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Ngo 10

PARTE DE RUIZ HUIDOBRO

AL PRÍNCIPE DE LA PAZ

SOBRE LA TOMA DE MONTEVIDEO POR LOS INGLESES

(MS. del Arch Gen)

mo

Seren." Señor. Con fha. de 7 de Noviembre del año proximo pasado participé á V. A. la ocupacion del Pueblo de Maldonado por los enemigos, y que el Virrey quedaba tomando providencias p.a desalojarlos de aquel punto; lo que no tuvo efecto p. las razones que supongo habrá participado á V. A., y solo pudo conseguirse hacer una especie de bloqueo con varias partidas de Caballeria, que al paso que los incomodase impidiesen la introducion de víveres frescos y caballadas de que abundan aquellas campañas.

Una de las partidas destinadas á este obgeto fué puesta p. el Virrey al mando del Teniente de Fragata retirado del servicio de la Armada y agregado al apostadero de Montevideo D." Agustin Abreu. Este oficial estimulado de su mucho honor no pudiendo sufrir enemigos á su vista los ataca con 400 hombres de Caballeria con la mayor intrepidez sin detenerse en la absoluta superioridad de los atacados y despreciando sus conocidas ventajas. A los primeros tiros fué herido gravemente: cayó del caballo: recibió algunos golpes de sable en la cabeza, y á los quatro dias falleció cubierto de gloria. Su segundo el Capitan de Dragones D. José Martinez fué herido de una bala en el brazo derecho, cuyo uso perdió enteramente aunque conserva la vida. La falta de estos dos xefes siendo un obstaculo para continuar la accion obligó la retirada con pequeña perdida no habiendo sido mayor la del enemigo. El blo

queo continuó sin que ocurriese nuevo ataque de consideracion. A principio de Enero de este año se tuvo noticia segura de haber entrado en el puerto de Maldonado bajo la escolta del Navio Ardiente dos Fragatas de guerra é igual numero de Bergantines, el ausilio de tropas que habia pedido á su Corte el Brigadier General Beresfort luego que tomo la Capital Buenos Ayres, cuyo numero segun pudo deducirse de diversas noticias ascendia á 2500 hombres y á 500 el total de los reunidos en aquel Pueblo.

El 8 del mismo mes se embarcaron todas estas tropas en los Buques que las condujeron, y dando la vela con las embarcaciones que alli existian cargadas de mercaderias, dirigieron su rumbo á Montevideo. De esta novedad dió aviso inmediatamente el Piloto de la Vigia establecida despues de la perdida de Maldonado en el cerro de los Toros proximo al de Pan de Azucar: la misma noticia se comunicó por el pueblo de Maldonado y la circunstancia de haber sido evaquado enteramente.

En Consecuencia el Virrey que desde su ingreso á la plaza por el mes de Octubre del año pasado habia tomado baxo su inmediato mando todas las tropas y Artilleria que formaban el Campo Bolante (ya establecido, ordenado y situado por mi en los puntos que habia estimado convenientes, y aumentado con las Milicias q. despues de la llegada del Virrey pudieron congregarse formando un total de 300 hombres proximamente) marchó con estas fuerzas á la Ensenada del Buseo por donde segun antecedentes, se creia verificase el enemigo su desembarco. Yo supongo que el Virrey tomo las posiciones mas ventajosas p. oponerse vigorosamente como que era entonces dueño del Terreno: mas apesar de todo, el desembarco tuvo su efecto en dieziseis del mismo mes por el punto indicado, y baxo los fuegos de una fragata y algunos Bergantines.

Como á las doce del mismo dia corrio en la plaza la satisfatoria noticia de que el Exercito del mando del Virrey habia atacado con la mayor felicidad y hecho 600 prisioneros, pero desgraciadamente fué falsa, y muy cierto que el enemigo se hallaba con toda su tropa en las playas de la Ensenada.

a

En el momento mande decir al Virrey por el Teniente de Fragata Dn. Jose de Cordova, que si era de su aprobacion saldria con toda la guarnicion y aun con todo el pueblo á unirme con S. E. para atacar al enemigo antes que diese un paso adelante. Mi proposicion no fué aceptada, y se me contesto por el mismo Oficial, que cuidase de la Plaza y remitiese al campo la tropa del Regimiento de Infanteria, y la de Usares Urbanos que harian un total de 600 hombres. Sin perdida de un instante marcharon estos Cuerpos con dos cañones y sus correspondientes carros de municiones, siendo del calibre de á 8 los que llebaban los Usares al mando del Capitan Corsario Don Ipolito Mordell. Poco despues recibi un oficio del Virrey para que tambien saliera á unirsele el Batallon de Milicias de la Plaza y el Sargento Mayor de ella D. Franc. Xavier de Viana; y aunque imediatamente los remiti, hize presente á S. E. que no me quedaba un Soldado ni mas defensa que 400 paysanos armados, que fue el numero á que pudieron ascender los tercios de Andaluzes, Cantabros y Criollos. La tropa paso la noche en el campo y á la mañana siguiente mandó el Virrey que regresase á la Plaza sin haberla empleado en algun objeto segun me informaron sus xefes.

El dia 18 del referido mes recibi nueva orden del Virrey para que volviesen á su campo la tropa del expresado Regimiento de Infanteria y los Usares Urbanos con la idea de atacar una parte del exercito enemigo que se habia situado en uno de los medanos de arena de que estaban circundidos en la playa de su desembarco. A la mayor brevedad marcharon y llegaron con la misma á su destino; pero aquella operacion no tuvo efecto. Al amanecer del 19 se forma el exercito enemigo, marcha en tres columnas y se presenta al del mando del Virrey, que á los primeros tiros se puso en fuga sin que S. E. pudiese contenerlos, segun me aviso por uno de sus Ayudantes el Teniente de Dragones D." Manuel Marin.

Los Infantes y Usares no se comprendieron en esta vergonzosa fuga: ellos volvieron á la Plaza en el mejor orden

conduciendo su Artilleria y municiones. La del tren bolante tambien se libertó de caer en poder del enemigo á exepción de un solo cañon. Los Infantes y Usares desesperados de ver la conducta de los Cuerpos que cobardemente les habian abandonado, se me presentan llenos de valor pidiendo salir á envestir al enemigo, pues que ninguno de ellos habian disparado una sola vez su fusil. El Pueblo se irrita al oir la retirada vergonzosa del campo Bolante, y une sus clamores á la solicitud de la tropa de atacar al enemigo que impunemente habia tomado posesion del Gran caserio que existe fuera del tiro de Cañon de la plaza, y formado en él su campamento.

Sin embargo que debia Yó esperar mucho del entusiasmo y ardimiento de la tropa, y el pueblo, me detenian varias reflexiones para determinar una salida con un num.o de hombres tan inferior al que habia presentado el enemigo, y que si el exito no era favorable podia producir la perdida de la plaza en el mismo dia. Mientras yó meditaba un punto tan interesante crecian los descos de la tropa y vecindario de salir al ataque, manifestandolo de un modo algo energico.

El mismo Cabildo pasó á mi alojamiento con la misma solicitud. En el conflicto de estas circunstancias determiné hacer una Junta de Xefes militares en la que tambien inclui al Cabildo para tratar un asunto de tanta consideracion.

Todos fueron de parecer que se hiciese la salida, y se pidiese al Virrey (que habia parado en un lugar pequeño nombrado las Piedras quatro leguas á la izquierda de la Plaza) alguna gente de la que se le hubiese reunido. Sin demora mandé que en aquella tarde se formase en la plaza mayor toda la tropa y vecinos armados para pasarles revista, y verificado se encontró que solo habian podido juntarse dos mil y dos cientos hombres con cuyo numero era imposible realizar la salida pero como en este mismo momento llegasen 600 hombres de la Caballeria que remitia el Virrey de los que se le habian reunido y á virtud de la peticion que se le hizo, quedó al fin acordada la salida para el amnaecer del siguiente dia aumentando la fuerza con dos Compañias de Soldados de

Marina y Marineros que se formaron en aquella misma tarde al mando de los tenientes de Navio D. José Obregon y D. José Corvera.

En efecto á la hora acordada salieron como tres mil hombres al mando del Brigadier D. Bernardo Lecoq Subinspector y Comandante de Ingenieros, y de su mayor el de la plaza D. Franc. Xavier Viana, formados en tres columnas con dos piezas de Artilleria cada una, con un denuedo, con una confianza, por decirlo de una vez con un valor capaz de causar envidia y lisongear del mejor exito de la empresa. Yo creo que habria sido ciertamente muy feliz apesar de la superioridad de los enemigos, si una voz que se difundió inesperadamente de que estos habian cortado á los Miñones y á los Marineros que hacian de tropa ligera no hubiera precipitado á los nuestros á avanzar sin orden dejandose la Artilleria á retaguardia: demostrando este caso lo que se ha visto en todos tiempos, que el valor sin instruccion ni disciplina no es el que produce los mejores resultados en las acciones Militares. En tales circunstancias el Brigadier Lecoq en medio de las balas (una de ellas le habia llebado parte del sombrero que tenia en la cabeza) perdida la esperanza de restablecer el orden y atacar en regla, y temeroso de que su Exercito no fuese la victima de su entusiasmo y ciego ardimiento mandó retirada y la logró con todas las piezas de Artilleria menos una, sin que el enemigo diese un paso sobre los nuestros que entraron en la plaza con perdida de 356 hombres los mas estraviados, segun consta del respectivo estado.

Los oficiales que fueron muertos y heridos en esta ligera accion los comprenderé en la lista general de los que tuvieron igual suerte en la defensa de la Plaza: pero no debo omitir en este lugar lo que se distinguió el Capitan del Real Cuerpo de Ingenieros D. Antonio Fernandez Ayudante de su Comandante D." Bernardo Lecoq, quien me hizo los mayores elogios de la actividad y serenidad de este oficial al frente del enemigo en el citado ataque. Dia 20 devolvi al quartel general de las Piedras las Milicias de Caballeria que habian entrado

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