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>mento los unos á los otros, é los otros á los otros, assi >los de una parte, como los de la otra, de guardar el uno >el estado é honor del otro, é ser non solamente amigo su> yo, más amigo de su amigo, é enemigo de su enemigo. É >todas estas é otras cosas que allí se juraban é juraron, > como de primero estoviese capitulado é puesto por es>cripto lo que jurar debían, leia cada capítulo por sí un ›lector é leido, preguntabales el Preste, é descíales assí á los unos como á los otros.,, ¿Vos jurais al consagrado > cuerpo de nuestro Señor Je-Christo que yo tengo en > mis manos, é vos adorais, complir lo contenido en este >capítulo, segund é por la forma é manera que en él se >contiene? É ellos se respondían otorgandolo todo por la vía, é so el tenor que se avía leido, é el Preste les pre>guntaba».

Antes de esta concordia que puso término á las escandalosas desavenencias del padre y del hijo, había querido el príncipe apoderarse de Tordesillas entrando en tratos con algunos vecinos de la villa, y saliendo de Santa María de las Dueñas, donde se hallaba con su madre, y llevando con él seiscientos hombres de armas y jinetes, se dirigió hacia aquella, creyendo cosa muy fácil conseguir sus designios. Pero no fué tan secreto el caso que no llegara a oídos del rey que estaba en Medina del Campo y mandó á Don Pedro señor de Montealegre á tomar la torre de la puerta de la puente: así que cuando Don Enrique llegó á media noche y llamó á dicha puerta, preguntó Don Pedro desde dentro ¿quién es el que llama? Y respondiendo aquel: Yo soy el príncipe hijo del Rey, le replicó: Señor, yo entré en esta villa en servicio del Rey nuestro Señor e por su mandado: é segund la hora en que Vuestra Alteza viene, é con gente muy sospechosa á su servicio, yo no haría lo que debo en vos yo abrir á tal hora si no me truxeren especial mandato del Rey mi Señor vuestro padre. Con lo cual fracasó el intento de sorpresa. Esta torre de la puerta de la puente es lo que se llamaba el castillo que se levantaba á un tercio de la puente defendiendo á ésta y la entrada de la villa, lo cual confirma por modo indudable que se trata del puente que hoy existe y del castillo que ha conocido la generación anterior á la nuestra.

Otro suceso digno de figurar en estos apuntes y que tuvo lugar en esta villa durante una de las innumerables permanencias de Don Juan el segundo fué el intento de asesinato de Alfonso Pérez de Vivero, premeditado por el Condestable Don Álvaro de Lu

na, tal cual después vino á ejecutarlo en Burgos. Corría el año mil cuatrocientos cincuenta y tres cuando el Rey con los magnates que le seguían se trasladó á Tordesillas en cuyo camino habían anunciado al Maestre que trataban de matarle: y dejemos la continuación al cronista citado que dice: «É demás de aquesto, »estando allí el buen Maestre en Oterdesillas fué mas cer>tificado de la manera que estaba acordado para ello. La »qual avía de ser, que el Rey avía de ir á caza de oxeo >>de conexos, en la qual el Maestre avía muy grand plas »cer, é era mucho cobdicioso della, é que andando en >el monte lo matasen, ó lo prendiesen.... El qual (Maestre) >en Oterdesillas estaba aposentado en la casa de otro su mal criado, segund que sus fechos dieron dello testimo>nio, el qual se llamaba Alfonso Gonzalez de Oterdesi›llas, é era su Secretario é su Contador mayor. La qual › casa era assaz fuerte, é avía en ella una bien alta torre, » que esta cercana al muro de la villa. Afírmose allí que aquel Secretario é Contador, cuya era aquella casa, ›andaba por entonces en aquellos mortales aborrecibles >tratos con el malvado Alfonso Perez de Vivero..... Assí *que considerada la grande é muy cruel, é dañada é atrevida malvestad del iníquo Alfonso Perez de Vivero, >pensó de le dar allí en Oterdesillas la pena por él mere. ›cida por sus orribles obras. Para lo cual tenía assentado en su corazón, facerlo derribar de la torre, que es>crebimos que estaba en su posada. E para esto como la >torre era guirnaldada de barandas al derredor, tenía >>acordado con Fernando de Ribadeneyra, de quien él »mucho fiaba en aquellos tiempos, é que en los tiempos ›passados avía seido su Camarero, que un pedazo de la ›baranda se desenclavasse mañosamente de los postes, adonde los maderos de aquella estaban plegados é en»clavados, de guissa que aquel tal desenclavamiento non >se pudiesse ver nin conoscer, salvo que paresciese que >toda la baranda estaba sana é entera. E como á las tar›des algunos dias, quando fascía sosegado tiempo; ca es>to era en invierno, el buen Maestre acostumbraba so. >birse allí, á tener su consejo, adonde de contino solía » venir el mal traydor Alfonso Perez de Vivero: tenía >acordado que allí le mostrasen, é le diessen á conoscer »la traycion en que andaba, mostrándole las cartas por él

>escriptas á algunas personas, é Caballeros del Reyno,. >las quales á manos del Maestre eran venidas: é aquello »assi fecho, le diessen la pena por él merecida, é Fernan>do de Ribadeneyra lo derribasse de aquella torre abaxo >por aquella baranda desenclavada, é que paresciesse á ›la gente que por infortunado é desastrado caso, la ba›randa se avía caido con el traydor, arrimandose á >ella..... Mas..... el noble Maestre vencido de su misma »nobleza, é esperando que por algunos otros buenos me= >dios, é algunas otras maneras, é benignas palabras é ›razonamientos, acompañados de algunas nuevas merce>>des, podría convertir de mal en bien aquel mal criado »suyo, é reparar aquel fecho; dexóse en aquella sazon >>de poner en execucion aquel medio é proposito que allí >>tenían acordado.» (1)

En el año mil cuatrocientos cincuenta y tres mismo, el día de San Eugenio á diecisiete de Diciembre, según la crónica citada, y el trece, según Gehbart, tuvo Don Juán el consuelo de recibir el primer fruto de su segunda esposa Doña Isabel de Portugal, quien le dió á luz en Tordesillas al Infante Don Alonso, el cual se llamó rey de Castilla y de León en vida del Rey Don Enrique, su hermano (2). Gebhart añade que Don Juán Ordenó en su testamento se le diera en administración el maestrazgo de Santiago; le nombró Condestable de Castilla y aun hubiera querido dejarle el trono, á no haber temido agriar las turbulencias del reino desposeyendo de él al primogénito Don Enrique, y dejóle por tutores al Obispo de Cuenca, al prior de Guadalupe y Juán de Padilla, su camarero mayor.

Pero los acontecimientos de mayor interés para la vida interior de este pueblo, durante tan azaroso reinado, son las fundaciones del convento de San Juán y del Hospital de Mater Dei, que, por revestir excepcional importancia, merecen capítulos especiales. Y á fin de no cortar la ilación de los sucesos, adelantaremos un episodio memorable que se realizó en el tiempo en que Doña Isabel de Portugal residió en esta villa para el alumbramiento del Infante Don Alfonso.

(1) Crónica cit. Tit. 103 y 101 pág. 271 y 272.

(2) Ibid. cap. 2.o pág. 565.

X

Doña Beatriz de Silva.

Sabido es que Don Juan el segundo por sugestiones de su privado el Condestable Don Álvaro de Luna y contrariando sus inclinaciones propias, se casó en Madrigal en el mes de Agosto del año mil cuatrocientos cuarenta y siete, con Doña Isabel, princesa de Portugal, hija del infante Don Juan: mujer que, á juzgar por la conducta que observó con su protector el Condestable, de cuya muerte se le atribuye la mayor responsabilidad, debía ser de carácter imperioso y ferozmente colérico; que de esto la acredita el suceso que voy á narrar, tomándolo de la Vida de la V. Doña Beatriz de Silva, Fundadora de la Orden de la Purisima Concepción de nuestra Señora, según está escrita, al parecer de mano de una religiosa, en nueve cuartillas de papel cosidas á un libro de recepciones de monjas de la Concepción de Toledo, que principió el año mil cuatrocientos noventa y seis, y dice así:

<<Fué en España una generosa señora llamada Doña > Beatriz de Silva, natural del Reyno de Portugal, y de > los esclarecidos linajes de los Reyes de él.

>> Fue hija de Rui Gomez y de su muger Doña Isabel › de Meneses; era su padre hijo de Arias Gomez de Silva, >Alcalde mayor de Campo-Mayor, y su muger Doña Isa>bel de Meneses era hija del Conde de Viana, Don Pedro >de Meneses, primer capitan de Ceuta en África. Lo que >se sabe es, que esta señora nació en Campo-Mayor; tu>>vo asimismo por hermano al Conde de Portalegre, ayo » del Rey D. Manuel, á Alonso Velez, Señor de Campo>Mayor, y al bienaventurado Fr. Amador, segun lo pre>gonan sus obras, que fue de la Orden de N. P. San Fran›cisco, y tomó el hábito en Italia, donde vivió muy »santamente: hizo muchos milagros, uno de ellos fue que > por sus ruegos y merecimientos resucitó Dios un niño » llamado Mateo, de edad de siete años; el cual siendo ya » hombre vino á Toledo, oyendo decir como había insti>tuido esta dichosa señora, hermana del varon Amador, >!a Orden de Purísima Concepción. Á este hombre vió, »habló y oyó la V. M. Juana de San Miguel, que al pre⚫sente era abadesa de este dicho convento..

Esta señora Doña Beatriz de Silva, vino de Portugal ›á Castilla, siendo de poca edad con la Reina Doña Isabel, >segunda mujer del Rey Don Juan. Venida esta bienaven»turada señora con la dicha Reyna que la trujo estaba en >>su casa con mucho favor, porque demás de ser de sangre >real, era muy graciosa doncella, y excedía á todas las › damas de su tiempo en hermosura y gentileza. Fué tan»ta su hermosura y gracia, que la Reyna, su señora, tuvo celos de ella, y por esto la hizo encerrar en un cofre es>tando en la villa de Tordesillas, donde la tuvieron tres » días sin darle ninguna cosa de comer ni beber, y al cabo de ellos que de allí la sacaron, puesto caso que había es>tado encerrada en la abstinencia dicha, salió fuerte y >fresca, como si ninguna cosa de pena hubiera pasado; >este tiempo que estuvo encerrada, no se sabe si estuvo por malicia o por olvido de quien la encerró, ó por ven>tura queriendo mostrar nuestro Señor sus maravillas >en esta su sierva, la que había de hacer á su Madre un servicio tan señalado, como despues le hizo, segun la ›maravillosa visión que en el cofre se le mostro.

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> Estando así encerrada, við á la Virgen sin mancilla, >vestida del hábito blanco y azul que traen ahora las monjas de su Concepción Purísima, consolandola y es· >forzándola con esfuerzo muy grande, por lo cual, y por otro aparescimiento semejante, que asimismo nuestra »Señora la hizo otra vez, ordenó despues ella el hábito, » segun lo habia visto, pues hizo luego voto de limpieza y >> perpetua castidad, propuso recogerse á alguna parte » donde honestamente pudiera vivir. Para esto determinó >venirse á la ciudad de Toledo». Continúa la historia sembrada de prodigios obrados por esta piadosa señora, que, por no pertenecer á Tordesillas, huelga el consignar.

Don Nicolás Requejo de Castro que, tomando por asunto este mismo acontecimiento, compuso una bella leyenda intitulada: La linda Prisionera, dice que fué conducida á una oscura prisión que para ella era un verdadero calabozo.

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