Obras de Don Diego de Saavedra Fajardo y del licenciado Pedro Fernandez Navarrete, Partes2-25

Portada
M. Rivadeneyra, 1861 - 560 páginas
 

Otras ediciones - Ver todas

Términos y frases comunes

Pasajes populares

Página 400 - Risa del monte, de las aves lira, pompa del prado, espejo de la aurora, alma de abril, espíritu de Flora, por quien la rosa y el jazmín respira.
Página 10 - Si я el niño es generoso y altivo, serena la frente y los ojuelos, y risueño oye las alabanzas, y los retira entristeciéndose si le afean algo...
Página 218 - Todas las artes se ejercitan con gran primor. La nobleza se conserva con mucha atención, de que puede gloriarse entre todas las naciones. La obediencia en la guerra y la tolerancia es grande, y los corazones animosos y fuertes.
Página 3 - Idea de un príncipe político-cristiano , escribiendo en las posadas lo que había discurrido entre mí por el camino , cuando la correspondencia ordinaria de despachos con el Rey nuestro señor y con sus ministros, y los demás negocios públicos que estaban á mi cargo, daban algún espacio de tiempo.
Página 406 - Mira cuan pagada y enamorada de sí está la retórica, con sus afeites y colores desmintiendo la verdad, siendo una especie de adulación y un arte de engañar y tiranizar los ánimos con una dulce violencia , tan embaidora, que parece lo que no es y es lo que no parece.
Página 10 - ... caer el sobrecejo, mira de soslayo y levanta las manecillas; si benigno, con la risa y los ojos granjea las voluntades; si melancólico, aborrece la compañía, ama la soledad, es obstinado en el llanto y difícil en la risa, siempre cubierta con...
Página 266 - Católico, cuarto agüelo de vuestra alteza, en cuyo glorioso reinado se ejercitaron todas las artes de la paz y de la guerra, y se vieron los accidentes de ambas fortunas, próspera y adversa.
Página 68 - Sobre las torres de los templos arma su nido la cigüeña , y con lo sagrado asegura su sucesión. El príncipe que sobre la piedra triangular de la Iglesia levantare su monarquía , la conservará firme y segura.
Página 38 - ... el propio. En las selvas y bosques donde tienen refugio las fieras, no le tenían los hombres, porque con perros venteros los buscaban en ellas, y los sacaban por el rastro.
Página 56 - En la primera edad ni fue menester la pena , porque la ley no conocía la culpa, ni el premio, porque se amaba por sí mismo lo honesto y glorioso...

Información bibliográfica