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LIBRO SEXTO

GOBIERNO DE BUSTAMANTE Y GUERRA

Causas que influyeron en el nombramiento de Bustamante. -Tendencias del nuevo Gobernador.- El Consulado de Buenos Aires y el Cabildo de Montevideo. - Alzamiento de los charrúas en el Norte. --Infracciones de los portugueses al tratado de límites.-Seca y hambre. - Estado del país al despuntar el siglo XIX.-Cuestión de preeminencia entre el Cabildo de Montevideo y el Gobernador. Oposición del Consulado de Buenos Aires á los progresos de Montevideo. - Bustamante alienta esos progresos. Fundación de Rocha. - Errónea Memoria de un alcalde de Soriano. - Efecto que produjo en la Corte.-Proyectos y resoluciones del marqués de Avilés.-Embajada charrúa.-Un campamento minuán.-Don Jorge Pacheco. Fundación de Belén. -Combates de Arapey-grande, Sopas y Tacuarembó.-Ruptura de España con Portugal.-Los portugueses se apoderan del Yaguarón y las Misiones.-Paz que firma con ellos la Corte de Madrid. - Comercio de Montevideo. — Progresos del cabotaje.-Fuerza militar marítima y terrestre. Conato de sublevación de la esclavatura.- El Protomedicato de Buenos Aires y los curanderos. Los portugueses avanzan hasta el Yarao. -Don José Rondeau los bate.-Ideas del príncipe de la Paz sobre esta emergencia.- Fin del gobierno de Bustamante y Guerra.

(1797-1804)

Don José de Bustamante y Guerra se había recibido del mando en 11 de Febrero de 1797, después de presentar al Cabildo la Cédula que acreditaba su nombramiento. Reasumía el nuevo Gobernador de Montevideo en su per

sona los títulos de caballero de la Orden de Santiago, brigadier de la Real armada y comandante de la marina militar del Río de la Plata (1). Venía, según la Real Cédula, á sustituir á Olaguer, « por habérsele cumplido á éste su tiempo;» pero parece que no fueron extrañas á tal resolución, las repetidas instancias y protestas del Cabildo ante la Corte contra los desmanes del Gobernador cesante. Debe presumirse que algo de ello hubo en el asunto, puesto que el príncipe de la Paz notificó especialmente al Cabildo la sustitución de Olaguer por Bustamante, y la corporación contestó dando á S. M. las gracias más expresivas. Aquella notificación especial y estos particulares agradecimientos, extraños al proceder común en negocios de tal naturaleza, autorizan á suponer que quiso hacerse al Cabildo demostración coherente con las exigencias de su dignidad ultrajada. Y si se junta á lo dicho que la Corte nunca fué puntual en la renovación de sus lugartenientes del Uruguay, permitiéndoles exceder el plazo señalado á la duración de sus gobiernos, mientras esta vez rompió la costumbre dejando sin empleo á Olaguer y sustituyéndole á poco de habérsele cumplido el período de mando, hay razón para confirmarse en las presunciones expuestas.

Como quiera que fuese, el nuevo Gobernador tenía aspiraciones y tendencias más levantadas que el sustituído. Su profesión de marino le había llevado á distintas y numerosas partes, donde pudo observar de cerca el progreso de los pueblos, y también las causas que lo provocan ó retardan. Conocía por experiencia lo que valen los puertos bien situados Ꭹ el provecho que se puede sacar de las ven

(1) L. C. de Montevideo.

tajas naturales de un favor de ese género; y aplicando sus conocimientos á la situación de Montevideo, pensó desde luego todo lo que podían aventajar sus habitantes aprovechándola. En tal concepto se propuso mejorar las condiciones de la ciudad, y comenzó su gobierno llamando á una reunión popular, ó sea cabildo abierto, como entonces se designaba á las de esta clase. En 23 de Marzo de 1797 se verificó la reunión enunciada en el Cabildo, asistiendo juntos con la corporaciónlos individuos socialmente más conspicuos y gran número de pueblo. Abrió Bustamante la sesión con un largo discurso en que hizo resaltar las ventajas de la buena policía é higiene de las ciudades, inculcando en el abandono que á este respecto sufría Montevideo. Sus palabras bien coordinadas surtieron todo el efecto que deseaba entre el público, y por aclamación fué votado el impuesto de 1 real por puerta para atender á esos gastos (1). Satisfecho del resultado, comenzó desde entonces á madurar los vastos planes que más tarde debía poner en práctica con el asentimiento público.

Pero mientras el Gobernador y el pueblo de Montevideo tomaban por suya la causa del progreso local, una corporación vecina trabajaba por anularlo. El Consulado de Buenos Aires era contrario á la autorización Real de 1795, en que se ampliaban las facultades de comerciar á los pueblos del Plata, concediéndoles la exportación de frutos y producciones del país para las colonias extranjeras. Montevideo había aprovechado de esta autorización consiguiendo beneficios, y los negocios internos tomaron vuelo con las facilidades de cambio que se

(1) L. C. de Montevideo.

DOM. ESP.

II.

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abrieron al comercio en general. Esto disgustó mucho á los comerciantes de Buenos Aires, que en igualdad de condiciones no podían luchar con las ventajas naturales de nuestros puertos, así es que dirigiéndose al Consulado, le pidieron que elevase petición al Rey suplicando la revocación de la Cédula de 1795, y la habilitación de la Ensenada de Barragán para puerto de arribadas de los buques mercantes de España. Avínose el Consulado en acceder prontamente á la súplica, y en su nombre y en el del comercio que representaba, elevó petición á la Corte, formulando con carácter perentorio la exigencia.

Se comprende sin esfuerzo que el rumor de una medida de este género debía alarmar seriamente á los habitantes del Uruguay, cuyo retroceso comercial era seguro si se llevaba á cabo lo ideado por sus vecinos. En consecuencia, conocido que fué el designio y reunido el Cabildo de Montevideo en 16 de Mayo, tomó la palabra D. José Cardoso, Alcalde de 1.er voto, para decir: « que admirado de tal determinación Ꭹ temiendo que pudiera encontrar cabida en el Real ánimo por efecto de las artificiosas razones con que se presentase, se veía precisado á discurrir los medios de evitar tales daños; y como nada es más propio de un cuerpo capitular que velar incesantemente por la prosperidad de la provincia que representa, de aquí que sin la menor disputa debía el Ayuntamiento cruzar las ideas del Consulado de Buenos Aires; porque nuestra provincia sería la más perjudicada con la derogación pedida, á causa de su posición local, la asombrosa fertilidad de sus campos, y la abundancia casi increíble de sus ganados y otros frutos, á pesar de los cuales sólo se ha visto hasta aquí que teniendo ventajas y proporciones quizá sobre todas las

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