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En el año mil trescientos ochenta y tres estuvo en esta villa Don Juan 1.o y en el siguiente recluyó en el Real Monasterio de Santa Clara á Doña Leonor ó Eleonora Téllez, reina viuda y regente de Portugal. Esta era hija de Martín Alfonso Téllez y se hallaba casada con un caballero portugués llamado Don Juan de Acuña, y habiéndola conocido D. Fernando, rey de Portugal, se enamoro ciegamente de ella, hasta el extremo de obligar á su marido á que se la cediese, y después de haber hecho anular el primer matrimonio, se casó con ella para colocarla en el trono en el año mil trescientos setenta y uno, á pesar del descontento general de la nación. Desde este momento Eleonora desvanecida con su alta posición, hízose soberana absoluta y despótica, gobernando á su talante, prodigando á sus favoritos todo género de liberalidades, creándose un partido numeroso de agradecidos y castigando con mano dura á cuantos osaban oponerse á sus caprichos. Mas, olvidándose en su liviandad de los beneficios que al monarca debía y hasta de la dignidad á que, sin otros méritos que su provocativa hermosura, había sido encumbrada, tuvo su amante, Don Juan Andeiro, á quien elevó á los más altos honores; lo cual acabó de malquistarla con el reino, así que luego que falleció el rey, en mil trescientos ochenta y cuatro, aunque la dejó por regente de aquel, no pudo sostenerse. Su favorito fué degollado entre sus brazos por el infante Don Juan, hermano del monarca difunto, y llamando á su yerno Don Juan primero de Castilla para que la defendiese, proclamándose éste Rey de Portugal por los derechos de su esposa Doña Beatriz y habiendo circulado la noticia de que había pretendido envenenarlo, la condujo presa al monasterio de Santa Clara de Tordesillas, como antes he dicho, en el que murió en el año mil cuatrocientos cinco, siendo trasladado después su cadáver á la Merced de Valladolid (1).

Este mismo Rey que en su testamento había adjudicado á su esposa Doña Beatriz la villa de Tordesillas con otras que habían pertenecido á su madre Doña Juana se la cambió por la villa de Béjar, incorporando aquella á la corona real, por carta dada en Córdoba diez y seis días de marzo año del nacimiento de nuestro señor Jesucristo de mil y trescientos y ochenta y cinco años, y que dice así: «Don Juan por la gracia de Dios Rey de Castilla de León » de Portugal de Toledo de Galicia de Sevilla de Cordova de Murcia de Jaen del Algarbe de Algeciras y señor de › Lara y de Vizcaya y de molina al concejo y alcaldes y

(1) Geblat y Don Estanislao Sánchez: o. c."

> oficiales y omes buenos de Oterdesillas salut y gracia bien > sabedes en como al tiempo que nos fecimos nuestro testa>mento con la reina doña Beatriz mi mujer la fecimos > donación de todas las cibdades y villas y lugares que la > reina doña Juana nuestra madre que Dios perdone avía > entre las quales le fecimos donación de esa villa de Oter›desillas. É agora sabed que cuando nos estabamos sobre Liborna fecimos merced y donación á la dicha reina ›doña Beatriz mi mujer de la villa de Bejar dandola los >pechos y derechos della por los pechos y derechos que >ella avía en Villa Real y el señorío della por el señorío » que ella avía en esa villa de Oterdesillas. Por ende por >esta mi presente carta tomamos para nos y para la >nuestra corona Real para agora y para siempre jamás >esa dicha villa é el señorío que la dicha reyna avía en >ella fincando á salvo para agora y para siempre jamas á >la abadesa y dueñas y convento que agora son ó seran » de aqui adelante del nuestro monasterio Real de la orden › de Santa Clara que es en la dicha villa la jurisdicción »y justicia y oficios y pechos y derechos de la dicha vi»lla segund que agora los an. É por esta nuestra carta »vos quitamos una y dos y tres veces qualquier pleito ó >pleitos omenaje y omenajes que vosotros teniades fecho >> por la dicha villa á la dicha reyna mi mujer. Y vos da>mos por libres y porquitos dellos é mandamos vos que >embiedes acá vuestros procuradores porque nos fagan pleito y omenaje por la dicha villa segunt que es uso y > costumbre de lo facer en los nuestros Reynos. Y de es >to vos mandamos dar esta nuestra carta firmada de > nuestro nombre y sellada con nuestro sello mayor etc.

Así se halla trasladada en carta de su hijo Don Enrique tercero, el Doliente, por la que confirma esta agregación y señorío, como por extenso va en el apéndice H.

Don Juan primero confirmó también los antiguos privilegios á la comunidad de Santa Clara y le concedió otros nuevos (1).

Su hijo el citado Enrique tercero en Enero del año mil cuatrocientos uno envió desde esta misma villa embajadores á Francia para tratar el asunto del cisma del antipapa Benedicto trece, ál quien restituyó la obediencia en doce de Diciembre, con la condición de que había de convocar un concilio general que decídiese

(1) Archivo del Monasterio,

quien era el verdadero pontifice. En el propio año se celebraron cortes en esta misma villa y en ellas, á petición de los procuradores, se trató de corregir la codicia de los arrendatarios públicos y se dieron reglas para la mejor administración de justicia: Ayala y Gebhart.

Según Don José Manuel Trelles en su obra intitulada: Origen de la Nobleza de España, (1) tratando del Principado de Asturias dice: que fué fundado por Don Juán el primero para que fuese patrimonio del heredero de la corona, en escritura del año mil trescientos ochenta y ocho. (El diccionario de Mellado consigna que fué en las cortes de Briviesca, del mismo año), la cual escritura se perdió, dando lugar á grandes perturbaciones. Y para evitarlas Enrique tercero, llamado el Enfermo, dió nuevo instrumento y cédula real confirmatoria de la primera, refrendada por Francisco Ramirez de Toledo en Tordesillas á tres de Marzo de mil cnatrocientos treinta y cuatro que corresponde al mil trescientos noventa y seis.

En tanto aprecio tenía dicho rey á esta Comunidad de Santa Clara, que hasta en su testamento se acordó de ella en la siguiente cláusula: «Otrosí, ordeno y mando que hayan en cada año, »el dicho Fray Alonso Perez, seis mil maravedís de mo>neda vieja, que Don Pedro Tenorio, Arzobispo que fué » de esta cibdad de Toledo, dió é puso en depósito en › guarda é poder de Juan Rodriguez de Villareal, mi Te>>sorero mayor de la mi casa de la moneda desta dicha »cibdad de Toledo, por razon de las tiendas que fueron » de Doña Fatima: los cuales cien mil maravedís, de mo»neda vieja, dió y puso en el dicho depósito en florines ›del cuño de Aragon, contando el florín á razon de veinte » y dos maravedís de moneda vieja, é yó mandé al dicho » Juan Rodriguez que los librase é hiciese librar en la » dicha mi casa de la moneda, por ende mando que den >>los dichos cien mil maravedís de moneda vieja en flo>rines del cuño de Aragon, bueno y de justo peso, >>contando cada florin á razon de veinte y dos maravedís de moneda vieja, á la Abadesa é Dueñas y convento de »Santa Clara, de Tordesillas y á los otros herederos de la dicha Doña Fatima, é á Pero Carrillo mi copero mayor... etc... (2)

(1). Tom. 1. cap. 23 fol. 242).

(2) Crónica de D. Juan 2.° por Fernán Pérez Guzmán, pág. 15 y 16. Ede, de Valencia de 1779.

IX

Importancia de Tordesillas en el siglo quince.

Auméntase la importancia de nuestra villa en el siglo quince, tanto en lo interior por las fundaciones altamente interesantes que en ella tuvieron lugar, como en el exterior á causa de los acontecimientos políticos que ejercieron trascendental influencia en toda la nación.

El día once de Abril del año mil cuatrocientos nueve vinieron á Tordesillas, donde se hallaban la reina Doña Catalina, viuda de Enrique tercero y madre de Don Juan el Mozo, y el infante Don Fernando (el de Antequera), dos caballeros alemanes, como embajadores del Duque de Austerriche y del conde de Lucemburc, ofreciéndose para hacer guerra á los moros y pretendiendo el primero casarse con Doña Beatriz, hija del Rey de Portugal y viuda de Don Juan el primero, padre del infante; y ni lo uno ni lo otro pudieron aceptar por hallarse en treguas con los moros y negarse la reina viuda á contraer nuevas nupcias; pero les dieron palabra de avisarlos cuando terminaran sus treguas. (1)

Otra prueba de la predilección que los reyes de Castilla sintieron hacia esta villa, se manifiesta en el empeño que esta misma reina Doña Catalina puso para conservarla: pues habiéndose dividido entre los dos tutores de Don Juán el segundo los territorios de Castilla y de León para gobernarlos con mayor facilidad y evitar rozamientos entre ellos, división verificada por obispados, y habiéndosele agregado al infante Don Fernando el de Palencia, se reservaron á la administración de la reina las villas de Valladolid y Tordesillas con sus aldeas, é lugares, é términos, no obstante pertenecer á la diócesis citada. (2)

Aunque de interés muy secundario, como nota de curiosidad, consignaremos la muerte acaecida en esta villa en el mes de Octubre del año mil cuatrocientos diez y ocho de Don Juán de Velasco, camarero mayor del Rey y cuyo cadáver se halla sepultado en el monasterio de Santa Clara de Medina de Pomar. De este caballero se escribe en las Generaciones de los reyes, cap. 12, pág. 590 que casó con Doña María Sohier, hija de Mosen Arnao, » que era Francés, fué hijo de Don Pedro Hernandez de Velasco é de Doña Marigarcía Sarmiento, y nieto de

(1) Crónica del rey Don Juan. pág. 74, cap. 7.

(2) Crónic. cit. pág. 34.

>Hernando de Velasco é Doña Mayor de Castañeda: y >bisnieto de Sancho Sanchez: é rebisnieto de Martin Her>nando de Velasco que está sepultado en el Monasterio de >Oña. Fué este Juan de Velasco un gran Señor é nota>>ble caballero: su linage es grande é antiguo, é segun >>ellos dicen, vienen del linage del conde Hernan Gonza>>lez, pero yo no lo leí. Pero es verdad, que en la historia >>que habla del conde Fernan Gonzalez dice, que su hijo > el conde Garcia Fernandez que en unas Cortes que hizo >en Burgos armó caballeros dos hermanos que llamaban >>los Velascos: si estos eran parientes del conde, é si >dellos vienen los de Velasco, no lo dice la historia. Era >este Juan de Velasco alto de cuerpo é grueso, el rostro >feo é colorado, y la nariz alta é gruesa: el cuerpo em>pachado é discreto, é muy bien razonado: hombre de > gran regimiento é administración en su casa é hacien»da, é tenía gran estado, é hacía grandes conbites: aco>gía é llegaba muy bien á los hijosdalgos, era franco or>denadamente, tenía gran casa de caballeros y escude>ros. De su esfuerzo no se mostró mas, salvo que en la >> batalla de Antequera ovieron la delantera él y Don Sancho de Roxas, é ovose allí bien »

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Más alto relieve alcanzan los anales de Tordesillas en la agitada y turbulenta menoridad del débil é inconstante Don Juán segundo y se extiende por todo su reinado. Tiempo calamitoso, en que ni los reyes estaban libres en sus afectos y hasta en sus personas, ni se interrumpian las justas y torneos por grandes que fueran los públicos infortunios; de todo lo cual fué teatro esta villa: que es cosa ya muy antigua en la humanidad esta mezcla de risa y de llanto.

El día siete de Marzo del año mismo de mil cuatrocientos diecinueve fué declarado mayor de edad el dicho Don Juán en las Cortes de Madrid, é inmediatamente se encargó del gobierno. Al año siguiente de mil cuatrocientcs veinte hallándose en Tordesillas, >é con él, dejamos hablar á la crónica tantas veces citada, >>Juan Hurtado de Mendoza su Mayordomo mayor, é » Alvaro de Luna, que era el que más tenía en la volun>tad del Rey, é Mendoza Señor de Almazan, é otros algu»nos caballeros de su parcialidad, el infante Don Enrique >fingió que quería dende partir, é secretamente llamó hasta trescientos hombres darmas de los suyos, é man

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