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traño que persona tan competente en todo aquello que emprendia, calificára de aragonesas palabras que pasan por castellanas, como asnallo, balsamina, cadillo, camomila, ceba dilla, ginesta, margarita, regaliz, sosa, luca, anadon, andario, becada, calandria, chorlito, dogo, gavilan, lechuza, pajarel, perdiguero, picaraza, polla de agua, pulgon, saboga, tordo, triquero, verderol y otras. Colocónos esto en la dificil alternativa, ó de aceptar por aragonesas bajo la fé de quien, puesto que filólogo, al cabo no se distinguió como etimologista, palabras que no solo la Academia pero aun los hablistas castellanos han considerado de uso general entre los españoles; ó de desairar, sinó, el voto calificado de un literato dedicado con ardor á las ciencias naturales y conocedor por si mismo de los nombres conque la ciencia y el vulgo designan cada cual los objetos de la naturaleza. Pero nuestra imparcial eleccion ha estado en favor del habla comun española, no solo por el mayor crédito que nos merecen las muchas y buenas autoridades que contradicen la absoluta de Asso, sino por otra consideracion que, favorable como lo es á Aragon, no podemos escusarnos de aducirla.

De esas voces, hoy todas castellanas, supuesto el admitirlas como tales la Academia, las hay, como balsamina, cadillo, calandria. cebadilla, chorlito, dogo, gavilan, ginesta, perdiguero, pulgon, regaliz, saboga y sosa, que ya se hallaban incluidas en la edicion principe del Diccionario publicada en 1726 por aquella corporacion literaria, y no se concibe cómo pudo desentenderse de esta autoridad el naturalista de Asso: pero hay otras, y á la fé muy bellas, como andario, asnallo, camomila, margarita, pajel, picaraza, polla de agua,

tordo, tuca y verderol, que no tenian cabida en aquella edicion (58), que en Aragon eran ya muy usuales, y que hoy han pasado al fondo comun de la Academia, sin que de nuestra parte quepa contra esto reclamacion alguna, como quiera que todos los idiomas viven de esos cambios mutuos, principalmente cuando la lengua de una nacion prevalece (como su política) sobre los dialectos de las provincias que vienen á constituirla.

Pero hay que considerar como aragonesas algunas palabras que, si bien incluidas como castellanas en el Diccionario general de la lengua, no puede negarse que son de uso constante, popular, y, por decirlo asi, privilegiado en Aragon, mientras lo tienen muy raro ó ninguno fuera de él, pudiendo asegurarse desde ahora que, pasado algun tiempo, y cuando ya la Academia forme la conviccion en que nosotros nos hallamos, habrá de conservarlas en su Diccionario con el caracter esclusivo de provinciales de Aragon (59). Aqui, en efecto, se dice suplicaciones por barquillos como en el Desden con el desden; no marra por no falla como en las farsas de Lucas Fernandez; aturar, como en Berceo «Abrán con el diablo siempre á aturar,» y como en

(58) Terreros, cuyo diccionario se publicó en 1786, incluyó las palabras andario, cama-mira, margarita, pajarel y tordo: la primera de estas voees fue incluida en varias ediciones de la Academia y en el Diccionario de Valbuena, pero dejó de serlo desde 1832.

(59) En la edicion de 1822 la palabra buro no se halla, abadia está como provincial, cocote como aragonesa, apellido y arguellado como castellanas: en la de 1843 y 1852 buro y apellido están como aragonesas, abadia y cocote como castella nas, alguinio y arguellado de ninguna manera. En la edicion de 1726 hay palabras calificadas como aragonesas, que despues han quedado fuera de las ediciones sucesivas; otras que alli no se hallan, como amanta y amprar y que despues vemos como castellanas; otras, como bécada, que alli se indican como aragonesas y despues han sido naturalizadas en Castilla. En la edicion ùltima (1852) abejera está como castellana: aliron y azarollo no se hallan sino en las últimas ediciones.

Lorenzo de Segura «Anda cuemo ruda que no quiere aturar;» amanta, amprar, arguello, arramblar, caño, malmeter, masar, paridera, punchar, rematado, vencejo, y otras varias. (60) que se usan frecuentemente entre nosotros, y de las cuales y otras ya notó Capmany que algunas, como aturar, cal, dita, malmeter, ostal y pudor, eran á un tiempo de Cataluña y de Castilla.

De entre las palabras verdaderamente aragonesas aunque de apariencia castellana, de entre las palabras que, á cambio de otras citadas y consentidas como castellanas, tenemos que revindicar como nuestras y solo nuestras, citaremos mas detenidamente, por ser de las mas vulgares en nuestro pueblo llano y solo en él, la famosa espresion impersonal no me cal (no te cal, no le cal) en significacion de no me importa, no me conviene, no me es menester, no me cumple, no tengo que etc., cuya frase, que no traen ni Covarrubias, ni la Academia en su Diccionario grande, ni el jesuita Terreros, ni Rosal en su Diccionario manuscrito, se halla autorizada en nuestros dias como castellana por la Academia de la lengua, pero usada como aragonesa por solo nuestros labriegos.--En el poema del Cid hablando este de los Infantes sus yernos dice Curiellos quiquier ca dellos poco min' cal, y mas atrás Si el rey me lo quisiere tomar, á mi non minchal: en el l'oema de Alejandro se leenon te cal ca se vencires non te menguarán vasallos, y en otra parte Mas quequier que él diga á mi poco me cala en las

(60) Entre ellas casi todas las que D. Mariano Peralta incluye en su Ensayo de un Diccionario aragonés-castellano, suponiéndolas verdaderamente aragonesas, y que nosotros acogemos en el nuestro señalándolas con una indicacion particular, mas sin habernos atrevido á igual licencia, como quiera que respetamos la autoridad legislativa de la Academia.

poesias atribuidas (61) á D. Alonso el Sabio tambien en

contramos

E si vos veis este fuego

non vos otras cosas calen;

en el Laberinto de Juan de Mena

Mas al presente hablar no me cale;
Verdad lo permite, temor lo devieda;

en las poesias de A. Alvarez Villasandino:

Ya non me cal
pensar en al;

en las farsas ó cuasi-comedias de Lucas Fernandez n'os cale desemular; y, lo que es mucho mas notable, en las epístolas del obispo Guevara, predicador de Carlos I, «no le cale vivir en Italia el que no tiene privanza de rey para se defender.>>

Pero aunque las autoridades que llevamos citadas han podido influir en la Academia para la admision de esa voz, que sin embargo no vemos incluida en el gran Diccionario de autoridades de aquella corporacion, ni tampoco en el de Terreros publicado en 1786, debemos advertir que quienes la han conservado sin interrupcion son los aragoneses, desde que (á nuestro parecer) la tomaron de los provenzales, en cuya poesia se halla usada repetidas veces, asi como la tienen el idioma italiano en calere, el francés anti

(61) Su lenguage no tiene ciertamente todo el aire de antigüedad que corresponde á su época, y de otra parte son muchos los que hau puesto en duda la autenticidad de algunas obras del rey sabio, entre los cuales recordamos á Berganza, D. Tomas Antonio Sanchez, y Quintana.

guo en chaloir, el catalan en caldrér, y, aun forzando un poco la analogia, el latin en calescere, agitarse, moverse, pudièndose decir no me mueve, no me agita, no me domina, no me dá cuidado, no me importa. Del uso lemosin no puede dudarse al leer en una cancion de Pedro III no m' calgra no me seria necesario, y en un poema anterior (62) perleneciente á los primeros años del siglo XIII y publicado y traducido recientemente por Fauriel

Per Dieu, n' Ugs, ditz lo coms, nons clametx que nous cal. Por Dios, D. Hugo, dijo el Conde, no os quejeis, que no os conviene. y mas adelante al verso 4844

A la meridiana quel soleilhs pren lombral
el baro de la vila estan á no men cal.

esto es «al mediodia, cuando el sol penetra en todo sombrío
y los defensores de la ciudad estan descuidados» ó «no es-
tán sobre las armas,» como viene á decir Fauriel, ỏ «estan
en un no me importa,» si fuera posible traducir asi aque-
lla espresion que de todos modos indica el abandono.
Y finalmente, verso 4913

Mas non aia Belcaires temensa que nolh cal.

que Fauriel traduce,,Mais que Beaucaire n'ait plus de crainte; il n'en doit pas avoir" y que en castellano se puede espresar diciendo,,Pero no tema Beaucaire, pues no debe, pues no le corresponde, pues no tiene motivo, pues no tiene por qué."

(62) Tiene por objeto la Cruzada contra los albigenses que empezó en 1204 y acabó en 1219; fué escrito en el mismo tiempo de los sucesos, se atribuye å Guillermo de Tudela, y se ha publicado oficialmente en Paris en 1837.

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