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Álta y gentil es la gótica nave, ornada de caprichosas > molduras y follajes la ogiva de su portada, bello el reta»blo principal (1), á cuyos lados campean, renovadas las > armas reales del fundador (2)

>Al estilo del templo corresponde la sacristia cubierta por ochavada cúpula, salpicados sus muros por la » cifra Jesús (3).

»Dos tercios de siglo contaba la obra del Rey don Pedro cuando vino á realzarla, añadiéndole una preciosa >>capilla el contador mayor de Juan segundo Fernán › Lopez de Saldaña (4). Llegaba á la sazón el arte al apo>geo de su vigor y lozanía, al momento de entreabrir sus > flores y de asomar sus más vistosas galas, sin que toda>vía se adulterase en nada la pureza de sus líneas ni se

(1) Todas las imágenes y bajo relieves que le adornan son de alabastro primorosamente ejecutados. Not. de D. Est. San. o. c. á lo que hay que añadir que este altar no es el primitivo destruído por un incendio, del mismo estilo del artesonado, á juzgar por algún fragmento remanente..

(2) Nada tiene de sorprendente que el Sr. Quadrado y D. Estanislao Sánchez tomasen por armas de D. Pedro los dos escudos que se ven á uno y otro lado del altar mayor, máxime al leer el rótulo que corre por encima de ellos y dice: Arma superiora ineliti Domini: Domini Petri Castellæ Regis et hujus cenovii fundatoris. Pero si se fija un poco la atención se notará que cada uno de los dos escudos está compuesto de cuatro escudos más pequeños que vienen á resultar cuatro cuarteles del conjunto; con la particularidad que el superior de la derecha es el mismo exactamente que el inferior de la izquierda, y viceversa, el superior de la izquierda es idéntico al interior de la derecha, y ambos contienen en el centro la granada simbólica añadida por los Reyes Católicos á las armas de España, unidos ya Castilla y Aragón, después de la conquista del último baluarte de los moros. Por todo lo cual más bien parecen las armas de estos reyes, que las de Don Pedro. ¿No sería esta caprichosa combinación una alusión ingeniosísima á aquella anecdótica frase: Tanto monta Isabel y Fernando, como Fernando é Isabel?

Cada uno de estos escudos ocupa el cuerpo de un águila negra que asoma dos cabezas por la parte superior, las alas en los costados y las garras y cola en la parte inferior. Muy parecida á esta es la forma de la sacra central de plata en su color y sobredorada, del magnífico juego que el monasterio posee.

(3) Tanto esta cifra como los rosetones de las otras paredes están grabados sobre ladrillos especiales.

(4) En otro tiempo cerraba la capilla mayor una artística reja de primorosa labor, de la cual no se conserva sino el atravesaño cerca de la bóveba sobre las columnas que sirven de asiento al arco toral, y sostiene un crucifijo que tiene á un lado á su santísima Madre y al otro al evangelista S. Juan, de tamaño natural. Toda la viga está cuajada de molduras doradas como las del artesonado y conserva algunos arranques de la reja que descendía hasta el pretil de entrada: lo que prueba que se quiso cerrar el espacio que ocupa el artesonado, cortandole quizá tres lados de octógono para convertirlo en capilla mayor. Desapareció esta joya, según la tradición, por los escrúpulos ó ignara devoción de una señora abadesa, por estorbar á su parecer para ver la Misa,

>afeminara su noble y varonil atractivo. El artifice ele >gido fué el que llevaba entonces adelante la más castiza ›y homogénea construcción de su género, la catedral >de León, llámase Guillén de Rohán, como se ha escrito >generalmente copiando á Llaguno, ó de Ridán, según >vimos nosotros en el epitafio. Empézose la capilla en 1430, »y el año siguiente falleció el Arquitecto, obteniendo >fuera de ella humilde sepultura; quedaba empero su >traza, que cuatro años después logró ver realizada. Á »la derecha de la nave ábrense dos grandiosos arcos or>nados de colgadizos, que introducen á su recinto (1), for» mado por dos bóvedas de crucería, siete graciosas ven»tanas rasgan la parte superior de los muros resaltando ⚫en sus alfeizares magestuosas efigies de los Apóstoles y »en la inferior cuatro nichos sepulcrales bordados de >> arabescos delicadísimos hasta la mitad de su abertura, > con dos Ángeles en su vértice que sostienen los blasones de los finados Las tumbas carecen de inscripción; pero >según la que corre por el friso de la capilla, la efigie ten>>dida con ropaje talar, espada en la mano y turbante en »la cabeza, conforme á la moda cortesana del siglo XV, ›representa al mismo fundador Fernan Lopez, y la inme<diata á su esposa Elvira de Acebedo, quedando en duda »á que miembros de su familia pertenece el otro busto >de mujer, y el de varon con túnica corta y el pelo cor>tado á cerquillo. (2)

(1) Esta entrada se halla defendida por dos rejas de hierro embutidas en los estribos de los grandiosos arcos, y que desde los arranques de estos bajan hasta el suelo donde están enclavadas, admirando á algunos inteligentes la habilidad del artífice que construyó estas rejas, por tener trocados y confundidos los enlaces de los machos y de las hembras, Observación de Don Estanislao Sánchez O.C. en nota á este lugar. Recientemente al poner puertas á la reja de entrada, de las que carecía, imitó esta curiosidad el maestro herrero Gregorio Silva.

(2) D. Est sanch. O. C. en la nota correspondiente á este lugar dice: «Siem>>pre se ha escrito que estas dos efigies representan, la una á Guillén de Ridán, >>enterrado en la capilla, y no fuera de ella como dice el Sr. Cuadrado, y la otra á >>su esposa». Estoy conforme con el ilustrado capellán mayor de este Real Monasterio respecto á la sepultura de Guillén de Ridán y su esposa, y pudo contribuir al engaño del Sr. Quadrado la inscripción en caracteres tudescos esculpida en el muro exterior de esta capilla, que mira al río, y dice: Aquí yace maestre Guillén de Ridán, maestro de la Iglesia de León, et aparejador de esta capilla, é finó á VII días de Diciembre año de mil et cece et XXX et un años; pero no así en cuanto á las estatuas yacentes. Para mi no ofrece duda que la de varón representa á Pero Velazquez de Guevara, maestresala de Enrique 4.o é hijo de Fernan López de Saldaña aunque lleve distintos apellidos, que quizás se mudg

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>Por apreciables que sean estas esculturas, ceden no >poco en perfección y delicadeza á las del retablo, que »aseguran fué el portátil del Rey Don Pedro y que más >bien creemos por su florido carácter contemporáneo de >>la capilla, donde bajo doseletes de la más pura crestería, › dos órdenes de relieves interpolados con imágenes de >Profetas, recuerdan la serie de tormentos del Salvador; compitiendo con el primor de los detalles la sin›gular expresión de las figuras. Estofado todo de bri>llantes colores, pintadas por dentro y por fuera sus >puertas con historias sagradas, nada falta para ser una ›regia joya y una obra maestra de su siglo». Hasta aquí el Señor Quadrado.

Yo no hallo dificultad, sopena de creer que el tallista se adelantó un siglo, apareciendo muy claras dos épocas, en explicar este anacronismo diciendo que los grupos é imágenes son verdaderamente los del altar portátil de Don Pedro, como afirma la tradición constante y la caja y los doseletes se hicieron mucho tiempo después para exponerlos á la veneración pública; pues parece muy natural que para trasportarlos y mucho más en las guerras lo hicieran recogidos en cajones y no todo el altar.

Frente á esta capilla se halla la de Don Esteban de Gamarra, adquirida de sus herederos por la comunidad que mandó trasladar el retablo al centro de la iglesia, y que, lo mismo que los demás que hacen armonía en las columnas, son de estilo plateresco sin mérito singular. Sólo algunos lienzos lo tienen y muy especialmente el primero de la derecha del que entra en el templo, que representa á San Francisco de Asis acompañado de dos religiosos menores sentados á la mesa vacía, en actitud el santo de impetrar del Cielo auxilio y en el aire un ángel que baja una cesta con pa

en protesta de la deslealtad de su padre que habiendo merecido la confianza de Juan 2.o se pasó después al bando de los infantes, siendo derrotado con ellos y confiscados sus bienes.

Véase el apéndice 6.

El busto de mujer no puede ser la esposa del anterior, porque del testamento se deduce que era soltero: y. dudo mucho que sea el de Doña Elvira Portocarrero, esposa del condestable, como alguno ha creido, pues sería preciso asegurar que había fallecido en esta villa para cumplir su testamento. Véase á continuación del de Pedro Velez de Guevara.

Así tengo por más probable que representa á la infanta Doña Beatriz fundadora del Hospital de Mater Dei, quien mandó depositar su cadáver en Santa Clara hasta que se la fabricase en aquel el sepulcro cuya traza dió en su testamento, y que nunca se llegó á realizar, pues no hay memoria ni noticia de él. Véase el apéndice H. testamento.

necillos. Es un cuadro notable por el aspecto penitente del pa triarca, el tejido de los mimbres de la cesta y el plegado del mantel, todo lo cual bien enfocado parece de escultura. Sin embargo el asunto del cuadró, más bien que episodio de la vida del seráfico Padre, es tal vez, alusión al milagro que la Chrónica Seraphica del R. P. Fr. Damián Cornejo refiere en el libro 2.o cap. 59 página, 239.

Dos anchos y espaciosos coros, inferior y superior, con especialidad este que contiene cincuenta y ocho sillas de alto respaldo, aunque de escaso ó ningún mérito, proveen á la comunidad con holgura á las necesidades espirituales del Oficio divino y demás obligaciones, hallándose el inferior separado del pueblo por doble reja, artística y espesa la exterior y erizada de pinchos de hierro. En una habitación del coro alto consérvase una caja de brasero enorme y de forma extraña que perteneció á Doña Juana la Loca, regalo de la cual fueron también seis candeleros de plata de unos setenta centímetros de alto con las armas reales y dos cálices del mismo metal con relicarios en el pedestal, todos de gran mérito artístico, habiendo merecido uno de estos con el altar portátil los honores de ser conducidos á Madrid para figurar en la exposición retrospectiva dél centenario de Colón.

Otra joya posee aún, que no se puede pasar en silencio y se encuentra dentro de la clausura: es un patio árabe con sus >> cuatro lienzos de arcos lobulados y en forma de herra>dura, que apoyan en relabrados capiteles de finas co>lumnas de mármol rojo, y sostienen ligeros muros, ri>>cos en labores, pero muy pobre ventanaje que da luzá la claustrilla, una capilla de igual época y orden ar»quitectónico, cuyos gruesos muros y elevada cúpula están cuajados de primorosas labores arabescas, » que embadurnó con cal una mano imprudente. En > esta capilla que se llamó dorada porque en efecto lo era >toda ella, y en el patio, de que antes hemos hablado, >> han pretendido descubrir algunos viajeros restos y señales de baños árabes.» Tal es la descripción que el renombrado D. Estanislao Sánchez hace de estas piezas en su citada monografía; pero todos estos encomiásticos elogios no podrán hacer formar un concepto medianamente adecuado de la belleza estética que hoy presenta en el ambiente saturado de época y de localidad en que ha sabido envolverle al restaurarle el arquitecto de la Real Casa Don Enrique María Repullés por la iniciativa Y deseo

del Excmo. Sr. Don Luís Moreno, Intendente de la misma Real Casa y patronatos, primer marqués de Borja, ambos competentisimos en materia de arte y exquisito gusto. Ha terminado la restauración el año próximo pasado de 1904.

Muerto Don Pedro 1.o de Castilla en veintitres de Marzo de mil trescientos sesenta y nueve bajo el puñal fratricida de Don Enrique 2.o antes Conde de Trastamara, trastornadas por el crimen de Montiel todas las cosas para las hijas de Doña María de Padilla y fracasado por consiguiente el matrimonio de la infanta Doña Beatriz con el infante de Portugal, como se hallaba concertado, aquella se retiró al monasterio de que era fundadora y en él falleció de religiosa.

De tal modo expió este rey sanguinario é incontinente sus delitos de lesa Majestad divina, consagrándole un templo suntuoso y magnífico, donde se le prestan solemnísimos cultos por seis señores capellanes, y satisfizo la vindicta pública y corrigió sus escándalos dejando un asilo donde almas escogidas y penitentes ofrezcan en la sucesión de los siglos las ofrendas puras de corazones incontaminados al Dios que hace más fiesta en los cielos por la conversión de un pecador que por la salvación de noventa y nueve justos. Y estos deseos, acaso los únicos rectos de aquel impetuoso mo · narca, se han cumplido á satisfacción; porque en todos los tiempos ha sido ejemplar y edificante esta comunidad, hasta el punto de merecer del Papa Martino 5.° en bula del 19 de Noviembre del año 1420 este honrosísimo elogio: in quo, habla del monasterio speculum vite monasticae et regularis disciplinae relucere dignoscitur. Y tanta fué la fama de esta regularidad y disciplina que muchos otros conventos, á petición de los mismos ó por mandato de los Romanos Pontífices, tomáronle por tipo de reforma. Así entre otros el de Santa Clara de Santander, á instancia de la reina Doña Catalina y por breve de Benedicto 13, en 26 de Marzo de 1110: el de Zamora en 11 de Noviembre de 1 120 por bula de Martino 5.o y ocho días después 19 de los mismos mes y año é igual Pontífice el de Palencia, restaurado por la influencia y á expensas del almirante de Castilla Don Alonso Enriquez y su mujer Doña Juana: y en 17 de Septiembre de 1427 el de Medina de Pomar. Aun es más expresivo este Papa en su breve al Obispo de Badajoz, 16 de Noviembre de 1428, cometiéndole la aprobación de la fundación del monasterio de Santa Clara de la villa de Zafra, hecha por Don Gómez Suárez de Figueroa y su mujer Doña Elvira Laso, señores de dicha villa: en un todo conforme á las amadas de Cristo hijas, monjas ó hermanas

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