Obras, Volumen4

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Página 277 - Sé muy bien que el mejor medio de evitar la repetición de las revoluciones no es empeñarse en destruir cuanto ellas han levantado, ni en levantar todo lo .que ellas han destruido. Justicia sin violencias, reparación sin reacciones, prudente y equitativa transacción entre todos . los intereses, aprovechar lo mucho bueno que nos legaron nuestros mayores sin contrarrestar el espíritu de la época en lo que encierre de saludable. He aquí mi política.
Página 247 - Yo quiero que el municipio tenga vida propia y que la tenga la provincia, previendo, sin embargo, y procurando evitar abusos posibles.
Página 231 - Debes creerme, pues me conoces, y hablo con el corazón, que el mayor gusto que hubiera podido tener seria el de jurar el primero, y no darte este disgusto y los que de él resulten; pero mi conciencia y mi honor no me lo permiten: tengo unos derechos tan legítimos á la corona siempre que te sobreviva y no dejes varón, que no puedo prescindir de ellos; derechos que Dios me ha dado cuando fue...
Página 247 - Nosotros, hijos de reyes, reconocíamos que no era el pueblo para el rey, sino el rey para el pueblo, que un rey debe ser el hombre más honrado de su pueblo, como es el primer caballero...
Página 247 - Una inquebrantable voluntad obra maravillas. Si el país está pobre, vivan pobremente hasta los ministros, hasta el mismo rey, que debe acordarse de don Enrique el Doliente. Si el rey es el primero en dar el gran ejemplo, todo será llano: suprimir ministerios y reducir provincias y disminuir empleos y moralizar la administración, al propio tiempo que se fomente la agricultura, proteja la industria y aliente al comercio.
Página 277 - Hay en la familia real una cuestión que, nacida a fines del reinado de mi augusto tío el señor Don Fernando VII (que santa gloria goza), provocó la guerra civil. Yo no puedo olvidarme de la dignidad de mi persona y de los intereses de mi augusta familia, pero desde luego os aseguro, españoles, que no dependerá de mí si esta división que lamento no se termina para siempre.
Página 245 - Yo no puedo, mi querido Alfonso, presentarme a España como pretendiente a la Corona: yo debo creer y creo que la Corona de España está ya puesta sobre mi frente por la santa mano de la ley. Con ese derecho nací, que es, al propio tiempo, obligación sagrada; mas deseo que ese derecho mío sea confirmado por el amor de mi pueblo. Mi obligación, por lo demás, es consagrar a este pueblo todos mis pensamientos y todas mis fuerzas: morir por él o salvarle.
Página 312 - Aun cuando una serie de acontecimientos extraordinarios colocase la Corona en las sienes del mismo Don Carlos, creemos que serían impotentes y funestos los esfuerzos para establecer el mismo sistema, que sin dificultad se hubiera planteado en 1833. Una revolución que ha permanecido once años sobre un país deja huellas demasiado profundas para que puedan ser borradas de un golpe.
Página 227 - Para en su caso, pasaron las Cortes a la vía reservada copia certificada de la citada súplica y demás concerniente a ella por conducto de su Presidente conde de Campomanes, gobernador del consejo; y se publicó todo en las Cortes con la reserva encargada.
Página 245 - ... salvarle. Decir que aspiro a ser Rey de España y no de un partido, es casi vulgaridad; porque, ¿qué hombre digno de ser Rey se contenta con serlo de un partido? En tal caso se degradaría...

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