Muéstrese la caridad Descubierta. ¡Ay me! el mundo se convierta Viendo con cuánta afliccion Dice abierto el corazon Traspasado: ¡Ay me! que soy enclavado. Estando el autor enfermo de sarna, le envió un su amigo muchos principios de romances antiguos, rogándole se los juntase en copla. El cual los aplicó á la sarna en la manera siguiente. P ADRE santo, padre santo, Señor, bumillome á tí... Congojoso; De cruel sarna leproso Dolor del tiempo perdido, Que viniendo á nos dañar Nos arroya. Los griegos entran en Troya, De la sarna y comezon, Más crece de cada dia Muy nublado estaba el cielo, Va el placer, queda el dolor, Por todo el cuerpo se encarna; Quita el sueño y el sosiego; Come y arde como fuego, Triste estaba y muy penosa Aquella reina troyana; De la noche á la mañana Cuanto más hombre refriega Des que se van engranando Mis bienes se van perdiendo; Es muy amargo dulzor, Y aunque da pena y congoja, Rio verde, rio verde, Más negro vas que la tinta; El cuerpo todo se pinta De veninos y postillas; Por aquellas penas pardas Y adonde corteza siente No puede disimular, Sin la mover ó arrancar Por deporte. Ala mia gran pena forte Dolorosa aflita rea, Sangre y agua ; Arde bien, como una fragua, Confuso y arrepentido Mira Nero de Tarpeya No se puede mitigar Ni poner tasa ni rienda; No hay escarmiento ni enmienda Ni basta ley. En mancilla vivo, rey, Con la cual murió mi madre; No hay buena razon que cuadre Al sarnoso. Él se ofende y es quejoso, Yo me estando en Tordesillas Por sabor, Y aunque se doble el dolor Con rascarse todo junto, Media noche era por hilo, |