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LIBRO CUARTO

GOBIERNO DE PINO

Estado de guerra. - Primeras medidas económicas de Pino.- Su conducta con los indígenas sometidos. Los portugueses son arrojados hacia el Yacuy.-Órdenes para reforzar las fortificaciones de Montevideo y Maldonado. - Real Cédula ampliando la libertad de co'merciar. Don José Francisco de Sostoa, primer Oficial Real. Penalidad contra el abuso en los testamentos.- Confirmación del nombramiento de Pino.-Los portugueses se apoderan del Ríogrande.-Creación del Virreinato del Río de la Plata. -- Expedición de Cevallos. -Rendición de Santa Catalina y Colonia.-Fundación del Rosario. Demolición de Colonia y dispersión de sus pobladores.-Tratado de S. Ildefonso.- Reglamento llamado de libre comercio.-Ojeada sobre el sistema prohibitivo. - Ideas del marqués de la Sonora. - Progresos demográficos. - Distritos de Piedras, Víboras y Espinillo.-Los párrocos colonizadores. - Fundación de Guadalupe, Pando y Santa Lucía. -Ensanche de Montevideo. El Padre de los pobres.- Violencias de Pino.- Don Juan Antonio de Haedo y D. Domingo Bauzá.-Prisión de ambos y su protesta.- El Rey los absuelve y multa á Pino. - Inmigración española.-Fundación de San José, y Minas.- Paz con Inglaterra, - Reconocimiento de la Independencia de Estados Unidos. - Lo que pensó el conde de Aranda al respecto.-- Demarcación de la nueva frontera con el Brasil.- La Administración de Correos. Don Francisco Medina y sus empresas comerciales.-Una industria nueva. - Maldonado erigida en ciudad. Ampliación de los límites del Gobierno de Montevideo. - Muerte de Carlos III.-Expedición científica de Malespina. - Tejada sucede interinamente á Pino.

(1773-1790)

Tiempos de malestar y de guerra eran aquellos en que D. Joaquín del Pino ascendió al gobierno. Comprometida

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la Metrópoli por el Pacto de familia, se había acarreado enemistades en todas partes; agregando á las que ya tenía con Portugal por razón de antiguas desavenencias, otras que aportó Francia, arruinada y disentida con la mayoría de los pueblos europeos. Carlos III se veía obligado á hacer frente á todos, saliendo siempre perdidoso en sus posesiones coloniales, que era donde los enemigos de la casa de Borbón atacaban el poder del que representaba la familia y los intereses de la raza. Así, obtener la paz con Inglaterra, acababa de cederle Puerto Deseado; y no bien ultimada esta concesión, ya Portugal se significaba deseoso de obtener otras por su parte. Aquello prometía no acabar nunca, como en efecto no acabó hasta concluir con España; y las aberraciones del Gabinete de Madrid las pagaban con creces los pueblos del Plata, estrechados entre las amenazas de los enemigos exteriores y las exigencias de sus propios gobiernos que debían hacer frente á esos enemigos.

En tal situación, Pino inauguró su mando precaviéndose contra las asechanzas del exterior, y atendiendo á dominar las agresiones de los portugueses en la frontera uruguaya. Necesitaba aprovisionar tropas en Buenos Aires y el Uruguay con ese designio, y pidió razón del número de fanegas de trigo recogidas en la jurisdicción de Montevideo, solicitando se exigiera declaración jurada á los labradores. El Cabildo se alarmó de esta energía que amenazaba dejar sin pan á Montevideo, y replicó en 26 de Febrero que la escasez de trigo era grande, por razón de haber crecido el consumo con el aumento de población y no ser subvenida desde Buenos Aires la guarnición militar, según se acostumbraba antes. Agregaba el Cabildo que Montevi

deo se había sustentado el año anterior con trigos de Maldonado, yque este año no tenía medios de enviar ningunos á la otra orilla, como lo hiciera en ocasiones pasadas. Pidió entonces el Gobernador una conferencia al Cabildo, y en ella expresó la urgencia de adquirir el cere al pedido, agregando tener ya compradas 1500 fanegas con dineros del Rey para enviarlas á Buenos Aires. El Cabildo aceptó que lo comprado se sacase del país, pero á condición de que no se ultrapasara la cantidad declarada, y conforme en ello el Gobernador, quedó así convenido y se hizo (1).

Acabados estos arreglos, se recibió noticia de la campaña por el capitán de milicias y juez comisario D. Juan Ángel de Llanos, que un Valentín Riva y otros delincuentes habían atropellado las tolderías de los indígenas sometidos, residentes en las alturas de Santa Lucía, matándoles una mujer y obligándoles á huir; y que la peonada de D. Cristóbal de Castro Callorda había agravado el daño, saliendo en persecución de los que huían por las alturas del Yí, y matando al llamado cacique Castellano y á varios. El caso era grave, porque siendo aquellos naturales muy celosos de sus derechos, podían alzarse en guerra con sobrada justicia, y comprometer seriamente la situación; mucho más cuando ellos, desde que Viana les ofreció garantías, vivían tranquilamente en sus toldos sin causar ningún obstáculo á la ciudad. Pino comprendió todo el alcance del desacato si se le dejaba impune, así es que inmediatamente concurrió á ponerle remedio. Cambió ideas con el Cabildo, y llevado de su acuerdo, escribió al jefe indígena D. Bernardo, cuya autoridad era grande entre los fugitivos,

(1) L. C. de Montevideo.

prometiéndole aprehender y castigar á los delincuentes, y ofreciéndole todas las garantías para que volviese tranquilo á sus toldos él y los suyos, en el bien entendido que la pasada agresión se lamentaba tanto en Montevideo como podían lamentarla los indígenas. Para llevar la carta y perseguir á los malhechores, fué enviado el capitán D. Fernando José Rodríguez con una partida de soldados (1).

Convenía sobremanera aquietar á los indios, como al fin se consiguió, porque los portugueses derramándose en estos días por nuestras campiñas, se daban á toda clase de hurtos y pendencias, aterrando los vecindarios y llevándose grandes trozos de ganados. Sobresalía entre esta runfla de malhechores, un Pintos Bandeira, cuya fama era grande, y que con autoridad no escasa sobre ellos les capitaneaba y dirigía. Protegidos por los establecimientos militares de la sierra de los Tapes y banda meridional de los ríos Grande y Yacuy, allí se refugiaban con sus robos para volver de nuevo á la misma faena luego de tomar algún descanso. Tenía Vertiz, Gobernador de Buenos Aires, designio formal y órdenes de la Corte de acabar con estas cuadrillas, y para eso fué que aprestaba una parte de las tropas cuyo alimento solicitó Pino del Cabildo. Entrado el mes de Noviembre, se trasladó Vertiz á Montevideo, y juntando sus elementos disponibles, encontró hallarse con un destacamento de 1014 soldados, 300 indígenas y 100 milicianos de Corrientes, con los cuales abrió campaña por tierra tomando la dirección de Santa Tecla.

Llegado que hubo á ese paraje, mandó levantar un fuerte. De Santa Tecla prosiguió su marcha, haciendo alto,

(1) L. C. de Montevideo.

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