Ómnibus de poesía mexicanaSiglo XXI, 1991 - 693 páginas |
Dentro del libro
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... flores blancas . Sus caras eran blancas , sus plumas blancas , blancos sus huaraches . Vienen del mar , de la piedra de la lluvia . Son hijas del mar , de la diosa del mar Chevimú . Traían collares de perlas , brazaletes de frío ...
... flores blancas . Sus caras eran blancas , sus plumas blancas , blancos sus huaraches . Vienen del mar , de la piedra de la lluvia . Son hijas del mar , de la diosa del mar Chevimú . Traían collares de perlas , brazaletes de frío ...
Página 15
... flor de Jikuri ! Vamos a su campo , adonde ella se ha creado y donde ella se esconde como un venado echado entre la hierba de Virikota . ( b ) El camino de las rosas aquí va . Por Virikota va . Dicen que tú andas por aquí y yo vengo a ...
... flor de Jikuri ! Vamos a su campo , adonde ella se ha creado y donde ella se esconde como un venado echado entre la hierba de Virikota . ( b ) El camino de las rosas aquí va . Por Virikota va . Dicen que tú andas por aquí y yo vengo a ...
Página 16
... flores y viento , Virikota . Allá al pie del Monte Eterno , respiran las rosas : hálito divino , amor húmedo de madre : rocío . Y del corazón del peyote , la niebla sale , Venado Azul sale , la lluvia baja , Venado Azul baja . Germina ...
... flores y viento , Virikota . Allá al pie del Monte Eterno , respiran las rosas : hálito divino , amor húmedo de madre : rocío . Y del corazón del peyote , la niebla sale , Venado Azul sale , la lluvia baja , Venado Azul baja . Germina ...
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... flores , enseño a tocar el violín , pero deben tolerarme porque asimismo soy el borracho y el loco . No hagan caso de la grita que hago , de lo que digo . Me gusta andar en las peñas correr en las montañas y ustedes pueden aprender ...
... flores , enseño a tocar el violín , pero deben tolerarme porque asimismo soy el borracho y el loco . No hagan caso de la grita que hago , de lo que digo . Me gusta andar en las peñas correr en las montañas y ustedes pueden aprender ...
Página 19
de guirnaldas de flores , de serpentinas llameantes , de polvo amarillo y brillante . Yo enseño a tocar el violín . 4. Lacandón CONJURO PARA CONVENCER A UN TIGRE de que 19.
de guirnaldas de flores , de serpentinas llameantes , de polvo amarillo y brillante . Yo enseño a tocar el violín . 4. Lacandón CONJURO PARA CONVENCER A UN TIGRE de que 19.
Contenido
Canciones del campo y los suburbios 1750 | 188 |
1950 188 | 207 |
Canciones románticas y modernistas | 224 |
Anónimas 224 Fernando Calderón 230 Dolores | 240 |
Luis Rosado Vega 241 Fernando Luna y Drusina | 246 |
253 Elías Nandino 254 Ricardo López Méndez | 253 |
nas 257 Carlos y Pablo Martínez Gil 258 Luis | 262 |
glo XIX | 280 |
Poesía burlesca siglo xx | 292 |
Poesía inocente 19501970 | 318 |
Gutierre de Cetina 329 Francisco de Terrazas 331 | 331 |
Eugenio de Salazar 337 Hernán González de Eslava | 345 |
Términos y frases comunes
acaso adiós agua águila aire alegría alma amor árbol azul Bailad bella beso blanco boca bonita calaveras calle camino CANCIÓN canto cielito lindo cielo color corazón CORRIDO cuerpo dame deja Déjenle dormir dice digo dijo divina dolor duerme dulce Efraín Huerta enamorado epilepsia eres estoy estrella flores Fragmento frío fuego Gerineldo grito Gucumatz gusto hablar hermosa hijos Jaime Sabines labios llanto llega llorar Llorona lluvia luna madre mano maratino mató mexicano México mirada muere muerte mujer mundo murió nació náhuatl negra niño noche nomás nopal nubes olvido oscuridad padre pájaro palabras Parvati paso pecho pena perro peyote piedra podrás morir poesía queda Quetzalcoatl quiero quisiera Renato Leduc rosas Rubén Bonifaz Nuño salir Salvador Novo sangre siento siglos silencio sombra sueño tarán tengo tierra toltecas Tomás Segovia triste vengo ventana verdad viento vino Virikota vivo vuelo wanuiwaka Wawata Xtabay yehua
Pasajes populares
Página 46 - En los caminos yacen dardos rotos, los cabellos están esparcidos. Destechadas están las casas, enrojecidos tienen sus muros. Gusanos pululan por calles y plazas, y en las paredes están salpicados los sesos. Rojas están las aguas, están como teñidas, y cuando las bebimos, es como si bebiéramos agua de salitre. Golpeábamos, en tanto, los muros de adobe, y era nuestra herencia una red de agujeros.
Página 47 - Señores nuestros, muy estimados señores: Habéis padecido trabajos para llegar a esta tierra. Aquí ante vosotros, os contemplamos, nosotros gente ignorante . . . Y ahora ¿qué es lo que diremos? ¿qué es lo que debemos dirigir a vuestros oídos? ¿Somos acaso algo? Somos tan sólo gente vulgar . .' . Por medio del intérprete respondemos, devolvemos el aliento y la palabra del Señor del cerca y del junto.