Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Tarragona y Lérida; insignificantes partidas de diez á doce hombres se ocultaban en la de Barcelona; existian algunas más en la de Gerona, huyendo siempre; la paz parecia restablecida, y la insurreccion, sin embargo, no estaba extinguida.

1848

PROPÓSITOS LIBERALES DE NARVAEZ—NUEVA CONSPIRACION PROGRESISTA

LXXXVII

Los propósitos conciliadores y liberales de Narvaez se veian fuertemente contrariados por los que no creian salvadora otra política que la de resistencia, y no querian transaccion alguna con los progresistas; de aquí la especie de lucha que se entabló entre el presidente del Consejo y el Sr. Pidal, que con su buen talento, no podia ménos de guiar, no sólo á los que como él pensaban, sino á los disgustados por diferentes causas, áun cuando algunas fueran personales, de aquella situacion. Narvaez, sin embargo, seguia firme en su propósito; quiso demostrar que ni enemistad tenia con Espartero, y aunque le hubiera halagado que admitiese la embajada de España en Inglaterra, no puso el menor obstáculo á su regreso á España, y le distinguió en Madrid "". Queria que no le quisiesen tan mal los progresistas, y procuraba con sus actos demostrar que no era el hombre de 1845 y 46; pero el mayor obstáculo le ponian sus mismos correligionarios que empezaron ya á dar que hacer al gobierno, hasta el punto de tener éste que suspender por diez dias las sesiones del Congreso, procurando en el interin arreglar diferencias que iban tomando algun carácter de gravedad.

Amigo Narvaez de las situaciones claras y despejadas, se propuso saber hasta qué punto contaba con la mayoría, y con motivo de la autorizacion para seguir cobrando las rentas y contribuciones hasta fin de Junio, hizo politica la discusion, áun á despecho de la mayoría, que aún no queria entrar en este terreno por

(1) A los dos días de la llegada del duque de la Victoria, murió su secretario el general Linage, acusado por los que no le conocian, ni al duque. Fué modelo de honradez y probidad, Narvaez mandó dar á la viuda cuatro pagas de las que debian á su esposo.

temor á un fraccionamiento; nadie quedó satisfecho del resultado, aunque triunfó el gobierno.

La division era evidente, y se iba haciendo profunda; los que combatian á Narvacz, pensaban ya en clegirle sucesor, y en correspondencia y tratos anduvieron Pidal y otros con D. Leopoldo O'Donnell, que no se hallaba á la sazon muy dispuesto á ejercer el poder.

Nadie pudo entonces haber sacado mejor partido que los progresistas, continuando la organizacion, cuyas bases para la electoral se publicaron en 1848 ""). Así lo deseaban algunos, considerando sinceras las palabras de Narvaez; otros desconfiaban hasta de sus protestas, y no faltaban quienes lo esperaban todo de la revolucion, esperanzados con la situacion de Europa, y especialmente de Italia, pues ya se habia visto el rey de Nápoles obligado á otorgar una Constitucion liberal á su pueblo; y no era un misterio que en Francia se conspiraba con grandes probabilidades de éxito, no sólo en contra del ministerio Guizot, sino hasta para derribar á Luis Felipe. Empezó, pues, el partido progresista à recontar su gente, y sobrevino entonces la revolucion francesa de 24 de Febrero.

Con este grande acontecimiento varió por completo la manera de ser los partidos y sus aspiraciones.

La minoria progresista del Congreso se asustó, temió el contagio republicano, y desde luego se propuso contrariar todo movimiento de accion, conviniendo en este pensamiento los señores Cortina, Madoz, Infante, Sancho, Mendizábal, Roda y el mayor número, tomando opuesto camino Orense, Jaen, Lopez Grado, Puig, Rivero, Sagasti y Ordax Avecilla, que sin declararse republicanos, querian la revolucion á todo trance; la gente de más accion era acaudillada por el impetuoso coronel Gándara, que formó su centro separado, y mandó á París una comision de tres personas para que, por medio de D. Bernardo Iglesias, todavía emigrado, se pusiera en relacion con Mr. Armand Marrast, quien los recibió muy bien, y si no les proporcionó lo que necesitaban, fué porque aquel poder se encontraba ya frente á frente con la demagogia, que ha sido y será siempre, la eterna causa de la pérdida de la libertad.

(4) Las firmaban I). Alvaro Gomez Becerra como presidente, y los Sres. D. Francisco de P. Villalobos y 1). Ruperto Navarro Zamorano, como secretarios.

El centro de verdadera accion se compuso desde entonces de D. Joaquin de la Gándara, D. Joaquin Clavijo, D. Ramon Lopez Vazquez (fusilados despues estos dos por Córdova en Barcelona), D. Manuel Buceta, D. Ricardo Muñiz, D. Francisco Serrano Bedoya, D. Victoriano Ametller, y otros; todos ó casi todos militares que empezaron por predisponer á la guarnicion de Madrid, en la que encontraron muchos y buenos elementos, y por organizarse ellos en seis grupos de ciento ó más oficiales, que de reemplazo ó fuera del servicio, y procedentes de las emigraciones, se encontraban en la corte llenos de entusiasmo y ardor por la causa de la libertad.

El Sr. Gándara, de su bolsillo particular, y contando con la infatigable actividad del Sr. Muñiz, se propuso armar y municionar, para tres dias de fuego, á esta fuerza que podia llamarse sagrada y que trabajaba con la mayor reserva.

El Sr. Muñiz, lleno de entusiasmo y de fervor patriótico, montó cuatro talleres de cartuchos, calibre de 14 adarmes, á fin de que sirvieran lo mismo para fusil que para escopeta, teniendo que hacerse la compra de pólvora al por menor, y por medio de mujeres que en nada se interesaron, siendo todas pobres, y teniendo á sus deudos ocupados en una faena, que descubierta, les hubiera costado la vida.

Uno de estos talleres fué descubierto por el segundo jefe de policía, Redondo y Alvarez, en la calle de la Gorguera, en una bohardilla; pero se portó con torpeza el policia, que registró toda la casa sin ocurrirsele que habia bohardilla trastera "").

Las armas se iban encontrando con bastante dificultad; se reunian, sin embargo, y dos armeros de confianza que Muñiz buscó, las compraban y recomponian, y en pocos dias máis habrian estado armados los seiscientos oficiales que próximamente estaban organizados.

(1) Ocurrió el chistoso caso de prender al zapatero del portal, que toda la mañana habia estado haciendo cartuchos, y lamerle las nianos, diciendo despues: "estas manos, saben á cerote de zapatero, no á pólvora;", y con efecto, el zapatero no se habia Lavado.

Ocurrió tambien un domingo que, yendo un mozo de cuerda con un baul cargado de cartuchos, que se llevaban de un punto á otro, lo detuvo un agente de proteccion y seguridad pública por ser dia de fiesta, y el gallego, que sabia lo que llevaba, fué tan listo que le contestó "es del señor ayudante de un general que va á marchar ahora mismo en la diligencia, y se lo dejó pasar.

Cuando este centro especial se ocupaba con tanta diligencia de lo que se habia propuesto, se presentó á Muñiz D. Francisco Labrador, y le dijo que D. José Maria Orense queria tener una conferencia con Gándara para unir sus trabajos.

No le pareció á Muñiz que estos señores tendrian nada sério, pues de sobra sabia que no contaban más que con paisanos; mas no creyendo que debia poner dificultad, participó á Gándara la pretension de Labrador, y se verificó la entrevista, que produjo una reunion más amplia el dia 24 de Marzo en la calle de Valverde, donde por repetidas instancias de los de Orense, se acordó el movimiento para el dia 26, sin tener en cuenta las poderosas razones de Gándara que les pedia ocho ó diez dias de espera hasta completar el armamento y municiones que para su gente necesitaba. Todo fué inútil, y se pasó á la cuestion del plan y designacion de jefes para los diferentes puntos.

Habia en la reunion lo más escogido y bravo de los jefes militares que entonces tenia el partido progresista, y proponia Gándara para el mando del Principal á D. Gregorio Villavicencio, gobernador que habia sido de Barcelona durante la insurreccion centralista; pero D. Miguel Ortiz Amor se empeñó en que habia de serlo un cafetero de la Plaza del Progreso, llamado Gallego, que decia tener 400 hombres dispuestos para la operacion, ponderándolo hasta el extremo de presentarlo como un nuevo Cid. Se dispuso que Buceta tuviera el Parque de Artillería, donde habia inteligencias, nombrándosc jefes militares para todos los distritos á Clavijo, Lopez Vazquez, Serrano Bedoya, Ametller y otros varios.

Gándara tenia sus armas y municiones diseminadas, y tuvo necesidad Muñiz de buscar en tan corto tiempo donde concentrar este material, cuya operacion llevó a cabo con actividad y precision, acompañado de D. Juan Antonio Rascon, alquilando precipitadamente dos casas; la una calle del Oso, 1, principal, y la otra de Lavapiés, 27, principal, donde se depositó en menos de veinticuatro horas, y con el auxilio de su gente, todo cuanto estaba en muchas casas particulares. Se puso al frente de la casa de la calle del Oso á un cuñado del Sr. Rua Figueroa, que en la noche del 26 murió en la Plaza Mayor, y tomó con padron supuesto la de Lavapiés un jóven carpintero.

EI. 26 DE MARZO EN MADRID

LXXXVIII

Los trabajos que acabamos de reseñar eran tan reservados, que nada sabia de ellos el gobierno, sólo sí que se conspiraba, lo cual dió fuerza á los partidarios de la resistencia para insistir con Narvaez en que adoptara esta politien como necesaria y salvadora; y aunque le halagaba, no se decidia el duque, porque veia á las personas que más consideraba del partido progresista en nua aetitud contraria á la revolucion armada: querian el triunfo de sus principios en el Parlamento, y decian, con razon, que mientras éste estuviese abierto, y hubiera periódicos, era seguro el venci miento, al que ayudaban los mismos sucesos que tenian conmovida la Europa, demostrando de una manera evidente el avanzado liberalismo de los pueblos, el cual, en vez de combatirle de frente, se debia encauzar y dirigir para que no se desbordara. Asi pensó tambien Martinez de la Rosa, diciendo ante la atemorizada y medrosa mayoría del Congreso, que eran precisas concesiones liberales para conjurar graves peligros, impugnándole l'idal y particularmente Rios Rosas, que se mostraba fogoso partidario de una politica de enérgica resistencia, distinguiéndose áun entre los más reaccionarios.

Luchaba Narvaez entre opuestas tendencias, y si bien le halagaba la ocasion que se le presentaba do demostrar que no era hombre que se dejaba imponer, y se consideraba con fuerza para vencer la insurreccion, lisongeándose de que habia de enseñar á la Europa á vencer las revoluciones, aún queria intentar un último esfuerzo antes de decidirse ó más bien pretender diestramento descubrir proyectos que sospechaba. Habíanle dicho que D. Luis Sagasti y Mendizábal conspiraban, y hasta les acusaron de hechos falsos, algunos de los cuales creia; les llamó y les dijo que, como hombre honrado y como caballero los juraba que habia querido y aún queria complacer á los progresistas deseando hacerles partícipes en la gobernacion del Estado, ó hacer que se pusieran en disposicion de alternar en el poder; que podia atestiguar sus propósitos con algunos progresistas, y aun con los principales del

« AnteriorContinuar »