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mentados, les estaba encomendada la inspeccion de las casas públicas y de hospedage, la entrada y salida diaria de los forasteros, el cuidado de espiar la gente ociosa, vagabunda ó sospechosa de mal vivir.

No contento con esto el celoso monarca, creó un cuerpo de Milicia urbana de 450 plazas, agregado al de Inválidos, y sacado de los menestrales y artesanos honrados, admitiendo tambien en clase de voluntarios distinguidos á los hombres acomodados y de honrada vida que por amor al bien comun y á la quietud pública quisieran alistarse en esta milicia sin recibir prest ni vestuario. El objeto y ocupacion de los milicianos urbanos era patrullar de noche, mezclados con los inválidos, quedándoles el dia libre para dedicarse á sus industrias y oficios. Encargábase patrullar en las primeras horas de la noche á aquellos artesanos que no tenian vela, como barberos, albañiles y otros de esta especie, y desde las diez en invierno y las once en verano eran relevados por los de los gremios, como eran sastres, zapateros, carpinteros y otros que tenian velada. Un reglamento bien combinado les prescribia sus obligaciones, y la manera como habian de entenderse con el comandante militar y con la sala de alcaldes en todo lo relativo á la persecucion y aprehension de malhechores, asi como para el mantenimiento del órden en los espectáculos públicos "").

(4) Reglamento de 28 de ma- refrendado por don Ricardo Wall. yo de 1761, dado en Aranjuez, y

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De esta manera continuarémos viendo en los años siguientes á Cárlos III. dictando saludables medidas de gobierno, de órden, de cultura y de ornato público; pero nos limitamos en este capítulo á apuntar algunas de las mas principales que providenció en los dos primeros años de su reinado, suspendiendo aqui esta materia, para dar lugar á la relacion de acontecimientos exteriores de gravedad suma en que por este tiempo se hallaba ya empeñado.

CAPITULO II.

EL PACTO DE FAMILIA.

GUERRA CON LA GRAN BRETAÑA.

De 1760 à 1763.

Estado de la guerra general.-Situacion de cada potencia.-Congreso de Augsburg.-Cuestion de Francia é Inglaterra.-Cómo empezó á mezclarse en ella el monarca español.-Antecedentes y causas de la política de Cárlos III.-Los ministros Choiseul y Grimaldi.-El Pacto de familia.-Artículos y cláusulas del tratado.-Quejas y reclamaciones de Inglaterra.-Contestaciones entre Pitt, Bristol y Wall.-Retirada del embajador inglés. Declárase la guerra.-Intentan Francia y España comprometer en su causa á Portugal.—Respuesta del monarca lusitano.-Invaden tropas españolas aquel reino.-Manifiesto de Cárlos III. de España.-Con quistas de los españoles.-Toman á Almeida.-Deja el mando del ejército el marqués de Sarriá, y le toma el conde de Aranda. -Retírase á cuarteles de invierno.-Lucha entre Inglaterra y las' naciones borbónicas en América.-Ataque de los ingleses á la Habana.-Célebre sitio.-El almirante Pocock: el capitan general Prado: el comandante Velasco.-Medios de defensa.-Se apoderan los ingleses de la Cabaña.-El castillo del Morro.-Resistencia heróica de Velasco.-Estallido de una mina.-Asalto del fuerte.-Muerte gloriosa de Velasco.-Ondea el pendon británico en el Morro.-Ataque á la plaza.-Intimacion y capitulacion.-Los ingleses dueños de la Habana.-Apodéranse tambien de Manila.—Toman los españoles la colonia del Sacramento.-Tratos de paz.-Deseos

de Francia y España.-Disposicion del ministro inglés Butte.Preliminares.-Tratado de paz de París.-Condiciones á que зe sujetó cada una de las potencias.

La guerra ardía por tierra y por mar, en Europa y en América, de una á otra estremidad del globo, con gran quebranto de las potencias en ella empeñadas, que eran muchas, pero siendo ingleses y franceses los que mas desesperadamente se combatian en uno y otro hemisferio. Inglaterra, aunque agoviada con el peso de una deuda pública enorme, al fin habia alcanzado triunfos y ganado territorios y dominios, especialmente en la India y en el Canadá, de donde habia ido arrojando á los franceses; mientras que Francia habia ido perdiendo sus colonias, veia arruinada su marina, agotado su tesoro, y el pueblo aniquilado y sin fuerzas yá para soportar tantos descalabros y tantos sacrificios. Inglaterra y Prusia, aprovechando la posicion ventajosa en que la fortuna las habia colocado en 1759, brindaron con la paz á las potencias beligerantes: Francia y Austria la rechazaron, por lo mismo que las condiciones les habian de ser muy desventajosas en tanto que la suerte de las armas no mejorára su situacion, y volvieron á pelear encarnizadamente, sin que la muerte repentina de Jorge II. de Inglaterra (25 de octubre, 1760), y la elevacion al trono de su nieto Jorge III. dieran descanso á aquella gran lucha.

A principios de 1761, antes de abrirse la campaña, los gabinetes de Versalles y de Viena, que antes habian

rechazado la proposicion de la Gran Bretaña, juntamente con los de San Petersburgo, Stokolmo y Varsovia, convinieron en aceptar juntos y separados la negociacion de la paz. Las declaraciones, firmadas en París (25 de marzo, 1761), fueron enviadas á Lóndres. Inglaterra y Prusia dieron su contra-declaracion, y se acordó la reunion de un congreso de plenipotenciarios en Augsburgo. Convínose en él en que la cuestion de América se trataria separadamente entre Francia é Inglaterra, como querella esclusivamente suya: error grande de la Francia, consentir en separar su causa de la causa general, y error de que vinieron, como vamos á ver, grandes y largos males á España. Inglaterra, victoriosa en América, con un hombre del espíritu, de la elocuencia y de la fecundidad de Pitt á la cabeza del ministerio, y con un pueblo resuelto á no restituir una sola pulgada de sus conquistas, habia de querer dar la ley á Francia, arrojada del Nuevo Mundo, agotadas sus fuerzas interiores, y con un primer ministro tan disipado y altanero como Choiseul. Asi fué que despues de haber consentido en la cesion del Canadá, del Senegal y de la Gorea, tuvo el gabinete de Versalles que sufrir la humillacion de ver sus ofrecimientos rechazados desdeñosamente por la Gran Bretaña (mayo, 1761).

En tal situacion nada hubiera podido ser mas conveniente á la nacion española que mantenerse en la neutralidad en que discretamente habia sabido conservarla Fernando VI., extraña á las contiendas entre

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