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nacionales, así llamaban á las propiedades de la Iglesia, de beneficencia, de colegios y del procomún de los pueblos, á uno que se hallaba identificado en ideas y sentimientos con los espoliadores, haciéndose cargo de cuanto los buenos religiosos habían adquirido á fuerza de trabajo y de privaciones, convirtiéndolo por de pronto en cuartel para las tropas francesas; las que muy luego comenzaron á quemar puertas y ventanas. Más de tres años permaneció en este estado tan deplorable; pero aun conservaba los tejados intactos, y sin duda no parecía bien que estos escapasen al despojo general; por eso al mudar de administrador de bienes nacionales y recaer el nombramiento en un perdulario de la peor estofa, no bien se había posesionado del empleo, cuando se apresuró á desmontarlos y vender las tejas y las maderas. De la iglesia y espadaña no quedaron más que los cimientos, el arco del presbiterio y un trozo de pared que miraba á la huerta.

Tal fué, el fin que tuvo un convento de los mejores de la provincia de San Pablo y al que el rey Don Felipe 3.o dió permiso para su fundación, contraviniendo al decreto que él mismo había promulgado prohibiendo que se edificasen conventos de la recolección á menos de cinco leguas de distancia de uno á otro; y al que en nuevo albalá dado en Segovia en 18 de Julio del año mil seiscientos nueve hace donación de dos mil ducados sobre el feble de la moneda de la casa real de Sevilla, titulándose patrono de este convento de Tordesillas.

Todo esto consta de los libros de la secretaría de Cámara en el real Archivo de Simancas, al número 176: y al 2065 de dicha secretaría, año 1603 resulta la concesión de la fundación de este convento con los de Ampudia, San Diego de Valladolid, San Buenaventura de Palencia y San Luis de Toro. Esta relación es copia de una crónica anónima perteneciente al convento historiado y cuyos documentos y original dice que existen en la secretaría de Don Roque Galicia, en los libros de acuerdos de los años 1637 al de 1646, fecha 1.o de Agosto de 1633.

Desaparecida la comunidad de religiosos, entró en posesión de la capilla y corro adyacente la cofradía de la V. O. T. de San Francisco, salvándose así aquella de la suerte aciaga que cupo á la magnífica iglesia de San Pablo de los Padres Dominicos, que ha servido de fábrica de aguardientes, de frontón ó juego de pelota y cuartel de la Guardia civil. Esta V. O. T. debió ser fundada á principios del siglo dieciocho en el convento de Franciscanos adosado á Santa Clara, cuyo servicio y administración ejercían como cape

llanes; porque el día 17 de Diciembre de 1720. Fr. Bartolomé Sarmentero de la Regular Observancia etc., etc. Provincial de la Purísima Concepción, hallándose en el convento del Abrojo, encomendó al P. Fr. Isidro Calbo, Predicador General y Guardian del convento de Medina del Campo, y al P. Guardian futuro que hubiere de sucederle, acudir al aprovechamiento y consuelo espiritual de los hermanos de la V. O. T. de la villa de Tordesillas..... facultándole cuanto se requiere para que entienda en todas las cosas concernientes al mejor gobierno, espirituales ejercicios etc. arreglándose á la práctica de la Tercera Orden de la ciudad de Valladolid y al tomo del P. Arbiol intitulado: Orden Tercera de Penitencia, cometiendo el dar los hábitos y profesiones al P. Confesor que es ó fuere del convento de Santa Clara de dicha villa... etc. En virtud de la cual comisión formalizó los Estatutos para esta Tercera Orden el R. P. Fr. Juan Antonio del Campo... Fueron aprobados y confirmados por Fr. Bartolomé Sarmiento en 8 de Marzo de 1721 en Nuestra Señora de los Angeles. De nuevo lo hizo el Muy Reverendo Padre Fray Martín del Palacio, firmando en el Real convento de Santa Clara la Real, haciendo de secretario Fr. Pedro Sánchez Pintado. Esta aprobación sin fecha debió ser antes del año 1725 en que los Padres Franciscanos cesaron de ser administradores y capellanes de este Real Monasterio. Así que la visita hecha á esta V. O. T. por el Comisario general Fr. Juan de la Torre, en 30 de Abril de 1746, la firma ya en el convento de Padres Descalzos, donde se había trasladado la Orden Tercera. (1)

Ultimamente, nombrado Visitador de esta orden el presbítero Ubaldo Tapia Yúdez y ministro el Sr. D. Pedro Gómez de Rozas rico propietario ex-Diputado provincial, ambos hijos de esta localidad, valiéndose de cuestaciones voluntarias entre sus paisanos, presentes y ausentes y algunos devotos forasteros, reformaron por completo la capilla, entarimando el pavimento, pintando en estilo modernista sus paredes y techumbre, trabajo que realizó otro hijo de Tordesillas, Juan de la Cruz Fradejas, cubriendo sus ventanas con vidrieras de colores, así como ampliando su sacristía y dando por ella acceso al púlpito, como existía en tiempo de la antigua comunidad.

Se celebró la inauguración después de restaurada el día primero de Enero, del año mil novecientos uno y del siglo veinte, con numerosa concurrencia, oficiando de preste el citado visitador Don

(1) Cuaderno de veintiocho fólios que obra en el archivo de la Diputación provincial de Valladolid.

Úbaldo Tapia y ocupando la cátedra del Espíritu Santo Don Exuperio Alonso Rodríguez, capellán Castrense, también como los anteriores natural de Tordesillas, quien predicó un grandilocuente y entusiasta discurso, alusivo á la solemnidad.

XX

Algunos sucesos de este mismo siglo.

Monseñor Domingo Gimnasio, arzobispo sipontino, Nuncio en España por Su Santidad Clemente 8.o comete por Letras de veintiseis de Febrero de mil seiscientos dos, fechadas en Valladolid, al general de la orden de San Francisco, que vea si conviene admitir en el convento de Santa Clara de Tordesillas para el servicio de Doña Luisa de Portugal dos mozas en calidad de criadas, averiguado que sea que las ha menester, de vida honesta y buena fama, sin pérdida del sosiego de las monjas y conviniendo en ello estas ó la mayor parte, mantenidas las mozas á expensas de la exponente y subordinadas á la abadesa que por tiempo fuere, guardando las leyes de la clausura y del torno, y una vez que haya salido alguna, no pueda volver á entrar, usando vestido honesto y decente. Esto indica que la citada reina estaba ya en el monasterio.

Algunos años después de su permanencia en él, sintióse llamada al estado religioso y el mismo Felipe 3.o en veinticuatro de Febrero del año mil seiscientos doce encarga y manda á las mismas religiosas que admitan y reciban por monja á Doña Luisa de Portugal (que por mandado del propio monarca estaba recluida en este monasterio en traje de seglar) y una criada suya, la que ella eligiere, sin les pedir ni llevar por ello dote ni otra cosa alguna. Y ordena al Obispo de Valladolid que vaya á imponerle el hábito. Esta cédula está fechada en el Pardo. (1)

Ya profesa religiosa esta piadosa soberana, Monseñor Francisco Cermino, Obispo Amerino, Patriarca de Jerusalén y Nuncio apostólico en España por la Santidad de Paulo V en buleto dado en Madrid en ocho de Enero de mil seiscientos veinte y dirigido al Superior del monasterio de Santa Clara de Tordesillas, después de hacer mención de la licencia concedida por el Cardenal Gimnasio, siendo Nuncio de España en la citada fecha para tener dos criadas á sus expensas, ahora, ya religiosa, por haberse salido una de ellas y ne

(1) Archivo de la Çomunidad,

cesitar por su edad y sus achaques y en atención á su nobleza, le conceda entrar de nuevo á la misma que había salido. (1)

Grande debió ser el espíritu de esta santa reina, cuando mereció ser elevada á la dignidad de abadesa en el monasterio en que no se saben los motivos, fué recluida. En él vino á morir y á ser se pultada.

En el año mil seiscientos dieciocho llegó desterrado á esta villa Don Francisco de Rojas de Sandoval, duque de Lerma, ministro omnipotente del mismo Don Felipe 3.o desde el año mil quinientos noventa y ocho á quien quizás el birrete cardenalicio salvó de la infausta suerte de los Álvaro de Luna y Rodrigo Calderón, aunque no del enojo y desdén de aquel soberano á quien había mandado como á un niño; siendo un ejemplo más de la volubilidad de la fortuna y de la inconstancia de los afectos humanos. El cambio declima, ó lo que yo más creo las emociones que debió producirle la mudanza de la suerte, hicierónle caer enfermo, y viniendo de Monforte su sobrino el Conde de Lemos, se le llevó.

He aquí como refiere este suceso Don Francisco de Quevedo: (2) Envió S. M. orden al Cardenal Duque para que se retirase de Valladolid á Tordesillas. Entretuvo la obe>diencia (no la ofendió) con cartas llenas de dolor y >humildad, y suplicó de aquella orden del Rey nuestro. >señor mejor informado. Determinose que saliese de Valladolid y se presentase en Tordesillas

<Dióle una enfermedad, que para sus años, cada hora >más es achaque desahuciado; y como en salud le halló >tan al cabo de la vida, con poca fuerza que hizo le aso» mó á la sepultura. Flaco, pero no triste, se preparó al >fin bien venido de tantas desventuras, y creo que con >alborozo salió á recibir la muerte en deseo.>>

>

«El Conde de Lemos, como sobrino y como yerno, á » quien con tan tiernas demostraciones favoreció, vino de >Monforte (donde se había encerrado tres años antes) >con su mujer á Tordesillas y el Conde de Saldaña y su >hijo el de Cea concurrieron á cortejarle los últimos pa>rasismos.>

(1) Archivo de Santa Clara.

(2) Grandes Anales de Quince días: pág. $15. Obras festivas, sátiricas y se-. rias etc, por Don Juan B. Perales, tom. 1,°

No habían pasado muchos años, cuando otra dama, aunqué no de tan elevada alcurnia como la citada reina de Portugal, con más prerrogativas, vino á encerrarse en este Real Monasterio de Santa Clara. La condesa de Linares obtuvo de Monseñor César Frachenetti, arzobispo de Damiata, Nuncio en España, en treinta de Enero del año mil seiscientos cuarenta y dos, diecinueve del pontificado de Urbano octavo, licencia para entrar y permanecer en este Real Monasterio durante la ausencia de su marido ocupado en servicio del Rey, acompañada de seis criadas ó matronas, manteniéndose a sus expensas, viviendo sujetas á la abadesa y á las leyes del locutorio y clausura, sin usar vestidos de seda ni joyas, y si alguna ó algunas se salieren, que no puedan volver á ser admitidas. (1)

Esta señora condesa debió ser Doña Mariana de Silva y su esposo Don Fernando de Noroña, Conde de Linares; pues á los tres años, esto es, en mil seiscientos cuarenta y cinco figuran como feligreses de San Antolín, en cuya parroquia bautizaron un niño á quien impusieron el nombre de Miguel, en once de Agosto. Y en tres de Marzo del año mil seiscientos cuarenta y siete administraron el mismo Sacramento á una hija que llamaron María Micaela y á la vez à un esclavo del mismo Conde, á quien dieron el nombre de Antonio, de nación berberisca, natural de Sale y de cuarenta años de edad poco más ó menos. Es de suponer que, habiendo permanecido la señora condesa en el Monasterio de Santa Clara un año ó dos, hasta el regreso de su marido, prendados de este cielo, de esta feraz campiña y de sus deliciosos panoramas, se quedaran á residir en esta villa por algunos años.

En ocho de Junio de mil seiscientos veintidos, el Papa Gregorio quince y en su nombre el Nuncio Monseñor Alejandro de Sangro, Patriarca Alejandrino y Arzobispo de Benevento, y el dicho rey Don Felipe tercero habían comisionado al Doctor Don Fernando de la Bastida, canónigo Magistral de Valladolid que ya venía siendo obispado y su iglesia colegiata Catedral desde el 25 de Noviembre de 1595, en que Clemente octavo á instancias del rey Don Felipe segundo la elevó á tal honor, para que formase estatutos por los que se rigiera este Monasterio, como lo hizo, constando tales estatutos de ciento setenta y ocho capítulos.

Por su parte los religiosos franciscanos en 25 de Enero de 1676, en junta celebrada en el convento de Valladolid, formularon unas ordenanzas para regimentar y uniformar todos los conventos

(1) Archivo de Santa Cara,

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