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puertas, que se exigian en 28 capitales de provincia y puertos habilitados del reino, con otros varios arbitrios. Estos decretos, altamente beneficiosos al pais, producto del genio audaz y verdaderamente reformador de Mendizabal, el hombre, á quien, como hemos dicho en otra parte, debe mas la revolucion española, fueron considerados por la prensa reaccionaria como una medida trastornadora, mas propia de una Junta gubernativa que de un gobierno legalmente constituido. Mas es lo cierto, que á no ser ya tarde, y espedidos ellos en otra ocasion mas propicia, eran mas que suficientes para popularizar, robustecer y dar un inmenso prestigio al ministerio que los suscribiera.

Empero, mas fuertes todavía que esta voz del interés biciéronse oir los desaforados gritos que por todas partes lanzaban, en su delirio fatal, todas las demas pasiones. No habia cuestion, en el campo de los hechos como en el de los principios, que no sufriera entonces un estravío funesto.-Mientras en Madrid acontecia lo que llevamos dicho, en las provincias deshacíanse en elogios á favor del ya finado ministerio Lopez y de su célebre y engañoso programa, hasta los mismos periódicos que con mayor teson habian defendido al gabinete Rodil; hasta La Tribuna de Valencia. Las circunstancias, pues, eran terribles, azarosas, peligrosísimas para la administracion que reemplazara á aquella. Entre tan

to, los diarios ministeriales de la corte defendian con su acostumbrada torpeza la nueva situacion ayudando mas bien á comprometerla (1). La prensa coaligada por su parte continuaba atizando ahora con mayor furia y encono el fuego de la rebelion (2). Antes de nombrarse el ministerio Lopez habian asegurado estos periódicos que el de Rodil tenia dispuesta la entrada de una faccion carlista en España, por Cataluña, procedente de Francia. Y desmentida esta falsedad insigne, como lo eran infinitas otras cada dia, anudaron en la época del ministerio Gomez el hilo interrumpido de sus vagas acusaciones y calumnias, ora suponiendo, como lo hizo El Heraldo, la declaracion de tres puertos francos decretada por el gobierno, á saber, Cadiz, Alicante y la Coruña, que habrian de ser otras tan

(1) En los últimos dias de mayo decia uno de ellos, El Espectador, que era sin duda el mas discreto: «Nos aseguran de «lo bien recibida que ha sido la manera de resolver la cuestion «que presentaba la alternativa entre la dimision del ministe«rio Lopez y del general Linage.» Mayor imprudencia no podia darse en aquella ocasion. Fuera de que, no era este el modo directo y exacto de presentar la cuestion de la salida de Lopez, como hemos hecho ver anteriormente.

(2) Desde el dia en que fueron disueltas las Cortes, no solo aparecieron al frente de los diarios coaligados los antedichos artículos de la Constitucion, sino que en virtud de un acuerdo que celebraron los periodistas, encabezaban los artículos editoriales de esta manera.

«UNION DE TODOS LOS ESPAÑOLES. - GUERRA ABIERTA Y SIN TREGUA A LOS ANGLO-AYACUCHOS (denominacion impropia y falsísima, como está demostrado)-¡ DIOS SALVE AL PAIS Y Á LA REINA -Los republicanos ponian, en lugar de esta salve, esta otra: «¡SALvese el pueblO SOBERANO!»

las factorías abiertas á los algodones ingleses; ora fingiendo que el gobierno tambien intentaba sustraer á la reina del palacio y ocultarla ó robarla como pretendieron hacerlo, con mas verdad, los retrógrados el 7 de octubre de 41; (1) ora en fin inventando que el gobierno trataba de poner en circulacion 60 millones del papel destinado á la quema. Absurdo maligno y altamente calumnioso, como los que preceden, y que hasta carecia de verosimilitud.

En vano á los importantísimos decretos de que vá hecho mérito añadió el gobierno otro devolviendo los 3.699,697 rs. recaudados en Barcelona por cuenta del reparto de los 12 millones, considerando aquella cantidad como una anticipacion reintregrable y admisible en pago de las contribuciones: en vano espidió tambien una circular procurando acallar los temores que se afectaba abrigar entonces acerca de la suerte que esperaba á la libertad de imprenta. Que esta, mas furiosa y desenfrenada en aquellos dias de desconfianza hipócrita que lo ha estado jamas, desde que es conocida en España tan noble institucion, obstinábase mas y mas cada dia en atribuir al REGENTE proyectos de dictadura mi

(1) Era de ver, á propósito de esto, como El Eco del Comercio y aun los periódicos republicanos, lamentábanse de la grande calamidad que creian, ó decian ellos ver, en ese trance fatal de que amaneciese un dia, y se hallaran ellos, los demócratas, privados de su reina!

litar

de usurpacion, acusando à su gobierno de una ciega y baja sumision al de San James, desarrollándose, en fin, la calumnia por la prensa periódica de la coalicion con toda su deformidad horrenda.

En tal estado, estraviada cual se hallaba, sin rumbo y sin brújula, en un mar embravecido la opinion de las gentes; agriadas al estremo las pasiones; fascinado el ánimo de muchos con las bellas y fútiles promesas del ministerio Lopez; desconocidas de los mas sus malignas tendencias, ó las malas artes de los que disponian de la voluntad de aquel á su antojo; sin fuerza moral y sin prestigio el nuevo gabinete; borrada la esperanza en el campo electoral, con la doble y sucesiva disolucion de córtes progresistas; y en medio de esto, aguijados los espíritus trastornadores por la ira rencorosa de los conjurados, de los enemigos eternos de la libertad y de la regencia de ESPARTERO, era imposi-

ble

que tantos clementos de conflagracion dejaran de producir su terrible efecto.-Antes de disolverse las córtes, solo con el decreto prévio de suspension lanzado por el ministerio sucesor de aquel que tan halagüeñas ilusiones supo en mal hora crear en el pais, ya se levantó el grito insurreccional contra el nuevo ministerio Ꭹ á favor del caido en la ciudad de Malaga (1), que el 23 de mayo tomó la iniciati

(1) El movimiento malagueño, que como todos los que le siguieron en Andalucía durante el primer periódo de la insur

va de aquella vasta, complicadísima y funesta rebelion que puso término á la regencia del CONDE-DoQUE, y despues á las instituciones que este ilustre guerrero y fiel magistrado constitucional habia sabido sostener con su lealtad y con su espada.

Verdad es que tanto aquella ciudad andaluza como las de Granada, Almería y otras muchas poblaciones de aquellas tierras que á los pocos dias secundaron el movimiento, atacaban solo al ministerio,

reccion, aparece con los caracteres de la espontáneidad, ha de juzgarse, sin embargo, no perdiendo de vista la circunstancia de que Málaga era activamente influida por el ex-ministro Serrano, cuyas indicaciones entonces eran preceptos que, mas que de real orden, obedecian sus paisanos. El Despertador Malagueño, periódico progresista que salia á luz en la ciudad, lanzó el 22 una proclama incendiaria, escitando á la rebelion. Era esta tanto mas facil, cuanto que la debilidad de unas autoridades y la defeccion de otras abrianla el camino. La tropa permaneció tranquila mientras la Milicia Nacional, á peticion de algunos de sus oficiales, réuniase al toque de generala en la mañana del 23. En presencia del gefe político Franquet y del comandante general Cabrera leyóse ante la Milicia reunida un papel que censuraba fuertemente al ministerio Gomez, acordándose que se elevaria una esposicion al REGENTE pidiendo la vuelta de Lopez al poder, con lo cual las autoridades creyeron ó afectaron creer terminado el negocio. Mas como la debilidad, al menos, aliente siempre á los perturbadores, no bien habian aquellas retirádose, cuando se procedió á la formacion de una junta, que tomó el nombre de Comision popular de Gobierno.

Esta junta monstruo estaba compuesta de mas de cien individuos. Presidíala Gomez Sancho: y formaban parte de ella el comandante general Cabrera, el intendente Elizaicin, y Lopez (don Narciso), hermano del ex-presidente del Consejo, que era secretario del Gobierno Político. El gefe Franquet y los jueces de primera instancia se ahuyentaron despues de consumado el alzamiento.-Guarnecian á Málaga el provincial de Jaen y parte de los de Málaga y Granada. Los últimos marcháronse á esta ciudad, cou el mayor sigilo, en la noche inme

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