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no interior de la ciudad, y que cuando les designaran como anhelaban sus sucesores, pudiera decirse que habian merecido bien de sus conciudadanos.

Tambien el jefe político recomendó á los barceloneses la reconciliacion y union, y que volviera cada uno á sus ocupaciones; y el capitan general, que no podia ménos de justificar sus últimas determinaciones, dijo á los mismos el 23, que cuando el 20 entró en la ciudad les anunció que su mision era de paz, pues deseaba su felicidad; que unidos todos los españoles fundasen una amistad fraternal para que empezase á florecer la nacion, y se conociese el reinado venturoso de Isabel 11; que amante de la industriosa Barcelona, procuró preservarla de los rigores de la guerra, y acordó á los obcecados que la defendian un convenio honroso y un olvido general de lo pasado, figurándose que aceptándolo, como lo hicieron, habria exactitud en el cumplimiento; pero que un puñado de hombres detestables quisieron originar su ruina; que el art. 3." del convenio nada fué para ellos, porque ni un sólo armamento de los cuerpos francos le entregaron, y menos cuidaron de que se le presentasen para recibir las licencias estipuladas; que tampoco cumplieron el artículo 8.o, que ordenaba la formacion de un depósito de los presidiarios hasta la resolucion de S. M., y lejos de cumplirlo, embebieron estos y los francos en las filas de la milicia nacional, anulando esta bella institucion y llenando de baldon y de infamia á las filas beneméritas de la patria; que anheloso de enmendar este error é impulsar el cumplimiento reciproco de la estipulacion, llamó á los jefes de la milicia, les indicó su desagrado por haber abrigado en sus filas á unos criminales, y les ordenó en vano presentasen relaciones de ellos; que suponia no podría haber español tan desnaturalizado que se complaciesc en fomentar la destruccion de su patria, engañando á la muchedumbre, amenazando la tranquilidad pública, dirigiendo grupos arundos de la milicia nacional sobre el barrio de Gracia, donde se dieron vivas à la junta central, renovándose la escena por la noche en la plaza del Rey, donde tuvo que presentarse para arrestarlos y castigarlos ejemplarmente; que el desarme de la milicia era para depurarla y organizarla con arreglo à las leyes cuando fuese conveniente; que nada omitiria para cimentar el órden, la paz y la felicidad pública; que desgraciado de aquel que quebrantase las leyes ó intentase perturbarlas; la perpetracion del delito

y la ejecucion del castigo serian simultáneas; que los catalanes de todos los matices politicos olvidasen la divergencia de sus opiniones pasadas, recordando que eran españolos, y que sin union la industria perecia, las artes se aniquilaban, y que las fortunas terminaban; que toda su ambicion se fundaba en su tranquilidad presente y futura, estando dispuesto á nada omitir para consolidarla, haciendo castigar en el acto á todo el que procurase alterarla.

Durante el asedio se arrojaron à la ciudad sobre 14,000 proyectiles, los cuales y el fuego de fusileria produjeron unos 340 muertos y pocos más heridos.

Dol estado de ingresos y gastos publicado por el Tesorero de la junta D. Vicente Soler, resulta que desde el 2 de Setiembre al 20 de Noviembre en que fué ocupada la plaza, ingresaron en la Tesorería de la junta, por los diferentes conceptos que se 1.355,821 rs. 9 mrs. 4.355,516. 17

expresan..

Y se gastaron.

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Resultando un saldo contra la caja de...

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Mr. Lesseps, que on 1841 sc interesó tanto por los barceloneses, y tan activo y humanitario se mostró para aninorar los estragos del sitio, lo cual le valió tantos aplausos y recompensas, en osta ocasion so retiró á la Barceloneta, y apenas tuvo una palabra en favor de la humanidad: ¿qué extraño, pues, se crea que en 18-12 servia al gobierno de Luis Felipe, favoreciendo la causa de la insurreccion contra Espartero, y ahora prestaba el mismo servicio ayudando al gobierno?

En cambio á D. Pedro Oliva, cónsul de Grecia, como español y amante de la humanidad, tuvo esta y los barceloneses mucho que agradecerle.

SITIO Y RENDICIÓN DE FIGUERAS

XXVI

La rendicion de Figueras importaba y urgia, y para conseguirlo más en breve, Sanz, acompañado del jefe de estado mayor Lasauca, se embarcó en Barcelona, llegó el 1.° de Diciembre á aquella villa, asentada en deliciosa llanura entre los rios Muga y

Manol, i la falda de una eminencia, sobre la cual está el castillo de San Fernando; activó los trabajos de sitio, intimó la rendicion, mediaron tratos y conferencias, y de resultas de la efectuada en la tarde del 4 entre Ametller y Sanz, en la carretera del castillo, que duró hora y media, se suspendieron las hostilidades; pero exigiendo los sitiados la conservacion de los empleos, grados y condecoraciones concedidas por la junta, colocándoles en sus respectivos destinos, mediante la aprobacion de S. M.; que la milicia nacional de Figueras conservaria sus armas sin estar sujeta á reorganizacion bajo pretexto alguno: incomodaron al general tales exigencias, regresó el 6 á Barcelona, y volvieron á romperse las hostilidades, tronando el cañon, produciendo nuevas victimas y especialmente ruinas, siendo muchas las casas destruidas en el horroroso fuego que hizo la plaza sobre la villa el 8 y 9 -Diciembre.

Acudieron más fuerzas de Barcelona, hizo Prim ir á Figueras la familia de Ametller y de muchos de los que con él estaban, con objeto de contener á los que bombardeaban la poblacion; temiendo tanto más los de la villa, cuanto que Ametller al recibir rep:ros de Sanz á algunas de las adiciones y modificaciones á los proyectos de convenio que habian mediado, manifestó que dichos reparos y la amenaza firme de que si á las siete de la mañana del 6 no obtenia contestacion de adherirse clara y terminante al convenio, quedaba anulada la negociacion, y rotas para siempre las hostilidades, habia cansado en su ánimo la indignacion que hace en el pecho de los libres el ver que quiere sujetárseles á un acto que por sus circunstancias es humillante y deshonroso. Antes de suscribir á él, sabrán perecer entre las ruinas de esta fortaleza todos los valientes que la defienden. Ruja, pues, el cañon, ya que se niega V. á conceder lo que justamente se reclama, por quienes en vez de delinquir llenaron un deber sagrado para con la causa de la libertad. Esto supuesto, si antes de las siete de la mañana del dia 6 que V. mismo fija, no me manifiesta hallarse dispuesto a modificar los citados reparos, quedarán rotas las hostilidades, pues el guante que con arrogancia arroja V. ha sido recogido con la serenidad que distingue á los hombres esforzados. Dios guarde á V. muchos años.-San Fernando de Figueras 5 de Diciembre de 1843, á las doce de la noche.-Narciso do Ametller. -Al jefe de las fuerzas del bloqueo de esta fortaleza.»

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Á la una de la noche le recibió Sanz, y contestó á las dos serle en extremo sensible que no fuera compatible con sus deberes la concesion de los articulos 2.", 4.0, 6.° y 14.° del convenio que le remitió, no pudiéndose comprometer á otra cosa respecto al 2.o 6.o, que contribuir con toda su influencia á que la benignidad de S. M. ampliara las concesiones que él tenia hechas. Por lo que respecta al artículo 4.°, V. mismo conoce que no me sería posible acceder á él sin comprometer la tranquilidad pública, que á cualquiera costa estoy dispuesto á conservar. Resta el artículo 14." que no es posible conceder como está redactado sin dar lugar á monopolios que desco evitar; admnito si el que V. me dé una relacion de los pueblos que hayan adelantado ó satisfecho pagos por orden de la junta ó al gobierno de sus delegados, cuyos pueblos, presentándome en el acto sus recibos, se les cangeará dándoles las credenciales de resguardos competentes. Por lo demas, sólo una susceptibilidad excesiva puedo hacer que V. vea una amenaza en el final de mi comunicacion, que sólo envuelve y marca el testimonio ordinario de toda capitulacion que no es admitida, y es el rompimiento de las hostilidades, que para tratar de ellas, habian quedado interrumpidas, como quedaron, entre nosotros. Siguiendo, pues, en la misma idea, y bajo el mismo piẻ, reitero á V. que à las siete de la mañana quedan rotas y nulas nuestras relaciones, si antes no son admitidas por esa guarnicion, tales cuales se las tengo concedidas.

A las seis y media contestó Ametller que careciendo Sanz de las facultades que expresaba para otorgar los articulos 2.o y 6.o, pasase á Madrid una comision de la guarnicion y patriotas para negociar con el gobierno, suspendiéndose en tanto las hostilida

(1) Los siguientes: 2." La fuerza del ejército será destinada á cumplir el tiempo do su empeño á los regimientos del arma que se les destine dentro de la península, sin que bajo ningun concepto les pueda servir de nota ni pararles perjuicio alguno su adhesion al pronunciamiento último.-4. Los batallones, compañías y partidas de nacionales regresarán armados á sus respectivos pueblos con el correspondiente pasaporte, sin que puedan ser desarmados ni quedar sujetos á reorganizacion, por el hecho du haberse adherido al pronunciamiento.-6. Los jefes, oficiales y demas empleados, así civiles como militares, conservarán sus empleos, grados, honores, condecoraciones y demas prerogativas que por ellos les corresponden.-14. Á los ayuntamientos constitucionales de esta provincia les serán abonados los cupos de contribu ciones que han pagado en virtud de órdones de la junta de gobierno ó disposiciones ewanadas de la misma.

des; á lo que respondió el general á las siete y media, que ordenaba el conde de Reus que á las nueve quedaban rotas las hostilidades.

Despues del cañonco expresado, estrechó Prim la línea del bloqueo, más eficaz con la llegada de refuerzos; so reanudaron las negociaciones; conservaba el nunca abatido espiritu de los sitiados la creencia de lo que algunos periódicos decian, que peligraba la Constitucion y se pretendia casar á la reina con el hijo de D. Cárlos; dirigieron una alocucion en este sentido el 16 al ejército de Prim, varios soldados y nacionales del castillo, y firmes, cada uno en su puesto, al grito de libertad en una y otra parte, tronaba el cañon, y aclamando unos y otros á Isabel II constitucional, se mataban cruentos, siendo feroz el luchar del 21.

En la mañana del 23 llegó el baron de Meer á Figueras con alguna artillería de grueso calibre y considerable número de proyectiles y sobre cuatro batallones, é impidió enseguida toda comunicacion con los sitiados.

Se reanudaron las negociaciones; intervinieron en ellas don Pascual Madoz, y Ovejero, que conferenciaron con el ministro de la Guerra, que hizo las modificaciones posibles, y prévia capitulacion del 11, quedó el 13-Enero 1844— el castillo de San Fernando de Figueras en poder del baron, con artillería, pertrechos, viveres y más de 3,000 fusiles: firmando la capitulacion Meer y Ametller.

Graves acusaciones se dirigieron contra Prim, especialmente por el Sr. Balari, al que habia perdonado la vida; pero el Sr. Guiİly y Ramirez estableció la verdad de los hechos en la prensa, y el mismo conde de Reus se sinceró en pleno Congreso el 21 de Noviembre de 1850.

El 16 de Diciembre se despidió el general Sanz del ejército y habitantes de Cataluña, para ser reemplazado por el baron de Meer, habiéndolo sido antes el jefe politico por el general D. Ricardo Schelly, que se anunció a los barceloneses para consagrarse á su felicidad.

El baron dijo placentero el 19 á los catalanes, al encargarse por segunda vez del mando de aquel ejército y principado, que

"Los pormenores de este incidente, pueden verze en la Historia del general Prim, por el Sr. Orellana, impresa en Barcelona.

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