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LIBRO SEGUNDO

GOBIERNO DE VIANA

D. José Joaquín de Viana. - Instrucciones que traía.- Malestar del país. Campaña contra los charrúas. - Tentativas industriales. Contribuciones y leyes suntuarias. - Terrenos de propios. -Llegada del marqués de Valdelirios. - Discusión del tratado de Madrid. —Actitud de los jesuítas. - Colocación de los primeros marcos en la frontera del Este.-Disturbios en las Misiones. - Primera campaña de Misiones. Retirada de los españoles. -- Combate del Daymán. Armisticio de los portugueses con los indígenas. - Proyecto para una segunda campaña.- Es llamado Viana á tomar parte en ella. Su polémica con el Cabildo antes de partir. Su actitud en los consejos del ejército. Los portugueses fundan el fuerte de S. Gonzalo. - Apertura de la segunda campaña de Misiones. - Bizarra conducta de Viana.- Batalla de Kaibaté. - Pasaje del Monte-grande.— Entrada é incendio de S. Miguel.-Rendición de S. Lorenzo. Conclusión de la guerra. - Fundación del Salto.- Examen de la conducta de los jesuítas en los sucesos de Misiones. - Regreso de Viana.-Fundación de Maldonado. - Ascenso de Carlos III al poder.--Su ruptura con Inglaterra. Los portugueses fundan el fuerte de Santa Teresa. - Preparativos de Cevallos. - Fortalece á Maldonado.-Rinde á Colonia. - Bate á la escuadra inglesa. -Rinde á Santa Teresa, San Miguel y Río-grande. - Funda la villa de San Carlos.-Cesan las hostilidades. - Devolución de Colonia á los portugueses.- El Cabildo de Montevideo y los jefes indígenas. Fin del gobierno de Viana.

(1751 — 1764)

En 22 de Diciembre de 1749, había recibido el teniente coronel don José Joaquín de Viana, su título creándole

Gobernador de Montevideo y coronel de los ejércitos reales, promoción que le alcanzaba á los 34 años de edad (1). Era Viana un oficial valeroso y apto, probado desde 1735, en que empezó su carrera en clase de alférez. Había hecho las campañas de Saboya y Piamonte bajo las órdenes del duque de Alba y el marqués de la Mina, quedando herido y prisionero en 1746. Los certificados de sus jefes acreditan varias acciones de guerra ejecutadas por él, una de las cuales mereció particular agradecimiento del soberano. El ojo experto del marqués de la Ensenada fué á buscar á este oficial entre las filas, para encargarle del mando dificultoso de un gobierno donde todo era nuevo; pesar de la instancia del Gobernador de Buenos Aires que proponía al capitán D. Francisco Gorriti, jefe de Montevideo, por muerte de D. Domingo Santos de Uriarte, para ocupar en propiedad y con título de Gobernador el puesto vacante.

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Se le dieron instrucciones á Viana, haciéndole saber que estaba subordinado al Gobierno y Capitanía General de Buenos Aires, especialmente en los asuntos militares sobre fortificaciones, reglamento de la guarnición, consumo de municiones y pertrechos, y castigo á los soldados transgresores; en todo lo cual no podría hacer novedad irreparable sin consentimiento de aquella autoridad superior. Se le advertía también que en los pleitos y causas contenciosas entre partes, practicara lo mismo que los demás gobernadores de las diversas provincias del Plata, oyendo y otorgando las apelaciones para la Real Audiencia del distrito. Todas las materias tocantes al Real Patronato, debían in

(1) Pernetty, Voyage aux isles Malvines; I, VIII.

cumbirle en la jurisdicción de su mando, y la extinción y persecución del comercio ilícito le estaba particularmente encomendada. En el gobierno económico y político de la Provincia, asistencia á los Cabildos, elecciones anuales y demás funciones de ella, venta y remate de los oficios de la República, ejecuciones de la Real Hacienda y consiguientes negocios de esta naturaleza, obrase al igual de los demás gobernadores de las provincias del Plata, con cargo á que el de Buenos Aires podría intervenir en sus operaciones siempre que las juzgare no ir arregladas á las leyes vigentes en ese punto. Aunque era obligado á visitar las ciudades y pueblos de su gobierno una vez á lo menos durante el quinquenio de su mando, había de dar noticia de ello al Gobernador de Buenos Aires antes de salir á practicarlo, y esperar su respuesta, porque pudieran ofrecerse tales cosas que no conviniere al Real servicio la ausencia indicada, ó haber dependencia de gravedad que encargarle en alguno de los pueblos de la visita (1). Se le señalaban 4,000 pesos de sueldo anual, y cinco años por término de duración en el servicio del empleo de Gobernador.

A la misma fecha de estas instrucciones, notificaba el Rey á la Audiencia de Charças, que con la creación del Gobierno de Montevideo cesaba el abuso de enviar al Uruguay jueces en comisión por causas leves. El estilo áspero en que la Real Cédula estaba concebida, denota que el abuso había trascendido en más de una ocasión hasta la Corte, haciéndose merecedor de severo correctivo. Decía el Rey: «Y porque soléis enviar jueces de → comisión por causas leves y con salarios excesivos, en que

(1) L. C. de Montevideo.

los vecinos de aquel territorio reciben agravios: os ordeno y mando que de aquí adelante no proveáis tales jueces, sinó que las causas que se ofrecieren las remitáis al Gobernador, excepto en los casos inexcusables y precisos, y que en éstos sea á costo de los que pidieren, con apercibimiento de que de lo contrario se proveerá el remedio.» (1) Por manera que la creación del Gobierno de Montevideo, venía á rendir un doble servicio á los habitantes del país; libertándoles del despotismo exageradamente minucioso de los oficiales subalternos que hasta entonces habían representado la autoridad Real, y aboliendo de paso los abusos de la Audiencia de Charcas, cuyos ministros se habían ingeniado para encontrar una fuente de emolumentos en la explotación de la justicia.

Con estos antecedentes púsose en marcha Viana para su destino, y en 13 de Febrero de 1751 prestó ante el Gobernador y Capitán General de las provincias del Plata residente en Buenos Aires, el juramento de forma. En seguida corrió las diligencias laboriosas y enredadas á que daba lugar la toma de posesión de su empleo, y con todo arreglado, vin á Montevideo, donde le reconoció é instaló el Cabildo en 14 de Marzo de aquel mismo año. Grande era el contento de los habitantes de la ciudad y sus autoridades con la nueva de haberse arribado cumplidamente á la indicada solución, pudiendo tener al fin un Gobernador de antecedentes respetables, ó sea un « castellano propietario », según el Cabildo lo pidiera. Además, como el nombramiento de Viana parecía contrariar las pretensiones del Gobernador de Buenos Aires, que había tenido en

(1) L. C. de Montevideo.

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