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costumbre, leyendo S. M. el discurso de apertura, en el

que como

y se

en todos, se omite lo que interesa, se ensalza lo que conviene promete lo que no se cumple "", aunque no se mostró pródigo en promesas.

Elegido presidente D. José Castro y Orozco, despues de una reñida y segunda votacion, en las que le fué muy á los alcances D. Joaquin Francisco Pacheco, jefe de la oposicion, se repitió la pelea, que degeneró en desúrden, en la eleccion de los vicepresidentes y secretarios, en la que no puso grande empeño el gobierno, si bien triunfo en la mayor parte de estos cargos, aunque por pocos votos. La oposicion se presentó compacta y numerosa.

Pero eran ya los últimos dias del año, y sólo se reunió el Congreso para presentar la contestacion al discurso régio.

Gran triunfo habia obtenido el ministerio presentándose compacto ante una segunda legislatura, aun cuando no dejó de experimentar vicisitudes y crisis que fueron conjuradas. Narvaez, que era un verdadero carácter, tenia babilidad y conocia la córte; supo imponerse y ser agradable á la vez, y hasta las oposiciones que se declaraban, no le eran hostiles: se le consideraba por moderados y conservadores como una necesidad en el gobierno. Pasó por períodos de prueba, como los que hizo sufrir el Sr. Castillo y Ayen sa con las negociaciones con Roma, el viaje de S. M. á las Provincias Vascongadas, la cuestion del matrimonio de la reina, que tuvo fases extrañas y momentos críticos, la oposicion al siste ma tributario, no muy fundada en algunos puntos, la disidencia de no pocos moderados, algun viaje del infante D. Francisco, el destierro de su confesor el P. Fulgencio, sacerdote de las escuelas pías, y encargado de la educacion de los hijos del infante por mandato y recomendacion de su madre Doña Luisa Carlota, las cuestiones de etiqueta ocurridas en Cádiz entre el Sr. Armero, ministro de Marina y el infante D. Enrique, y algunas otras en el misino seno del gabinete. Haciendo frente à unas, sorteando otras, y transigiendo á veces más de lo debido, iba venciendo muchas dificultades.

(1) Véase documento núm. 24.

FILIPINAS-BASILAN

XI

El triunfo que por las armas obtuvo la Inglaterra sobre la China y abrió á la Europa el mercado del celeste imperio, fué de importancia para nuestras islas Filipinas por su vecindad á aquel vasto territorio, y por lo mismo, y por servir de punto de escala, codiciadas de otras naciones.

Estacionada el año anterior la escuadra francesa al mando del almirante Cecille, en los mares de la China, envió desde Manila algunos de sus buques á explorar varios puntos de la costa, y cspecialmente la isla de Basilan. Advirtieron las autoridades españolas el peligro que presentaban las tribus salvages, desdeñaron el aviso, fué asesinado por los malayos el teniente de fragata Mr. Mesnard, vengaron su muerte talando el país que pudieron, entraron luego en negociaciones con el sultan de Solú, que se prestó á vender á los franceses la isla quo pertenecia á España y que en ella teniamos autoridades; de todo prescindió el almirante francés, á pesar de los antecedentes que sobre la posesion de esta y otras islas no le eran desconocidos, y gracias á la enérgica conducta del jefe militar de la colonia, se pudo salvar el primer golpe y contener injustas pretensiones.

El mismo embajador francés en China, Mr. de Legrencé, quiso apoderarse de Basilan; lo supo el capitan general, envió unos cincuenta soldados para guarnecer un antiguo fortin edificado por los españoles, lo avisó al representante francés y que para apoderarse de la isla habia de rendir á la guarnicion y hollar el pabellon español, detúvose y pidió instrucciones à su gobierno, que cruzó notas con el español, é incontestable su derecho, renunció el francés á toda agresion.

En aquel inmenso Archipiélago del que no domina España su mayor parte, se fueron haciendo adquisiciones y debióse al distinguido marino D. Agustin Bocalan, que en sus conferencias de Mindanao, el sultan y los principales Datos, cediesen á España dos islas importantes con todas sus pertenencias y la autorizacion para levantar un fuerte en las bocas de Rio-Grande ó en Colobato

mismo. Tenia esto verdadera importancia, y así se diera en la Peninsula la que merece aquel Archipiélago, poco conocido en general y menos apreciado, como más adelante demostraremos.

CUBA DON NÅRciso lopez

XII

En la isla de Cuba logró O'Donnell en el primer año de su mando dominar la cuestion negrera, y aun tomó una parte activa en las económicas y mercantiles, entre las que se fué haciendo grave la de las harinas, cuyos derechos de importacion pretendian los habaneros so robajaran, en lo cual perdian evidentemente los comerciantes castellanos, por la temida competencia de las harinas de los Estados-Unidos y francesas; se pudo ir atenuando el efecto de algunos escritos atrevidos y aún poco prudentes, y pasó aquella tormenta.

Con mayor furor amagaban los eternos enemigos de la Metropoli, que hallaron medio de interesar al general D. Narciso Lopez, que supo distinguirse en la guerra de los siete años contra los carlistas, por su valor, más que por su inteligencia, que bien escasa la mostró en algunas ocasiones, y en hechos de armas como el de Bujalaro, en el que quedó con toda su division prisionero del expedicionario Gomez.

Las privaciones que le imponia su mala estrella y no mejor conducta, se las ovitaron los que quisieron interesarle en su causa, y faltando á la pátria que le cobijó y le atendió generosa, conspiró en su contra y á favor de la emancipacion de Cuba; faltóle la debida prudencin, se ordenó su prision, huyó al saberlo del distrito de la Trinidad, y favorecido por sus amigos, se trasladó al Sur de los Estados-Unidos, donde conspiró sin reserva.

Conjurado, por el pronto este peligro, no le faltaban otros al general O'Donnell y aún los presentía mayores, diciendo en un informe que envió al gobierno: «la isla de Cuba concluye para nosotros y desaparece en un todo su importancia el dia que cese el trabajo de los negros en ella.»

Tratándose de tan grave asunto, pidió Isturiz la lectura de este documento, y se opusieron á ella Martinez de la Rosa y el Congreso.

FUNESTA POLÍTICA DEL MINISTERIO SE LE SEPARAN Y LE COMBATEN SUB

AMIGOS

XIII

No habian mejorado mucho la situacion politica de España los triunfos que el gobierno habia obtenido sobre sus contrarios, ya se levantaran en armas como los progresistas, ó se apoderaran como los absolutistas de elevadas influencias. La impaciencia de ambos adversarios les perdió: para el absolutismo no era aún tiempo de aliarse con los carlistas; y los progresistas habian quedado muy quebrantados, y por desconocer sus fuerzas recibieron un desengaño sangriento.

Nunca, como entonces, pudo el ministerio, habiendo sabido hacerse superior á la pasion política, sobreponerse á todos los partidos, asegurar la estabilidad de la dinastía y regenerar el país: no se elevaban tanto sus miras, aunque las tenia de engrandecimiento, y creia engañosamente que contribuia al de la nacion procurando el de particulares que improvisaron colosales fortunas, haciendo más notable el desnivel social y produciendo efectos desastrosos. Establecióse una especie de culto al oro, tal afan de poseer, de atesorar caudales, de reunir sucldos, que hasta el mismo Martinez de la Rosa, dechado de honradez, ademas del sueldo de ministro de Estado, se le continuó pagando por real órden de 28 de Diciembre de 1844, firmada por el Sr. Mon, su cesantía, segun se practicaba cuando era embajador en Paris» "").

Esto lastimaba, como no podia ménos, al gobierno; no recomendaba su politica, que tenia lamentables descensos y fluctuaba entre sus propias convicciones, que reconocemos eran liberales, y elevadas tendencias, ó más bien-¿por qué ocultarlo cuando

(1)

Llevóse esta cuestion al Congreso, demostrándose que con aquella órden so faltaba á la ley de presupuestos, y era contraria al juramento y á la palabra de honor que daban los empleados de no recibir dos sueldos, y el ministro de Hacienda manifestó, que habiendo de percibir el Sr. Martinez de la Rosa, en los tres años que estuvo emigrado, por no reconocer el poder bastardo de Espartero, su cesantía, mandó se le abonasen sus atrasos. ¡Las monjas exclaustradas, cesantes y pensionistas de Monte-pio, perecian de hambre!

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las omisiones son la hipocresía de la Ilistoria?-con camarillas compuestas de Orbe y otros prelados. Mucho se trabajaba en el ánimo de conspicuas personas, llegando á decirse que, besar humildemente la cruz, llevar rosario, adorar reliquias, y oir devotamente una y dos misas cada dia, y hacer novenas, y consultar al Sr. Orbe y otros prelados del antiguo régimen..... y visitar monjas, y empeñarse en la reconciliacion del gobierno español con la Santa Sede, y llorar con amargura los males que á la Iglesia y sus ministros se han irrogado desde la muerte de Fernando, y querer formalmente repararlos, todo esto, añadian, se halla en discordancia con el espíritu de la época, es alarmante para los intereses creados, supone conformidad con los principios que profesa el partido monárquico, y..... pudiera preparar alguna reconciliacion que, ensanchando el círculo de los partícipes, privase á la bandería liberal de la exclusiva posesion del gobierno..

Y los que de esto trataban, se veian, sin embargo, lisonjeados por el gabinete, y por halagar á los que de tal manera le combatian, cometia la inexplicable, la absurda inconsecuencia de repudiar, como era justo. la senaduría hereditaria, porque llevaba en pos la amortizacion de los vínculos, y optaba por la amortizacion eclesiástica, mucho más funesta, al dar al clero los bienes.

Al encontrarnos con actos de esta naturaleza, se confunde nuestro espíritu, vacila nuestro juicio, y no acertamos á formarle ni de la politica, ni de las tendencias do tales ministros. Pero consignemos hechos, que ellos forman el arlequin más perfecto de la política que han seguido tantos ministerios que carecian de buenos gobernantes.

Aquel ministerio, que por grande que fuera su poder, necesitaba hacer una política de atraccion de todos los elementos liberales para combatir á los absolutistas que se guarecian detras del trono y estaba de su parte Gregorio XVI, tuvo el desacierto, ó la desgracia, de que hasta se le segregaran los más liberales de los moderados, los hombres más eminentes, que tuvieron por órgano el Tiempo, entre los que se contaban Pacheco, Rios Rosas, Posada Herrera, Llorente, Pastor Diaz y otros no menos distinguidos campeones de la idea liberal en el seno del moderantismo, que así la sostenian con la palabra, como con la espada y la pistola, en duelos que debieron evitarse; evitarse debió tambien la division del partido preponderante que, mermando sus fuerzas llevaba el poder

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