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Los vecinos de esta Ciudad de S. Fernando de Maldonado, y su Jurisdiccion que abajo firmamos por nosotros y á nombre de todos los demás con el mas profundo respeto parecemos ante V. S. y decimos: Que exitados por la oportuna ocacion que nos presenta el felicisimo exito de nuestras armas en la Capital, para que sean oidos nuestros clamores, y remediados nuestros males hemos creido necesario hacer ante V. S. una relacion sumaria la que sencillamente por el orden de los mismos. acontecimientos ponga en claro los inauditos excesos é inhumanidades, que han ejecutado los Ingleses durante su mancion en esta, y manifieste el origen de los infortunios de este Pueblo, y nuestra inviolable fidelidad, á la dominacion Española, para los fines que despues expresaremos: Sin traer por aora á - la memoria los esfuerzos patrioticos de este vecindario en las anteriores guerras desde la fundacion de este Pueblo militar en su origen y por su situacion, nilos que hemos echo desde el principio de la presente con los Ingleses: empezamos nuestra relacion por el empeño con que este Vecindario se presentó ante V. S. en 28 de Julio del año pasado de 1806, con motivo de estar la Esquadra Enemiga dentro de este Rio, y esta Plaza, su Puerto sin la competente guarnicion y la Isla de ... (1) enteramente desguar

(1) Roto el original (Probablemente se alude á la isla de Gorriti).

necida; suplicando á V. S. dirigiese (como efectivamente se hizo por medio de una solemne diputacion) á Sr. Gobernador de Montevideo xefe entonces de toda esta Banda Oriental para que senos auxiliase con todo lo conbeniente á la defensa de este importante punto, la llave del Rio de la Plata. Aunqué nuestra solicitud apoyada por V. S. no tuvo el deseado efecto por la escasez de tropa, y preferente atencion á la defensa de Montevideo; V. S. sabe bien, que no por eso desmayamos, antes resueltos á hacer la mayor posible resistencial á la invacion de los Enemigos, que ya presentiamos, nos exforzamos á hacer un donativo, el qual realizamos segun nuestros cortos haberes, para que el piquete de Blandengues, el de Infanteria, y el de Milicias, de que se componia toda nuestra guarnicion, no nos desamparase por falta de paga; estando estas Cajas en esa sazon exhaustas de dinero. Con el mismo gusto nos impusimos la voluntaria contribucion de un real en cada cuero, y un dos por ciento en todos los efectos, que se extrajesen de Montevideo.

Apenas el 29 del Octubre pasado se acercaron los Buques Enemigos á nuestra bahia, conociendo por sus maniobras, que iban á hacer desembarco, rogamos al Sr. Dn. Ventura Gutierrez Alcalde Ordinario de esta Ciudad diligenciase, el que se tocase inmediatamente generala para ocupar cada uno de nosotros el puesto, que de antemano se nos tenia señalado. En el momento que fué echa esa señal, olvidando nuestras familias, casas y aberes, nos presentamos, con nuestras armas. unos en las baterias de la Costa; otros agregados á las quatro piezas de tren, que mandava el Subteniente Dn. Francisco Martinez; y los demas nos incorporamos, quedando los ancianos para celar el Pueblo, con los piquetes de esta Guarnicion, la que con este auxilio llegó al número de doscientos y treinta hombres, comandados por el Capitan de Blandengues Dn. Miguel Borrás.

Salimos en este corto número con el brio que es notorio á encontrarnos con los Enemigos los que estaban desembarcando como aun tiro de cañon de la primera de nuestras baterias,

una legua corta al Sudoeste de esta. Por haberse atollado en los medanos que intermedian una pieza del tren, y por otras consideraciones, retrocedimos y nos fixamos en el alto en que esta cituada la Torre de observacion en uno de los extremos de esta Poblacion, viendo que azia ese punto se dirigia, y aproximava la primera, y mas gruesa de las tres columnas, en que venia dividido el Exercito Enemigo. Allí hizimos fuego de Cañon, y de fusil, hasta que arrollados por un numero excesivamente superior, dispersaron muchos de los nuestros, y por no ser cortados de la columna Enemiga, que entraba siñendo el Pueblo por el Norte, se retiraron con dos piezas del tren los quales despues han servido con celo en las partidas de observacion de esta Plaza. Los restantes, internandose hasta la Plaza de este Pueblo se colocaron unos en la casa que servia al Ministerio de Real Hacienda, y en sus Azoteas, y otros en la obra de la nueva Matriz que se está construyendo. Desde allí hicieron un fuego vivo, y tan obstinado que no cesó, hasta que cercados y acometidos por las tres columnas reunidas, los que estaban en el Ministerio quedaron unos muertos, y otros heridos; y los Ingleses de este modo Señores de esta Ciudad al anochecer del dicho 29 de Octubre, habiendo tenido de perdida treinta y siete muertos y mas de quarenta heridos, que hizieron mucho empeño en ocultar.

Quien no creeria, que esta resistencia, este conato en defender nuestros hogares, y en no sujetarnos á dominacion estranjera no nos hubiese hecho acreedores, no solo á la compasion, sino tambien á la honra y estimacion de una Nacion que se jacta de culta, y de llena de Patriotismo? Desde luego que esto nos hubiera sucedido con qualquiera de las Naciones Cibilizadas: Pero la Inglesa nos sumergio, olvidando toda ley, y los sentimientos de la humanidad, en un mar de males y de penalidades indecibles.

Desde ese momemto empezo el mas inhumano saqueo. Principiaron el registro de las casas, haciendo prisioneros todos los hombres, que encontravan, aun alos mas ancianos. Despues de amenasas, insultos; y golpes nos conducian y ence

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rraban en la crujia y calavozos de este Quartel. En esta noche horrorosa no solo robaron ropa, dinero, álajas, y utencilios hicieron pedazos los muebles, y todo lo que no les era util, destrozaron muchas efijies e imagenes Santas en las casas, en que encontraron, sinó que tambien en algunas de ellas registraron sin el menor rubor las mujeres por si tenian algun dinero oculto, y á algunas les quitaron parte de la ropa que tenian puesta abusando de otras por fuerza sin respeto á las lagrimas, suplicaciones, y a la edad abanzada ni ala virginidad. Se alumbraban para cometer estas inhumanidades terribles, con la cera que encontraron en la Iglesia, de la que sinduda, no sacaron otras cosas, porque con tiempo nro. Cura Vicario, el Dr. Dn. Manuel Alberti las habia extraido y ocultado. Se concedio esta barbara licencia del saqueo, en los tres dias consecutivos con sus noches, no solo alos tresmil y mas de tropa, que ocuparon esta Plaza, sino tambien ala marineria de los setenta y mas Buques que tomaron nuestra bahia, Asu habitual inmoralidad añadian el estar ebrios; variaron en ellos excenas de impiedades, que el pudor, y las lagrimas nos hacen dexarlas en silencio.

Pocas fueron las casas, que se libertaron del saqueo, y estas, por estar alojadas en ellas algunos oficiales de distincion que las defendieron y aun en estas faltaron muchos muebles y efectos. En aquellas cuyos dueños, ó familias se habian ausentado, descargaron todo su furor robando y rompiendo quanto en ellas habia, sirviendose de ellas para caballerizas. Las quintas fueron asi mismo saqueadas á excepcion de una que se reservo para la mesa del General. Los caballos, Bueyes, ovejas, y quantos animales habia en el exido de esta Ciudad fueron tomados para servicio y consumo. En toda la Poblacion y en una legua en contorno, no dexaron una docena de aves, de las innumerables que habia de toda especie. Quien ignora que los Archibos publicos y los Hospitales son respetados por todo el mundo aun en tales lanses? Pues no lo fueron aqui por los Ingleses. Todos los papeles del Ministerio de Real Hacienda, y superintendencia de estas nuebas Pobla

ciones, los de la Comandancia militar y los vuestros Ilustre Cabildo, fueron, o rotos, o arrojados alas calles, ó destinados para hacer cartuchos, y otros usos, apesar de varias suplicas, que hizo nuestro Cura al efecto. El Hospital fué enteramente saqueado la primera noche.

Por lo dicho se infiere el daño que harian, en todo lo que conocian pertenecia á nuestro Soberano. Saquearon en los Quarteles tanto de la Ciudad como de la Isla todo cuanto encerraban; tomaron todos los Repuestos de pertrechos, municiones y demas utiles, de que estaban abundantemente provistas las tres baterias de la costa firme, y las quatro de la Isla. Arruinaron las esplanadas, barbetas y merlones. La Artilleria toda fué inutilizada: Las cureñas, desechas y quemadas. Siendo todas estas ruinas, testimonio autentico, del furor, de que estavan animados. Las embarcaciones, efectos, y útiles de la Compañia Maritima de la pesca de la Ballena, fueron dados por buena presa.

Mientras estubieron en esos infaustos dias nuestras casas, y haberes, y muchas de nuestras familias, sujetas, ó entregadas al arbitrio de tropa tan inmoral; las otras, que habian salido huyendo ala entrada de los Enemigos sin sacar mas, que sus hijos, y lo que tenian puesto pasaron indecibles sustos, hambres, frios, y otros azares, dispersas por esos Campos, donde difundieron la mayor consternacion.

Nosotros en esos dias no tuvimos mejor suerte. Encerrados con muy grande estrechez, é incomodidad, nos daban para alimentarnos cada dia tres espigas de mais crudo por individuo y agua sucia, de un pozo dexado de mucho tiempo. Aumentó nuestro desconsuelo al ver la mañana del treinta, que anuestro Cura y asu Theniente contra la seguridad, que para sus personas, y funciones habia dado el General esa noche anterior, y esa misma mañana andando en diligencias de enterrar nuestros nuebe muertos, los arrestaron, y conduxeron anuestra pricion, donde estubieron un rato, sufriendo este vejamen, mientras fué noticiado el General, quien a poco tiempo puso en libertad sus personas, pasando orden para que no fuesen molestados.

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