuevo pueblo, con tal que fuesen buenos > cristianos y aplicados al trabajo, siendo los primeros > vecinos Agustín Serrador y Luis Gutiérrez, naturales >de Velliza; José Bazán, Tadeo Álvarez y José Gonzá»lez, de Tordesillas, y Estéban Pelaez y Juan García, de »Matilla. La abadesa de Santa Clara, como dueña y se»ñora del Pedroso, nombró alcalde ordinario, párroco y >> y fiel de fechos. La ilustre Comunidad tuvo un año des»pués la satisfacción de elevar una instancia al rey Car>los 3.o, poniendo bajo su dominio la nueva población, y

>suplicándole que por los primeros veinte años librase y >eximiese á aquellos vecinos de quintas, levas, milicias, > alojamientos, bagajes, contribuciones y gabelas. A todo > excepción hecha del tributo de millones, accedió Su >Majestad según consta de una carta-orden, dirigida á >>la Sra. Abadesa por el Excmo. Sr. D. Jerónimo Caba»llero, del Supremo Consejo de Estado de S. M. el Rey » y su primer ministro. De manera que á esta ilustre Co>munidad de Santa Clara de Tordesillas se debe la fun>dación de la aldea de Pedroso.>>

Por esta razón conserva el derecho de elección de párroco en terna que presenta el Prelado á la Señora Abadesa, lo mismo que en Torrecilla y San Miguel del Pino y vimos que lo hacía en Villamarciel.

Confinan con el término de Tordesillas los de Pollos, Nava del Rey, Foncastin, Rueda, La Seca, Serrada, Villanueva de Duero San Miguel del Pino, Matilla de los Caños, Velilla, Villavieja y Torrecilla de la Abadesa.

III

Comienza Tordesillas á figurar en la Historia.

Hasta el año novecientos treinta y nueve no se vé consignado por los historiadores el nombre con que hoy se conoce á Tordesillas, y aún entonces por modo incidental, al dar cuenta que Abderramán, rey moro, después de haber puesto sitio á Zamora, pasó por la primavera el Duero entre Toro y Tordesillas con un ejército inmenso de cien mil hombres sin encontrar resistencia, derramandose como un torrente por la ribera opuesta, haciendo á su paso los estragos de las tempestades, siendo tomadas é incendiadas varias fortalezas y poblaciones, cristianas, entre otras Rebat y Amaya (1). Dada la memorable batalla de Simancas por Ramiro 2.o y el Conde Fernan González, desbaratadas las tropas musulmanas y obligadas á abandonar sus conquistas, Tordesillas debió participar en el trascurso cortisimo de dos ó tres días de la derrota y del triunfo. Y acaso á este suceso hagan referencia los dos pareados que forman una bella inscripción gótica grabada en una piedra de dos metros de larga y medio de ancha, próximamente, que sirve de dintel á un balcón de la casa número uno de la calle de

(1) Gebhart. Historia general de España. Tomo 3, pág. 37.

la Soga, hoy perteneciente á los herederos de D. Ildefonso Ferrín, y dice asi: Esta villa fué tomada Y de Dios fue delibrada tome esta victoria por dejar de mi memoria Esta casa como todas las de la misma manzana de la calle de Sta. Clara debieron pertenecer á las que tenía D.a María, madre de D. Pedro y ocupó después D.a Juana, esposa de D. Enrique, como veremos á su tiempo. Pero, como se ve, no declara quien obtuvo la victoria, ni de que batalla se trata, ni el que quiso dejar memoria de estos hechos.

Durante estos largos siglos de silencio debieron ser edificadas la mayor parte de las iglesias parroquiales de Tordesillas, dando principio por la de Santiago, la más antigua de todas, sin género de duda, y que tal vez se remonta á los siglos anteriores al noveno ó décimo. Es de forma rectangular, de estilo latino, sin ábside y de exiguas proporciones, con un cimborrio mezquino y sin bóvedas, pues su techumbre la constituyen planos biselados de tablas sin labrar blanqueadas con cal, manifestando la indecisión y pusilanimidad de los alarifes. La torre cuadrada y baja, de piedra y ladrillo, se alza en el testero cual si se desprendiera del edificio, como de ordinario sucede en esta clase de construcciones. El altar mayor está dedicado al titular Santiago apóstol, cuya escultura se destaca en el centro en la actitud que le pintan después de haberse extendido la leyenda de la batalla de Clavijo; á no ser que esta reconociera como fundamento la devota confianza de los españoles en la protección del propagador del Evangelio en la península ibérica, exteriorizada en tan gloriosa como discutida vitoria.

Este altar se doró el año mil seiscientos noventa y dos; pues el día veintidós de Agosto de este año, Ignacio García, mayordomo de la Cofradía del Santísimo Sacramento de dicha parroquia, presentó al Ayuntamiento de esta villa la petición de que «habiéndose concluído dorar el altar citado y para la colo>cación del Santísimo en la custodia, teniendo prevenidos > dos toros y novillos de limosnas, por ser pobre y no po»der sufragar tantos gastos, le ayudara con la costa de > hacer toril y tapar las calles». A la cual petición accedió el Municipio (1).

En el altar de San Blas hay algunos cuadros flamencos de bastante mérito y algún frontal de cuero cordobés muy deteriorado. El pórtico es de fábrica más reciente.

En sus libros de Bautizados faltan los tres primeros tomos y el cuarto da principio en primero de Enero de mil seisciento cuaren

(1) Archivo municipal: lib. de ses. correspondiente al día antedicho.

ta y dos. En los de matrimonios se echan de menos los dos primeros y el tercero comienza en mil seiscientos trece, y por último, el segundo de difuntos, pues el primero no existe, principia en cinco de Agosto de mil quinientos ochenta y nueve.

Poco tiempo después debió construirse la iglesia de San Miguel cuyo titular es el santo Arcángel, de las mismas condiciones que la anterior; pero con un paso de avance, aunque vacilante é inseguro pues está toda abovedada, con dos arcos torales unidos, de diferente radio, por lo cual no coinciden, como si hubieran de servir á dos edificios diversos. Tiene también una capilla lateral y su torre de ladrillo es de forma irregular y feísima.

Sus libros de bautizados dan principio en veinte de Enero de mil quinientos sesenta y nueve.

Algo más perfecta por sus bóvedas, su media naranja, sus pinturas al fresco, con dos naves desiguales y una piadosa capilla dedicada á San Antonio de Padua, aunque el altar mayor de gusto plateresco resulta demasiado recargado, es la de San Juan Bautista.

No se conserva el primer libro de bautizados, pero sí un índice por el que se sabe que principiaba en el año mil quinientos cincuenta y dos, y el que le sigue en orden en mil quinientos ochenta y ocho. Falta del mismo modo el primero de casados, cuyo índice es de mil seiscientos; el segundo de quince de Julio de mil seiscientos siete, y el de difuntos de ocho de Septiembre de mil quinientos ochenta.

Sigue en el orden cronológico de fundación, á mi parecer en un asunto en que solo pueden alegarse conjeturas más o menos arriesgadas, San Antolín. Sus líneas son más correctas: sus bóvedas más elevadas y de construcción más sólida, y la del presbiterio con nervios en cuyos intersticios tiene algunas pinturas toscas. En el altar mayor y en una grande hornacina se venera la imágen de nuestra Sra. de la Guía patrona de la villa y según la tradición, regalo de la reina Doña Juana la Loca y la misma que Francisco Pizarro llevó como enseña ó capitana en la conquista del Perú. Esta imágen no tiene de escultura más que la cabeza y las manos y estas retocadas á mediados del pasado siglo diecinueve por Casado del Alisal. La iglesia tiene tres capillas, una al lado de la epístola, de la que hablaremos con particularidad en lugar oportuno, y otras dos pequeñas al lado del evangelio: la inmediata á el altar mayor era en la que se hallaba la tribuna de los reyes cuando su palacio tenía comunicación con esta iglesia; y la del centro

dedicada á la Virgen en su misterio de la Purísima Concepción, cuya imágen tiene el niño en los brazos y por la rigidez de los pliegues del vestido y manto y en la dureza de las formas delata su antigüedad, así cómo la ciencia teológica del artista para expresar la relación de misterios á primera vista anacrónicos. Esta capilla denominada vulgarmente de los Crispines por hallarse en otro altar de ella las esculturas de San Crispin y San Crispiniano, es el enterramiento de Gregorio de Acebedo, primer patrono de ella quien mandó pintar el altar descrito en el año mil quinientos ochenta y siete, habiendo sido comprada por Francisco Acebedo y su segunda mujer en mil quinientos setenta y seis. Tiene un retablo buenas tablas flamencas y un frontal de badana cordobesa.

Esta iglesia debió ser la principal durante mucho tiempo, pues en ella celebraba el Municipio sus sesiones según uso y costumbre, como consignan las ordenanzas hechas en el año mil cuatrocientos noventa y nueve y prescribían las de mil cuatrocientos ochenta y cinco hasta que se construyera la casa consistorial.

Sus libros más antiguos son del año mil quinientos setenta y seis.

Algo más moderna es la de Santa María, que, sin que pueda merecer el dictado de la magnífica, por la grandiosidad de su única nave, la elevacióu de su bóveda, la regularidad de sus ventanas, la severidad de sus líneas, la amplitud de su ábside y sus espaciosos coros alto y bajo, resulta un templo notable y suficientemente capaz de satisfacer las necesidades religiosas de la villa aun en la mayor solemnidad.

De los pocos documentos que se conservan en el archivo de esta iglesia, sólo consta que fué reedificada en mil quinientos trece cuya escritura de reedificación fué hecha en trece de Junio del mismo año y encomendada esta á Gonzalo de Buegña ó Buegna, la que vió y sobre la que informó haciendo algunas reformas en las capillas y contrafuertes y trazando las dimensiones de la sacristía, el maestro Martin, y figura entre los testigos el maestro Gil, quién, según el autorizado parecer de D. José Martí y Monsó en sus Estudios-histórico artísticos», al reproducir estos documentos, dirigió la catedral de Salamanca.

Pero ya venía siendo en esta fecha el sitio más notable de Tordesillas; porque habiendo tenido que sacar un trasunto de cierta bula para la ciudad de Segovia, la cual bula se halla en el archivo del Real Monasterio de Santa Clara, el arcipreste de esta villa D. Juan González, en diecisiete de Junio de mil cuatro

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