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dos, su fé pura presentando la monarquía como el principio de libertad conciliado con el órden y con el progreso, deseando la formacion de un gobierno verdaderamente constitucional con la bandera de paz, reconciliacion y libertad. Magnífica teoría si hubiera sido practicada, si se hubiera tenido el propósito de realizarla despucs de las elecciones.

Este principio de tolerancia, base de una perfecta union, no podia existir, como no existia. Habia roto El Eco la conciliacion, y El Heraldo acusaba al ministro de la Gobernacion de falsear las bases del programa, de ejecutar actos tan ilegales como apasionados, algunos de los cuales calificaba de escandalosos, sin que dejara de censurar tambien muchos de los nombramientos que se hacian para Hacienda.

Pero lo que á la sazon interesaba era ganar las elecciones, y en la reunion celebrada el 25 de Agosto en el salon del Liceo por el partido parlamentario para organizar los trabajos electorales, se sometieron todos á las valientes y atrevidas ideas que emitieron con fervoroso entusiasmo Gonzalez Brabo y Sartorius; aunque no era gran valor desafiar desde el poder à los de él alejados, y que poco antes habian sido los amigos del primoro. Pero ya habia empezado éste á correr la pendiente que tanto le separó de los progresistas, entre los que interpuso un lago de sangre.

Nombróse una comision que redactó un manifiesto con muchas firmas, y todos se aprestaron á la lucha.

Á algunos pareció que sería más gráfico el nombre de partido nacional que parlamentario, porque se ponia así al parlamento sobre todos los poderes; pero todos convinieron en proclamar la Constitucion en toda su pureza y el trono en toda su fuerza.

No habia, sin embargo, la necesaria union entre los que habian triunfado. Los hombres de procedencia moderada empezaban á combatir al gobierno, aunque proclamaban el olvido de lo pasado; pero ya se pedia la inmediata y solemne declaracion de In mayoría de la reina, la reforma y organizacion completa de la administracion y, en una palabra, adquirir el poder.

Los progresistas que no se habian coaligado y los que de la coalicion se separaron, tuvieron tambien sus reuniones, y dieron su manifiesto proclamando la tolerancia, la Constitucion de 1837 fiel y extrictamente observada, el trono augusto de Isabel II constitucional y la independencia nacional.

VII

La lucha electoral daba tristísima idea de la posicion en que se habian colocado los partidos, y auguraba los resultados que dcbia producir. Los hombres más opuestos y antipáticos, los que era absolutamente imposible se aviniesen, tales y tan profundas cran sus diferencias, figuraban en unas mismas candidaturas, sustentando, al parecer, idénticos principios, y tomando sobre si iguales compromisos. Era candidez ó malicia; de todos modos, conocíase fácilmente que unos y otros se proponian obtener el triunfo, si lo conseguian, y conquistar para si la posicion que á todos no podia ciertamente contener à un mismo tiempo.

Pero en esto obedecian á la índole de las coaliciones, cuya mision es destruir, para lo cual es fácil ponerse de acuerdo, no para edificar en lugar de lo destruido, que para esto, cada una de las fracciones tiene diverso sistema, é instintivamente se propone realizarlo, dirigiendo á ello siempre, y á veces sin pensar, sus esfuerzos y su interés.

De la comision que se instaló en Madrid, se nombró indivíduo à Cortina, sin su conocimiento y hallándose ausente. El giro que habian tomado los negocios públicos y la actitud de los moderados, le hicieron temer por los principios que, como progresista, habia siempre sostenido, y la suerte de los que á este gran partido pertenecian, so le presentaba á cada paso más triste y desastrosa. Forzado á optar entre un rompimiento, que decididamente hubiera separado los campos, ó la contemporizacion por algun más tiempo, le decidió por esto último, animado del deseo de contribuir, si podia, en el terreno aún comun, á salvar los principios y áun las personas, que en tan grave riesgo veia; y no fué otro seguramente el proceder del hombre que nada ha querido de los gobiernos, que ha resistido tenazmente, y hasta un punto inconcebible á veces, las ofertas de todos. Asistió á las reuniones de la comision electoral, y suscribió la alocucion que se dió á los electores, porque en ella se decia que ala Constitucion de 1837 ha pasado por las pruebas más duras y ha resistido á los embates de los trastornos populares

y á los rudos golpes del poder caido: la Constitucion del 37 se ve de nuevo amenazada; la Constitucion del 37 que, segun la experiencia ha acreditado, afianza las libertades públicas sin poner embarazo á la accion expedita del gobierno, es por lo mismo la piedra angular en que ha de descansar nuestro edificio político, y constituirá el baluarte inexpugnable desde donde defenderemos resueltamente á la patria de toda clase de cnemigos.»

Los Sres. Castro y Orozco, Pidal, Sartorius y otros que dostruyeron esa misma Constitucion al poco tiempo, firmaban esta profesion de fé política, por ninguno de sus correligionarios contradicha ni impugnada entonces, sino alabada. Si á la sazon creian lo que dijeron, si la Constitucion del 37 afianzaba las libertades pú– blicas, sin poner embarazo á la accion expedita del gobierno; si era la piedra angular de su edificio político; si era el baluarte inexpugnable desde donde se proponian defender la patria contra toda clase de enemigos, ¿por qué la reformaron? Si pensaban que era preciso variarla, ¿por qué suscribieron lo que no sentian, y á desmentir en la primera ocasion que se presentara estaban resucitos? Imposible es seguramente, á no declararse ignorantes, que contostaran á la grave acusacion que podria con estos datos formularso; y para que su vergonzosa contradiccion, hija, si no de la más insigne deslealtad, de la más crasa ignorancia, apareciera de bulto, que la experiencia habia acreditado, proclamaron en 1844, no estaba en armonía la Constitucion del 37 con el verdadero carácter del régimen representativo, ni tenia la necesaria estabilidad.»

Semejante conducta subleva á todo sentimiento de honradez, y puede absolverse en el terreno de la historia á los que pudieron ser víctimas de un engaño, que jamas debieron temer, por lo inesperado de la hidalguía castellana, sacrificada á lo que intereses mezquinos exigieron del modo más lastimoso. No más reacciones; no más medios de fuerza, ni por parte del poder, ni por la de los partidos, se decia en la misma alocucion; y algo era todo esto si con lealtad se hubiese cumplido: era al mónos cuanto en aquellas circunstancias podia desearse, y bien merecia que para obtenerlo se hiciera cualquier sacrificio, y lo hizo Cortina, poniendo su firma al lado de las de personas de quienes siempre desconfió. La confianza que en ellas tuvo fué su falta, que bien pagó despues, áun cuando, aumentándose cada dia sus recelos, dirigió sus esfuerzos á no contraer compromisos de ningun género que le impidicsen

combatir los planes de reaccion y exterminio de los progresistas, que estaba seguro habian de desenvolverse. Negóse á las combinaciones ministeriales que se lo propusieron, en las que se le ofrecia la mejor parte; rehusó, bajo el frívolo pretexto do ser inspector general de la milicia nacional del reino, la candidatura para diputado por Madrid, que la comision electoral, sin su conocimiento propuso, porque no queria deber á los votos de los moderados su posicion en el parlamento: negóse á una conferoncia con Martinez de la Rosa, á que se quiso con empeño concurriese, aun cuando dicho señor acababa de decir en una carta, á la que dió publicidad el Conde de las Navas: «La amnistía concedida por el ministerio Lopez, decia, es el acto más grande y que más honra al partido del progreso, elevándolo á una altura de que no hay ejemplo en las historias; y yo, que ni debo ni quiero figurar más, si D. Joaquin Maria Lopez me necesitara do escribiente suyo, iria á trabajar á su lado como tal. No se decidió tampoco Cortina á aceptar el cargo de diputado por Sevilla, sin asegurarse antes de que, áun sin los sufragios de los colegios en que la candidatura de la coalicion fué votada, habria resultado elegido; y si aceptó una honrosa comision para felicitar al pueblo de Sevilla por su resistencia, haciendo completa abstraccion de la cuestion política, le habló de los peligros y glorias, y condenó el bombardear un pueblo abierto: queria, pues, Cortina conservarse en libertad para resistir la reaccion que preveia, y en cuya posicion sc encontraban los más de los progresistas; aunque habia otros que, más accesibles á la seduccion, ó confiados en demasía, estrechaban su alianza con los moderados y contraian compromisos, que llevaron despues á los más hasta apoyar todas las injusticias, arbitrariedades y excesos que tuvieron despues lugar, impidiendo así aquellos inconsecuentes progresistas, que la oposicion de los otros fuese tan enérgica, poderosa y eficaz como se necesitaba para que diese algun resultado.

Dueños en gran parte del ejército los moderados, en posesion de muchos cargos públicos de los más importantes, casi dominando en palacio, iban reuniendo los elementos necesarios para arrojar la máscara y realizar su pensamiento; y ya porque no se creyeran bastante fuertes para ello, ó por la irresolucion y falta de energía que ha mostrado en ocasiones este partido, aunque le ha sobrado en otras, procuraba á toda costa que los progresistas con

sumasen la obra, y emplear como instrumento á los que se prestasen á auxiliar sus intentos reaccionarios, que cuidaban, para mejor lograrlo, encubrir y disimular, y á veces su órgano genuino, El Heraldo, se ostentaba más progresista que los mismos progrosistas.

OFRÉCESE LA JUNTA CENTRAL.—SU PRIMERA PROCLAMACION

VIII

En este pais de pronunciamientos, ya que no digamos de guerra civil constante, no podian faltar en tan propicia ocasion, y en Cataluña se proclamó una Junta central, lo cual era una novedad contraria á las tendencias tradicionales de aquel país, poco afecto al poder unitario; pero tuvo gran instinto revolucionario, aunque faltó audacia. Era justo el manifiesto que dirigió el 29 de Julio al gobierno, recordándole su origen y exigiéndole el cumplimiento de sus compromisos "". Hizo otro tanto la Diputacion provincial el

(4) De estos compromisos no tenian noticia la mayoría del ministerio, segun dijo Lopez, y sí sólo Serrano, firmante de los siguientes documentos:

Excmo. señor: Conocida por esta Junta la necesidad imprescindible de un gobierno central para uniformar la accion de todas las provincias, ha venido en decretar lo siguiente:

Artículo 1. Queda constituido el ministerio Lopez, & interin se reunan los demas iniembros del gabinete, el general D. Francisco Serrano queda encargado de todas las secretarías.

Art. 2. Se considera como gobierno provisional este ministerio, interin se adhieren á su constitucion definitiva todas las juntas provinciales de la Península, representadas por medio de dos comisionados reunidos en Junta central.—Dios guarde á V. E. muchos años.-Barcelona 28 de Junio de 1843.-El presidente, Antonio Benavent.-El vocal secretario, Fernando Martinez.-Excmo. Sr. D. Francisco Serrano.

Gobierno provisional de la nacion.—Despacho de la Guerra. - Excmo. señor: Enterado del decreto de V. E., fecha 28 del corriente, debo manifestarle que acepto el difícil cargo que se me confiere, mientras duren las circunstancias actuales, y que estoy dispuesto á obrar con el vigor que reclama el peligro en que se hallan así la reina como las instituciones.-Dios guarde á V. E. muchos años.---Barcelona 30 de Junio de 1843.-Francisco Serrano.-Excma. Junta Suprema de la provincia de Barcelona.

Gobierno provisional de la nacion.-Despacho de la Gobernacion de la Península.-Circular.-La Excma. Junta Suprema de la provincia de Barcelona, convenci

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