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Fragmento de mármol blanco, de la misma procedencia que el anterior. Letras augusteas, de 0,07 de altura. La inscripción contiene parte de una A, una R entera y la mitad superior de una M. ¿Indicaría el nombre geográfico de esta ciudad?

LOS CORRESPONDIENTES DE LA HISTORIA EN CARMONA.

Un signo misterioso.

To the Rev. A. F. A Woodford, M・ A·

P. G. C. of England.

Memoria leida ante la Sociedad Arqueológica el

22 de Junio de 1888.

X

Señores:

Se da el nombre de reloj de arena á un antiguo signo cabalístico, compuesto de dos triángulos superpuestos y unidos por los vértices. El significado de esta figura misteriosa no se ha llegado todavía á comprender bien, no obstante que se la conoce desde los tiempos más remotos.

El reloj de arena ó la figura que lo representa se encuentra grabado sobre los sillares de los monumentos más antiguos, alternando con otros varios signos, por ejemplo, la estrella de cinco y de seis puntas (Pentalpha, Hexapla), la línea, la flecha ó dardo, el cuadrado, el delta ó triángulo, las paralelas unidas por una diagonal, el círculo, etc....

Mediante el estudio de estos signos se ha querido probar la existencia en la antigüedad de una hermandad ó asociación de arquitectos, maestros de obras y albañiles, todos los cuales se supone tenían necesidad de reunirse y concentrarse, ya para evitar la divulgación de un secreto profesional, ya para honrar á una divinidad cualquiera, ya, por último, para confeccionar reglamentos que tendieran al bienestar de todos los iniciados. A esta antiquísima asociación hacen remontar su origen los francmasones modernos.

Algunos autores empéñanse en escudriñar el fondo de esta cuestión por demás obscura; pero se esfuerzan y trabajan en vano.

Los conocimientos que se tienen sobre el particular son muy insuficientes; y los sabios de todos los tiempos han girado siempre sobre una serie de suposiciones, muy ingeniosas, pero que no prueban ni resuelven nada.

Se cree con algún fundamento que los signos en cuestión dan idea de un misterio profesional entre los antiguos, misterio que debía referirse al arte arquitectónico.

Así como los fenicios ocultaban al resto del mundo sus conocimientos marítimos, conocimientos que eran el nervio de su poder y preponderancia, y los egipcios no comunicaban más que á los sacerdotes sus misterios religiosos y los numerosos secretos que poseían en Astronomía y Medicina, de la misma manera creemos que el arte de construir debió tener sus iniciados desde los primitivos tiempos.

Esta supuesta asociación de alarifes existía aún en toda su fuerza durante la Edad media, desapareciendo no se sabe cuándo ni cómo, si bien es de advertir que los signos que usaba tienen mucha analogía y parecido con los de los antiguos, especialmente con los ro

manos.

Sobre este particular nada dicen los autores latinos, lo cual hace suponer si ignorarían todo lo á él referente, por más que no es de extrañar del todo, en atención á que nada nos hablan tampoco de los otros misterios de su tiempo, de grande interés para nosotros, tales como los del Egipto y los concernientes á los druidas, gente de costumbres las más extrañas, y de las que se maravillaban los autores latinos, aunque sin darse de ellas explicación satisfactoria. En efecto; no será por los comentarios de César ni por las obras de otro autor clásico por lo que vengamos en conocimiento de lo que son y significan esos monumentos llamados célticos ó

druídicos, muchos de los cuales existen todavía. Del mismo modo serinútil recurrir á los autores latinos para ahondar en los misterios dá esos famosos templos griegos y romanos, ni para adquirir una idea clara de lo que fueran los oráculos de Delfos, Argos y Olimpia. En la antigüedad, la ciencia se amparó siempre de un motivo religioso para imponerse al vulgo ó á las masas; y se sabe que durante la Edad media cada cuerpo profesional tenía su santo patrono ó protector, habiéndose refugiado los sabios en los claustros y celdas de los monasterios, asilos sagrados del saber humano en esos siglos de atraso é ignorancia.

Nada más extraordinario que la existencia de estos signos misteriosos sobre casi todos los monumentos antiguos. Vémoslos en los corredores de las Pirámides, en los muros subterráneos de Jerusalén, en Herculano y Pompeya, en las murallas romanas y templos griegos, sobre los edificios del Indostán y el Asia menor, en México y en el Perú mismo. Encuéntraselos también sobre las grandes ruinas más modernas de Inglaterra, Francia, Alemania, Escocia, España, Italia y Portugal (1).

Todos los escritores que con más o menos detenimiento han estudiado este punto, están conformes en que los tales signos son marcas particulares de que se servían los canteros para señalar el trabajo ejecutado por cada uno y poder justificar el pago á que tenían derecho. Un autor inglés, Mr. E. W. Shaw, el cual haprofundizado lo más posible en el estudio de estos signos, nos dice que en los primeros tiempos sólo se usaban letras ó cifras y números propios de la lengua de los trabajadores que los pusieron, y que después se emplearon signos simbólicos. En conformidad con lo que asegura Mr. E. W. Shaw, se observa que las marcas más antiguas son letras de los alfabetos griego, fenicio, rúnico, etc.

La figura del reloj de arena es simplemente el coph fenicio, y se encuentra entre los primitivos caractéres escritos de los iberos. El reloj de arena, vertical ó de pie, se ve en las inscripciones de las medallas correspondientes al Norte de España; por el contrario, el reloj en posición horizontal se halla en las monedas propias de la Turdetania y la Bética. Mr. de Sanley nos dice que la pronunciación de esta letra era igual á la de la G fuerte y aspirada. D. Antonio Delgado asegura tener una pronunciación semejante á la de la Q latina, su

(1) Keuuing's Masonic Cyclopædia.-Edited by the Rev. A, T. A. Woodford M. A.P. G. C. of England London 1878.

poniéndola siempre acompañada de la letra V, por ejemplo, la leyenda de la medalla ibérica de Contrebia, que consta de seis signos, cuyo equivalente en caracteres latinos es como sigue: QNTHREBA (1).

En vista, pues, de las opiniones expuestas, nos inclinamos á ver en el signo llamado reloj de arena, que está grabado sobre los sillares de las antiguas construcciones, una letra fenicia ó ibero-fenicia cuya pronunciación será entre la C, la K, la Q y la G. Respecto á la mayor parte de los otros signos, los creemos también de origen fenicio; pero no nos atrevemos á entrar en más explicaciones, á causa de la grande obscuridad que los rodea.

Por regla general, en Carmona se han perdido las marcas de los sillares romanos, sillares que son de una piedra porosa, poco duradera, y en la que el tiempo se ha encargado de grabar otros signos que producen la mayor confusión en el hombre erudito, á poco que éste se halle dotado de alguna imaginación. Pero si no existen, que sepamos, marcas romanas, en cambio hay muchas de otros alarifes de tiempos más modernos.

En las ruinas del Alcázar de Arriba, por ejemplo, se ven signos de dos épocas diferentes: los más antiguos, sobre la gran muralla del Este, son muy desemejantes á los usados por los romanos y españoles de la Edad media, y deben reconocer sin duda un origen árabe: los más modernos están sobre las dos grandes torres del recinto interior y en el hermoso y acabado fuerte para cañones que defiende de los ataques procedentes de la ciudad al ángulo Noroeste del Alcázar. Los segundos de estos signos representan el triángulo, la cruz, la flecha, el sol (compuesto de cuatro rayas entrecruzadas en el centro), el circulo, la estrella y el reloj de arena. Este último signo tiene en ocasiones una cruz encima, circunstancia que no autoriza, sin embargo, á concederle abolengo cristiano, en atención á que desde mucho antes de Jesucristo se conoce otro signo que consiste en un triángulo con una cruz también encima. El fuerte y las dos grandes torres de que hablamos son del tiempo de los Reyes Católicos; por tanto, los signos que allí hemos encontrado pertenecen á una época relativamente moderna. El trazado y construcción de estos baluartes, del fuerte en particular, son obra modelo en su género, y tienen grande importancia para la historia de la artillería.

A primera vista descúbrese que el fuerte debió ser obra de un (1) Medallas autónomas de España, por D. Antonio Delgado.

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