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Sarabis de los Vacceos; como otros la tienen por una de las diez y ocho famosas ciudades que Plinio, Estrabón y Ptolomeo citan y las mismas que Apiano nombra en sus Ibéricas, sin poder designar en particular cual de ellas fuese.

Extractando el citado Sr. Ortega lo que dice el Sr. Madoz en su Diccionario, expone la opinión de D. Miguel Cortés López, que la considera la Acontia de Estrabón, á la que Ptolomeo y el Itinerario Romano llamaron Tela.

Algo más acertada, atendida la etimología de la palabra, parece la conjetura que explica así: Sabiendo que entre las innumerables tribus de allende el Estrecho (cree que el nombre de Tordesillas no se remonta más allá de la dominación árabe), agolpadas por el afán de la conquista de España en el siglo octavo se contaron numerosísimos Shilahes, quienes tuvieron por tanto tiempo muchos y grandes establecimientos en la península; no es natural y verosimil el concepto de que Tordesillas, de Thor-Shilah, vale tanto como fortaleza de los Shilahes? ¿No puede ser esta población un asiento de aquellos? ¿No puede dársele por ello el nombre sin consideración alguna á los que hubiera tenido antes? Por lo menos nosotros creemos que esto es lo más probable, como resultado de la concurrencia de dos circunstancias constantes: la de que la voz Thor significa fortaleza, que se avecindaron en España Shilahes, y que sin haber sonado antes Tordesillas, vino á ser después conocida... No hay que negar delicada agudeza á esta hipótesis, contra la cual sólo puede objetarse que serviría para explicar la variación del nombre; pero de ninguna manera para proyectar un rayo de luz sobre su origen; además que la composición de la palabra en los escritores más antiguos no se presta á esta significación y si á la de promontorio ú otero de sillas, que, según una nota del Sr. Ortega, indica mirador con piedras en forma de sillas.

El Papa Urbano 5.o en el año 1163 la llama Jugosellarum, Gregorio 11.o en 1377, Turresellarum. Urbano 6.o en 1378, Turresiellas, Clemente 7.° en 1380, Jugosellarum de Oterdesiellas, y en otra bula, Aggerisellarum, y su legado en España el Cardenal Don Pedro, Aggeresellarum.

Por último la opinión vulgar, pero no la más inverosimil, la hace de origen romano y la etimología del nombre de las dos palabras latinas: Turris Syllana (1) ó Turris Syllæ, esto es: fortaleza

(1) Con este nombre se consigna ya en el mapa de la España Romana en la Historia general de España por D. Victor Gebhardt. Tomo 1.

de Sila. Mas todavía se dividen los escritores acerca del fundador. Quienes con el Diccionario universal de Historia y de Geografía por D. Francisco de Paula Mellado y otros varios autores, tom. 7.o pág. 229, en la palabra Tordesillas, atribuyen su fundación á Cayo Annnio (1). Quienes á Metelo: así lo hacen Marineo Sículo... Moreri Diccionario histórico, tomo 8.° pág. 301 y Meissas et Michelet, Diccionario de Geografía, pág. 874, y esta es la opinión que prevalece en esta villa. Y lo explican de este modo: durante la guerra civil de Roma entre la aristocracia astuta, intransigente y despótica, representada por Sila, de quien se ha dicho: que ninguno ha hecho tanto bien á sus amigos, ni tanto mal á sus enemigos, y la democracia insolente, atrevida y pretenciosa, personificada en Mario, Sertorio, parcial de este, durante cuya dictadura había ejercido mandos militares en nuestra península y adquirido en ella extensas y hondas simpatías por su buen comportamiento, aprovechando tan excelentes circunstancias y fomentando el descontento perenne y la propensión constantemente levantisca de los españoles contra la dominación romana, proclamó la independencia de nuestra nación, reuniendo pronto un considerable ejército. Sila envió primero contra él al viejo y entendido Metelo: más el pueblo que había desprestigiado á los mejores caudillos de la reina del mundo entonces conocido, y destrozado á las victoriosas legiones del Tiber, no se arredró ni por la pericia cien veces comprobada del famoso General, ni por el número de sus aguerridos soldados, y haciéndoles frente en la Lusitania, desbarató las romanas haces obligando al veterano Metelo á emprender la retirada, esperando los refuerzos que Pompeyo había de traerle. Entre tanto, para disimular su descalabro, se dirigió contra los Vacceos que ocupaban la derecha del Duero; y tal vez en esta ocasión levanto la torre ó fortaleza que dedicó al dictador, poniéndole el nombre de este: Turris Sylæ ó Syllana, Torresyllana ó de Sila: ya para conservar expedito el paso del río, esguazándole por los muchos vados que por esta parte existen y han debido existir siempre por la topografía del terreno: ya construyendo la puente primitiva, no la que hoy vemos y que no puede remontarse mucho del siglo décimo, sino otra que se hallaba á unos cuatrocientos metros de ella, rio abajo y de la que se conservan aún algunos restos dentro del agua, asi como su recuerdo en el nombre de esta tabla del rio y de todo el pago: Puente vieja.

Esto se halla muy conforme á la costumbre casi invariable de

(1) Apéndice A.

la antigüedad de poner á las nuevas poblaciones el nombre del fundador ó de aquel á quien se dedicaban. Y no fuera irracional pensar que á esto alude el escudo de Tordesillas, representando un peñasco batido por las olas, sobre el que se alzan enhiestas sobre estacas tres sillas á la jineta con una llave á cada lado; remembranza aquellas de los indomables jinetes que en tiempo de Viriato y de Sertorio hicieron tantas veces morder el polvo á las águilas romanas, y alegoría estas del oficio que desempeñaba Tordesillas, siendo como la llave del paso del Duero, en una época en que no serían muy frecuentes los puentes, ni tal vez se conocieran las barcas.

Prueban, á mi ver, su origen romano los restos de muralla, que aún se conservan y descubren aquel maravilloso cemento que parecía destinado á desafiar la acción demoledora de los siglos; hasta el punto que, cuando se construyó la carretera de Madrid á la Coruña, queriendo el administrador, que en aquella sazón tenía en esta villa el Excmo. Sr. Conde de la Puebla del Maestre, vender para grava la piedra del muro, especie de revellín, contiguo al molino de aceite, propiedad del citado Sr. Conde, solo á fuerza de barras y de picarros pudieron los albañiles desprender un gran bloque de hormigón, cuyo mortero se hallaba de tal suerte identificado con la piedra, que no les fué posible desmenuzarlo, viéndose obligados á abrir un ancho y profundo hoyo en la caja de la carretera para enterrarlo entero y de consiguiente á desistir de su intento. Igual procedencia parece debe atribuirse á la rambla llamada Empedrado, por estarlo de piedra gruesa con paralelas de anchas baldosas de lo mismo, como los arrecifes romanos; y que debió contínuarse por la que hoy se llama Calle Honda hasta la muralla, que en esta parte debió tener una puerta.

Dejando pues vagar la imaginación y lanzándonos á campo travieso de las conjeturas, quizás nuestros aborigenes fueron trogloditas. Algunos vacceos, ora por dedicarse á la pesca, ora para servir de guía á los que vadeaban el río y ponerse en comunicación con los arévacos, se trasladaron à la margen de aquel, habitando las oquedades de la peña en la vertiente por la parte que hoy llamamos del Póstigo, y que todavia se conservan como asilo de mendigos, ofreciéndoles cómodo y natural albergue. Poco á poco se multiplicaron estas familias, y la amenidad del sitio atrajo á ótras nuevas hasta constituir un núcleo considerable de población á propósito para establecer relaciones entre los pueblos de ambas riberas del Duero.

No escapó á la penetración del experto Metelo la utilidad estratégica de este lugar y le amuralló, haciéndole poco menos que inexpugnable á los arietes y catapultas entonces en uso.

Abona esta opinión la vía que desde los tiempos más remotos conducía desde la Lusitania á la Cantabria pasando por esta villa. Esta razón alegaba nuestro municipio al rey en una ocasión en que le pedía subvención para recomponer el puente del Zarpardiel destruído por una crecida de este río y del Duero, causando muchísimos perjuicios por ser: decían los concejales en una sesión por ser el camino de comunicación de Zamora, Salamanca, Ciudad Rodrigo y Portugal.

Y no obsta lo que consigna en un su discurso en la Academia de la Historia el sabio D. Aureliano Fernández Guerra sobre la vía romana del mismo Portugal á los Cántabros por Villalar y Arenillas; pues pudieron coexistir las dos direcciones á uno y otro lado del Duero, esto es: hacia Oporto y Coimbra ó Lisboa.

II

Actualidad de Tordesillas.

Al presente ocupa el centro de una estrella de carreteras, cuyos radios se extienden en todas direcciones. Al E. siguiendo paralela á la márgen derecha del Duero y después del Pisuerga, la de Valladolid, del que dista veintinueve kilómetros. En la misma dirección por la orilla izquierda y separándose de ella cuanto más avanza, la de Olmedo. En dirección S. pasando por Rueda y Medina del Campo, á doce y veinticuatro kilómetros respectivamente, la de Madrid. AI SO. la de Salamanca, que pasa por Alaejos, al que desde el extremo de la puente se miden veintinueve kilómetros, y al O. la de Zamora, prolongación de la de Valladolid, a sesenta y cinco kilómetros de esta villa y hallando á los treinta y cinco á Toro. Al NO. la de la Coruña, continuación de la de Madrid, que cruza la Mota del Marqués á veintinueve kilómetros de distancia, y por último la de Rioseco al N. con cuarenta y tres kilómetros.

Posición admirable que, con un terreno fértil donde se dan toda clase de cereales, riquísimo viñedo cuya fama en otro tiempo eclipsaba á los de Rueda y Nava del Rey, de los cuales hoy se ha quedado á la zaga, grandes pinares, feraces riberas, abundantes y sabrosos pastos y, no ha mucho, excelentes olivares, con caudales de agua como el Zapardiel famoso desde muy antiguo por sus de

licadas anguilas, y el Duero, se presta al desarrollo de importantes y distintas industrias. Pero desgraciadamente no cultiva más que en muy pequeña escala la de curtidos, la fabricación de harinas con las antiguas aceñas que, con largos intérvalos causados por el ascenso ó descenso de las aguas, muelen exiguas cantidades de aquel polvo, la de alfarería basta y ordinaria y la de tejas acanaladas y ladrillo, con alguna cabestrería y pellejería, habiendo desaparecido las de tintoreros, tejedores de paño y de estameñas de cuya pujanza nos dan idea los numerosos batanes que como apéndices ostentaban la mayor parte de las aceñas, tundidores, tejedores de lienzos, cardadores, cordoneros, sombrereros, zurradores, de que nos hablan los libros de acta de este Municipio (1) y la fabricación de aceites. Hasta los mercados que en otras épocas sostenían á muchos comercios, artes y oficios, muy especialmente la cordelería y posadas, hoy se hallan en completa decadencia (2).

Asi Tordesillas deja pasar improductivos elementos muy valiosos, no conservando sino lo que la naturaleza generosa y espontáneamente le ha concedido: aires puros saturados del aroma de los pinares que la rodean, aguas salutíferas, cielo despejado y un horizonte sin confines, por el que la vista se espacía sin obstáculos, gozando de un panorama tan variado como encantador y delicioso. Contrasta con este exterior el aspecto de sus calles estrechas, de ordinario mal empedradas y extremadamente sucias, que delatan el carácter indolente y descuidado de sus naturales, dotados por otra parte de prendas relevantes, como son: claro ingenio, afición al arte, cultura nada vulgar, franqueza y hospitalidad un tanto extremadas, cuyo conjunto de cualidades da lugar á una índole simpática y dulcemente atractiva para el trato social.

Ha venido siendo con algunas intermitencias cabeza de partido judicial que abraza quince pueblos, no incluyendo la capitalidad, á saber: Torrecilla de la Abadesa, Villalar, Pedrosa del Rey, San Román de la Hornija, Marzales, Bercero, Berceruelo, Villavieja, Velilla, Matilla de los Caños, Velliza, Villán de Tordesillas, Castrodeza, Bamba, San Miguel del Pino y las aldeas de Villamarciel y El Pedroso que forman un municipio con Tordesillas que en ellas tiene sus alcaldes pedáneos.

Está circunscripto por los partidos de Valladolid, Medina del Campo, Nava del Rey y Mota del Marqués perteneciendo á la archidiócesis, provincia y audiencia territorial de Valladolid.

(1) Archivo municipal.

(2) Apendice B,

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