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do al Dean y Cabildo la condicion de que fabricasen nueva Capilla de digna suntuosidad, y colocasen entre tanto la imágen de Nuestra Señora de los Reyes y los cuerpos reales en parte decente. No cumplió por de pronto el Cabildo aquella justa condicion, mas reservando sin duda de la antigua Capilla Real el espacio puramente preciso para la conservacion respetuosa de aquellos preciosos objetos, deshicieron todo lo demás y prosiguieron la nueva fábrica hasta tocar en el muro de levante (1). Ciento y tres años duró la construccion hasta el remate del cimborio segun su primera traza: en 1462 la dirigia Juan Norman; en 1488 era su maestro mayor Juan de Hoz (2); desempeñaba el propio cargo en 1506 Alonso Ruiz (3); finalmente, en Diciembre de este mismo año ponian la última piedra al mencionado cimborio el maestro Alonso Rodriguez y su aparejador Gonzalo de Rojas. Breve fué el tiempo que permaneció la atrevida fábrica en aquella disposicion: la eminente bóveda y coronacion del crucero se desplomó con espantable estruendo en la noche del 28 de Diciembre de 1511, y la grande obra de la pie

(4) Supone Zúñiga, loc. cit., apoyándose en noticias antiguas del archivo de la ciudad, que dichos objetos fueron depositados mientras se hacia la nueva Capilla Real en una pieza capaz sobre la nave del Sagrario viejo donde está hoy la Biblioteca. Pero esta noticia se concilia muy mal con el documento de la traslacion de los cuerpos reales que copia bajo el año 1579, n.° 4, en el cual se expresa textualmente que dicha traslacion se verificó desde la Capilla real vieja y que en ella se celebró la solemne ceremonia de la entrega de la imagen de Nuestra Señora y de los restos reales al asistente de Sevilla. Así pues, si la Capilla Real primitiva existia aun en 1579, de lo cual no hay la menor duda en vista de aquel documento, y si al propio tiempo la Capilla nueva estaba ya habilitada, fuerza es que supongamos que el espacio de la antigua, que ocupaba segun dice el mismo Zúñiga la parte de levante de la mezquita convertida en catedral, y segun Don Pablo de Espinosa (Teatro de la Santa Iglesia metropolitana) la parte de oriente hacia la torre, se habia solo cercenado lo preciso para no estorbar la nueva obra, pero conservando aquellos preciosos objetos, sin que hubiera necesidad de trasladarlos á la pieza que es hoy biblioteca. La fuerza de esta conjetura nuestra sube de punto si se considera que la antigua Capilla Real no era fábrica enlazada con el edificio principal, sino solamente un recinto rodeado de verja de hierro que lo separaba del resto del templo: de modo que muy bien podia proseguir la obra nueva dentro de él, una vez dado el permiso para verificarlo, sin que fuera menester tocar a los objetos allí depositados.

(2) En el libro de autos capitulares que se guarda en el archivo de la Santa Iglesia correspondiente al año 1488, existe al fol. 136 vuelto un acta por la cual consta que el maestro mayor Juan de Hoz tenia secretos que no queria comunicar á nadie respecto de la obra, y que los Diputados del Dean y Cabildo se vieron en la precision de mandar que en lo sucesivo no pudiera el referido maestro hacer traza alguna sin que el aparejador nombrado por ellos estuviese presente, porque si él moriese, queda: se bien informado é instructo en la perfeccion de la dicha obra.

(3) Como tal maestro mayor testaba éste ante Fernan Ruiz de Porras en 9 de Junio de 1306. Sacamos esta noticia de un curioso ms. atribuido al archivista D. Antonio de San Martin y Castillo que se conserva en el Arch. de la Santa Catedral con el titulo de Historia de la Iglesia antigua, etc.

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dad sevillana no logró feliz remate hasta el año 1519 en que el macstro mayor Juan Gil de Hontañon acabó la reconstruccion de la parte arruinada tal y conforme se presenta hoy á la contemplacion de los inteligentes, celebrándose su conclusion con una procesion solemne á la capilla de Nuestra Señora de la Antigua. El magnífico retablo del altar mayor, obra que inmortaliza al maestro Danchart que la ideó y principió en 1482, á su discípulo Marco, á Bernardo de Ortega, que le ayudó, á Jorge Fernandez Aleman y á otros acreditados artistas que la terminaron, estaba concluido; la grandiosa sillería del coro, trazada por Nufro Sanchez desde antes del año 1475 y acabada por el mencionado Danchart en 1479, daba ya decorosa colocacion al cabildo durante la celebracion de los divinos oficios; comenzaban á cubrirse de pintada y brillante imaginería las noventa y tres vidrieras del espacioso y elevado templo, habiendo principiado á ejercitar en ellas su diestro pincel familiarizado con la candorosa manera llamada gótica, Micer Cristóbal Aleman, Juan Flamenco, hijo de Jacobo, Juan Jaqués, Juan Bernal, Juan Vivan y Bernardino de Celandia (1).

Solo estaba sin cumplir la condicion impuesta al Dean y al Cabildo por Don Juan II al otorgarles la licencia para deshacer la Capilla Real antigua. La Capilla nueva que habia de sustituir á aquella no se hallaba ni aun en proyecto, y para que los prebendados se moviesen á dar algun indicio de sus egregias aspiraciones respecto de aquel negocio, todavía intacto, fué menester que la cesárea magestad de Cárlos V, recien electo emperador de Alemania, escribiese al capítulo recordandole su promesa y exigiéndole el debido cumplimiento. Lo que idearon entonces los arquitectos Enrique de Egas y Juan de Alava respondiendo á la excitacion del cabildo, y lo que, despues de frustrados los planes de traer á Sevilla para aquella obra los mas renombrados artistas de Italia y de Flandes, concibió el maestro mayor Martin Gainza con aprobacion y revision del famoso Alonso de Covarubias, es materia que

(1) Comenzó la obra de las vidrieras el año 1504. En 1525 contrajeron obligacion de pintar la mayor parte de las que faltaban Arnao de Flandes y su hermano Arnao de Vergara. Ejecutaron estos las pinturas de mayor mérito que tiene la Catedral en este género, como son la Ascension del Señor y la Asuncion de Nuestra Señora, y las que representan á los publicanos y mercaderes arrojados del templo. En 1557, muerto Arnao de Flandes, se encomendó la imaginería de las ventanas á Cárlos de Brujas y á Vicente Menandro. En 1579 padecieron mucho estas vidrieras con la gran explosion de los molinos y almacenes de pólvora de Triana, la cual, segun refiere Morgado, estalló con tal violencia, que destruyó 60 casas, hizo estremecer á toda Sevilla, y arrojó á la banda de acá del rio pedazos de cuerpos de hombres y mujeres.

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no cabe en el presente capítulo, y que pertenece á la descripcion de las obras notables ejecutadas en Sevilla en la época del Renacimiento.

De cuantos autores han escrito sobre la Catedral de Sevilla, paré— cenos el mas verídico respecto de las dimensiones, y el mas atinado en la manera de dar breve y cabal idea de su interna disposicion, Don Fernando de la Torre Farfan en la obra que publicó de las fiestas hechas á San Fernando por el Cabildo de dicha Santa Iglesia. Para redactarla el año de 1671, tuvo presentes las informaciones de los maestros de la obra que lo eran en 1513, y que probablemente serían los que la llevaron á su término. De él tomó Zúñiga la descripcion que hizo en sus Anales; y habiendo comprobado nosotros la exactitud de las especies consignadas por tan autorizadas plumas, creemos deber tomarlos por guias en esta parte de nuestra tarea, si bien completando sus diminutas aunque verídicas noticias con los datos que posteriormente han allegado la infatigable diligencia y sana crítica de los escritores que tras ellos vinieron (1). Solo así nos es dado ofrecer á la imaginacion del lector la sagrada mole de la basilica sevillana despojada de las producciones, mas o menos felices, que adhirió á ella el arte bajo el imperio de los estilos plateresco y greco-romano, y presentársela tal como debió quedar al fenecer la arquitectura predominante en la edad media, que en nuestra patria, singular en todo, se perpetuó hasta el primer tercio del siglo XVI (2).

Corre el año de 1519.- Álzase la nueva y aun no terminada basilica en el solar donde tuvo su asiento la gran mezquita de los reyes almohades, y conservando de aquella casi todo el patio ó jardin pensil que le servia de principal ingreso. Solo por la banda de mediodia se ve invadido el ameno y sombrio recinto poblado de palmas y naranjos por la obra del templo cristiano, cuyo paramento sin fachada avanza hasta la línea en que hace frente al septentrion la gigantesca torre. Descuella esta á oriente, despojada de la belleza de su antiguo remate por el temblor de tierra que en 1396 tronchó la espiga de hierro donde estaban enfiladas sus cuatro manzanas de dorado bronce. El almenado muro que circuye el patio campea desde el año 1395 libre y

(4) Distinguimos entre estos, si bien por diferentes títulos, á Don Antonio Ponz, Don Juan Agustin Cean Bermudez y Don José Amador de los Rios.

(2) Hemos expuesto las causas probables de este fenómeno, tan interesante en la historia de nuestras artes, en la monografia de la Universidad complutense que acabamos de escribir para la obra de los MONUMENTOS ARQUITECTÓNICOS DE ESPAÑA.

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