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rana. En su vista, abandonó el general la plaza y el parque de artillería, dentro de ella, por carecer de medios para retirarlo sin hostilizará los pronunciados. La salida de algunos batallones ofreció sus dificultados, por hallarse en edificios opuestos al que ocupaba S. E.; pero ayudaron las demas fuerzas, y no hubo más defeccion que la de los gastadores del provincial de IIuesca y algunos oficiales. Acantonóse el cuartel general con cuatro compañias del segundo de Gerona en Cuarte, y todas las demas fuerzas de la guarnicion y las que iban llegando, en Cadrete, Maria, cuartel de Caballería y Aljafería, á cuyo castillo se replegaron todas las tropas en la mañana del 19, y pasó despues el batallon de Extremadura á María; el de Gerona, con 40 caballos, á Cadrete; el de Huesca, con 60 de aquellos, á Alagon; el cuartel general á la Muela, y las tropas restantes á la inmediacion del castillo.

No habiéndose atrevido, ó no considerando prudente la autoridad militar combatir la insurreccion, bloqueó la plaza por la derecha del Ebro, en cuanto lo permitian las fuerzas de que disponia, abasteciendo á la vez de víveres la Aljafería, sin que los bloqueados opusieran el menor obstáculo.

Notándose síntomas de secundar el alzamiento en Calatayud, fué á esta ciudad el provincial de Lérida; y los regimientos de caballería de Sagunto y Villaviciosa, recien llegados de otros distritos, continuaron su marcha para Cataluña, dirigiéndose á pasar el Ebro por las barcas de Pina, con órden de redoblar su paso, que por extraordinario se recibió del gobierno, apurado con el aspecto que presentaban los sucesos en Cataluña y Aragon.

Reemplazado Lopez de Baños por el segundo cabo D. V. Canedo, trasladó éste su cuartel general el mismo dia 22 al puente de la Muela, y al siguiente á la Paridora de D. Juan Romeo, moviéndose tambien algunas tropas.

LA JUNTA Y SU PROGRAMA

XI

Resueltos los pronunciados á resistir, emprendieron con fervor los trabajos de defensa, montaron artillería y repararon baterias, lisonjeándoles que los bloqueadores, en vez de estrechar el

cerco, le iban ensanchando, por más que otra cosa se dijera, pues hasta el mismo cuartel general, en su traslacion del puente de la Muela á la Paridera de D. Juan Romeo, entro la carretera de Madrid y la ermita de Santa Bárbara, pero mucho más atras, no hacia más que alejarse de Zaragoza.

Poco afectos los aragoneses á disimular sus sentimientos, aunque se enarboló la bandera de Junta central, su aficion era á Espartero, y a él se victorcaba. Prosentado esto como un signo de desunion de los pronunciados, dijose por sus contrarios al gobierno que la bandera levantada en Zaragoza podia prestarle ancho campo para reconciliarse con los unos y dejar solos en la lid á los esparteristas: algo se trabajó para esto, pero inútilmente.

La Junta provisional que se nombró la componian los señores Franquet, Polo y Monge, Muñoz, Ugarte, Mateu, Marraco (don Domingo) y Decref, y aunque amigos todos de Espartero y deseando que volviera á ocupar la regencia hasta la mayor edad de la reina, no estaba lojos un acuerdo con Barcelona para procurar todos el establecimiento de la Junta central, que era la aspiracion general del partido progresista, y á ello ayudaban fervorosamente los incipientes republicanos, aunque no confiaban en el establecimiento de la república, mientras los progresistas estuvieran tan encariñados con la reina.

La Junta tonia que dirigirse á los zaragozanos y al país, y lo hizo diciendo que sin Córtes que representen legalmente al país, sin poder real de hecho, porque so halla en dominios no españoles, y sin poder ejecutivo de derecho, porque ninguno de los actos de los que se titulan ministros provisionales lleva ni puede llevar el sello de la legalidad, no tanto por no observar ni ejercer su poder con arreglo á las loyes fundamentales, como por el vicioso orí gen de su creacion y la ninguna investidura legal que les autorizara, la nacion se halla en un caso anómalo, en situacion no prevista por sus logisladores, y como á la fuente de todos los poderes débese acudir en tal situacion à la soberanía popular. Por esta causa hemos lanzado el grito de Junta central, que compuesta de dos representantes de cada provincia, elegidos por medio de las municipalidades que representan en mayor fuerza á los pueblos y son los depositarios y vigilantes de sus garantías sociales, venga á erigirse en representacion transitoria, que nombrando un ministerio-regencia nos coloque del modo legal más solemne, dentro del

circulo constitucional, cuyos rastros ya se desconocen. Entonces el país puede ya ser convocado legalmente, y por medio de sus diputados y senadores crear los poderes del Estado como tiene establecido en su Constitucion de 1837; entonces, si quiere, podrá calificar hasta qué punto el primer magistrado de la nacion correspondió á la confianza que en él depositara; entonces, convertidas las Córtes en gran jurado nacional, juzgarán á sus ministros responsables y castigarán á los que sin derecho ni titulo alguno han usurpado sus poderes, han roto todos los vinculos sociales, destrozando sus leyes, corrompiendo la moral pública y poniendo un sello de infamia y de desprecio sobre esta nacion, que se afanará en borrarle, mostrándose tan fuerte y magnánima como á ello la hacen acreedores sus mejores, más honrados y siempre escarnccidos ciudadanos......

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Concluia: Viva la Constitucion íntegramente observada; viva la independencia y soberania de la nacion; viva la Reina constitucional; viva la Junta central.»

Dióse el mando militar de la ciudad, dividida en cuatro distritos, al teniente coronel Decref; se organizaron fuerzas, se hicieron alistamientos, y se procuró que todo Aragon secundase el movimiento de la capital.

ALOCUCIONES DE LAS AUTORIDADES

XII

Los bloqueadores en tanto ocuparon por la izquierda el pueblo de las Casetus, y por la derecha la venta ó parador de Buena-Vista, que formaba el extremo de la linea por aquella parte, y un batallon de Extremadura ocupó varias casas de campo sobre la carretera de Valencia. El provincial de Tarragona se acantonó en Alagon. Establecióse la linea de postas y correos por Torrero, el Burgo, Fuentes y Pina, con objeto de mantener las comunicaciones con Cataluña; se allegaron fuerzas; se cortaron las aguas que desde el canal riegan las huertas de la derecha del Ebro; dióse al brigadier Campuzano el mando de las tropas que operasen á la izquierda del Ebro, donde ya se habian pronunciado Justival, Ayerbe y otros pueblos; cruzaron el rio por las barcas de Otebo y Alagon; ocupa

ron los caseríos de Molinos, y Cañedo publicó un bando para que todo militar o dopendiente del ramo de guerra que no evacuase la plaza en el término de cuarenta y ocho horas, quedaba privado de sus empleos, honores y condecoraciones, absolviéndose de todo cargo á los que se presentasen; y en el mismo dia, 27 de Setiembre, dijo á los zaragozanos que les contemplaba con dolor, les compadecia y anhelaba el término de sus males, porque estaba muy lejos de conceder el nombre que llevaban á los sediciosos que especulaban con su reposo y bienestar; estimulaba á los labradores á salir de su inercia y sufrimiento; que reconocia en ellos la clase más útil y virtuosa de la sociedad; que simpatizaba con ellos; que no retardaran el momento de ponerse bajo su proteccion, y que el ejército, al ocupar la plaza, tendria para con ellos particular deferencia, estrechándolos como hermanos, porque labradores eran tambien los soldados que mandaba; que hicieran saber lo mismo á los sediciosos que dominaban aquel recinto, que no habia alternativa, que era llegado el momento de poner término á los males causados, y que si así no lo hicieren, si retardasen la sumision al gobierno, caeria sobre ellos su execracion, como únicos autores do tantas calamidades, permaneciendo en tanto el ejército impávido en su puesto, y resuelto á sostener el decoro nacional y el honor de las armas, llenaria dignamente su mision.

En el mismo dia, el jefe político Sr. Puidulles, dijo desde la Almunia, á donde se habia retirado, á los zaragozanos, que terminara aquella situacion, recordándoles que muchas veces ofrecieron sostener á sus autoridades y mantener el órden y tranquilidad. ¡Cuántas no exigísteis para ello medidas que se llevaron á cabo! ¿Dónde está esa milicia nacional que prometia, por medio del ayuntamiento, hacer respetar las providencias emanadas del gobierno? ¿Para qué son tantas las promesas si no teneis valor para sacudir un yugo que os impone un puñado de hombres extraviados?

BLOQUEO - PARTIDAS

XIII

Dos compañías del provincial de Zaragoza, destacadas en Egea de los Caballeros, dicron oidos á tres oficiales del mismo

cuerpo, pronunciados, y secundaron el movimiento el 28; hallándose animadas del mismo espíritu otras compañías de la misma fuerza que guarnecian á Jaca y Huesca, conteniéndoles algun tanto las autoridades.

Estos sucesos y otros síntomas inquietaban á Cañedo, que apresuró el estrechamiento del bloqueo, haciendo que la division de la izquierda ocupara las avenidas del arrabal y el puente del rio Gallego, quedando así bloqueada la plaza en toda su circunferencia.

Apuro grande era esto para Zaragoza, y una comision de su ayuntamiento salió á conferenciar con el general para poner término á aquella situacion; pero no era posible la avenencia: no era cuestion de sumision, era do transaccion, y las diferencias no eran pequeñas, ni insignificantes. Áun el levantamiento del bloqueo, aunque fuera en parte, no podia ser indiferente al general: no podia batir entonces á los sublevados, y los bloqueaba. Es verdad que pagaba el vecindario pacífico, y por ello abogaban los pronunciados; pero no podian ménos de sufrir las tristes consecucncias de lo que es ó se llama inexorable ley de guerra.

Interesóse tambien el ayuntamiento por la clase agricola, manifestando al general no la exasperase, y en esto pudo la autoridad militar haber hecho más que dirigirles la anterior alocucion, pues no se presentaban grandes inconvenientes para el trabajo de los campos, áun con la debida vigilancia.

Aún insistió el ayuntamiento al dia siguiente, y pidió y obtuvo otra conferencia, que se celebró sin resultado en la Casa Blanca, á donde se trasladó el general en jefe con todo su cuartel general. Se unc á éste el brigadier D. José de la Concha con fuerzas de infantería y caballería, procedentes de Madrid, que se establecen en Torrero y Cadrete, por cuyo primer punto fueron ocupando varios caserios al alcance del fuego del fuerte de San José, y por la parte de la izquierda, hasta la torre llamada de los Mosquitos, perfeccionándose asi más el bloqueo.

No impedia este, sin embargo, la salida de nuevas partidas á alentar pronunciamientos, que no lo consiguieron en Alagon: la que mandaba Diaz sorprendió é hizo prisioneros en el Frasno á 14 soldados de Borbon que iban algo enfermos á reunirse al cuerpo; la de Longares obtenia on Belchite y otros pueblos buenos resultados, enviándose en su contra al capitan Teijeiro con algunos caballos; y dirigiéndose á Fuentes para procurar movilizar una

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