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edad, en el ejercicio de la mayor crueldad, y con tales persecuciones, que Dios nuestro Creador le haría destruir con fuego del cielo, y ello sucederá al fin del mundo.

Todo lo cual así como ha ocurrido, lo certifica un notable doctor en teología, llamado Maestro Juan de Oliva, en sus cartas, y dice que estuvo presente en el examen é interrogaciones que se hicieron en la Universidad de París al referido letrado, con maravilla general, y que después no ha vuelto á saberse nada de él.

Las cartas de Juan de Oliva no parece que son conocidas; mas sí lo es el «Diario escrito por un ciudadano de Paris,» atribuído al mismo maestro, y en él se da cuenta de la aparición del español, si bien se pone en el año de 1446, después de la Páscua (1). No hay hasta ahora por acá otro dato que ayude á plantear el probléma personal encerrado en la narración, y tampoco en nues tras relaciones los conozco más seguros para resolverlo.

Algunas condiciones, atribuidas al escolar español, se encuentran en el elogio que hizo Galíndez de Carvajal del sabio Alvar García de Santa María; pero la edad no conforma, y como su padre D. Pablo de Cartagena, docto sin igual en aquellos tiempos, se graduó maestro de teología en París, y era, por tanto, allí harto conocido, á ser D. Alvar el portento de que se hablaba, no omitieran los de la Universidad nombre y origen.

¿Quién distinguirá en la concisión de las crónicas, en la mención no más larga de los Claros Varones de Pulgar, ó en las mer. madas remembranzas que nos quedan aparte, cuál de los ingenios que brillaron en la corte literaria de D. Juan II era el reputado prodigioso en tierra extraña?

Juan de Mena debía de contar unos 30 á 33 años el de 1445: en esta fecha, que es la de la batalla de Olmedo, no estaba en la corte, pues que á él va dirigida alguna de las cartas comprendidas en el Centón de Fernán Gómez de Cibdad Real. Consta que fué á

(1) El año solía comenzar entonces por Pascua en Francia; de suerte que el tiempo incluído hasta ese día, desde el 1.o de Enero, marcaba un año menos que el común. La llegada del supuesto Ante-Cristo á París aconteció en 1446, poco antes ó después de la Pascua, que en aquel año fué el día 17 de Abril.

ΤΟΜΟ ΧΙ.

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Roma, y bien pudo ir igualmente á París, por la enseñanza del adagio de que á Roma se va por todas partes.

El citado Fernando del Pulgar se aproxima aún más en edad al prodigio recibido por Ante-Cristo; precisamente en el año 1445 cumplía, según se cree, los 25. Visitó á París, y aunque en su tierra no se le tuviera por maravilla, sin perjuicio de otro proverbio de altísimo origen, pasaba en la estimación general, y en la particular de los doctos, por hombre versado en letras divinas y humanas. A ser mantenedor del torneo intelectual en las oriHas del Sena, se comprendería que en los elogios de personajes claros de la época, no aparezca escrito de su mano el del vencedor, cuya omisión extraña de otro modo; sin embargo, sería excusable cualquier recuerdo del amor propio juvenil en las cartas que redactaba ya al fin de su vida.

Acaso el mejor día salga de un legajo del archivo de la Sorbona ó de la ciudad de Gante el nombre que falta en la crónica del prevoste Mathieu D'Ecouchy.

Paris, 17 Abril 1887.

POST SCRIPTUM.

Registrando la obra titulada Historia Universitatis Parisiensis, autore Caesare Egassio Bulaco, Parisiis, M. DC. LXX. Toino v, en la página 534 he visto el complemento siguiente.

HISTORIA VIRI ADMIRABILIS. Eodem anno (1445) ex Hispania Lutetiam venit Iuvenis quidam sacræ Theol. Doctor tam mirabilis ingenij & scientiæ, vt nunquam ei par visus, neque post hac videndus sit. Vocabatur autem Ferrandus Cordubensis, de quo sic Trithem. in Chron. Spenheim.

«Is an. 1445. Iuvenis annorum 20, miles auratus, Artium, Medicinæ & Sacræ Theol. Doctor, cum 8 equis de Hispania venit in Franciam & totam Parisiorum Scholam sua mirabili scientia vertit in stuporem. Erat enim in omni Facultate scripturarum doctissimus, vita & conversatione honestissimus, non sicut ille de quo iam diximus arrogans & superbus, sed humilis multum & reverentia plenus, memoriter enim Bibliam totam, Nicolaum

quoque de Lyra, Scripta S. Thomæ Aquinatis, Alexandri de Hales, Ioannis Scoti, Bonaventuræ & aliorum in Theologia complurium, Decretum quoque & omnes vtriusque Iuris libros: & in Medicis Avicennam, Galenum, Hippocratem & Aristotelem atque Albertum: omnesque Philosophiæ & Metaphysices libros & Commentaria, ad unguem, ut aiunt, memoria couservabat. In allegando fuit promptissimus, in disputando acutus & a nullo vnquam superatus. Denique linguas Hebraicam, Græcam, Latinam, Arabicam & Chaldæam perfecte legit, scripsit ac intellexit. Romam a Rege Castellæ missus Orator, in omnibus Italiæ, Galliaeque Gymnasiis publicis disputans convicit omnes, ipse a nemine, vel in minimo convictus. Varia de ipso inter Doctores Parisienses movebatur opinio: aliis magnum illum, ac dæmone plenum cavillantibus; aliis sentientibus contrarium. Non defuerunt qui Ante-Christum putarent propter incredibilem scientiam scripturarum, qua cunctos mortales videbatur excellere. Commentaria quædam in Almagestum Ptolemæi edidit & Apocalypsim D. Ioanmis expositione pulcherrima illustravit. Scripsit Ingenii sui & alia quædam plena eruditionis opuscula. Iste Fernandus erat qui Carolo Duci Burgundionum astronomica vaticinatione longe ante prædixit, interitum quem ille spernens non suspicabatur esse tam proximum. »

Huiusce Doctoris mentio habetur in Actis Nationis Gall. ad diem 22 Decemb., aientibus lectas fuisse litteras quasdam ad Ducem Burgundiæ transmittendas, Ne velit adhibere fidem dictis cuiusdam Doctoris Hispani, qui se obtulerat Universitati responsurum; qui tamen noluit respondere, sed se excusavit dicendo quod celerrime erat iturus apud D. Ducem dictum.

Con estos nuevos datos aumentan las probabilidades en favor de Fernando de Pulgar, pues que á la edad viene á unirse la coincidencia del nombre.

De los dos textos latinos, el más antiguo dice que el doctor español se llamaba Fernandus: es verdad que más explícito el de du Boullay consigna que el admirable escolar, vocabatur Fernandus Cordubensis; mas no siendo conocido en España por aquel tiempo un Fernando de Córdoba que sobresaliera en ciencia, y pudiendo admitirse que persona de tal mérito no habría de

pasar inadvertida entre los Santillanas, Rodríguez del Padrón, Gómez Manrique y tantos otros hombres de letras, no será vio-. lento suponer que el Cordubensis señala la naturaleza, sin que por necesidad se refiera á la familia.

La familia de Fernando del Pulgar, es desconocida: sábese que era de humilde extracción, y nada más. De la naturaleza tampoco hay cosa averiguada: se le ha supuesto del reino de Toledo por haber en él un pueblo Pulgar, que pudiera ser origen del sobrenombre con que se le designa. De la instrucción, de los estudios, ni la más breve referencia: consta que se crió en la corte del rey D. Juan, porque él lo dejó escrito, y porque escribió asimismo cómo se llamaba, bueno es recordarlo.

En carta dirigida á Pedro de Toledo, canónigo de Sevilla, señalada en la colección con el número XII, dice: «Pues queréis saber cómo me habéis de llamar, sabed, Señor, que me llaman Fernando y me llamaban y me llamarán Fernando; y si me dan el Maestrazgo de Santiago, también Fernando; porque de aquel título y honra me quiero arrear, que ninguno me pueda quitar.»>

Dos veces, en estas cartas, habla del Duque de Borgoña, tomándolo por término de comparación, y en la dedicatoria de los Claros varones á la reina Isabel escribe que «vió en Francia la compilación de los hechos notables de algunos caballeros y prelados del reino que hizo el Maestro Jorge de la Vernada, Secretario del Rey Carlos.>>

Todos estos indicios no alcanzan con mucho á formar prueba de ser Fernando del Pulgar el Doctor nunquam ei par visus, neque post hac videndus, pero no me parece ocioso haberlos reunido si sirven á otras investigaciones.

Paris 3 de Julio 1887.

CESAREO FERNÁNDEZ DURO.

VI.

ACTA DE ENTREGA DE LAS RELIQUIAS DE SAN EUGENIO, QUE ESTABAN EN LA ABADÍA DE SAINT-DENIS, EN FRANCIA, PARA SER LLEVADAS Á LA CATEDRAL DE TOLEDO. MARTES 3 ABRIL 1565.

Las traducciones, latina y castellana, de este documento preciosísimo vieron la luz pública en el libro que se acabó de imprimir en Toledo por Miguel Ferrer á 14 de Noviembre de 1566, y se intitula: «Copilacion de los despachos tocantes á la translacion del bendicto cuerpo de Sant Eugenio, martyr, primer Arçobispo de Toledo, hecha de la Abbadia de Sandonis, en Francia, a esta sancta Iglesia; Y la relacion del felicissimo viaje que hizo el illustre y muy reverendo señor don Pedro Manrrique, Canonigo de la mesma sancta yglesia, por el dicho sancto cuerpo; Con el solenni. ssimo rescibimiento que se hizo en esta Ciudad de Toledo y otras scripturas a este proposito» (1).

El documento original, manuscrito en seis fojas de pergamino, se custodia en la Bibliothèque Mazarine con la signatura 1927 A.

M. Félibieu menciona la entrega de las reliquias en su Histoire de l'Abbaye de Saint-Denis, páginas 196 y 197; pero no hace ninguna referencia á este documento.

L'AN MIL CINQGENS soixante cinq le vingtiesme iour du mois de Feburier. A Nous René Baillet. Conseiller du Roy en son Conseil priué, & President en sa cour de parlement de Paris. Furent presentées par maistre Anthoine de Ribera beneficié au cueur de la saincte eglise de Tolede & chappelain en la chapelle de la Royne Catherine estant en la dicte eglise. Les lettres closes et pattentes du dict seigneur a nous adressantes, desquelles la teneur en

(1) Edición única y rarísima. La describe D. Cristóbal Pérez Pastor en la Descripción bibliográfica de las obras impresas en la imperial ciudad de Toledo desde 1483 hasta nuestros dias, pág. 123. Madrid, 1887.

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